Partida Rol por web

Llegáis al pueblo de Punta Arena justo después del amanecer, cuando están a punto de empezar los actos del Festival de las Mariposas, la Sociedad Pathfinder os ha enviado a vosotros, agentes novatos, para establecer contactos en esta joven comunidad y posibles nuevos contratos.

Por los comentarios locales escucháis que la alcaldesa Kendra Deverin está a punto de empezar el discurso de bienvenida.

- Bienvenidos todos al pueblo de Punta Arena, hoy conmemoramos nuestros cuarenta y dos años de historia, con el celebración del festival de las mariposas en honor a Desna nuestra patrona y al consagración después de cinco años de trabajo de su catedral, me alegro mucho de ver a tantos visitantes e incluso a Larz Rovanky, que ha sido capaz de salir de su negocio y venir a vernos (risas del público) - comenta la madura pero aún así jovial alcaldesa, contagiando su alegría al público. En un momento un hombre más serio sube al estrado.

- Soy Belor Cicuta, el alguacil, recuerdo a todos que no se acerquen demasiado a la hoguera central cuando sea encendida, y que todo el mundo se divierta sin necesidad de peleas y respetando el mobiliario - en ese momento el rostro del curtido guerrero se pone aún mas serio - ahora vamos a guardar un minuto de silencio por el desgraciado incendio del templo de hace cinco años...

El ambiente se pone algo mas sombrío entre la multitud al ser mencionado el incendio, pero al pasar el minuto de silencio surgen murmullos, por lo visto un noble local llamado Lonjiku Kaijitsu debería ser el siguiente en hablar, pero parece que no ha aparecido, algo común en un hombre algo arisco según los parroquianos.

Enseguida se hace cargo de la situación un artista local llamado Cyrdak que con humor y anécdotas varias invita a todos a pasar por el teatro local para ver su nueva obra La maldición de la Arpía, con una gran diva en el escenario, lo que arranca grandes vítores de todos.

La última persona en subirse es el padre Zantus.

- Bienvenidos todos, hoy por fin culmina el trabajo de cinco largos años desde que por desgracia me tuve que hacer cargo de nuestra parroquia, con la ayuda de cada buena persona de Punta Arena y la bendición de Desna hoy de nuevo tenemos un lugar de culto adecuado, y por ello animo a todos a disfrutar de la música, la comida y todo lo que nos ofrece este gran día, con la bendición de Desna que hoy sea un día muy feliz y para recordar!

La genta aplaude atronadoramente y enseguida se pone a disfrutar de las actividades, incluidos vosotros.

Iba muy pegada a los demás, mirando todo con ojos muy abiertos y una sonrisa infantil. Con una mano se sujetó la trenza mientras que con la otra dijo con voz cantarina y alegre -¡Mirad mirad! ¡Tiro con arco! ¡Y una prueba de fuerza! La victoria fue como la dulce miel en vuestros labios al participar.

La joven aún no había dicho como se llamaba, en vez de eso se limitaba a encogerse de hombros con una sonrisa, no tengo nombre, llamadme como queráis eran sus respuestas algo avergonzadas ante las preguntas. Sin embargo y a pesar de su tamaño menudo poseía una energía y entusiasmo por todo lo que la rodeaba envidiable y, su forma extraña de hablar en la que parecía incapaz de controlar el tiempo en el que se encontraba no parecía reñido con una mente llena de conocimientos de todo tipo.

A pesar de su rareza la joven también era muy cercana, había intentado abrazar a todos al verles y siempre buscaba el contacto físico, una mano en un brazo o en el rostro, un abrazo o incluso una sonrisa si eso no era posible. Y cierto es que posee cierto encanto y magnetismo que a menudo parecen lograr romper barreras y que los demás bajen la guardia ante ella.

Trakka caminaba relajada, con las piernas dando largos pasos siempre por delante de su cuerpo y sus manos apoyadas en la gruesa hebilla de su cinturón. Estaba contenta y tranquila por estar de paseo en un pueblo tan bonito y pintoresco y acompañada de otros agentes pathfinder. La semiorca escuchó los diferentes discursos y sonrió ante le puya de la alacaldesa, se puso un poco más seria cuando habló el alguacil y por último, sintió que el corazón se le aceleraba cuando el padre Zantus mencionó el gran fuego que había destruido el anterior templo.

