Partida Rol por web

A mi tampoco me apetece mucho morirme ahora, tengo cosas que terminar antes de eso.
En cuanto a lo de entrar en el inframundo...¿No hay leyendas que dicen algo de un rio y de un barquero que te puede llevar?

He oído las leyendas que hablan de el. Se llama Caronte, y es el barquero que segun se dice es el encargado de conducir a los difuntos al  otro lado del rio aqueronte, pero se le debía pagar una moneda para que el te llevase al otro lado. En ese rio se dice que todo se hunde salvo la barca de Caronte. He oido alguna vez en el templo hablar de el, dicen que es nun viejo flaco y gruñon

Mas flaco que la presente?... Se pregunta para si el clerigo... Bueno pues vayamos haya pues, yo me he unido a ustedes para tener algo de movimiento y veo que todos son muy cautos, la vida es una pequeña rueda de la fortuna donde nada es seguro y no importa si se quedan parados en un solo lugar o si viajan al mismísimo Hades, igual puedes morir en uno u otro lado, lo mejor es ponernos en marcha ahora, cada segundo que perdemos es irrecuperable...

Con la llegada del invierno Perséfone llega al inframundo y yo vuelvo al plano primario, muchos asocian la llegada del frío conmigo misma, como así también la llegada de la primavera y el verano cuando la estúpida Perséfone llega aquí.
Hay un portal en mi fortaleza que nos llevará cerca de barquero y luego habrá que cruzar el inframundo ya no como invitados, cosa que hago yo cuando es mi momento de llegar.
Nunca he atravesado el portal en otra época del año, pero el propio Hades me ha dicho que es un portal que de atravesarlo en otro momento me ubicaría allí cerca del río y que sería tratada como un intruso.
De todas formas el barquero es neutral frente a los llegados y darle una moneda nos debería dar paso libre hasta bueno... Realmente no se bien hasta donde podremos hacerlo.

A la lich se la veía entre asustada y feliz de volver al inframundo.

Nos vamos entonces? Es por aquí...

Nekrhatag comenzó a moverse hacia el sur lugar donde parecería que estaría su fortaleza ya que algún tipo de construcción podía verse.

Al ver que la no-muerta se pone en marcha Dominic la sigue sin titubeos. Caminando facilmente a su paso.

Bien, si esto me lleva más cerca de mi venganza iré hasta el mismo infierno y saldré.

Akin, todavía no muy convencido de dejarse llevar por un liche, opta sin embargo por seguir al grupo.

Fendoriel ya parecía un tempano de hielo totalmente inerte mientras la conversación discurría. Con una pequeña sacudida la nieve acumulada en sus hombros se desprendió para después dejarse mecer por el viento que soplaba de costado.

Ya era hora de que comenzaramos a movernos...

El camino a la fortaleza de la lich es corto.
Nunca hubieran imaginado tal estructura en este lugar, quizás nadie la había visitado antes, pero el lugar era maravilloso.
Finamente pulido en bloques enormes de hielo se elevaba la fortaleza de Nekrhatag, todo había sido perfectamente esculpido dandole perfectas terminaciones.
Gárgola de hielo adornaban la estructura por varios lugares de la misma, demostrando, si era posible, algo lúgubre en lo blanco del lugar.
Puerta?
No, no había puerta ni portón ni nada, el lugar estaba abierto, las ventanas y puertas no tenían nada, dejaban pasar el frío aire del glaciar dentro de la fortaleza congelándolo todo y a todo aquel que entrara en el lugar.
Afortunadamente lo héroes estaban preparados para soportar tal temperatura, y a esta altura ya tenían el valor para adentrarse en el lugar.
Nekrhatag los guió por el lugar por varios pasillos, no era un lugar laberíntico sino perfectamente dispuesto para circular con tranquilidad.
Hasta que en una habitación vieron un portal y por fin algo que no era de color blanco, el portal, claramente activo parecía tener una pared traslúcida de colores verdes que se movían al compás del viento que todavía aquí recorría los pasillos de la vacía fortaleza.
No hacía falta que la lich les indique que tenían que hacer, así que no lo pensaron más, atravesaron aquel portal.

