Partida Rol por web

No tengo que hacer ningún cántico, solo ocuparme de las heridas como un curandero que soy - dije algo molesto por la falta de tacto y comprensión del bárbaro - deberíamos alejarnos del agua, no sea que vengan otros sapos y buscar un sitio donde descansar esta noche y poder atender vuestras heridas y atender debidamente mis obligaciones como siervo de Silvanus, quien sea bendecido por siempre - añadí en voz baja

Digamos que se te dio, ahora rolleo todo.

Mucho esfuerzo para tan poco fue la conclusión del bárbaro aunque para el ágil semielfo la cuantiosa cantidad de una gema de buen valor y 372 monedas. Pero no eran monedas de plata, estas brillaban de manera plateada aunque algo distintas, los ojos se abrieron desmedidamente y esta vez no fue el reflejo del agua. Contuvo un grito de alegría al ver que eran de platino y ya sabiendo que todo era mejor con platino en la mano. Por un momento se le plantó una pregunta en la cabeza. ¿Quién llevaría tanto platino encima? Es una moneda muy poco frecuente y el que la estaba llevando seguro debería tener sus motivos pero tan rápido como le llegó esa idea se le fue.

Se alejaron del lago un par de decenas de metros y armaron su campamento entre varios árboles intentando cortar el inclemente viento que les azotaba la espalda. Mientras volvieron a encender el fuego el druida salió a buscar hierbas, los demás siguieron planteando más posibilidades de como proceder con respecto a su estado actual. Sabían que el camino era difícil e ir heridos era un gran riesgo pero estar más tiempo en el camino podría ser uno mucho peor todavía dado que más tiempo tendrían las amenazas de encontrarlos sin contar con los dos grupos que ya estaban al tanto de su misión y ello era un peligro constante.

Después de unas horas el druida volvió con una sonrisa que sin ser tan generosa como la de Galdor prodigaba buenas noticias. Venía cargado de plantas, flores y demás partes de otra vegetación que ninguno conocía. Se puso a hablar y calentar agua pensando en lo que podría hacer con todo lo que había hallado.

En cuanto llegué me puse a preparar una crema con una de las plantas que traje, la machaqué muy cuidadosamente, añadiendo agua y otros productos que llevaba en mi zurrón, cuando terminé había una crema suave de un color marrón claro, puse 4 porciones iguales en 4 hojas que había traido también con esta idea y me dirigí a galdor.

Creo que vuestro nombre es galdor, no? bien, creo que esto os será más útil que a mí. Cada una de estas ojas contiene una porción para poner en un parpado, como son 4 os valdrá para 2 veces, su efecto es que mejorará notablemente el alcance de vuestra visión y mejorará consecuentemente la precisión con vuestras flechas, sé que no es mucho, pero es todo lo que encontré, a vuestra consideración dejo cuando usarla. Su efecto solo dura para una vez, una vez que hagais uso de ella, su efecto se pasará.

Galdor tuvo que contener un estallido de alegría al darse cuenta del valioso metal que llevaba en su manos. Con 93 monedas para cada uno podían hacer una fiesta más que legendaria... El druida interrumpió sus cuentas y fiestas mentales ofreciéndole algún menjunje de plantas que él tomó con una pequeña inclinación de su cabeza.

-Muchas gracias, druida. Por otra parte ya terminé con parte de nuestras cuentas y...-

Galdor dejó la idea colgando, ofreciéndole un pequeño montón de monedas con una sonrisa

-Noventa y tres monedas del más hermoso platino, suficiente para una buena pieza del mejor equipo que podamos conseguir y una muy linda gema que podemos vender o guardar según lo necesitemos. Por una vez seré partidario de conservarla en caso tal que necesitemos algún dinerillo extra para pasar una buena noche en la taberna.-

Dicho esto colocó la gema junto a un montón de monedas y las guardó en su bolsa, acercándole 93 monedas a cada uno de sus compañeros. La fortuna les sonreía y Galdor se permitió olvidar por el día que la fortuna solía ser una amante caprichosa, por decir lo menos.