Trakka podía visualizar las enorme llamas, famélicas, hinchadas y engordadas por la madera de las vigas, alzándose hacia el cielo como puñales en la oscuridad...

-Cough, cough! -Carraspeó un poco para quitarse la imagen de la mente. 

Entonces escucho las palabras de misteriosa (así la llamaba ella) hablando sobre proezas físicas. Al principio, iba a declinar participar en niñerías para paletos de pueblo pero, luego vió las dianas del tiro con arco. Todo el mundo parecía pasárselo muy bien y disfrutar con aquellos sencillos placeres, así que pensó ¿Por qué no?

-A mí me gustaría probar con el tiro con arco si no tenemos mucha prisa por la misión - dijo en voz baja con su clásica timidez.

Alistar llevaba todo el camino tranquilo, conociendo a sus nuevos compañeros pero sin ser entrometido. Poco a poco ellos tambien habían podido darse cuentas de detalles del anciano... elfo? Parte de su cara estaba cubierta con cicatrices con formas rituales, desfiguradole ligeramente, aunque por alguna razón una tupida barca poblaba su rostro. ¿Semielfo, quizás? Las puntas de sus orejas no eran ninguna indicación, estaban quemadas, casi como si hubieran sido congeladas y luego cortadas de alguna forma, la agonía producida casi palpable al mirarlas. Por otra parte, su apariencia grande y fornida, de un bárbaro de las montañas, claramente hacía contrapunto con los esfuerzos que tenía que hacer para ciertas tareas nimias, como escalar o simplemente mover su equipo de un lugar a otro, al parecer aquejado por algún tipo de debilidad. Aún así solía ser afable y tener una buena palabra para todos, incluida la menuda joven, con la que parecía disfrutar sobremanera al verla emocionarse por las cosas más mundanas. Pero en las escasas ocasiones en las que el magus se enfadaba parecía como que la temperatura bajase algún grado, y un viento frío parecía converger en él desde un lugar lejano, dejando tras de sí una sensación de intranquilidad.

Alistar, tocandose en bastante vacío saco donde debería estar su dinero, mira en derredor, preguntandose si habría algún premio en metálico...

-Quizás seas buena idea, Trakka - dice amablemente, en voz suave que contrasta con su apariencia - Iré contigo, si no te importa. - mientras comienza a arrastrar los pies en dirección al concurso de arquería...

El "hombre del mono" se mantuvo en silencio mientras se acercaban a, pueblo, más preocupado porque sus compañeros aceptaran a "Ruperto", el joven gorila que caminaba a su lado, que porque lo aceptaran a el mismo - Aunque no lo crean es casi humano - solía comentar. Y lo cierto es que el cuadrumano realmente lo parecía.

Ya la noche anterior, había sorprendido a todos los presentes cuando Geache preparó dos pipas de tabaco, encendió ambas con un rápido gesto de  su dedo índice y le pasó una al simio. Este se puso a fumar con deleite acompañando a su amigo - Desde el día que me vio hacerlo quiso imitarme. Y si no le preparo una para el, trata de sacarme la mía, así que opté por tener una para el - se explicó, mientras todos los presentes miraban al simio con curiosidad.

Como solía pasar una vez que pasaba la novedad, Ruperto parecía ser aceptado. Seguramente ayudaba su forma humanoide, pero lo cierto es que el mono parecia más humano que muchos de los seres que solían encontrarse en los caminos y ciudades.

- Yo también quisiera probar - aseguró Geache, recordando sus tiempos de proveedor de comida para su pueblo - Supongo que debe ser más sencillo acertarle a unas dianas que a un animal en movimiento. Aunque a veces los nervios de  una competencia juegan una mala pasada - tuvo que reconocer - Rup, ven conmigo - le indicó a su compañero animal mientras seguía los pasos de la semiorca y el anciano

El viaje había resultado corto en compañía de quienes serían sus nuevos compañeros. Había una gran diferencia entre las personalidades, algunas tímidas y silenciosas, otras con una chispa extra de alegría. Pero sobretodo, parecía haber aceptación y amabilidad, lo que la paladina había disfrutado enormemente. Era como seguir en casa, pero con otros rostros.

Ella a su vez no había tardado en hablarle de ella y su familia. Su padre era carpintero y su madre una elfa del bosque; tenía dos hermanos, uno menor y otro mayor. Ella era la del medio. Les habló de Saranrae, llevando su mano al símbolo sagrado de madera y sonriendo cuando mencionaba el nombre de la Luz, pero no se extendía en sus palabras.

