Partida Rol por web

- Uys sí Amplexo...., justo ahí en la espalda.... - indicaba la mujer mientras su compañero se la frotaba, estirando un pie en la dirección de Remek -... Venga hombre, tú me masajeas a mi y luego quizás tengamos tiempo para ti... - le dice con la mejor de sus sonrisas mientras el agua verde la envuelve.

- Kalu alegra la cara..., ¿no quieres lavarme la cabeza?... es tu oportunidad, no todos los días se toca a una mujer tan maravillosa como yo... - no tenía vergüenza pero lo peor es que a la fémina le iba bien con ese desparpajo, con tres palabras consiguió que dos de ellos estuvieran dispuestos a satisfacerla.

- Senia querida...¿el agua verde ayuda contra la migraña?... ¿Estás mejor?.... - se interesa por ella, en realidad era simple cortesía mientras gime de placer por los masajes recibidos -... Oh Amplexo, sabes cómo complacer a una mujer....Aprieta un poco más Remek..., ohhhhh síiiiiiii..... asíiiiiiii..... - un orgasmo tendría menos fervor que un masaje en sus maltratados músculos.

El baño en los depósitos fue realmente reconfortante. Una sensación de relajación y bienestar os envolvió completamente al pasar un rato allí, aunque pronto se os llamó la atención para salir, puesto que el tiempo dentro no era ilimitado y la gente esperaba su turno para tomar ese baño.

Aun con los escasos 20 o 30 minutos, seguíais sintiendo esa sensación durante toda la noche. No os costó tampoco encontrar un alojamiento para los cinco. Senia no tardó en dormirse, confiada y agotada posiblemente por el viaje y por aquello que no la dejaba pensar y que le atormentaba en el interior de su cabeza.

El día siguiente amaneció igual que el anterior. A vuestra salida a la calle no visteis rastros del hermano de la muchacha, pero era seguramente demasiado pronto....

Después de mucho tiempo al fin pudo dormir cómodo sin preocuparse de lo que los rodeaba, estuvo mucho tiempo viajando por el camino errante y ya se había olvidado lo que se sentía.

Al salir del lugar piensa que deberían comer un buen desayuno para empezar el día – Buen día equipo, creo que lo mejor es que vayamos a desayunar –

Mira a Senia y le pregunta directamente – ¿Hoy te sientes mejor? – Espero que si así podemos recorrer el lugar sin preocupaciones…. Pienso que lo mejor es que luego de desayunar vayamos a dar una vuelta -Luego de desayunar deberíamos recorrer el lugar y averiguar si alguien conoce al hermano de Senia, hoy deberíamos de saber qué hacer con la pequeña- Quizás hasta podamos averiguar porque era tan importante que ella llegue hasta aquí.

Un nuevo día se alzaba llena de expectativas para Zuith y sus esclavos, o compañeros de viajes, según se mirase.

- ¿Desayunar?... Me gusta la idea... - comenta la mujer completamente repuesta, no había nada como darse un baño relajante antes del descanso -...A mi me gustaría ir de compras, al fin y al cabo tengo unos shins que me queman en el bolsillo..., y quizás pueda conseguir algunos más... - y es que tenía ganas de estirar los dedos en dirección a bolsillo ajeno.

Miró a la niña cuando Remek la mencionó

- ¿Tienes familia aquí? ¿Algún amigo o alguien que pudiera reclamarte?...¿Hay algo en especial que te apetezca o creas que debamos hacer?.... Kalu... ¿estás hoy de mejor humor?.... Amplexo debo reconocer que eres único dando masajes de espalda...- ella no cumplió su parte, cuando le tocaba masajearle debían salir del agua. Así de pirata era Zuith.

Senia negó con la cabeza. No estaba muy claro si no sabía que hacer o si es que no estaba de muy buen humor; aunque si que dijo algunas palabras. 

— Me gustaría buscar a alguien que pudiera ayudarme con el dolor de cabeza — No dijo nada más, tan solo esperó.

Detrás de todos iba Kalu, como casi siempre. Había dormido fatal, tenía el pelo revuelto y la boca seca. Caminaba a horcajadas, refunfuñando y mirando a la derecha y a la izquierda. Ni rastro del hermanito de la niña. Quizás la aldea hubiera sido arrasada, quizás la familia de Senia estuviera ahora criando malvas, o prisionera, o vete a saber...  ¡Mierda! La idea de cobrar la recompensa se difuminaba como la niebla de la mañana. 

