Partida Rol por web

Al llegar puedes observar un gran autobús de color rojo chillón, tan rojo tan rojo que se parece a la sangre que salió de la pupa que te hizo Stripe hace dos noches.

En torno al autobús hay muchísima gente, papás y mamás, abuelitos... y niños, muuuuchos niños, según tus cálculos habrá unos dos millones de ellos, algunos lloran y patalean, otros se despiden de sus papás con una sonrisa, pero todos se dirigen poco a poco al autobús.

En la entrada, un señor un poco gordo y con barba va diciendo nombres de niños y al que le toca su nombre tiene que dejar la mochila en un cajón debajo del autobús y subir.

Tras aparcar el coche, mamá te ayuda a colocarte tu enorme mochila y os vais acercando a la multitud allí congregada.

Al cabo de un rato, el señor gordito dice tu nombre.

-¡Tomás García Rivero! ¿hay algún Tomás García Rivero por ahí?

Aunque habla alto para que le escuchen entre el barullo que hay montado ahí al lado, no da miedo, porque su voz es graciosa y tranquila, parece como un oso, como Winni...

Al llegar podéis observar un gran autobús de color rojo chillón.

En torno a él hay muchísima gente, papás y mamás, abuelitos... y niños, muuuuchos niños, según vuestros cálculos habrá unos dos millones de ellos, algunos lloran y patalean, otros se despiden de sus papás con una sonrisa, pero todos se dirigen poco a poco al autobús.

En la entrada, un señor un poco gordo y con barba va diciendo nombres de niños y al que le toca su nombre tiene que dejar la mochila en un cajón debajo del autobús y subir.

Tras aparcar el coche, mamá os ayuda a colocaros las pesadas mochilas y os vais acercando a la multitud allí congregada.

Al cabo de un rato, el señor gordito os nombra.

-¡Beatriz y Marcos Nuñez Salazar! ¿Están por ahí?

Aunque habla alto para que le escuchen entre el barullo que hay montado ahí al lado, no da miedo, porque su voz es graciosa y tranquila, parece como un oso, como Winni...

Bea se acerca a su hermano y le agarra de la mano, estaba asustada, esas situaciones la ponían nerviosa y quería estar cerca de su mami, pero como no iba a estar... - mano, tenemos que ir allí... - dijo agarrando la mochila con fuerza.

Dejó que su mano la guiara y soltó la mochila, esperando a que Marcos terminara y se dirigieran a la puerta del autobús.

-Jop, vas a arruinar mi reputación. Bueno vamos, de todas formas da igual. - Como me haya visto Ana de correr de ese modo...

-Venga vamos, a ver que quiere, o si nos vamos ya, o a ver que dice. Yo con que haya balones donde vamos... y tele!- Marcos andaba junto a Bea hasta donde fueron llamados, para descubrir que querían.

Los dos hermanos dejan sus mochilas en la parte de abajo del autobús, en un enorme montón en el que están apiñadas las del resto de niños y se dirigen hacia las escaleras de entrada al autobús.

Allí, el hombre gordito les habla.

-¿Vosotros sois los hermanos Nuñez Salazar? ¿Si? pues arriba campeones.

Tras asentir tímidamente a las palabras del señor, los dos hermanos se adentran en el caótico autobús, allí hay un gran número de niños y niñas, los asientos están medio llenos a ambos lados del pasillo, pero aún no han subido todos los que hay abajo, asi que no es difícil encontrar un hueco.

Cuando lográis ver dos asientos juntos que estén libres, os apresuráis a sentaros, disputándoos el lugar de la ventanilla.

Finalmente acomodáis vuestros culitos en los asientos, mientras observáis al resto de niños que hay desperdigados por el autobús, algunos ríen, otros lloran pegados al cristal...

Una mujer bastante guapa se afana por tranquilizar a los llorones al fondo del autobús.