La alegría que se respiraba en Punto Arena era maravilloso, y no fue difícil que se le contagiara el buen ánimo. Sonrió a la joven que se había presentado sin ningún nombre, aún intentándo acostumbrarse a su forma de hablar. Se le ocurría que tal vez el común no fuera su lengua natal y por eso se confundía con los tiempos. Trakka, el señor Aurelius y Geache con Ruperto parecían interesados en el tiro del arco.

-Podemos hacer ambas cosas, compañera.- Dijo hacia la semiorca con gran sonrisa. -Nos han encargado hacer contactos y conocer la región, ¡que mejor manera que hacerlo entre risas y juegos!- Aunque teniendo en cuenta su torpeza con arcos y ballestas, no creía que el tiro al arco fuera su mejor opción. Viendo que comenzaban a alejarse, la paladina los llamó un momento. -¡Hey, un segundo! ¿Qué les parece si hacemos lo siguiente? Disfrutemos de la feria, no hay problema si nos dividimos, y nos reencontramos en este punto al mediodia paa almorzar.- Señaló la entrada a la taberna más cercana. Se tronó los dedos y el cuello, divertida. -Quiero ver si hay algún juego de pulsadas por aquí. ¿Tú que quieres hacer, Alassë? ¿Me acompañas o quieres ir con ellos?- La última pregunta iba para la joven sin nombre; Idarie había estado probando con distintas palabras en élfico para ver si la chica reaccionaba a alguna de ellas, ese día estaba probando con "Gozo".

Si la erudita se había dado cuenta de su "nuevo nombre" no dio señales de ello, en vez de eso se dedicó a tararear mientras los demás se alejaban mirándoles con una sonrisa alejada de la realidad.

Fue entonces cuando en su mente llegó el concepto - ¿Me acompañas o quieres ir con ellos?- y miró a su alrededor. Quedaba claro que se refería a ella pero Idarie parecía referirse a ella de una manera extraña. Aún así con una sonrisa dulce se acercó a la semielfa dijo -¡claro vamos!

Tuvo que contener sus ansias de abrazar a la semielfa, también de coger su mano como si fuese una niña pequeña, la última vez la armadura y los guanteletes habían sido fríos, duros y... vacíos.

¿Quien o que es Alassë?- terminó por preguntar ya que no reconocía ni el idioma ni la palabra si era un nombre.

La paladina volvió a reír al escucharla. -Es un nombre élfico, quiere decir Alegría o Gozo. Eres una chica muy alegre, pensé que ese nombre podría gustarte. Hm, ¿qué opinas de Alma? ¿o Heren?- Agregó, mientras buscaba algún juego donde poner a prueba su fuerza y conocer a los habitantes de la ciudad. Sonrió un poco ante una idea. -¿Qué opinas de Mystery? Ya Trakka te llama así. Podemos hacerlo mas corto, ¿Mys?- Sugirió.

El Aasimar seguía tan confundido como el resto respecto a la actitud de la extraña que era parte del grupo y no respondía a ningún nombre en particular. Debía reconocer que su manía de tocar a todos los presentes era cuanto menos curiosa. Pero también que lo había intentado incluso con Ruperto y, para su sorpresa, el mono no había reaccionado mal.

- A mi también me gusta Mystery - reconoció - creo que es el nombre justo para ti. Es mejor que la-sin-nombre - añadió algo avergonzado de no tener una propuesta mejor.

- De cualquier manera me gusta la idea de encontrarnos aquí en un rato - le responió a la paladina - Asi Uds. prueban su fuerza y nosotros nuestra puntería -

La joven medita las palabras tanto de la paladina como de Geache y dice con incertidumbre aunque mezclada con diversión al pronunciar su "nombre" -no se Jotaka, mi profesión ya implicará misterio a raduales, secretos y conocimientos que es mejor no divulgar, preferí que mi nombre no estuviese relacionado con el mismo tema. En vez de eso... - muestra una sonrisa de deleite y dice -Gozo me gusta, si. No en una palabra que me trabe la lengua cada vez y no entienda, pero si... podéis llamarme Gozo.