Algunos de ustedes ya había surcado casi toda la Nueva Tierra en algunos días, pero ahora el lugar en el que se encontraban era completamente diferente.
En el lugar el ambiente era muy denso, todos miraron hacia arriba y se dieron cuenta que estaban en un especie de caverna, el lugar era enorme e intrincado en sus bifurcaciones.
Más allá un resplandor rojo se pudo observar, este venía de un lago hecho de lava, en la orilla flotaba un bote en el cual se situaba una figura encapuchada con una larga túnica de color negro, llevaba solamente una pértiga con la cual parecía mover aquel bote.

Los héroes apenas habían notado al resto de la gente a su alrededor, tal vez en una primera impresión se habían fijado en otra cosa y ellos eran parte del decorado o vaya a saber por que habían estado mareados, posiblemente por el viaje planar.
Muchos de los que estaban en el lugar eran ancianos y ancianas, lo cuál era fácil de distinguir cual era la razón por la que estaban allí.
De todas formas todo era muy extraño y una voz se hizo eco entre las cavernas, la voz provenía del barquero.

Que vienen a hacer los vivos aquí, saben que si quieren transporte deberán pagar de todas maneras.
Y tú, no deberías estar aquí. Dijo señalando a la lich.
No es tu momento, así que serás tratada como a uno más.

- Pagaremos, como todos, pero venimos por una misión importante dedicada a mantener el equilibrio, de lo contrario pronto habría demasiados muertos aquí, pidiendo paso al otro lado. El equilibrio debe mantenerse como siempre se ha mantenido.

Había algo en el ambiente que no le acababa de convencer a Dominic. Sentia una enrome tensión. Cuando se giró y vió la cantidad de muertos que había lo entendió. Aquel no era un lugar para los vivos. Deberían moverse cuanto antes.

Bah, menos charlas y más andar. Ya sabemos que tenemos que pagar barquero, no te preocupes que no te quedaras sin tu codiciado dinero.

Nekrhatag, tras haber guiado a sus inesperados compañeros por el palacio, desciende junto con ellos al inframundo, todavía no demasiado segura de lo que estaba haciendo. Sabía que no iba a soportar tener que cruzarse con Perséfone y que los celos podrían volverla loca, pero los inviernos se le hacían tan aburridos y eternos que, ahora que ya estaban más desarrollados su fortaleza y su pequeño proyecto de sociedad, cualquier excusa era buena para actuar.

- Tranquilo, Caronte -río guturalmente, mientras su aliento helado y putrefacto salía de entre su cuello y mandíbula, hechos trizas- No es la primera vez que nos vemos, ni será la última... Acércanos al Telar, si eres tan amable.

Puedo guiaros a vosotros hasta las puerta del infierno si así lo desean pero no puedo ir más allá.
De más está decir algo que ya debáis saber...

El barquero improvisó una sonrisa si es que se la podía llamar así.

Que más allá de las puerta se deberéis enfrentar al guardián y no creo que los trate como demasiada benevolencia.

Los siete se subieron al bote previo pago del tributo exigido.
Gunter por su parte estaba callado y pensativo, algo muy raro en él, tal vez ansioso de ver ese gran telar.

El viaje en la barcaza de Caronte se hacía eterno, evidentemente ustedes los vivos (Menos Nekrhatag obvio no?), no estaba preparados para este viaje, el tiempo se les iba y era algo que se gastaba y que jamás volvería.
De todas formas el armonioso viaje por el río Estigia es tranquilo, apenas el ruido de la pértiga clavada poco a poco mientras avanza el bote.
Al llegar Caronte se despide de ustedes.

Que Hades esté con ustedes.

Dicho esto se marcha dejándolos sólo en el lugar.

Akin se acercó a Caronte cuando éste ya se retiraba, y se inclinó ante él en señal de profundo respeto.

- Alguna vez nos volveremos a ver, y ojalá sea más tarde que pronto. Feliz eternidad mientras tanto. Me habría gustado tener tiempo para hablar con vos, sin duda, habéis visto mucho, y yo soy... curioso.

El barquero ya se había alejado y no giraba la cabeza hacia ustedes.
Estaban solos frente a las puertas del infierno.

Bueno, creo que hasta aquí era la parte facil. Ahora me parece que nos va a tocar pelear por cada palmo del terreno.

Dicho esto Dominic se pone en tensión, cierra sus puños y de ellos surjen dos hojas violaceas que chisporroteaban. Entrecierra los ojos y busca cualquier señal del guardian.