—Venga— el viejo se acercó a los demás

—Desayunemos rápido y busquemos a algún mamarracho que pueda curar a nuestra protegida—  giró la cabeza hacia Senia y le sonrió falsamente. Todo ese rollo de control mental, de sus dolores de cabeza y de que su hermano no apareciera por ningún lado le daba mala espina. Quizás todo era parte de un bulo. Un engaño. Una maniobra para librarse de la niña. 

-Bueno, pero no busquemos a tontas y a locas, Remek tiene razón- contestó Amplexo, que después de aquella inmersión había dormido espléndidamente y estaba muy tranquilo- Puede que su hermano pasara por aquí para dejar apalabrado un tratamiento antes de que los pallon le obligaran a acelerar el viaje. Preguntemos a los sanadores si alguien con su aspecto dejó encargado un tratamiento para una chica con serias migrañas  antes de buscarle uno nosotros. 

Y oteó el horizonte otra vez, buscando la figura del muchacho que les había dejado aquel encargo. Ya podía haberle dicho a su hermana quién tenía que buscar. 

En el peor de los casos, supongo que podría arreglarlo yo. Tenía su propio medio fiable, escondido en una bolsita. Pero hacer eso sin compensación ya escapaba a su natural amabilidad.

Zuith había estado tranquilita demasiado tiempo, el suficiente para saber que si ella, su grupo tardaría una eternidad en dar con un buen sanador para la niña coñazo, así que se puso manos a la obra y tras desayunar, en medio de todo el pueblo chilló con voz en grito, como si de un alma en pena se tratara.

- ¡¡¡¡¡OOOHhhhhhhhhh!!!!!!.... ¡¡¡Pobrecita mi niña!!!!!.... ¡¡¡Tiene un dolor de cabeza horriiiiibleeeee!.... Y nadie que la cure.... ¡¡¡algún alma caritativa que se apiade de nosotros!!!.... - apelaba a la pena y la bondad ajena, ¿habría algo de eso en el pueblo? ¿Sentirían curiosidad por los extranjeros y vendrían a darles sugerencias? -.... ¡¡¡Si alguien me ayudara le estaría tan agradecida que hasta un regalo le daría!!!.....

No había dicho el regalo, pero miró a Amplexo de tal manera que ya podía comenzar a temblar.....

Luego de desayunar escucha a Senia decir que continuaba con el dolor de cabeza, por lo cual deberían empezar por buscar un médico que la pueda tratar y una vez que se encuentre bien deberíamos averiguar si alguien la conoce o al menos al hermano, por algo les dijo que la traigan aquí, alguna razón debió tener….

Mientras se disponía a salir en la búsqueda de un medico escucho a Zuith gritar por ayuda. Esta vez Remek no se queja de su actuación, cree que es una buena estrategia para encontrar ayuda rápido sin la necesidad de perder tiempo buscando por su cuenta, es lo mejor que podría haber hecho.

Los escandalosos gritos de Zuith no parece que fueran demasiado efectivos en aquel pueblo. Se diría incluso que molestaban más que otra cosa en un asentamiento como aquel, en el que la paz y la tranquilidad era algo que la gente solía venir buscando. Una mujer anciana se acerco y se plantó delante del grupo, mirando primero a Senia y después a Zuith.

— Deberías tener más respeto por la gente del lugar. Si tienes sins podremos ofrecerte alguna cosa para los malos de la chica. Para tu impertinencia me temo que no tenemos cura, o al menos no una que te gustara demasiado. —

Miró a Senia dando la espalda deliberadamente a Zuith y el resto del grupo. Su pelo largo era totalmente blanco con algún recuerdo negro de como lo debió de tener hace años. Le agarró del mentón y movió su rostro.

— Id a ver a Darvin, quizá ella pueda ayudarla... Al final de la calle a la derecha. Luego todo recto —

La mujer se giró y miró directamente de nuevo a Zuith, entrecerró los ojos y negó con la cabeza justo antes de dar media vuelta de nuevo y marcharse...

Meneó la cabeza avergonzado por la reprimenda de la mujer. Zuith acabaría metiendo a todos en un follón, estaba seguro. Kalu se arrepintió de haber pedido tanto dinero a aquel mozo del campamento. Si no hubiera sido tan avaricioso, ya se habría librado de ella. En fin, reflexionó. Ya no había vuelta atrás...

