Partida Rol por web

El excapitán pone el walkitalkie de manera que puedes escuchar perfectametne a la azafata preguntaros:
Hemos recogido a los supervivientes sano y salvo, ¿quereis hablar con ellos ya?

Lerman enarcó una ceja ante las formas de la azafata. Negó con la cabeza despejando algún poco sutil pensamiento acerca de la disciplina necesaria y ahora perdida, y contestó a través del intercomunicador.

-Sí, tráigalos aquí. Que acomoden sus pertenencias en alguna plaza libre y se les proporcione agua y algo de alimento si quieren. Tras ello, escucharé cuanto tengan que decirnos -Samuel era muy consciente de que no se trataba solo de recibir aquel paquete, sino además conducirlo a algún lugar-. Bien, apartémonos de aquí y descendamos a una altura que nos permita observar cuanto ocurre en nuestro nuevo punto de gravedad -dijo señalando la masa de agua creciente-. Impediremos también impactos fuertes. 

Las manos de Lerman maniobraron con elegancia sobre los mandos. 

Entendido... dijo la azafata y luego dudando un poco añadió, Capitán.

Lerman pensaba mientras más allá, tras la puerta y los pasillos llenos de pasajeros, aquel trío comenzaba un nuevo itinerario a bordo de aquel avión. Había reconocido perfectamente a la mujer que había sido su objetivo durante meses, igual que al joven primate que se había erigido en su protector, defensor o lo que fuera gracias a un contrato. L tercera figura, vestida con uniforme de la ONU era curiosamente quien más le desorientaba. Aquella mujer no podía pertenecer a la empresa. No si hacía caso de su indumentaria. Lo cual solo conducía a una doble resolución. O les habían engañado con la finalidad de atraerlos y salvarlos, o la mujer de la ONU era un agente encubierto.  Fuera como fuera, aquello no gustó a Lerman. 

De forma consciente, su mano descendió a la pantorrilla derecha, donde sintió el acogedor peso y volumen de su puñal. Un puñal cuya existencia quedaba disimulada por la holgada pernera del pantalón. Y en el proceso en el que los nuevos pasajeros comían y bebían antes de decidirse a hablar con él, Samuel Lerman se preparó para cualquier contingencia. Se colocó la sobaquera de su arma sobre la camisa, quitó el seguro y la guardó en la sobaquera. No se puso la americana. No deseaba disimular más allá de lo imprescindible y quería dejar claro un mensaje. Si sabían leer las señales, no habría problema. 

Escuchas un portazo trás de tí, aunque ya habías notado como giraban el pomo de la puerta antes de esto.
Entra la soldado de la Onu que se había presenteado como soldado del bloque para el rescate.
Hace un saludo ligero llevándose las manos al lateral de la cabeza. Lo hace rápido, casi como una consumbre, una especie de coletilla que precede a la conversación: pero lo hace.
La chica tiene un brillo extraño en los ojos que ubicas rápidamente: el de alguien a quién han borrado la memoria pero que, en alguna parte de la lobotomización, ha surgido algo mal. Es una chispa de locura, casi extravagáncia, pero si lleva los galones de soldado será que sus otras cualidades la hacen meritoria de serlo. Tampoco has visto a muchos supervivientes así que, o tiene una inmensa suerte, o es muy hábil, o ambas cosas.
Soldado en el puente, avisa la chica, gracias por el salvamento capitán. Se que son leyes corporativas pero, habiéndose ido el mundo al garete, es una suerte haber topado con alguien que es fiel aún a las reglas. He visto el rostro de mis dos paquetes, parece que las cosas no han ido demasiado bien. Siento no haberme presentado antes.He creído oportuno cambiarme las insignias del bloque por las de la Onu. La Onu recuerda al antiguo mundo y no solo no me han visto como una amenaza, sinó que incluso he podido reconfortarles. Con el rombo-cíclope del bloque, la cosa se hubiese puesto violenta. Luego, tras decir esto, pierde toda la tensión y formalidad, se "desinfla" y parece tan joven como realmente és: quizá veintidos o veintitres años. Nos habéis salvado el culo pero ha habido cambios en la nuestra mientras llegabais,¿queréis informarme de algo antes, hacerme alguna pregunta, o os informo ya? Por su caracter está claro que es nerviosa, aunque sabe templar dichos nervios cuando quiere, la última pregunta es mera cortesía para dejar ver que seguirá las normas básicas militares: el capitán en su avión és el más alto cargo.

