Partida Rol por web

El sol ya caía, comenzaba su lenta pero inevitable desaparición trás El Reloj de Kala^[1]. El día había sido cálido, el clima agradable y llevaban varios días sin sobresaltos especialmente molestos. Era ya el quinto día desde que cruzaron el Paso del Escalofrío, dejando atrás el Espizano Negro. Unos 100 kilómetros adentrándose en el Más Allá y hasta ese momento todo había sido bastante tranquilo. Quizá las habladurías de los peligros cruzando las montañas no fueran más que eso... habladurías.

En ese momento los cuatro aventureros se encontraban en el conocido como Quinto Tramo del Camino Errante, la amplia, seca y montañosa etapa que se extendía aproximadamente desde el extremo occidental de las Fuentes de Cylion (un pueblo lleno de estanques donde los agotados viajeros podían recuperarse) y el extremo oriental de la Gran Losa, una descomunal estructura estructura que dicen se alza del suelo como una enorme tabla plana de sinte y una masa de roca homogénea y artificial.

Se trataba de una sección bastante bien documentada, por lo que disponían de un mapa aproximado de que se podían encontrar, buenos lugares para descansar y otros no tan recomendados. Y es en uno de esos “lugares marcados” lo que aparecía ante la mirada de los protagonistas. Los Túmulos de Mandíbulas.

Los Túmulos de Mandíbulas eran una sería de hoyos circulares y poco profundos (rodeados por sus respectivos muros circulares hechos con mandíbulas de Peregrinos muertos). Este lugar se cuenta entre los pocos seguros de este tramo. No obstante hace un par de días escuchasteis de un Peregrino con el que os cruzasteis algo que ahora os vuelve a la mente.

- Hay algo extraño. Los Túmulos siempre han sido un lugar seguro, pero últimamente hay rumores de que viajar por la zona es más peligroso de lo habitual. ¡¡ Todavía más !! Lo siento pero yo me retiro. Esperaré a la siguiente primavera para intentar ver los Enjambres Luminosos - 

Aquel hombre había decidido avandonar el Camino Errante y regresar a su hogar, pero los cuatro aventureros no eran peregrinos normales. Sus motivaciones eran más resistentes que el miedo y sus habilidades podían con cualquier peligro... ¿o no?

Conforme se iban acercando empezaron a aparecer pequeño picos de las tiendas del campamento. Pequeñas lúces surgían del interior de los túmulos; indicando sin duda la presencia de gente con globolúmenes^[2]... parece que por fin podrían pasar una noche tranquilos.

—¡Ja! Ahí están. ¡Los Túmulos de Mandíbulas.! — les dijo a los demás señalando las luces. No es que los otros no las hubieran visto pero Kanu había apostado que llegarían allí justo antes de anochecer y, visto lo visto, había acertado de pleno.

El día había sido jodidamente largo. Si no fuera suficiente por la caminata, durante todo el trayecto el sol brilló con fuerza. A Kalu no le gustaba le calor. Le hacía sudar y eso le ponía de mal humor.  Vale, vale… A Kalu casi todo le ponía de mal humor, pero si tenía que hacer un ranking de cosas que le ponían de mala leche, caminar bajo el sol estaba entre las primeras.

—Aligeremos el paso— gruñó apretando el paso y adelantando a los demás.

—He oído que ponen una buena cerveza ahí.— En verdad no había escuchado hablar de las cervezas de los túmulos. Nada. Ni bueno ni malo. Puede que ni siquiera tuvieran cerveza en ese lugar pero Kalu, para amenizar el camino, se había imaginado a si mismo sentado en la noche dando cuenta de una buena cerveza fría y esa idea, gracias a lo que se denomina auto engaño, había ido tomando forma en su cabeza hasta convertirse en una realidad. 

Zuith observaba el horizonte justo cuando la voz de Kalu atrae su atención. Por fin habían llegado. La mujer observó los Túmulos de Mandíbulas con fascinación, pues no siempre podían verse erigidos unos muros hechos con partes de naturaleza humanoide. Sonrió con satisfacción, pocas cosas borraban la sonrisa de sus labios, a veces ni incluso la amargada actitud de su compañero de viaje.