Y un instante después coge el hombro de Idarie y dice -¡mira mira! ¡una prueba de magia! ¿Después de tu prueba podemos ir? ¡Quizá haya logrado obtener algún premio yo también!- si no da saltitos de alegría es porque sus ojos ambarinos están concentrados en el estrado donde parece que va a tener lugar la prueba.

En el campo de tiro con arco veis varias dianas dispuestas a diferentes intervalos y en cada puesto preparados los arcos y la flechas, sólo que colocarse en la línea y tirar.

Hay dos stands que cumplen vuestras pretensiones, en uno hay varios adeptos creando efectos mágicos (trucos de luces danzantes, presdigitación etc). Si gozo logra crear un efecto que llame la atención será aclamada como ganadora.

En la otra parte están los forzudos del pueblo echando pulsos, Idarie no tendrá problemas para encontrar rival.

¿Que podía hacer? No sabía que tendría que lucirse y su magia era poco vistosa y aparente... aunque... -vamos vamos, derrota a esos forzudos mientras yo medité un poco - dijo Gozo con entusiasmo casi empujando, o intentándolo mejor dicho, a la paladina al stand de los pulsos.

En cuanto Idarie estuvo a buen recaudo entre sudorosos y fornidos maromos Gozo, que en otras circunstancias hubiese admirado tal despliegue de músculos, resoplidos y derroche de testosterona se fue a una zona mas tranquila y cerró los ojos buscando meditar.

De todos modos dudaba que Idarie tardase el tiempo que ella necesitaba para conseguir el conjuro.

La joven subió al stand delante de todo el mundo sin el menor ápice de vergüenza, hizo una leve reverencia y antes aún de lanzar ningún conjuro empezó a recitar.

La leyenda de la rana y el águila

Hace muchos muchos años, cuando la tierra aún era joven, cuando Punta Arena aún no existía esto no era mas que la desembocadura de una marisma- la voz de Gozo era suficientemente melodiosa y cautivadora, a pesar de no haber recibido un entrenamiento formal.

Fétidos gases y nieblas cubrían las marismas constantemente, mas estas no eran naturales sino producidas por un infame ser, una enorme rana diabólica cuyo hogar no era este mundo, sino el mismísimo Abismo- su voz se moduló para expresar el rechazo que todos debían sentir hacia este grotesco ser -sus finas patas grasientas movían un cuerpo gordo y fofo, pues la rana se consideraba la reina de este lugar y devoraba a aquellos que la desafiaban.

Justo entonces hizo una pausa y por fin empezó a recitar -Uaaah mgvulgtnah luh soth- y tras esas palabras a su alrededor surgió una niebla espesa que cubrió el stand y a los mas cercanos a este.

Fue un día como este, cuando la rana patrullaba su territorio que una luz apareció - no había habido ningún conjuro, pero una luz empezó a dar vueltas dentro de la niebla titilando y produciendo extraños efectos con la niebla -y bailó alrededor de la rana gallarda e impávida.

Ésta no pudo tolerar tal afrenta, por lo que pronto empezó un combate feroz pues había reconocido la verdadera naturaleza de la luz, un ser que implicaría su fin si no le daba muerte.

De pronto Gozo se calló y la luz empezó a moverse de forma irregular con movimientos bruscos y erráticos hasta que de golpe desapareció -la luz se desvaneció y el silencio inundó las marismas... ¿que había ocurrido? ¿habría sido devorada la luz o quizá la rana hubiese sido desterrada para siempre?

De nuevo un silencio rápidamente interrumpido por otro cántico -Nog ave llll soth ng yar throdogoth- y en cuánto terminó el conjuro un chillido pareció despejar la niebla que se deshizo al instante. Una imponente águila cuyas plumas relucientes y ojos sabios delataban que no se trataba de un animal corriente apareció volando al ras de los espectadores con aleteos majestuosos.

La Luz triunfó y la futura Punta Arena nunca tendrá que lidiar con la presencia de la rana reina, desterrada para siempre al Abismo del que nunca debió salir.

Tras esas últimas palabras Gozo hizo una reverencia y se bajó del stand al tiempo que el águila desaparecía, la magia que la había traído hasta aquí agotada. La joven erudita había sentido la tentación de invocar a una rana abisal manchada por el vacío, pero al final había resistido pues no parecía la ocasión adecuada. Si no se equivocaba a la mayoría de personas les importaba que ganase el "bien" sobre el "mal" y ella quería ganar el concurso.