Arkantos se tapó con la manta mientras disfrutaba del fuego para entrar en calor. Agradeció el ofrecimiento de Galdor recogiendo las monedas. El pensamiento del guerrero se encontraba más cercano en sus siguientes pasos y en la forma de encontrar a la muchacha más que en saber cómo y dónde gastar aquel dinero. Cierto era que necesitaban todos una buena noche al calor del hogar y un baño con agua ardiendo. 

Rememoraba las palabras de su mentor y de Lord Nigel intentando darle sentido a todo aquello. Esperaba que la información que había enviado a su mentor fuese de utilidad. Quizá aquella mujer que decían que se encontraba cerca de Aguasprofundas pudiese ayudar al padre Agnus. Mientras tanto ellos se encontraban a miles de kilómetros de distancia buscando a una muchacha de la que nada sabrían, simplemente que su padre no la había encontrado. ¿Pero y si su enemigo sí? Sólo rezaba a Tyr esperando que la suerte de la muchacha se encontrase en mejor posición.

Con mi parte del botín y viendo como el druida hacía feliz a Galdor me puse en pie, continuando la marcha. Al poco tiempo giré mi cabeza:

-“Continuamos la marcha o descansamos.” Repetía un par de veces

-“Aclaraos” dije tajantemente mientras esperaba las curaciones y cuidados del Druida.

Todos en el grupo estuvieron felices de haber salido con vida de esa trampa mortal que resultó ser el lago, más uno no estaba tan tranquilo. Su mente estuvo en continuo ir y venir desde la primer noche luego del encuentro con las fuerzas oscuras. Sobre cual era el mejor camino a tomar, la vida de una joven estaba en una balanza y la de todo el resto de la otra. Uno de los grandes edictos de un hombre de fe es buscar el bien común y teniendo una balanza con esos pesos la decisión nunca podría ser sencilla. Había que hacer algo y esos pensamientos eran los que le daban vuelta en la cabeza todo el tiempo.

Siguieron caminando hacia el Norte que parecía no acercarse nunca, si no fuera por los conocimientos de Bronas la travesía hubiera tomado más tiempo incluso. Un día siguió al otro y así el séptimo estaban ya tan cerca que podían divisar los grandes lagos a lo lejos. Pero no todo fue un tranquilo pasar, al cuarto día de la marcha algo les hizo tomar precauciones con la excepción de Arkantos que siguió metido en su meditación.

Era algo que estaba por ahí dándoles un mal espinazo pero no lograban darse cuenta, no sabían si era una de las dos facciones u otra amenaza. Intentaron muchas estrategias pero ninguna funcionó, Galdor se apartó y escondió para poder seguirlos, Bronas trató infructuosamente dar con las huellas de lo que sea que los venía siguiendo y tampoco dio mejores resultados. Hasta llegaron a dudar de que todo y pensaron que sería sólo los nervios por todo lo sucedido sumado a un camino agotador.

Lo que les dejaba tranquilos era que al día siguiente llegarían temprano a media mañana y podrían descansar después de darse un baño caliente. Aun así esa sensación de ser acechados nunca se había ido del todo y por eso redoblaron toda guardia posible. Cuando llegó la noche ya estaban bien guarecidos del viento entre unos árboles y con suficiente visión de los alrededores. Pero toda precaución siempre es poca cuando uno está paranoico.

Amigos, por más vueltas que le doy a este asunto de esta mala sensación, solo se me ocurre una causa por la cual tenemos la sensación pero no podemos encontrar evidencias, que nos estén siguiendo usando la magia y la magia solo puede ser contrarestada por una magia mayor, quizás deberían buscar lo que llaman un archimago para pedirle consejo o ayuda, por lo que sé, gustan de lugares apartados donde no sean molestados con facilidad, así que es posible que podamos encontrar alguno por estos lugares

-Poco a poco vamos acercándonos al origen de todo mal. La misma sensación que tuvimos cuando Stuart nos encontró. Más cerca nos hallemos de su territorio más intensa será esa situación. Incluso imagino que tendrá espías en cualquier lugar. Deberíamos ser más cautelosos y discretos de aquí en adelante.