- Mano, yo no quiero ir... - dice mirando por la ventanilla a su mami - mira, los demás están llorando... - miró para atrás y vió a los niños que cuidaba la señorita guapa - yo no quiero ir, los niños lloran porque saben lo que es un camento y no quieren ir, y yo tampoco- pero en el fondo tenía mucho interés en saber lo que era ese "camento" pero el pensar que su mami iba a estar lejos de ella y que no iba a cuidarla cuando le hicieran daño los "mostros"... hizo que se le saltaran las lagrimitas.

Al oír mi nombre de la boca de ese enorme hombre levanto el brazo medio encogido ... avergonzado de que pronunciaran mi nombre delante de tanta gente ...

-Yo ... yo soy Tomás ... Tommy ... yo soy Tommy ...

Me dirijo hacía el autobús al ver lo que hacen los demás niños y dejo la mochila en el cajón debajo del autobús y me subo a el ... una vez estoy arriba busco un asiento que no esté completamente libre y que no haya nadie al lado y me siento en el ...

Con la mirada busco continuamente a Johnny ...

Dejas tu mochila en la parte de abajo del autobús, en un enorme montón en el que están apiñadas las del resto de niños y te diriges hacia las escaleras de entrada al autobús.

Allí, el hombre gordito te habla.

-¿Tú eres Tomás? ,¿Tommy?, perfecto, pues arriba jefe.

Tras asentir tímidamente a las palabras del señor, te adentras en el caótico autobús, allí hay un gran número de niños y niñas, los asientos están medio llenos a ambos lados del pasillo, pero aún no han subido todos los que hay abajo, asi que no es difícil encontrar un hueco.

Logras encontrar un par de asientos totalmente libres a partir de la mitad posterior del autobús y te sientas. Delante tuyo hay un niño de unos diez años sentado junto a una niña algo más pequeña, de unos siete o así, que no para de llorar.

Al fondo del todo hay otro puñado de niños que no deja de llorar, pegándose al cristal como ventosas mientras repiten entre llantos :" mi mamá...quiero ir con mi mamá...", una mujer bastante guapa y de pelo rizado se afana por tranquilizarles.

El autobús va llenándose poco a poco de niños, pero no hay ni rastro de Johnny por ahora.

Al llegar puedes observar un gran autobús de color rojo chillón aparcado a un lado de la calle, en torno a él hay muchísima gente, papás y mamás, abuelitos... pero los últimos niños están subiendo ya.

En la entrada, un señor un poco gordo y con barba va diciendo nombres de niños y al que le toca su nombre tiene que dejar la mochila en un cajón debajo del autobús y subir.

Casi antes de que te de tiempo a reaccionar, el señor gordito dice tu nombre.

-Vamos con los que antes no estaban...aver...¡Aitana Sánchez Blanco!, ¿Está por ahí?

Aunque habla alto para que le escuchen entre el barullo que hay montado ahí al lado, no da miedo, porque su voz es graciosa y tranquila, parece como un oso, como Winni...

Iván te despide sonriente tras dejar tu mochila en la parte de abajo del autobús, apilada en un montón, aunque es fácil reconocerla...no todos tienen una mochila Thomson.

Al llegar podéis observar un gran autobús de color rojo chillón, en torno a él hay muchísima gente, papás y mamás, abuelitos... apenas véis niños, puesto que debéis ser de los últimos en llegar.

En la entrada, un señor un poco gordo y con barba va diciendo nombres de niños y al que le toca su nombre tiene que dejar la mochila en un cajón debajo del autobús y subir.

Tras aparcar el coche, los papás de Jenni os ayudan a colocaros las pesadas mochilas y os vais acercando a la multitud allí congregada.

Os inquieta sobremanera la visión de un enorme coche negro y largo que hay aparcado delante del del papá de Jenni...os suena muy muy familiar...tiene toda la pinta de ser el coche del monstruo que Jenni mató de una pedrada...pero si él murió...¿quién lo ha traído hasta aquí?...

Antes de daros tiempo a reaccionar, el señor gordito os nombra.

-¡Jennifer García y Daniel Crespo! ¿Están por ahí?