- Cuidado Kalu, que las prisas no son buenas, y aunque hayan globolúmenes en la zona eso no implica seguridad... No es malo escuchar las advertencias de otros peregrinos... - comentó la joven acelerando y poniéndose al lado de Nari -... ¿Cerveza?....¿Realmente piensas de que nos van a servir algo de calidad allí?... - eso sí sería una novedad, y no es que Zuith Shim tuviera algo contra el alcohol, ni mucho menos, pero donde habían borrachos las almas se volvían descuidadas e incautas, y eso hacía mucho más sencillo que ella pudiera ejercer su profesión.

La mujer siguió su caminar, salvando las distancias hacia el asentamiento, mientras miraba de reojo a sus otros dos compañeros, los cuáles habían estado muy callados desde hacía rato.

- Amplexo, Remek... ¿qué es lo que más os apetece hacer ahora mismo? O mejor..., ¿cuando lleguemos?... - le gustaba hablar, aprender de los comentarios de los demás, esa era la base de su existencia, conocer los secretos de los demás para luego saber aplicarlos en el momento preciso -...si hay algo similar a una taberna, podemos pasarlo bien...

Remek está realmente cansado después toda esa caminata que tuvieron que hacer durante varios días, en lo único que piensa es en poder descansar aunque sea un rato en los Túmulos, lugar al que habían llegado.

-Al fin logramos llegar, espero que podamos descansar un rato en este lugar para continuar con todas nuestra energías-

Mientras hablaba escucho el sorprendente comentario de Kalu, había cerveza en este lugar! - Kalu, sabes donde podríamos encontrar esa cerveza?- nos vendría bien para distendernos de nuestro viaje pienso.

-Zuith la verdad que con el cansancio que llevaba encima no tenia muchas intenciones de hablar, ahora mismo estoy pensando en que deberíamos buscar un lugar en este asentamiento para descansar y recargar nuestras energías- De verdad que lo necesitaba.

-También podríamos conseguir más información con los habitantes de este lugar- Dado que los comentarios del peregrino no eran muy alentadores y me gustaría saber que es lo que esta pasando.

¿Cerveza? Como si este cascarrabias no fuera bastante destructivo sobrio...

-Personalmennte yo preferiría una comida caliente y sólida a cualquier ceveza. Y estoy de acuerdo con Remek, creo que a mí también me iría bien un descanso-terció Amplexus tras pensarlo un momento. La costumbre ayudaba, pero no hacía milagros. 

-No sé si aquel peregrino que nos encontramos había oído algo cierto, pero siempre se está más seguro cerca de un globolumen encendido, ¿no os parece?

Y con esas palabras, apretó el paso siguiendo a Kalu y Zuith. Con algo de suerte, podrían ganarse un poco de sustento entre aquella gente un par de días antes de seguir la marcha. 

Los cuatro se acercaron hacia los túmulos con precaución, bien con deseos de descanso de cerveza o de las dos cosas. Conforme se acercaban el rumor las conversaciones crecía y cuando finalmente llegaron pudieron observar que el nombre describía perfectamente aquel "campamento". 

Era una especie de pequeño valle lleno de diferentes túmulos construidos literalmente con restos humanos. Fuera de los túmulos había una gran hoguera al rededor de la cual varios viajeros se calentaban y comían. Para desgracia y pesar, no había una taberna, o una posada. Tan solo alguna carreta de alguna de las personas que allí residían.

Sin embargo si que había cerveza. O al menos unos cuantos de los viajeros y peregrinos disfrutaban de algún tipo de bebida en jarras de madera...

- Aaah, nuevos peregrinos - Dijo un hombre joven que tenía la espalda apoyada contra uno de los túmulos. - Adelante, venid. Calentaros con el fuego - 

Saludaba con la mano, e invitaba a que se acercaran, mostrando su escarificación circular en la palma de la mano. Ese símbolo era conocido por todo el mundo. La marca del peregrino. A más marcas más tiempo recorriendo el camino. Los peregrinos tenían pocas cosas que hacer en el camino, y lo que más les gustaba era alardear de sus marcas.