Trakka se mostró a favor del nuevo nombre para Mistery.

-¡Gozo! Te pega, sí. 

Aunque suena un poco a prostituta pensó para sí misma, demostrando que era incapaz de poder alegrarse plenamente con algo.

Todos parecieron encantados con su idea de la prueba de arquería y la siguieron, así que ella se plantó en su marca y miró a la diana. Era un tiro fácil pero nunca se sabía.

Es muy probable que la falle y haga el ridículo - pensó.

La flecha, sin embargo se clavó como una lanza diminuta en el centro exacto, despertando aplausos.

Trakka cogió la segunda flecha y se movió hacia la siguiente diana, tensó la cuerda y apuntó.

Vaya, por qué lo has hecho tan bien? Ahora van a estar todos pendientes de tí.

Podía notar los nervios mientras la punta de la flecha oscilaba en su arco hasta encontrar el punto exacto donde Trakka decidió liberarla. La flecha voló como un misil y acertó de nuevo en le centro exacto. Esta vez, vítores , aplausos y ánimos surgieron del público, que comenzó a felicitarla por sus dos tiros perfectos.

Ayayay... -pensó, muy nerviosa.

Se movió a la tercera diana y cogió aire. Estaba muy nerviosa por los ánimos y los vítores que sentía detrás suyo y era consciente de las miradas de sus compañeros, que aún no la habían visto en acción.

Disparó y su flecha voló recia a la diana pero, en el último momento, la flecha quedó un poco corta. No demasiado pero sí lo suficiente para acertar en la base de la diana, haciendola fallar.

El OOOOOOH del público la devolvió de nuevo al suelo. Por unos momentos se había sentido una verdadera arquera de cuento, como las de las historias que había leido.

Será mejor volver a los libros y a las pócimas, ahí si que no fallas, torpe.

Mientras Alistair se preparaba para tirar, buscando un arco lo suficientemente pequeño para poder usarlo sin dificultad, vió como su compañera Trakka avanzaba hasta la última diana, tras dos tiros perfectos.

"Que interesante acompañar a gente competente, por una vez" - Pensó, antes de sumirse de nuevo en su intento de encontrar algo decente.

El primer tiro fue razonable, nada excepcional, pero sus brazos ya estaban cansados y el segundo se quedó corto, provocando sonrisas de ánimo entre la gente, viendo a unhombre mayor tratando de competir con los jóvenes.

-Ah, está bien - dice Alistair volviendo con sus compañeros. - Creo que ire tambien a ese torneo de magia, quizás pueda hacerlo mejor. Total, no creo que tengamos ningun problema...

Los contrincantes parecían prometedores, parecía que los mas fuertes del pueblo y algún otro aventurero del paso se había animado a jugar. Idarie sintió el pequeño empujón por parte de, llamada así a partir de ahora, Gozo, y le dedicó una sonrisa. -Abuchea al resto por mi.- Bromeó con una sonrisa antes de tomar asiento en la mesa contra el primer contrincante. Por su apariencia parecía tratarse de algún herrero, olía a sudor y a metal, y parecía bastante confiado.

-¡Hola! Soy Idarie Shamdell, ¡un placer!- Saludó la paladina, posicionando el brazo en la mesa. Se dio la señal y en seguida ambos comenzaron a hacer fuerza. La sonrisa de la paladina era amplia, se le notaba realmente a gusto. -¿Eres de Punto Arena? ¡Vaya, que buen brazo tienes! Uf, mejor terminamos esto antes que me rompas el brazo, ¿vale?- Y haciendo un guiño al hombre, empujó su brazo contra la madera. -¡Que gran contrincante! ¡Nos vemos, amigo!- Se despidió del desconcertado rival.

El segundo turno era contra una soldado de aspecto fiero. Idarie repitió el saludo y se preparó para el segundo enfrentamiento. Enseguida se notó que ambas mujeres estaban haciendo un enorme esfuerzo en vencer a la otra, la paladina sin perder la sonrisa y preguntando por el nombre de su contrincante. Luego de un par de minutos de forcejeos, por fin se escuchó el golpe de la mano contra la madera, otorgándole un segundo punto a la semielfa. -¡Muchas gracias por participar! ¡Que la Luz de Saranrae te bendiga!- Se despidió alegremente de la soldado.