La miró detenidamente y en silencio, mientras hablaba. Finalmente asintió.

-Poco puedo decirle salvo lo que ya sabe. Se produjo la inversión de la gravedad mientras volábamos. Aunque fuimos testigos de una explosión nuclear. El hongo atómico resultó... devastador. Asimismo trataron de asaltarnos. Un grupo islámico, pero la inversión gravitatoria nos salvó. Poco después recibimos su llamada a la que nos veíamos obligados a responder. Soy el Capitán Lerman. ¿Y usted?

Soy la agente del Bloque Elena Díaz, Sargento. Un superior me envió junto a mi grupo para intentar llevarles con vida a mis dos paquetes. La novedad es que mi superior a muerto, estaba en alemania intentando averiguar información que podría ayudar a remediar este desastre. En estos momentos no se si lo consiguió, solo que ha muerto. La mente que creó todo esto está en Rusia, así que le ruego que ponga rumbo allí. Como mínimo hemos de llegar a su ubicación y salvarle, junto a todos sus estudios, equipos o sea lo que sea que esté utilizando. Las dos personas que iban conmigo son las únicas que han salido de ese lugar con vida, puede que no recuerden el lugar exacto, pero intentaremos que nos acerquen lo máximo posible al lugar. De hecho, y para que no crea que le escondo nada...por lo que me han dicho, yo misma estuve en ese lugar, aunque no recuerdo nada.
Mira hacia alrededor. ¿Es verdad? pregunta un poco nerviosa ¿Con la H-Energía, este avión puede volar indeterminadamente?
Tras la pregunta, la sargento pide permiso para volver con los otros dos.

Mientras Lerman evalua la respuesta y Elena espera ansiosa si este retoma el rumbo hacia Rusia, llaman a la puerta insistentemente.
La calma con que habían tomado la conversación parecía haber inquietado al mercenario que preguntaba desde la otra parte: ¿Elena? ¿Va todo bien?

Samuel había aceptado con aspecto de no tener más remedio que hacerlo. No obstante aquello se ajustaba perfectamente a sus necesidades. A las de encontrar a Aaron. Se dirigió al excapitán, y establecieron el nuevo rumbo en dirección a Rusia. ¿Quépodían hallar? Ni idea. Y ni siquiera tenía la seguridad de que pudiera acabar con el aquel apocalipsis. Pero fuera como fuera, de un modo u otro, la vida nunca sería igual en aquel planeta.

Era hora de tomar decisiones. Fuera tenía a tres individuos que por razones diversas, estaban unidos en un mismo destino y con un objetivo que aún desconocía. Pero él, de un modo u otro, también estaba atado a ellos. Lerman se pasó una mano por el rostro y el rasposo sonido de su encallecida mano sobre la barba incipiente fue un recordatorio de que pese a todo, ciertas cosas eran inalterables.

Suspiró y se puso en pie.

-Mantenga el rumbo. Volveré rápidamente.

Abrió la puerta de la cabina y se dirigió a la zona de primera en la que se suponía estarían los tres sentados. Cuando los vio, se acercó a ellos.

-Estamos dirigiéndonos a Rusia, tal y como pidió. Sin embargo, necesitaremos coordenadas más precisas si debemos llegar al destino que buscan -Lerman se quedó mirándoles fijamente, antes de volver a hablar-. ¿Por qué el señor Aaron la protegía, señorita... Miranda... Soto? Deberá disculparme pero no sé su actual nombre.