—Bueno.— dijo con resignación

—Vamos a ver al tipo ese, a Darvin ¿Por donde ha dicho que era?— Kalu intentó recordar las palabras del mujer ¿Todo recto a la derecha? ¿O era a la derecha y después recto? 

Se había llevado una buena bronca en un momento, pero a Zuith eso no parecía afectarle, de hecho sonrió a la anciana ampliamente y le respondió de buenas maneras -...si la cura es que un hombre guapo y fuerte me de unos azotes, créame que no iba a desagradarme mucho.... - era atrevida, demasiado, pero al menos no perdía las formas ni se enfadaba.

Quizás Zuith con su proceder hubiera ganado enemistades, pero al final conseguía lo que quería, ya tenía claro que debían ir a ver a Darvin -... Gracias buena señora....que el camino se lo pague con salud y muchos hijos.... - era una impertinente sí, ciertamente lo era -... Bueno, prueba superada, vamos a ver a la doctora, vamos niña... - coge a Senia del hombro para que avance, ya sabía que ella iba a quitarle la mano casi con total seguridad... ¡qué diablos!... Nadie sabía apreciar su talento natural para conseguir cosas..., y ahora que lo pensaba..., mientras Darvin miraba a la niña ella podría agenciarse alguna cosita ajena, los medicamentos y brebajes se valoraban mucho, nunca se sabía cuando necesitaría uno...

- Kalu final de la calle, derecha y todo recto... - suspira -... debe ser la enfermedad que afecta a los viejos...esa que hace que pierdan la cabeza... Kalu a tu edad deberías dormir más.... Anda sígueme....

Como era de esperarse Zuith consiguió la información que necesitábamos, no de la forma esperada pero igual nos sirve. La señora se veía bastante enojada, igual no es algo que le importase mucho a fin de cuentas no la iba a ver más y ni siquiera sabía su nombre.

-Muy bien, vayamos a ver a esa tal Darvin, esperemos que sea de ayuda-

Mientras nos dirigíamos a ver a Darvin le pregunta a senia -¿este dolo que tenés tiene algo que ver con tu amigo de ayer?- Le pregunta acerca del escutimorfo, quizás la energía o la concentración que tiene que tener para controlar a las criaturas le generaba ese dolor y tal vez ya le había pasado antes.

Amplexo, rojo como un fruto maduro de verguenza ajena, se adelantó a toda velocidad por la dirección que había indicado la venerable anciana, buscando al tal Darvin. 

-Dormir está sobrevalorado pero un sueño de un par de siglos es lo que os haría falta a vosotros dos, par de atolondrados.-Masculló molesto. Agradecía su defensa y sus shins, pero ¡por todas las lunas!, a veces casi habría preferido dejarlos atrás. 

La “Calle Mayor” no era más que una serie de listones de madera tendidos a ambos lados de los estanques. En las aguas de estos, jugaban y descansaban hombres, mujeres y criaturas diversas. Los niños correteaban a vuestro alrededor según os abríais camino por la calle de los depósitos multicolor. De entre todos los colores antinaturales de estas aguas (rojo sangre, naranja atardecer, el verde de una hoja a contraluz) quizá el negro fuera el más inquietante. Si fuese denso y aceitoso, no resultaría tan desconcertante. Pero era fluido y acuoso, si bien al mismo tiempo de un negro tan intenso que parecía sólido. Los niños chapoteaban y jugaban en su negrura, salpicándose unos a otros con esta tinta imposiblemente oscura, que discurría entre su pelo y por su piel, cubriéndola de venas negras. 

Apartaron la mirada como pudieron para centrarse en lo que andaban buscando: una tienda, un cartel. Y ahí estaba, más allá del estanque negro: un cartel de madera con unos sesos de verdad clavados con dos grandes clavos. Por su tamaño, no parecían humanos, pero era difícil estar seguro. Bajo el cartel había una mujer con cara de curandera mercurial. Esquirlas afiladas de metal y sinte brotan formando semicírculos en torno a sus ojos, la base de la nariz y las comisuras de los labios. 

- Venid – dijo, sin dar tiempo a hablar ni preguntar, ni siquiera a quedarse quietos-. Sé lo que buscáis. Tras lo que entró en la tienda.