Aunque habla alto para que le escuchen entre el barullo que hay montado ahí al lado, no da miedo, porque su voz es graciosa y tranquila, parece como un oso, como Winni...

La señorita Aitana Sanchez Blanco no aparece por ningún lado, por lo menos no contesta a la llamada del hombre...

Se cree este hombre que me voy a subir al autobus con todos estos niños, además huele raro

Distríada rebuscando alguna cosa en la pequeña mochila la niña se va a alejando poco a poco, pero la escasez de niños hace que sea claramente visible, y el hombre fija su mirada en ella, que finalmente no tiene más remedio que asentir de mala gana...

Ell hombre gordito te habla desde las escaleras del autobús.

-¿Tú debes de ser Aitana no? perfecto, pues arriba señorita, que de esta no te escapas jejeje.

Una vez traspasado el umbral de la puerta del autobús que marca la diferencia entre una Aitana libre y una Aitana encarcelada, te adentras en el caótico autobús, allí hay un gran número de niños y niñas, los asientos están casi todos llenos a ambos lados del pasillo y sólo encuentras miradas hostiles y de indiferencia a tupaso.

Llegas a los que parecen los últimos tres asientos libres en todo el autobús, están en la mitad posterior del mismo y se distribuyen de la siguiente manera:

Uno de ellos está libre, junto a un niño de unos nueve años bastante alto. Los otros dos están juntos detrás de él y no hay nadie ocupándolos...la decisión parece estar clara.

Al pasar en dirección a los asientos libres puedes ver que delante del niño alto hay un niño de unos diez años sentado junto a una niña algo más pequeña, de unos siete o así, que no para de llorar.

Al fondo del todo hay otro puñado de niños que no deja de llorar, pegándose al cristal como ventosas mientras repiten entre llantos :" mi mamá...quiero ir con mi mamá...", una mujer bastante guapa y de pelo rizado se afana por tranquilizarles.

Me acerco a la ventanilla del autobús y busco con la mirada a Johnny entre en montón de niños que quedan para subir al autobús ... uno por uno son llamados por el gordito y van subiendo al autobús que se va llenando despacio ...

Pero por mucho que mirara no veía a Johnny por ningún sitio ... lo que si que encontré fue a mamá ... que no pudo aguantar en el coche y estaba junto a otras madres despidiéndose de mi ... algo brillaba en su rostro ... parecía ...

Mamá está llorando ...

Me quedé sorprendido al ver a mamá llorar despidiéndose con la mano de mi ... hago lo mismo mientras veo como un montón de niños están llorando en el autobús ...

Me quedo en el lado de la ventanilla y me espero sentado a que Johnny suba para cederle el asiento de mi lado ... me quedo callado sin decir nada ... no me gustaban demasiado los otros niños ...

Zeñor , presente zeeñor! Se presenta el racluta Indiana! -imita los movimientos de los soldados de las pelis americanas y se cuadra torpemente ante el señor gordito - Pido permiso pada embarcar.

Se descuelga la mochila y la lanza sin cuidado hacia el interior de los bajos del autobous.

La niña subío al autobus y empezó a caminar por él sin mirar dos veces a ninguno de los presentes, su aspecto impecable y sus aires de superioridad eran evidentes, una mueca de desprecio hacia la niña que lloraba, un regalo innecesario antes de sentarse en el lugar que se encontraba vacío...

Con cuidado, se quita la mochila de la espalda haciendo caso omiso de cualquier mirada y la pone en el asiento que esta a su lado, como un pasajero más, se alisa con las manos el vestido y se siente erguida...

No lloraré como esos niños pequeños, que insoportables con sus llantos, debería aceptar cuando las cosas ya no tienen remedio, vaya porquería de autobus y de campamento

-No llores, los que lloran es porque no saben lo que es y están asustados. Si te ven llorar te van a llevar atrás con ellos, y tu no quieres ¿verdad?- le dijo mientras caía en la cuenta de que podía tirar por los suelos aún más su reputación. Miraba a todos lados a ver si había niños que conocía, compañeros de clase, sus colegas, Ana...