Zuith miró a su alrededor con mirada hastiada. No, aquel sitio desde luego no era el mejor en cuanto a decoraciones, pero al menos había gente, y donde se encontraban las almas, se presentaban las oportunidades. Y así debió parecer cuando un tipo les indicó que se acercaran, la mujer no se lo pensó dos veces y dedicó las más cautivadora de sus sonrisas mientras a la par, observaba su alrededor, sobre todo si habían cosas de valor. ¿Para qué perder el tiempo?

- Un alma solidaria... - respondió la fémina acercándose -... ofreces fuego, si ya de paso me invitas a una cerveza me haces la mujer más feliz del túmulo, al menos más de las que forman parte del muro... - dijo refiriéndose a las mandíbulas, las cuales distaban mucho de sonreír.

La marca que presentaba el joven muchacho y que mostraba de forma evidente era una invitación a preguntar

- Oh..., una escarificación... Siempre me ha gustado escuchar las vivencias de los peregrinos por su eterno deambular... Por cierto...¿dónde está esa cerveza que va a amenizar la larga noche que tenemos por delante, peregrino?... ¿Os he presentado ya a mis amigos?... Amplexo ven aquí..., él no es tanto de cerveza pero sí de comidas calientes... ¿tenéis quizás algo para llenar el estómago mientras nos comentáis lo de vuestra marca?.... Ese de ahí, el de cara gruñón no, sí ese, el del pelo extraño... se llama Remek... y tiene tantas dudas y preguntas sobre el peregrinaje, seguro que ansía escucharos, aunque un poquito menos que yo, por supuesto.... - comenta ella con la mejor de sus sonrisas, acomodándose las ropas para que quedaran situadas en su cuerpo de manera más seductora -.... y sí..., ese de ahí, el que parece que está mustio, el que tiene cara de pocos amigos es mi inteligente Kalu Nari, a veces gruñe un poco, pero te acostumbras rápido cuando farfulla más de 10 horas seguidas.... - le guiña el ojo a Kalu, que de seguro, no sería correspondido con buen gesto.

Zuith tendía siempre a buscar la situación más ventajosa para ella y sus compañeros, tantearía al peregrino y como se descuidase, perdería no solo la vergüenza delante de ella, también sus posesiones.

Distinguió entre los huesos y la sombras, un puesto en el que se dispendían grandes jarras hechas de algún tipo de material parecido al barro. No era más que un tenderete. Una rudimentaria tabla puesta sobre dos tocones y un trapo encima.

Klanu fue directo hacía allí y preguntó al que parecía llevar el cotarro. Era un tipo menudo, con un fino bigote y una túnica con piedrecitas de colores. Se llamaba Garthu y decía hacer la cerveza él mismo a base de patata. Garthu empezó a hablar de su familia. Tenía una ex mujer en no se donde y dos hijos y no se que problema con una deuda. Joder. Él solo quería una cerveza. ¿Por que la gente cree que su vida interesa a los demás? No lo sabía así que cogió su jarra y se largó dejando a Garthu con la palabra en la boca.  

Una vez libre del tendero dio un sorbo

—Mmmm—

—No está mal— musitó casi en voz alta y mientras se deleitaba viendo como su augurio se había convertido en realidad escuchó hablar a Zuith. Al ver cómo le guiñaba el ojo, Klanu apartó la cara hacia otro lado.

—Grrrrr— gruñó A esa chica le gustaba darle a sin lengua. Hablaba por doquier, que si esto, que si lo otro… bla bla bla y así sin parar. Lo hacía con todo el mundo. Daba igual si era un desconocido. Ya le había advertido que eso le traería problemas, que la gente es estúpida y egoísta y que esos dos atributos suelen ser una combinación peligrosa, pero ella parecía no darse por aludida.

