Partida Rol por web

El primer día en la guarida de los hombres rata a causado dos bajas en el grupo y el agotamieno del resto. Afortunadamente nuevos aventureros aparecen, tal vez dispuestos a unirse a su causa...

Cuando todos estais arriba el guardia ya está de vuelta, y se dirige a Duhark:

¿De donde ha salido ese mediano, no recuerdo que fuese con vosotros...? dice mirando a Balbo, pero pronto le resta importancia y decide ir al grano: Bueno, es lo mismo... Ya he avisado a Uther de vuestro regreso, y de la muerte de vuestros amigos. No parecía nada tranquilo, y está ansioso por que le conteis los detalles y poder daros el pésame...

Después mira los cuerpos de Shergard y Baltena:

Que la Reina los acoja en su seno... Sobre su funeral, ya hemos avisado en la capilla, y la gente ha estado bastante más colaborativa de lo que esperaba. Al parecer agradecen poder honrar la muerte de dos heroes de Edgecomb, hacía mucho que no se veía a alguien hacer algo así por el pueblo, y vuestro valor ha calado más hondo en los corazones de la gente de lo que pensabamos...

Después señala un punto de la plaza donde algunos hombres fornidos están empezando a apilar madera, se nota que esta proviene de mesas y viejos muebles:

Y ahí tenéis vuestra pira, han surgido suficientes voluntarios para construirla, así que no os preocupeis, para mañana temprano podrá realizarse el oficio, mientras tanto encargaré a alguien que lleve los cuerpos a la capilla para que puedan velar por ellos... Vosotros mientras tanto deberíais descansar, se os ve agotados. En la casa de Uther os espera comida caliente y lechos, id cuando querais.

Y queda expectante por si necesitais algo más o si no ocupar de nuevo su puesto de guardia junto al pozo. El otro guardia ya está empezando a cerrar la reja sobre este.

- Entré con otro grupo, no sé ni donde estoy, estábamos viajando por el norte, donde las nieves están todo el año, cuando en una cueva dimos con un espejo que tenía alrededor extrañas inscripciones. Llevábamos tiempo desocupados, y nuestro mago consiguió averiguar que el espejo era algún tipo de portal, así que finalmente decidimos explorar por si teníamos suerte y nos llevaba a algún tipo de tesoro. Fue un desastre, aparecimos en este nido de ratas y en la refriega quedé separado del grupo. Los demás han muerto todos, y yo llevo varios días huyendo. A mis compañeros creo que se los han comido...

Balbo dejó la mochila a un lado mientras terminaba de hablar para después tomar un balde de agua y se lo echó por la cabeza, cuando el agua llegó al suelo estaba de otro color, aunque también el propio Balbo, quien un minuto después repitió la operación...

- Ya me siento un poco menos sucio, pero ahora creo que necesitaré un lugar cálido para dormir...

De momento, nada más. Oficiaré la misa por la mañana, para todo aquel que quiera acudir. Podéis correr la voz.

Me giro tras saludar al guardia, y digo- vayamos a descansar y a comer algo. Hoy a sido un día duro, y hay temas que debatir con vosotros dos -señalo con un dedo a Obsidian, y con el otro a Balbo- Ahora, vamos. Algo caliente en el estómago os sentará bien...

Akmenos se sienta cansado; ha consumido casi todas sus energías y su cuerpo aún presenta moratones a pesar de las curaciones de Duhark

- Pues tenemos dos huecos si estáis dispuestos a bajar mañana después del oficio, parece que el tiflin no tiene pensado dejar las cosas así.

Obsidian mira a Akmenos con sorpresa -Es que acaso lo dudabas? -Por lo visto el enano ya se habia autoinvitado a la "fiesta" desde hacia un buen rato.

Akmenos detecta cierto reproche en la cara del clérigo.

