Partida Rol por web

El Camino del Héroe

28. Cuando se Desvanece la Magia.

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13/10/2012, 11:18
Director

La Casa de Mystra había sido construida hace poco. Era un edificio adusto y sólido, construido sobre una suave colina y al que se accedía por una escalinata de piedra. El cuerpo bajo era muy amplio y espacioso, y albergaba en él las dependencias de uso común como la biblioteca o la sala de oraciones. Sobre él, hacia el norte, surgía una torre como un dedo de piedra alzado al cielo nocturno. En una de aquellas ventanas brillaba la titilante luz de una vela: alguien estaba trabajando hasta tarde.

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13/10/2012, 11:29
Hanna

Remontásteis las escaleras y llamasteis a las puertas dobles con la aldaba. Tras unos minutos de espera escuchásteis el sonido de las llaves girar en la cerradura. Las puertas se abrieron para mostrar a una joven de algo más de veinte primaveras y metro setenta de altura. Era de complexión delgada, intuyéndose incluso bajo las ropas gruesas y propias de una primavera recién estrenada. Su melena castaña enmarcaba un rostro soñoliento.

—¿Sí? —preguntó con la voz pastosa de alguien que aún está medio dormido—. ¿Qué precisáis de las Hermanas del Misterio...?

Dejó la frase en el aire, como si le gustara apostillar "a estas horas".

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14/10/2012, 20:03
Galatea

Buena luna—saludó Galatea—. Hanna, ¿verdad? Estos son...

Presentó a sus compañeros terminando por ella misma alegando que estaban con los burgueses, y una vez más le resultó fuera de lugar su propio apodo entre tanta gente "de ciudad".

Perdona la hora pero necesitamos hablar de algo muy importante. Referente a... lo que ocurre últimamente con los conjuros. Cada minuto cuenta—miró de reojo a ambos lados como si no le hiciera ninguna gracia hablar de ello en la puerta. Bueno, de hecho NO le hacía gracia hablar de ello en la puerta—. ¿Podemos pasar?

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16/10/2012, 01:20
Rengar

El paladín saludó brevemente y aguardó a que les dejase pasar. No tenía mucha idea de cómo empezar la conversación y no conocía la magia tan bien como Galatea o Aidé, de modo que estuvo en silencio la mayor parte del tiempo.

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17/10/2012, 12:15
Rina

Rina saludó con un leve gesto de cabeza y una sonrisa sesgada asomó a sus sensuales labios.

- Sí, no es un tema para hablar ante una puerta... Pueden haber oídos indiscretos... - Comentó mirando de soslayo a a uno y otro lado de la calle. 

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22/10/2012, 12:14
Hanna

Hanna enarcó ambas cejas en un gesto de sorpresa, que pronto se convirtió en otro de suspicacia al entrecerrar los ojos.

—Hmmm... sí. Será mejor que paséis y me contéis quiénes sois vosotros, por qué me conocéis y qué sabéis del asunto —dijo con desconfianza.

Abrió las puertas del templo y os condujo a una biblioteca sorprentemente grande. Tan grande que parecía imposible que estuviera contenida en el volumen del edificio. En ella flotaban pequeñas luces azuladas y aleteaban perezosamente libros como aves ociosas. Hanna os ofreció asiento, pero ella se quedó de pie, apoyada de forma indolente contra una estantería.

—Vosotros diréis.

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24/10/2012, 17:34
Galatea

Galatea siguió a Hanna pero se le desviaban los ojos cada vez que pasaba un libro flotando. No es que la extrañase, la magia era capaz de hacer cosas tan extrañas como aquella pero acostumbrada a que lo que volase a su alrededor fuese algún pájaro o algún insecto, le llamaba la atención. Las luces ya no tanto (a fin de cuentas, le recordaban a las luciérnagas)

Venimos de Velarburgo—suspiró sentándose en cuanto le ofrecieron asiento—. Estábamos siguiéndole el rastro a un culto de sharinos que al parecer se traen algo entre manos que podría afectar a todos los valles. Les habíamos perdido un poco la pista hasta que nos enteramos del... desagradable incidente con Alosius Grimwarrow. Los burgueses nos dijeron que hace poco un hombre fue sanado de unas horribles quemaduras mágicas similares.

Arqueó ligeramente las cejas como dándole tiempo a la acólita a ubicarse. No sabía si conocía al Arpista o no, o lo que había ocurrido con él.