Klanu fue entonces hacía un lugar apartado al que la luz de los globolúmenes llegaba ya debilitada. Se sentó en el suelo. Hubiera preferido otro sitio pero allí donde elegir. Bebió un sorbito de la cerveza intentando disfrutar de su dosis diaria de soledad

El asentimiento no era como me lo imaginaba, no había más que una fogata y mucha gente alrededor. Esperaba poder encontrar una taberna o alguna edificación, aunque sea rudimentaria, no había nada de eso.

Mientras analizo a las personas presentes, que no tienen nada en especial, escucho que un buen hombre nos invita a acercarnos haciendo movimientos con la mano que visiblemente tenia una marca que sabíamos que se hacían los peregrinos, pero esta era bastante pequeña, por lo que deduzco que no hace mucho que esta persona esta viajando por el sendero.

Noto que Zuith se acerca hacia esta persona y empieza a conversar, no era muy difícil ver a ella acercarse a hablar con extraños, siempre lo hacía. Escucho que me nombra y me acerco para hablar también con esta persona mientras escucho que Zuith le pregunta acerca de la marca y sobre el peregrinaje, información que me gustaría mucho saber también.

- Buenas noches buen hombre, soy Remek - Mientras le extiendo la mano en forma de saludo - Me gustaría que nos pueda contar, si no es molestia, acerca de la marca que lleva en su mano - Mientras conversamos veo que hay varias personas con una especie de jarra de madera bebiendo algo, debe ser la cerveza que menciono Kalu, pensé… - Sabe donde puedo conseguir de aquella cerveza? - señalándole a las personas que se encuentran bebiendo.

Amplexo aceptó gustosamente aquella invitaciôn y buscó un hueco para sentarse. Un fuego nunca se rechazaba, por mucho calor que hubiese hecho de día. 

Quedaba la cuestión de la pitanza, pero ya se vería. Y entonces se fijó en un par de buhoneros un poco más lejos que, sobre una carretilla, agitaban contrariados un globolumen que no terminaba de encenderse. Alguien con necesidad de mis talentos, pensó. 

Se acercó un poco a ellos y se ofreció a echarle un vistazo, prometiendo incluso dejarlo como recién comprado por unos pocos shins o algo comestible.

Poco después, girando una herramienta encajada en la carcasa del globo a la luz de la hoguera, intentaba entablar conversación.

-¿Y qué tal está el camino estos días? ¿Algún hecho destacable?

El peregrino se puso claramente nervioso ante el directo acercamiento de Zuith. Asentía con algún tartamudeo en sus palabras y le dejaba un hueco a su lado sonrojándose ligeramente. 

Mientras tanto Kalu había conseguido algo de beber a cuenta de aquel muchacho y Amplexo se había ganado su propia comida siempre y cuando arreglara aquel globolumen.

El peregrino comenzó a contar su historia. Bastante poco interesante. Tal y como Remek había supuesto llevaba poco en el camino, y su ilusión y fuerza eran todavía las de alguien no ha enfrentado una verdadera desgracia en el camino. Otros peregrinos y viajeros se animaban a participar en la conversación, muchas de ellas lamentándose de la ausencia de un enjambre luminoso; y pronto contando algún relato entre susurros, según los cuales el Viento de Hierro^[1] se acercaba a la región. Sin embargo no fue hasta que la conversación derivó en la reciente oleada de muertes en los Túmulos de Mandíbulas que el grupo comenzó a inquietarse.

- Rumores - Insistió un anciano con ambas palmas y la parte expuesta de sus brazos cubiertas por elaboradas cicatrices.

- Mi madre lo vio con sus propios ojos - dijo el peregrino joven, señalando a una mujer que dormía junto a la pared del foso y formando con las manos el círculo de aumento prosiguió - Tiene ojos mecánicos y, créeme, lo ve todo.

Se escuchó una risa nerviosa en todo el grupo. Todo el mundo tenía una madre, al fin y al cabo, y quien más o quien menos todos recordaban su increíble capacidad de observación, con implantes o sin ellos.

- Posiblemente no sea algo humano - dijo un tercer viajero, a lo que asintieron un cuarto y un quinto con sendos gruñidos mientras masticaban algún tipo de roedor grande.

Zuith ya había conseguido sentarse al lado del peregrino, aunque no lo más importante, conseguir una cerveza de él, así que antes de que comenzase a narrar su maravillosa historia del peregrinaje insistió.