- Siento igual que tú o que Erevan la muerte de Baltena y Shergard pero esos hijos de rata apestosa no van a amilanarme....ahora no es por la recompensa, es personal...he perdido a dos compañeros y el precio de eso es arrasar todo lo que viva ahí abajo....y está claro que ellos tienen sus propis motivos para ayudarnos, termina señalando a los nuevos.

- Contad conmigo, voy a hacer que los cuerpos de mis compañeros se les indigesten...

Cuando llegais a la casa comunal veis a Uther muy atareado dirigiendose a un gran número de hombres armados, muchos de ellos no parecen soldados, sino más bien milicianos. La expresión del lider es de desasosiego, la gente no para de hacerle preguntas y el no puede hacer otra cosa que pedirles calma.

Cuando os ve parece en parte aliviado, el resto de personas se callan y el se dirige presuroso a recibiros: Bienvenidos... y mi más sentido pésame por vuestros compañeros caidos, estoy seguro de que murieron como heroes y como tales serán recordados en Edgecomb. Pasad y sentaos, estaréis cansados... y comed algo si quereis... dice señalando una mesa en la que empiezan a servir una comida nada opulenta pero más que suficiente para ayudaros a reponer vuestras energías. Ahora esa mesa es una de las pocas que quedan en la sala, y el resto de la gente está de pie mirandoos, expectantes.

De pronto Uther repara en las dos caras nuevas: ¿Y vosotros quienes sois...? ¿Son amigos vuestros? Lo digo porque la comida no nos sobra, y no tengo inconveniente en compartirla con quienes arriesgan sus vidas para salvar las nuestras, pero no somos una casa de caridad... dice con serenidad a pesar de que el contenido de las palabras pueda sonar a ofensa.

- Yo formaba parte de un grupo que entró en esa guarida antes por medios mágicos. Mi grupo fue aniquilado, tan sólo me salvé yo. Entraré mañana con ellos para buscar venganza, seré útil, soy bastante bueno desactivando trampas.

Bueno, pensaba deciroslo tras el funeral, pero veo que las cosas se han adelantado. Como habréis visto, nuestro grupo a sufrido dos bajas. Bien, no podemos bajar los tres solos ahí abajo, o nos harían picadillo. Necesitamos más gente en nuestro grupo, y os veo interesados a ambos en bajar ahí abajo. Entonces... ¿He de decir que nos acompañaréis dentro del pozo? Antes de nada, decir que necesito compromiso. Será más duro que cazar goblins en un bosque y que matar ratas desperdigadas. Os lo advierto, será peligroso, y abandonar seguramente no sea una opción válida. -miro a Obsidian, y luego a Balbo. Mientras espero una respuesta, comienzo a cenar. He de cenar rápido, pues tengo que ir a hacer los preparativos para el ritual, además de ir a rezar a los cuerpos de Shergard y Baltena.

- Todos mis amigos están ahí abajo, la mitad de ellos dentro del estómago de esas malditas ratas. No tengas la menor duda de que bajaré y no tendrás nada que reprocharme ahí abajo.

-No me voy a amilanar por unas ratas, además, que voy a hacer si no? quedarme esperando a que nos asalten los bandidos? aquí dicen mucho de que si bandidos tal, que si bandidos cual, pero el único bandido que he visto hasta ahora ha sido el guardia que no me dejo bajar al pozo, a si que cuenta con mi martillo, como decía mi viejo abuelo Gimblo.

Perfecto, eso es justo lo que quería oir. Mañana, tras la misa y el funeral, podremos bajar de nuevo al pozo. Yo voy a estar ocupado, pero os recomiendo comprar antídotos y provisiones. No creo que haya nada comestible para nosotros, y ese lugar es un infecto nido de venenos y enfermedades. Esta vez no pienso perder a nadie, así que lo mejor será ir preparados. Y, ahora, si me disculpáis, he dejaros. Voy a preparar el funeral y ha rezar un par de oraciones por las almas de Shergard y Baltena. ¡Que mi Señora los tenga en su gloria!