Acabamos de hablar con esa misma persona, es un agente Arpista que está investigando en el castillo de Halvan: Los sharinos regresan allí y de pronto, magias antiguas y oscuras regresan para extenderse por el Valle. Licántropos oscuros, el Fuego Negro, la corrupción de la Urdimbre. Y... —añadió resaltando la conjunción— ...que de un tiempo a esta parte los hechizos de los clérigos de Mystra simplemente fallan sin explicación.

Se cruzó de brazos en la silla (por costumbre más que otra cosa) y encogió los hombros.

Lo peor es que al parecer la Rastra no es el único lugar de Faerûn en el que están pasando cosas como estas. Están tramando algo GRANDE y hay ponerle fin por el bien de todos... Ese hombre nos remitió a ti, ¿podrías contarnos con más detalle algo sobre el tema de los hechizos?

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24/10/2012, 18:37
La Simbul

Hanna abrió la boca para contestar, pero la cerró de golpe cuando algo le empezó a pasar a los libros voladores. Revolotearon a vuestro alrededor cada vez más aprisa y se convirtieron en un halo de luz brillante con la forma de una mujer.

Su piel bronceada contrastaba fuertemente con el color plateado de su cabello, que caía en cascada sobre la abrigada capa azul turquesa adornada con un gigantesco símbolo de Mystra. Iba ataviada con una túnica de seda de color púrpura, ceñida al talle por un corpiño de piel de dragón. Empuñaba un bastón de mármol pulido, rematado en ambos extremos por un cristal verde resplandeciente. Había algo en su ademán imperativo que intimidaba, el aura innata de las personas acostumbradas a regir los destinos de muchos.

Era una mujer que Galatea y Aidé ya habían conocido antes: La Simbul, una de las Siete Hermanas por nacimiento y Reina-Bruja de Anglarond y Elegida de Mystra por derecho propio. La genasí no pudo evitar soltar una maldición.

—¿Por qué siempre te encuentro metida en mis asuntos? —le preguntó a Galatea con un tono que era como una espada saliendo de la vaina—. En fin, supongo que si tienes ese amuleto es porque tenemos intereses comunes. ¿Qué queréis saber exactamente? Dudo que entendáis la mitad de las cosas que podría explicaros.

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25/10/2012, 20:15
Galatea

Galatea arqueó las dos cejas en cuanto los libros empezaron a cobrar (más) autonomía propia, previa aparición teatral. Ciertamente no se había esperado encontrarse... de nuevo a La Simbul. En un principio lo único que hizo fue parpadear.

"Buena pregunta".

Sonrió levemente como quien admite que ella tampoco tiene respuesta exactamente para ello mientras tocaba con las yemas de los dedos de una mano la cadenita de plata que le pendía del cuello y cuyo emblema llevaba oculto por debajo de la ropa.

... Sí, creo que sí— dijo en referencia a los intereses. Luego carraspeó, nunca se había parado a pensar en la diferencia de facilidad que existía entre preguntarle a una acólita de Mystra a preguntarle a una de sus elegidas—. Pues... ¿Nadie ha notado nada extraño desde que comenzaron a fallar conjuros? ¿Que se rompa el contacto con la Urdimbre, que algo lo impidiera o algo así?

Porque dudaba enormemente que Mystra le hubiese retirado el favor a todos sus fieles de la noche a la mañana sin más. Si los conjuros fallaban... era que al menos desde un principio podían memorizarlos, ¿no?

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26/10/2012, 13:37
Rina

Rina era consciente de la existencia de la magia. Ella misma poseía algún que otro objeto que tenía un pequeño poder, como su inseparable sombrero, que llevaba a todas partes. Pero al entrar en aquella estancia, y ver los libros flotando perezosamente, se quedó prácticamente sin palabras. Ante el ofrecimiento de tomar asiento de la acólita, ella negó con la cabeza y se quedó de pie, observando de soslayo el suave movimiento de aquellos libros.

Pero su sorpresa fue en aumento cuando apareció aquella mujer que desbordaba poder... Parecía que conocía a Galatea, así que Rina se quedó en silencio, atenta a lo que hablaban las dos mujeres. Aunque la pobre, en temas de magia no es que fuera muy ducha.

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26/10/2012, 16:45
Hanna

—Creo que yo puedo contestar a eso —interrumpió Hanna, como si creyera que era fuera capaz de ser más explicativa que la mismísima Simbul—. Lo empezamos a notar en las exhibiciones de magia que hacemos en ocasiones para difundir el culto a la Señora de los Misterios entre los lugareños. Creíamos que alguien nos estaba intentando sabotear, contraconjurando nuestros hechizos o algo así. Una vez incluso una de nuestras hermanas corrió peligro cuando su conjuro de volar se desvaneció.