La incertidumbre de lo que pasaría en adelante ocupaba la mente del guerrero. En un día llegarían a diez ciudades y podrían quizá saber algo más sobre su misión.

La noche les era intranquila aunque en sus mentes estaban tensos como una rama a punto de quebrarse. Las conjeturas les ocupó casi toda la cena y al irse a dormir también estaban recelosos. Se turnaron las guardias para poder descansar todos un poco con la idea fija de reponer energías en Diez Ciudades.

Estabas en tu guardia que había comenzado hacía poco más de media hora. No pudiste estar sentado y diste vueltas por el campamento mirando hacia la oscuridad reinante en los alrededores para calmar la ansiedad que anudaba tu estómago.

En una de las vueltas viste un movimiento que te llamó la atención y llevando la mano hacia la empuñadura te acercaste cautamente. Tu sorpresa fue grande cuando detrás de un arbusto apareció Arkantos mirándote con fijeza. Quizás había ido a orinar lejos y lo sorprendiste al parecer por su rostro.

Me alegré al llegar mi guardia pues podría estar en movimiento. Mi mente necesitaba estar ocupada. La incertidumbre y extraña sensación que me rodeaba era palpable en todos mis compañeros. Había algo que nos preocupaba, pero no sabíamos qué era. Levanté mis enormes brazos al cielo estrellado al mismo tiempo que abría mi boca para dejar escapar un pequeño bostezo.
-"Mi turno al fín."
Comencé a caminar alrededor del campamento con seguridad y ávido por encontrar algún animalillo con quien entretenerme.
No tardé demasiado tiempo en agarrar con firmeza la empuñadura de mi espada.   Unos matorrales se movieron llamando mi atención. Con cautela y la espada en ristre hacia allí me dirigí.
-"Al fin algo de actividad...Espero que sea el enano para regalarme algo que se le olvidara antes de viajar al más allá." pensé con cierta nostalgia.
-"Hubiera sido un excelente compañero de batalla." sonreí levemente al mover con mi espada parte de los arbustos.
-"¿Quién va?" dije en voz alta. -"¿Arkantos? No deberías estar durmiendo?" pregunté mientras miraba rápida mente al lugar donde debería estar.
-"Espero que seas un sueño o alguien disfrazado porque te haré probar el frío acero de mi espada....¡Levantate y habla antes de ensartarte!" dije malhumorado sin dejar de blandir mi arma.

El joven fiel de Tyr te miró estupefacto cuando lo amenazaste con tu arma. - Calma Bronas, no me podía dormir. Me sentía incómodo. - Te respondió amablemente dejando de lado su preocupación y sin más reparos se dirigió hacia su lugar en el campamento para proseguir su descanso.

Y mientras lo mirabas caminar a su lugar algo no te cerraba, realmente era Arkantos con el que habías hablado pero no parecía ser él. Hablaba como él, se movía como él pero algo te inquietaba. Quizás fueran todas las preocupaciones de la aventura en la que estaban inmersos, la presión encima de tu cabeza sabiendo que tu pueblo corría peligro y que todo dependía de una niña. Algo entre todo lo que pasaba no cerraba.

Aquella extraña situación, esa sensación de alerta, el escalofrío recorriendome la espalda como si de un chorro de agua helada se deslizara por ella. -"Pero...¿Qué está pasando?" pensé al recordar por un breve espacio de tiempo nuestro encuentro con el nigromante. -"¿Y si la magia tuviera algo que ver ... o.....peor, y si de nuevo estuviera entre nosotros ese maldito....?" Sin pensarlo demasiado. Sin ninguna vacilación me dirigí de nuevo a Arkantos. Seguí tras sus pasos y cuando estuve a no más de mi espada hice algo que fue necesario. -"Espera no tan rápido." dije al clavarle la afilada punta de mi espada en su entrometido trasero. -"O eres más explícito por tu acción tan sospechosa o te rebano el pescuezo al considerar que eres un intruso disfrazado." le amenacé -"Si querías pasar desapercibido durante mi guardia es que ocultas algo. Y ocultarme algo a mí, después de lo que llevamos pasado juntos...." movía mi cabeza de un lado a otro con mi espada marcando el ritmo.