- ¿Podéis darme una cerveza?... estoy seca...- al ver que el chico no parecía ser muy dispuesto, decidió ella coger la jarra que tenía a su lado, y fuera o no de él, se la bebería -...Gracias, eres muy amable... - en esta vida había que echarle cara al mundo, si no querías que éste te devorase.

A pesar de que la historia del peregrino no era la más intrigante del mundo, la mujer se comportó cómo si no hubiese escuchado nada más fascinante en centenares de días.

- Oh me parece que sois un hombre valiente e increíble vuestro caminar... - poco más podía añadir, la misma esencia al fin y al cabo de lo que el tipo le había transmitido, casi nada -... ¿El viento de Hierro?....Vaya eso suena peligroso... y si vuestra madre lo vio...¿cómo vivió para contarlo?... Quizás puedas contarnos el secreto del que gozan las mujeres de tu familia para sobrevivir ante la adversidad... - dicho esto le puso la mano sobre la pierna y la acarició, aunque el gesto tenía cierta connotación sexual, en realidad la muchacha estaba intentando comprobar si tenía algo de valor encima, era un crío y como tal seguro que las hormonas le sobre calentaban el cerebro -... me ha gustado tanto tu historia y valentía..., estoy segura de que tendrás muchas más..., ¿me las cuentas en privado?.... - se aproximó a él y le dio un suave mordisco en el cuello mientras el resto de los presentes comían inalterables, quizás poco más tuvieran que decir al respecto del viento.

Zuith tiró del muchacho hacia el exterior del túmulo donde la oscuridad prevalecía. Ella no era una prostituta y desde luego no deseaba acostarse con el tipo. En más de en una ocasión había avisado a sus compañeros de viaje que si la veían hacer aquello, provocar a algún desconocido, que adoptasen el rol de novios celosos y fueran tras ellos para impedir tener que entregar su cuerpo por algún mínimo premio que pudiera obtener a través de su latrocinio. Solo esperaba de que no la dejasen tirada en esta ocasión.

Detrás del muro de mandíbulas que sonreían ante el espectáculo, Zuith comenzó a deslizar las manos sobre el cuerpo del joven, engatusado y hormonado, mientras sus deditos buscaban cositas de importancia que pasarían a su propio cuerpo con suma habilidad, eso si no estaba torpe.

La joven sonreía y mantenía aquella parodia tan bien estudiada contra el peregrino. Sus ágiles dedos contabilizaron hasta 5 shins, los cuáles, uno a uno fueron cayendo en su bolsillo como si fueran partículas metálicas tras la tempestad.

¿Dónde estaría Remek? ¿Y Amplexo?... Por algún motivo no esperaba que Kalu le salvase el trasero. Era complicado rapiñar si alguno de ellos no interpretaba el papel de novio celoso, o de padre en el caso de Kalu Nari,  como ya les explicó una vez solo debían "pillarles in fraganti", montar un poco de espectáculo y llevarla del brazo poniendo un poco de teatro a la escena, salvándola de hacer algo que realmente no deseaba... Aunque a veces sus fantásticos planes no eran del todo aprobados por sus compañeros de viaje..., ¿cómo actuarían tras verla marcharse con el peregrino?....

- Un poco más despacio, hombre, que tenemos toda la noche..., si vas tan rápido no voy a disfrutarlo tanto... - decía para ganar tiempo mientras el peregrino hundía su rostro en el cuello de ella y Zuith se moría de asco.

La cerveza, el fresco de la sombra y el cansancio del camino habían hecho efecto en Kalu de forma casi instantánea. El viejo dormitaba con la cabeza daleada, apoyada en una roca. Tenía la boca abierta del que salía un hilillo de baba y había empezado a roncar ligeramente.