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26/10/2012, 16:46
La Simbul

La Simbul decidió que no era muy sensato freír de un rayo a una de las pocas acólitas de Mystra que había en el Valle, así que se contestó con lanzarle una mirada asesina antes de contestar a Galatea.

—Ese es uno de los motivos por los que Shar decidió que La Rastra era un buen lugar para sus propósitos —dijo—. Aquí hay muy pocos magos, y los que hay son tan poco... respetados... por la gente de aquí que se imaginarían cualquier razón por la que sus conjuros no funcionan salvo la auténtica: que la Urdimbre está debilitándose.

Hizo una pausa pensativa, como si estuviera esforzándose en explicarse con sencillez.

—Donde hay Urdimbre Sombría no existe la Urdimbre convencional. No pueden coexistir ni mezclarse, son como el agua y el aceite. Lo que está ocurriendo es que la Urdimbre Sombría está devorando a la normal, por así decirlo. ¿Os imagináis un mundo en el que sólo Shar decidiese quién puede lanzar conjuros y quién no?

Negó con la cabeza enérgicamente.

—No podemos permitirlo. Los Elegidos estamos intentando evitar que ocurra a toda costa.

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26/10/2012, 16:58
Aidé

—Pero los clérigos también utilizan la Urdimbre objetó la genasí. ¿Por qué ellos no han notado nada?

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26/10/2012, 16:59
La Simbul

—Ssssí... —arrastró la palabra La Simbul—, Pero es como si dijeras que los animales y las plantas necesitan el sol para vivir. Es cierto, pero no del mismo modo. Los clérigos no se darían cuenta de lo que sucede hasta que todo estuviera cubierto por la urdimbre sombría de Shar.

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27/10/2012, 14:00
Rengar

Rengar carraspeó. La aparición de la Simbul le había dejado sin habla. Había incluso pensado que se trataba de una trampa, pero viendo que Galatea se lo tomaba con tanta calma, supuso que estaba bien.

-La mayor parte de lo que estáis diciendo no lo comprendo del todo -admitió el paladín-, pero si Shar está ganando poder sobre el mundo, entonces la cosa es grave. Vosotras sois magas y todo eso. Yo soy sólo un paladín y no entiendo cómo funciona la Urdimbre. Pero, quiero decir, me importa. No me gusta que Shar haga nada y menos contra Mystra, que es una diosa buena. ¿Qué podemos hacer nosotros por ella? ¿Qué puedo hacer yo?

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28/10/2012, 17:45
La Simbul

La Simbul sonrió. Era una sonrisa fiera, implacable.

—Cuando se desvanece la magia, buenas son las espadas —replicó—, y nos vendría bien que unas manos expertas las blandieran para abatir a unos cuantos sharinos en el castillo de Halvan.

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28/10/2012, 17:47
Aidé

—Entonces, es cierto ¿no? Mi magia no servirá de nada allí.

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28/10/2012, 17:47
La Simbul

—Eso me temo —admitió La Simbul—. Los magos no os vamos a ser de gran ayuda allí.

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28/10/2012, 17:49
Aidé

Aidé miró alternativamente a Rengar y Galatea.

—Sé lo que estáis pensando —dijo con un tono inflexible como el acero—. Y como se os ocurra expresarlo en voz alta os voy a lanzar la bola de fuego más grande que habéis visto en la vida.

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28/10/2012, 17:57
Galatea

Galatea se había estado apretando el puente de la nariz con dos dedos en un gesto preocupado. Aquello no sonaba bien... NADA bien. No quería a Shar como dueña y señora de la magia, ni hablar.

Sin embargo, el gesto de Aidé logró hacerla reír un poco. No era una risa de burla, simplemente le había salido del alma.

Y yo sabía que sabías que pensaríamos eso—sonrió dándole unas palmaditas en el hombro al hacer el trabalenguas, una de esas pocas veces en las que sonreía sinceramente, sin aquél deje irónico—. Por eso no he dicho nada.

Lo pensó un momento. Siempre le quedaban las varitas... y, qué demonios, el ingenio. Ella misma veía muy reducido su arsenal sin hechizos pero tampoco estaba indefensa, no sería tan hipócrita como para decirle a la genasí que era inútil sólo porque la magia fallase.

No voy a tratarte como a una inválida a la que haya que proteger—añadió—. Te lo dije ya una vez, ¿no? No es "la maga" lo que me gusta tener con nosotros, es a Aidé.