Arkantos te miró extrañado cuando estaba cerca de poder volver a acostarse ante el comentario. - Espero sepas disculparme Bronas, es que no deseo hacer público cuando voy a hacer mis necesidades. Si me perdonas necesito dormir que mañana será un día largo. - La respuesta fue algo que normalmente aunque todo te siguió sin cerrar.

Miraste el lugar donde se estaba por acostar Arkantos y viste un bulto debajo de las mantas, ahí se te encendió la alarma. Que podría ser lo que estaba debajo de la manta tapado hasta arriba.

Quizás tenía razón. Quizás debería darle cierto margen si tenía que hacer sus necesidades pero no en estas circunstancias.....

Su experiencia en combate no era tan amplia como la mía, no pertenecía a una familia de bravos e intrépidos guerreros que hacían del combate su medio de vida.
-"Nos enfrentamos a un enemigo terrible. Una situación que requiere por nuestra parte una gran coordinación en nuestras tácticas de combate para equilibrar la balanza." dije bastante serio. -"Si quieres ir a hacer tus necesidades....puedes hacerlo. Pero estando yo de guardia he de saberlo. Me importa muy poco de que manera las haces, lo que me importa es la seguridad del grupo y acabas de ponerla en peligro." alcé mi espada señalando aquel bulto. -"Tu manera de actuar es muy sospechosa como lo es aquello que ocultas. Enseñamelo, qué es....o te lo haré tragar para que te acuerdes de mí la próxima vez que vayas a sentarte." levantando mi arma amenazante.

Su mirada fue de preocupación y hasta titubeó cuando le indicaste que le develaras el misterio. En los alrededores el silencio era sepulcral, como si ningún animal de la noche estuviera rondando entre los árboles. - Tranquilo maese Bronas, estás demasiado estresado y ya demasiado conmigo. - Se acercó finalmente a su lugar en el campamento y puso un pie al lado del bulto sin percatarse de que había algo debajo. Cuando puso su mano en la manta retrocedió rápidamente hasta ponerse al lado tuyo. - ¿Viste? Hay alguien ahí debajo. - Dijo en tono preocupado el fiel de Tyr.

A esas alturas nada de lo que estaba pasando te cerraba y la idea de que hubiera alguien en el lugar de Arkantos menos, pero era evidente que alguien estaba ahí porque la forma era de una persona o algo similar.

Definitivamente aquella noche estaba siendo de los más extraña y peligrosa. Dos cuerpos para un único lugar: una cama; un lugar para descansar.
Miré fijamente aquel bulto como si pudiera ver a través de la manta sin perder de vista al misterioso Arkantos.
Una fría gota recorrió mi rostro haciéndome reaccionar. Con mi espada en una mano y teniendo la otra libre me agaché para tirar de la manta dejando descubierto aquel bulto inesperado.
Con un rápido movimiento lancé la manta hacia el también sorprendido Arkantos pues había algo en aquella situación que me escamaba. Traté de que la manta le cayera por encima para ser el primero en reaccionar y dedicir que hacer.

Un frío terrible corrió por la piel de la persona que estaba debajo de la manta, rápidamente se despertó o hizo como que despertaba a los ojos de Bronas. Los tres se miraron por un momento y no podían creer lo que estaba sucediendo, uno era un bárbaro del norte llamado Bronas y los otros dos eran guerreros fieles de Tyr llamados Arkantos. Dos Arkantos exactamente iguales, uno delante del otro se miraron atónitos por un momento sin saber que estaba sucediendo.

Uno se acercó lentamente al otro mirándolo de manera incrédula, el otro lo rozó con su mano para saber si era real. Giraron sobre sus pies buscándose similitudes y diferencias como si fueran perros corriendo sus colas. Bronas a su vez no supo cual era su compañero o si bien los dos lo eran y esto había sido un juego macabro.