Entonces un ruido le despertó. Era la vocecita de Zuith que sonaba por allí al lado. El viejo abrió el ojo derecho (solo el derecho) que era de dónde provenía el perturbador sonido y allí estaba ella. La vio junto a un joven con cara de no ser muy inteligente y enseguida reconoció las artimañas de Zuith. Ya se la estaba pegando a otro incauto ¿Es que no podía estarse quietecita ni un momento? Kalu pensó en no seguir el plan. En dejarla que se las apañara sola, pero luego pensó en que, si la descubrían, tendrían que salir corriendo del campamento. Vale, aquel sitio no era nada del otro mundo. Tenderetes, vagabundos y olor a pies entre montículos de huesos pero era lo único decente que había en varios kilómetros en la redonda.

Así que Kalu abrió el otro ojo, se levantó y fue hacia la joven resoplando. Le jodía que le despertaran cuando ya había cogido el sueño.

—Oye le dijo al chaval. Esa es mi hija y tengo acordado un buen matrimonio con el heredero de una familia rica. No creas que está enamorada de ti. Seguramente ni siquiera le gustas. Solo te está usando. Quiere perder la virginidad para librarse así del matrimonio que he concertado.—

—Es una arpía manipuladora.— esta parte era prácticamente verdad

—Suéltala ahora mismo. Salvo....— Kañu sonrió. Había preparado ciertos cambios de su propia cosecha en aquella estafa 

—... salvo que tú o tu familia queráis igualar la dote. Si me pagáis 50 shins, estaré dispuesto a olvidar el anterior contrato y cedértela en matrimonio — 

Remek se queda junto a la fogata escuchando atentamente lo que los peregrinos tienen que contar de sus vivencias, mientras nota que en medio de la charla Zuith se aleja. Otra vez lo mismo, esta mujer no cambia más. Aunque no me molestaba que haga estas cosas en general, pero este no me pareció el momento más oportuno dada la situación. Esta vez no la voy a ayudar, veremos cómo se las arregla.

Mientras tanto Remek sigue hablando con estas personas y les consulta acerca de las muertes  – Podrían contarme sobre los rumores de las muertes? me gustaría saber que fue lo que paso – no me parece que esos “rumores” sean un tema menor.

-Donde consiguieron esas cervezas? - les pregunta a sus compañeros de charla – También me gustaría saber si se puede conseguir algo para comer en este sitió - lo ve complicado, pero no perdía nada con preguntar.

Amplexo sólo tenía oídos para la conversación alrededor de la hoguera, y empezó a meter baza  a propósito de aquel último tema a la vez que Remek.

-Sí, humano o no, ¿qué es lo que se supone que está pasando? Porque nos habían dicho antes de pasar el Escalofrío que este era un lugar seguro, pero ya van unos días que lo único que oímos mis compañeros y yo son habladurías confusas sobre peligros que acechan. -Comentó, hurgando distraídamente las entrañas del globo luminoso con un dedo de sinte áspero y rayado antes de volver a coger la herramienta de su regazo- ¿Debería dormir esta noche con los ojos abiertos sí o no? 

Se estaba empezando a preocupar. Podía ser que aquel paisaje óseo simplemente excitara las imaginaciones y miedos de gente que no había visto su propio cuerpo vuelto del revés y reensamblado con piezas nuevas, pero ya iban dos veces que oía avisos.  

Y aquel globo parecía más baqueteado de lo que había pensado. 

Amplexo trataba con sus herramientas de reparar el globolumen. Sabía que podía hacerlo. Ya lo había hecho otras veces, pero también sabía que si no era de calidad podía perfectamente ser irreparable. Tras un rato parecía que este sería el caso y el nano tuvo que darse por vencido. Parecía que la vida útil del dispositivo había llegado a su fin.

— ¿50 shins? — Dijo el peregrino. Parecía estar pensándoselo incluso, o quizá solo los estaba juzgando — Me temo que no puedo pagarlo — 

Finalmente todos volvisteis al campamento y de una forma u otra conseguisteis algo de comer y de beber, lo que sació el hambre de Remek; que ya empezaba a azuzarle el estómago.