Habías huído de aquel grupo de supervivientes, supuestamente los "tuyos", pero que notas como te miran, como te cuestionan. No te entienden, no tienen tu visión, no entienden el mundo.
Habías huído llevándote a aquel viejo, segura de que hacía un papelón, te habías llevado el fanal portatil de luz azulada que auyentaba a los fantasmas, a aquellas almas condenadas.
No habías cambiado de planta, pero te habías ido a la habitación más alejada de aquel "campamento". Te habías encerrado con aquel viejo que no paraba de repetir "Liss lo hemos roto, lo hemos roto". Habías razonado con él, habías intentado convencerlo, le habías amenazado... y no habías recibido ninguna respuesta. Harta de él, decidida, caminas para salir de aquella habitación y dejarlo solo.
Segundos antes de que cierres la puerta, oyes la voz a tus espaldas.
No..no...que..quieres saber? No me dejes aquí..

Ciara se volvió lentamente, como si el peso de la situación le apretara los hombros hacia el suelo.

- Saber... ¿Qué más? Dame razones para no dejarte aquí... Ellos me apreciarán más si no te llevo a mi lado -dijo indolente. Aquel hombre había cometido atrocidades que incluso la naturaleza disoluta de la Stegmayer era incapaz de perdonar, pero quizá fuese útil saber lo que aquel perdido tenía que decir.  

Razones..Razones, los ojos casi ciegos del viejo se mueven rápidamente, como buscando algo en su memoria...hastá que lo encuentra:
Dijiste que...contactaste con esa inteligencia. No es un elemento físico que o está delante o cerca de ti, o no está. Si has entrado en ella, si has contactado, sigue ahí dentro de tí, en forma de H-energía. Así que creo que...creo que se como hacer que le enseñes nuestro idioma. Serías la primera persona en comunicarse con ella.

- ¿Cómo sé que no me vas a sacar esa H-Energía, Aaron? -no varió en nada su postura o su tono, era un muro- ¿Cómo sugieres enseñarme a enseñar? Veo lagunas, Aaron... -dio un par de pasos adelante, pretendiendo el abandono del anciano a su suerte, o más bien simulándolo. No le escamaba lo más mínimo angustiar a esa bestia, pero creyó que el tiempo era un factor clave en la situación en que estaban. No era una certeza, tan solo una intuición, quizá un deseo.

Cuando su castigada vista ve desaparecer completamente tu silueta se desespera, se levanta tras de ti y cae el suelo, desde allí alza la voz hacia la nada donde, un paso más allá estás tu.
Liss, la energía me devolvio a Liss. Un acto de fe, de confianza. Yo..... se calla, al recordar algo... yo...la...y ella mé la devolvió. Un acto de confianza yo ahora sus ojos parecen ver claramente, no a ti, ni a la habitación, sinó algo en el pasado. Yo...la maté, se la ofrecí... en sacrificio y la energía... me la devolvió
Luego susurra para sí mismo cuestión de confianza

El pozo te da acceso a un tunel oscuro y circular, la luz que entra por el pozo que acabas de dejar ilumina pobremente el lugar. Pero lo suficiente para ver en el techo un par de vías paralelas, viejas pero dirías que útiles. Una de ellas a penas tiene polvo.

Suspiró quedamente. Ante él, el túnel. La escasa luz que provenía de la escotilla apenas servía para iluminar un escaso cerco. Más allá, la oscuridad. Evaluó sus posibilidades. Quizá un automatismo encendiera las luces a su paso, un sensor de movimiento, pero en aquellas circunstancias, adentrarse solo en las instalaciones era un riesgo que se minimizaría de contar con la ayuda de terceros, es ecir, del grupo de inútiles que estaban bajo sus pies.

La necesidad hace extraños compañeros de cama, recitó para sí mismo.

Se arrodilló en el suelo y asomó la cabeza por la escotilla.

-Esto está despejado -dijo a la pareja-. No hay luz, así que si no disponemos de una linterna, mal vamos. Id subiendo, os echaré una mano.