Finalmente llegó el último rival. Por su tamaño se diría que tenía sangre orca en sus venas, aunque su apariencia no lo confirmaba. Lanzó una miraa de arriba a abajo a la paladina, antes de soltar una carcajada burlona, que algunos en el público imitaron. -Ah, ¡tienes fanáticos, bien por ti!- Sonrió Idarie, mas el fortachón sólo escupió a los pues de ella antes de sentarse en la mesa. Cuando se tomaron las manos, la semielfa sintió como sus dedos crujían bajo la mano del hombre, que parecía querer romperle los dedos antes de empezar, la sonrisa de la paladina dejó de ser tan amplia para volverse más confiada, su mirada certera.

Sonó la señal, y antes que el hombre fuera capaz de reaccionar, Idarie aplastó su mano sobre la mesa, y la mantuvo presionada allí unos segundos, mirando en los ojos del hombre retándolo a intentar levantar la mano de nuevo. Su sonrisa volvió a ser amolia y brillante, soltando la mano del hombre. -¡Eso fue divertido! ¡Un gusto en conocerte, y no te fies tanto en las apariencias!- Dijo como despedida al hombre, para luego buscar a Gozo con la mirada y hacerle señas. -¿Viste? ¡Gané!-

En general la cosa había ido bastante bien para el grupo, Gozo triunfó con su exhibición y recibió muchos vítores y aplausos, y algún que otro piropo subido de tono, tanto de mujeres como de hombres tal era su encanto.

En cambio Idaire, recibió alguna propuesta formal cuando ganó el concurso de pulsos, una rolliza mujer de mediana edad le dijo a voz en grito. Señora necesito una moza recia para que se case con mi Jonas, es buen muchacho pero flacucho, así que un mujer fuerte como un roble le vendrá bien, venid a conocerlo cuando podáis. Dicho comentario recibió una risotada general.

De los arqueros Geache se llevó la victoria y el reconocimiento, algunos guardias le invitaron a unirse al cuerpo dada su buena puntería, he incluso se le recomendó participar en alguna de las cacerías que se organizan en los días venideros.

Trakka y Alistair al tener resultados más discretos, pero la semiorca dejó unos buenos disparos que fueron admirados igual, aunque las marcas de sus quemaduras y el olor a productor químicos alejaron a los más jóvenes de ella.

 A la hora de comer, las tabernas y posadas ofrecen gratis sus platos estrella, en una tradición que es tanto una acción desinteresada para alimentar a las masas, como una promoción comercial para conseguir nuevos clientes. Pronto se hace evidente que la favorita del día es, una vez más, Ameiko Kaijitsu de El Dragón Oxidado, cuyo espectacular salmón al curry e hidromiel de cosecha invernal temprana eclipsan fácilmente a las demás ofertas, como la sopa de pescado con langosta de El Pez Bruja, o la carne de venado con pimienta en grano de El Ciervo Blanco. 

Que élegis?

Geache no estaba demasiado contento con sus disparos. Si, es cierto, los mismos habían alcanzado la diana en todos los casos pero, excepto el primero, el resto no habrían sido mortales si hubieran sido dirigidos a un enemigo en vez de a un montón de hierba trenzada.

Sin embargo, lo que realmente sorprendió a quienes presenciaban el concurso no fueron los disparos, sino la presencia de Ruperto y su obediencia. Luego de cada disparo,el cazador solo señalaba a su flecha en la diana y expresaba en voz alta - TRAE la flecha - y el cuadrumano se movía por el terreno a cumplir lo solicitado, evitando que fuera el cazador quien debiera hacerlo.

Solo una vez, un gracioso amagó apuntarle al mono mientras se movía por el campo de tiro, pero la fría voz de Geache mientras le apuntaba con su propio arco - Si tu disparas yo también - evitó que el desconocido disparase y recibiera a continuación  una flecha en medio de su pecho.

Sin embargo, luego de los concursos es tiempo de almorzar y el Aasimar se reúne con sus compañeros - Oí a mucha gente hablar de ese salmon al curry. Creo que deberíamos probarlo. Nos acompañan? - propone con su simio siguiéndole los pasos - Seguramente tendrán, también, algún plato de hierbas para Ruperto - Lo cierto es que en caso necesario, Geache no necesita alimentase, pero no deja de disfrutan un plato bien preparado y condimentado.