Partida Rol por web

Después del pequeño incidente con los bandidos, por fin llegais a la villa de Edgecomb.

Según el bosque se hace menos espeso, llegáis a la villa de Edgecomb. Habíais oido decir que era un puesto comercial somnoliento, pero ahora parece un poblado atestado -- cabañas destartaladas han surgido entre los edificios orginales más resistentes, y el centro de la aldea es un extensión descontrolada de tiendas de campaña rasgadas y chozas improvisadas.

Caras demacradas y hambrientas os miran detenidamente desde estos refugios, llenas de miedo y desesperación.

- Diríase que toda la gente de cerca ha venido a refugiarse al pueblo. Esto huele a aventura en ciernes, algo debe haberles asustado muchísimo para dejar sus casas.

Antes de que podais hacer muchas más conjeturas sobre lo que ha ocurrido en Edgecomb, un par de vigilantes que hacían guardia a la entrada del pueblo se os acercan, llevan uniformes de cuero y espadas largas al cinto:

Lo sentimos, pero debéis abandonar Edgecomb por donde habéis venido, ya no queda sitio en la villa donde alojarse.

Parecen firmes en su decisión, pero algo en su rostro y su voz os hace pensar que no les resulta agradable tener que deciros algo así.

- De acuerdo, soy una buena cazadora y me las apañaré bien en el bosque, pero ¿Podemos saber qué ha ocurrido para que esto esté así?

-Quieres decir que hay demasiada gente...? Eso es facil de arreglar. -Dice Shergard mirando al frente de forma pensativa. -No es alojamiento exactamente lo que buscamos, decidnos que pasa y quiza podamos ayudar, sobre todo si se trata de matar... bandidos.

Akmenos pone cara de contrariado.

- Vaya, ya me había hecho a la idea de dormir en una cama jajajaja

Los dos hombres parecen bastante aliviados al oir vuestras palabras, os habían tomado por nuevos refugiados, pero al darse cuenta de su error su actitud cambia completamente, parecen esperanzados:

Disculpad, si quereis ayudar, estaremos encantados de escoltaros hasta Uther, el Cacique de Edgecomb, el podrá explicaros mucho mejor que nosotros la precaria situación de la aldea.

- Abrid paso pues.

- Nunca hay que perder la esperanza jajajaja

Miro como los demás resuelven la situación, por lo que permanezco en silencio. No es el momento de hablar, no ahora...

Los vigilantes os conducen hasta el edificio más grande de la villa -- una casa comunal. Dentro, un fuego humeante arde en un agujero de piedra en el suelo, llenando el interior de la estructura con una vaga luz y una calidez bienvenida.

La casa comunal parece ser el centro de la aldea -- está llena de largas mesas burdamente talladas para comidas comunales (aunque parece que faltan unas pocas de ellas, probablemente utilizadas para proporcionar madera a alguna de las improvisadas viviendas). Hay aproximadamente dos docenas de personas aquí, la mayoría mirandoos con abierto recelo... y algunos con temor.

Un hombre alto y demacrado se adelanta hacia vosotros y se os presenta:

Mi nombre es Flint. Uther Flint. Soy el cacique de la villa de Edgecomb.

Saludos Uther -digo al cacique con mi reptiliana voz- Mi nombre es Duhark, y soy clérigo. Hemos llegado al pueblo, y hemos visto que algo no anda bien... ¿Qué es lo que ha ocurrido?

Sin duda, noto la presencia de la mano de Mi Señora...

Me presento anti ti como Erevan, estudioso de las artes arcanas. dice el mago con su túnica impecable de nuevo mientras inclina levemente la cabeza.

- Yo soy Baltena, una extraordinaria y magnífica investigadora de las artes arqueras -Añade Baltena imitando el estilo ampuloso de sus compañeros mientras sus labios muestran una sonrisa entre divertida y cínica- Aunque seguramente "aventurera" es una descripción más corta y precisa.

Erevan, sonrió levemente al ver su reflejo en Baltena. Siempre igual... pensó con cariño.

El brujo retira la capa que cubre su cabeza y los murmullos llenan la habitación. Los rasgos tiflin junto con los tatuajes negros de sus brazos levantan las suspicacias de los pueblerinos.

- Akmenos y si, soy brujo.

-Por ultimo yo soy Shergard, fiel servidor de la Reina Cuervo. -Dicho esto hace una pausa y se quita el yelmo colocandolo bajo su brazo izquierdo. -Y no, no soy tiflin.

El hombre mira detenidamente a cada uno de vosotros, después asiente satisfecho y con una sonrisa os dice:

Encantado de conoceros... aventureros ¿verdad? Sois justo lo que este pueblo necesitaba desesperadamente. Dejadme que os ponga al día de los acontecimientos acaecidos en Edgecomb durante el último año...

Todo empezó con los bandidos... su número y su actividad creció hasta tal punto que la gente de toda la región dejó de sentirse segura en sus granjas y haciendas aisladas. Así que desde el invierno pasado han ido llegando refugiados buscando el amparo y la protección que puede ofrecerles una villa como esta. Esto fue empeorando con el paso del tiempo, los bandidos se hicieron más osados, y la gente cada vez tenía más miedo y se sentía más expuesta. Así hasta que llegamos a la situación actual, habéis tenido que verlo de camino hacia aquí: estamos hacinados...

Por supuesto, yo no me quedé de brazos cruzados ante el sufrimiento de mi pueblo, entrené a una milicia voluntaria para combatir a los bandidos. Debiá demostrar a la gente que sus casas estaban protegidas y a salvo si quería que volviesen a ellas algún día, y la mejor manera de hacerlo era traer a los bandidos que las asaltaban ante la justicia... pero la mayoría de esta gente son granjeros, no luchadores, y pocos tienen estómago para la batalla. Desde luego no estuvieron a la altura de los forajidos: la primera incursión en el bosque fue desastrosa, con bastantes bajas... y desde entonces nadie ha vuelto a hablar de enfrentarse a los bandidos...

El hombre parece sentir la angustia y las muertes de cada uno de sus hombres cuando cuenta todo esto, desde luego la situación le afecta bastante. Parece el tipo de gobernante que cuando su pueblo pasa hambre o tiene que luchar, el será el primero en ayunar o en blandir su espada.

Interesante... Prosiga...