Estaba mirando los sesos que habia clavados en el cartel. Parecían reales. ¡Que inquietante reclamo publicitario! pensó sin llegar a determinar si eran o no humanos. Entonces escuchó la voz de la mujer, porque sí, era una mujer y no un hombre como habia deducido Kalu. ¿Desde cuando Darvin es nombre femenino? La curandera se escabulló dentro de la tienda sin darles tiempo a preguntar ni nada. Decía que sabía lo que hacían allí. Puede que tuviera algun poder extrasensorial o puede que tuviera a su mando, un puñado de esbirros y que les hubieran seguido. 

—Las damas primero— hizo un gesto a Zuith para que entrara. Una especie de reverencia cargada de falsa cortesía. No había que ser un lince para darse cuenta que la mujer no tenía nada de dama. De hecho era todo lo contrario. Pero Kalu no quería ser el primero en asomar el hocico en aquel sitio. Imaginó a un puñado de hombres  armados con garrotes esperando dentro. Listos para darle a la primera cabeza que asomara por allí, una invitación directa al mundo de los sueños. No. No sería el primero en entrar.  Ni de coña. Y puestos a sacrificar a alguien del grupo, la primera en su lista era Zuith.

Si no son humanos, estarían mejor fritos se dijo calmadamente Amplexo mirando aquel cartel. Eficaz, era.

Acto seguido, introdujo su repeinado cráneo por el umbral tratando de atisbar lo que había o vendía aquella tienda antes de entrar. 

Zuith miró el agua negra de uno de los estanques, aquel tono acuoso encajaba perfectamente con su alma, quizás más tarde se diera otro bañito. Llegaron donde Darvin tenía su chiringuito, en el cartel había unos sesos muy elegantemente colocados. La mujer no pudo evitarlo y metió su dedo índice en aquel órgano viscoso, oloroso y blando, haciéndole un agujerito.

- Me encanta este anti estrés... - dijo la fémina limpiándose su falange en la ropa de Kalu, justo cuando pasó por delante de él para entrar en aquel lugar, hecho que haría que sus prendas olieran a podrido posteriormente.

Amplexo, curioso por naturaleza asomó su cráneo por delante de ella, así que Zuith le dio un "empujoncito" para animarle a pasar. Lo que en realidad era un fuerte empellón para que no dudara recular ni por un instante -... Uys perdona Amplexito, me tropecé.... - puso la más dulce de sus voces y pestañeó un par de veces, era bonita la muchacha, quizás por eso le permitían tanto, o pudiera ser porque en ocasiones, mostraba utilidad.

- Selenia...Sirenia.... Sisenia.... ¡Niña ven!... - reclamó la fémina sin recordar bien que Senia era el nombre de la cría. Mientras miraba qué juguetitos de la tienda podía llevarse.

Remek se centra en las aguas negras, piensa que son raras y le gustaría saber que propiedades tienen. Debería probarlas luego de reunirnos con Darvin.

Al llegar ve los sesos clavados y no le da mucha importancia, espera poder solucionar el problema de Senia de una vez por todas.

La escucha hablar y no entiende como es que sabía que íbamos y la razón de nuestra visita, seguramente habrá escuchado los gritos de Zuith de hace un rato.

Cuando entrasteis pudisteis ver que la tienda no era especialmente grande ni luminosa. Montones de tubos y cables forman máquinas que parecen amontonadas unas sobre otra sin demasiado sentido. Unas emiten luz, otras disponen unos agujeros de los cuales salen colores diferentes e intangibles. No hubo golpes o sorpresas al entrar.

Darvin no tardó en darse la vuelta y miraros. Tenía una especie de casco o gorro metálico del cual salían una serie de cables conectados a varios de los aparatos de la tienda. Agarró a Senia del brazo y la sentó en una silla para momentos después ponerle el casco y activar un par de interruptores.

— ¿Mejor? — Preguntó mirando a la muchacha a los ojos.

Pudisteis ver como una sonrisa mezcla de felicidad y relajación se dibujó en su rostro. — Que... ¿Estoy curada? — Preguntó.

— Oh querida, me temo que esto es solo temporal. Ni siquiera se cuanto aguantará hasta que se sobrecargue y deje de funcionar. Aguanta un poco — Se giró entonces a vosotros y os miró uno por uno.

— ¿Y bien? — Os preguntó inquisitivamente — ¿Quienes sois y donde está su hermano? —