Tras decir esto, me levanto de la mesa, saludo a Uter, y pongo rumbo a la capilla, para rezar y hacer los preparativos para mañana.

Akmenos se levanta tras Duhark y va a preguntarle a Uther aunque se imagina la respuesta.

- Abajo hemos visto que muchos de esos malnacidos llevan venenos o usan armas deflagladoras con venenos ¿tenéis algún curandero o herbolario que pueda facilitarnos antídotos?

Uther parece sorprendido por vuestras palabras, y luego en su rostro aparece una sonrisa de oreja a oreja:

Pero... ¡eso es maravilloso! Yo pensaba que después de vuestra triste pérdida rechazaríais volver a bajar ahí, que lo veríais como un acto suicida, y no se me ocurría ningún motivo para convenceros de lo contrario... pero ya veo que vuestro coraje no tiene límites, y encima parece que tendréis refuerzos, ¡os aseguro que no olvidaremos esto jamás! Termina de decir emocionado.

Luego se dirige a los dos nuevos: Si vais a bajar con ellos, sois bienvenidos a mi casa y a mi mesa, podeis sentaros... dice señalando los bancos al lado de la mesa... Y disculpad mis modales, pero la situación era un poco tensa. Todos estos "soldados" estaban preparándose para una ofensiva sobre el campamento principal de los bandidos, tenemos todo bien planeado esta vez, y los ánimos estaban por las nubes después del ejemplo que disteis al adentraros en el pozo. Pero la noticia de vuestra vuelta derrotados fue como un jarro de agua fría para nuestras esperanzas...

Se gira hacia los demás presentes: ¿Habéis oido? ¡Podremos marchar sobre los bandidos! ¡No todo está perdido! Los nuevos heroes de Edgecomb volverán allí abajo y nos librarán de una vez por todas del problema de los hombres rata para que podamos marchar sin dejar nuestra aldea en peligro... los hombres que le escuchan, que ya habían empezadoa murmurar entre ellos al oiros, empiezan a vitorear las palabras de su lider, ha quedado claro que aún no os habéis dado por vencidos, y más aún, que no teméis morir ahí abajo por ellos. Habéis vuelto a darles esperanzas y valor con vuestro ejemplo, así es como los actos de unos pocos héroes pueden cambiar el destino de un pueblo...

Cuando la gente, con los animos renovados, deja de armar alboroto, Uther empieza a dar órdenes como todo un lider militar, y la mayoría vuelven enseguida a sus quehaceres como soldados improvisados o a su entrenamiento, dejandoos casi a solas otra vez con el gobernante.

Perdonad la interrupción, pero debo mantener vivo el espíritu de lucha mi gente si queremos salvarnos, y me habeis ayudado mucho en esa tarea. Os lo agradezco... y ahora, ¿podeis contarme que ha pasado allí abajo? Se sienta a la mesa con vosotros y se sirve el mismo esperando escuchar vuestra historia.

Ante la pregunta de Akmenos contesta: La verdad es que fue un error por mi parte no pensar antes en ello, y lo siento. Pero teníamos un alquimista aquí en Edgecomb que vendía todo tipo de potingues antes de que empezaran los problemas, no le iba nada mal el negocio. Conseguía los materiales de los bosques próximos... desgraciadamente fue uno de los primeros en caer en una emboscada por los bandidos mientras buscaba dichos materiales... Pero no todo está perdido, mandaré a alguien a rebuscar entre sus antiguos cachivaches por si encuentran algo de utilidad... Y acto seguido manda acercarse a uno de sus subordinados para darle el encargo... Mañana os proporcionaré lo que encontremos.

Akemos deja hacer a Uther antes de volver a hablar.

- Esto es ya algo personal, no vamos a dejar que la muerte de dos compañeros quede impune.

Luego cuando traen las cosas del alquimista las examina buscando algo que les ayude y devuelve el resto a Uther.

- Esto servirá de ayuda, gracias.