-Pequeñaja, en los "camentos" jugamos, cantamos y esas cosas. No hay nada malo-

- ¡¡¡¡¡AAAAHHHHHHH!!!!!!! Es como winnie de poooo, ¡¡papi porfaaa no me lleves con ese señor gogdo!!

La niña sale corriéndo en estampida escondiéndose entre la gente, pues su última intención es presentarse frente al enemigo en bandeja. Sabe que su huída no durara por mucho tiempo pero esta decidida y sabe lo que tiene que hacer...

- ¡¡¡NOOOOO!!! No me iré con Poooo!! Tiene pinta de ozito simpaticon al que le gustan las cosquillassss, ¡¡¡pero seguro que es malo malo!!!

La niña se mete corriéndo al coche de su papa y cierra la puerta tras ella, haciendo pasar a su papi un momento vergonzoso frente al resto de los padres, pero ella lo hacía sin darse cuenta... Pues no quería montarse en lo que sería su viaje al infierno...

Tras cruzar tu mirada con la de mamá, te das cuenta de que hay algunas lágrimas en sus ojos...intentas contener las tuyas y lo haces bastante bien, ninguna llega a caer por tus mejillas a pesar de que se agolpan en tus ojos.

A pesar de ver algo borroso a causa de las lágrimas, puedes observar como una niña un tanto bajita de unos seis años, bastante guapa, de pelo rubio y ojos verdes se acerca por el pasillo, te percatas del pequeño detalle de que al pasar a la altura de los asientos que tienes delante tuyo, una mueca de desprecio se dibuja en su cara al ver llorar a la niña que está sentada delante tuyo junto al otro niño algo más mayor.

Después, mira hacia el asiento reservado a Johnny que hay junto a ti, y luego observa los otros dos asientos libres que hay en paralelo a ti, tomando asiento en ellos mientras deposita una pequeña mochila rosa en el asiento que queda libre, ocupándolo.

La pequeña Bea no puede aguantar las lágrimas producidas por la extraña situación en que se encuentra. A pesar de ello, Marcos intenta tranquilizarla, no se sabe si por compasión o por preferir que se esté callada y no llame más la atención.

Un niño bastante alto y de unos nueve años pasa por el pasillo sin hacer demasiado caso a los llantos de la pequeña, acto seguido toma asiento detrás vuestro, en el lado de la ventanilla, quedando un espacio libre junto a él.

Al poco rato, una niña rubia de ojos verdes y bastante bajita, de unos seis años, cruza el pasillo con paso firme y al pasar ante vosotros lanza una mueca de desprecio a Bea.

Después se sienta en las butacas que hay en paralelo al niño alto que se sentó detrás de vosotros, dejando una pequeña mochila rosita en el asiento que queda libre a su lado, quedando estos dos ocupados por la niña y su mochila de mano.

Animado por tu imaginación, subes al autobús como un auténtico soldado a punto de partir a batalla, una vez allí el panorama es desolador.

Bastantes niños lloran al fondo del autobús, mientras una mujer bastante guapa se afana por tranquilizarlos.

Casi todos los asientos están ocupados, por lo que te es muy difícil encontrar un hueco. Recorres el pasillo un tanto nervioso, ¿y si se han olvidado de ti, y sino tienes sitio? , al final, llegas a la mitad posterior del autobús, a la derecha hay una niña de unos siete años llorando y un niño de unos diez años sentado a su lado, intentando calmarla.

Detrás de ellos hay un niño bastante alto y de unos nueve años junto a la ventanilla, el asiento que hay a su lado está libre.

Por otra parte, paralelo a él, al otro lado del pasillo hay una niña rubia de ojos verdes y bastante bajita, de unos seis años, el asiento de su lado está "ocupado" por una pequeña mochilita rosa.

Jenni aún no ha montado en el bus, tampoco te dió mucho tiempo a ver qué hacía, ya que subiste rápido.