Más tarde, los relatos sobre cadáveres y extrañas heridas provocaron escalofríos a los presentes pese a la brisa cálida, y la pasada conversación hizo que a muchos de los que estaban en el círculo les costase conciliar el sueño a pesar de estar bien avanzada la noche. Aun así, al final, todos se acabaron durmiendo, como debe ser, y por la mañana no pocos se sorprendieron de despertar ilesos. Había algo maravilloso en abrir los ojos a la luz del alba y comprobar que no es la de la otra vida ni el resplandor de la hoja de un cuchillo. Este hecho infundió camaradería y dinamismo a la actividad matutina.

Al levantar el campamento, se oyeron pisadas en la lejanía. Desde la distancia un gran número de criaturas, tal vez un ejército, se dirigían a la hondonada; aunque no se veían, ni siquiera con la visión aumentada de la madre. Sin embargo, ella acabó por darse cuenta de que en realidad era solo una  criatura, un escutimorfo^[1] que atravesaba la arena de la llanura desde el Bosque Engañoso a un ritmo impresionante, con al menos dos jinetes. 

Se alzó un murmullo entre el grupo ante estas noticias: manadas enteras de escutimorfos infestaban el Bosque Engañoso, que quedaba al norte del Quinto Tramo, enroscando sus cuerpos segmentados en torno a los caloríficos troncos. Nadie montaba a estas criaturas. 

— ¿Estás segura de lo que ves, madre? — Preguntó el hombre joven, recibiendo como única respuesta las indicaciones de que se callara por parte de los demás, que forzaban las miradas hacia el norte.

—Esto me da muy mala espina— dijo contemplando la forma del escutimorfo que se acercaba a gran velocidad. Había escuchado hablar de esos bichos pero nunca de nadie que los usara como montura. 

—No se que querrán pero no creo que tengan muy buenas intenciones.— Hacía mucho tiempo que Kalu había llegado a la conclusión de que desconfiar de todo y de todos era una excelente forma de sobrevivir. Las cunetas de los caminos del Noveno Mundo estaban llenas de tumbas improvisadas de aventureros demasiado curiosos. 

—¿A cuanta distancia están?— pensó en voz alta mientras intentaba calcular el tiempo del que disponían para actuar antes de aquella bizarra comitiva llegara al Túmulo 

Zuith contuvo el aliento cuando el peregrino se pensó lo de pagar su precio, si llegaba a tener los 50 shins quizás el desalmado de Kalu hiciera el "trato justo" por el bien del grupo, por supuesto. La mirada que le dedicó a su "padre" podía haber arrasado el yermo paisaje, una vez se separaron del joven impetuoso.

- ¿Te imaginas el problema que tendríamos si hubiera aceptado el trato?... No te perdonarías nunca el haberme perdido...- dijo ella convencida, aunque la realidad pudiera ser otra muy distinta. De todas formas no iba a quedarse al lado del peregrino para cumplir la palabra dada, Zuith era ante todo una superviviente. 

Pasaron la noche y al despertar un ruido incomodó a la mujer, no le gustaban las sorpresas y el sonido de fondo indicaba que algo novedoso iba a suceder.

- ¿Dos jinetes sobre un escutimorfo?... Ha debido de equivocarse..., eso es imposible..., no he visto nada igual antes... - comenta con voz baja escuchando a Kalu -... a mi tampoco me gusta, si algo puedo adivinar de esos jinetes es de que son poderosos y alguien con esa capacidad no necesita gente como nosotros al lado... deberíamos situarnos detrás de estas buenas gentes porque si nos atacan estos desdichados formarán parte de nuestro escudo para poder huir... ¿no te parece, padre?.... - le guiñó un ojo con complicidad.

Remek estaba tranquilo acomodando sus cosas para partir cuando empezó a escuchar los murmullos y se acercó hacia sus compañeros.

- ¿un escutimorfo con Jinetes? No puede ser, esas criaturas no se dejan manipular y menos llevarían a alguien encima -  Lo cual hace que se preocupe, ¿quienes serán los jinetes? ¿Como hicieron para lograr domar a esas criaturas?

- Chicos, me parece que esto no se ve muy bien, pienso que lo mejor es que partamos antes de que pase a mayores - Espero que estemos todos de acuerdo, no me gustaría tener que enfrentarnos contra esa criatura.