Partida Rol por web

Me temo que yo tampoco. Además, me preocupa el asunto de la ilusión. No me gustan esas cosas. Si no es inevitables, yo ignoraría esta habitación.

Ilusión eh... Yo solo tengo un par de antorchas, aunque el humo puede servir para ver a alguna de las ilusiones mejor que no abusemos, en sitios cerrados es un peligro.

Con ese aviso empezó a apuntar con el escudo a varios sitios, intentando ver si había alguna cosa extraña.

Druul se entretiene en analizar los rastros que percibe en el ambiente: [color=#00AA00](Saber (Arcano))[/color] el tejido mágico reminiscente sugiere que los globos oculares y el aullido formaban parte de un conjuro de Ilusión, y que probablemente se activaron cuando entrásteis en la sala.

Mientras tanto, el resto examináis la sala, iluminando cada rincón en busca de alguna pista o detalle fuera de lo normal. Al rato, constatáis que vuestro esfuerzo es vano y dirigís vuestras miradas a los sarcófagos... os preguntáis si será buena idea abrirlos para ver lo que hay dentro...

Las ilusiones no eran su fuerte, aunque no podía negar el carácter perturbador de esta. -Lo más probable es que quieran asustar a los intrusos para que dejen la sala tranquila...- dijo a nadie en concreto. -Siento una picazón extrema en el cogote...- Se rascaba enérgicamente la cabeza -Creo que lo llaman curiosidad...- Una sonrisa asomó en su rostro. -Venga! ¿No os pica también a vosotros?- Acariciaba el sarcófago más cercano. 

-Aunque puedo vivir con ello, si no queréis saber nada de esto. En ese caso una nueva puerta nos espera en la última habitación.-

Me parece correcto, Abroshtor. Aunque si no nos ayudan otros, creo que tú y yo no podremos mover esa tapa... termina pasando un dedo por el sarcófago.

Ni hablar, no somos vulgares saqueadores de tumbas, dejad a los muertos descansar en paz.

Alyssa no esperaba que le llevaran la contraria, y creía que sus compañeros tenían buen corazón pero esto no lo quería permitir.

Algo más tranquilo después de que le confirmaran que los ojillos y la voz no eran más que un truco mágico barato (y algo avergonzado por su actitud anterior), Drabeorn asintió ante la sugerencia de la paladina.

No es que él tuviera reparos en saquear a los muertos, por supuesto, pero dudaba mucho de que fueran a encontrar algo de valor, y no quería ponerse a mover todas aquellas tapas de piedra para nada.

- Vayámonos ya de aquí.- gruñó

El saber que todo se trataba de una ilusión fue tranquilizador pero la atmósfera tétrica persistía y Dynah continuaba sin encontrarse cómoda en aquel lugar. De hecho, sospechaba que, si encendían el brasero, como aquella ilusión parecía pretender, nada bueno pasaría.

-Esto de acuerdo con Alyssa. Dejad descansad a los muertos. Salgamos de aquí y busquemos a esos magos. Volvamos atrás y probemos con la otra puerta.

Ya Dynah... replica Druul, tratando de ablandar a la oráculo, sabedor que la paladina es un hueso demasiado duro de roer, pero ya van un par de veces que hemos visto cadáveres y hemos temido que fueran los magos. Así que poniéndonos en el peor escenario, y si están muertos y quien los asesinara los ha metido en estos sarcófagos? Deberíamos poder descartar estos recipientes.

Ambos sabemos que los trasgos no entierran a sus victimas, Druul. Ni Ashlyn ni yo quermos participar en esto, ni lo aprobamos, ni lo consentiremos.

El semiorco no quiere ahondar en la discusión, pues es evidente que la paladín no cederá, y la oráculo se muestra firme. Cree que hay motivos de peso para investigar los sarcófagos; qué protege la ilusión disuasoria? quién más habita la torre, además de los goblins? Los magos pueden haber caído a manos de cualquier otro ser mucho más imponente que una tribu de pieles verdes.

Pero en cualquier caso, no parece que ponerse a discutir ahora vaya a ayudar al grupo.

"Mierda!" Supo al instante de ver las reacciones de Alyssa y Dynah que no podría satisfacer su curiosidad. -No se hable más.- Dijo cabizbajo. -Sigamos- 

En silencio se encaminó a la habitación anterior y examinó la puerta. 

Dejando atrás las tumbas de piedra, volvéis al pasillo anterior, dónde el esquelético brazo bajo los escombros parece daros una nueva y tétrica bienvenida.

Abroshtor examina la puerta este, y extrae su juego de herramientas al percatar una pequeña cerradura en uno de los laterables. [color=#FF0000](Inutlizar Mecanismo)[/color] Lamentablemente, los dedos del gnomo no son lo suficientemente diestros en esta ocasión...

-Ehm.... No he podido abrirla. Volveré a intentarlo.- Dijo sin muchas esperanzas. -Si no encontramos la llave siempre podemos intentar echarla abajo... pero eso puede esperar. Supongo.-

Se dirigió a la puerta al sur en la habitación de la araña.

Drabeorn se asomó por encima del hombro de Abrosthor mientras éste manipulaba la cerradura con sus pequeños ganchos y ganzúas.

- Si no lo ves claro, déjamelo a mí.- dijo, tocando la puerta para evaluar si podía resistir mucho antes una buena patada.

Aunque lo intenta con esmero, Abroshtor no consigue forzar la cerradura en su segundo intento, así que deja paso a Drabeorn.

El bárbaro toma impulso y lanza una poderosa patada contra la puerta de piedra, que en un primer instante parecer resistir el embate. Una segunda patada consigue que la piedra cruja y se dibuje en ella una tremenda grieta. Apretando los dientes, Drabeorn lanza una tercera patada, que hace saltar en mil pedazos la puerta, dejando a la vista una nueva sala, cuyas paredes permanecen cubiertas por flácidas telas de araña en descomposición.

La habitación parece estar vacía, excepto por el desmembrado cuerpo de una araña gigante en un rincón y un robusto armario en la esquina suroeste. El techo está cubierto por polvorientas telarañas que cuelgan de una retícula de vigas de madera y yeso, a quince pies del suelo.

Oís débiles gemidos y quejumbrosos sollozos provenientes del armario...

Con visible bochorno se hizo a un lado para que el humano forzara la cerradura a su manera. -Efectivo.- No sabía que decir. -Un mes de lectura y estudio del manual de 647 páginas de "Mecanismos complejos y 53 métodos de inutilizarlos." resumidos en tres patadas...- Recordó el tedioso estudio del libro. -A Brandf Tordhil, el eminente arqueólogo que publicó el manual, le encantará saber el infalible método número 54.- No pudo evitar sonreir.

El ruido del armario llamó su atención. Otra de esas repugnantes bestias yacía en una esquina. Parecía muerta aunque el gnomo no se fiaba. Observó con atención la habitación y entró con cuidado de no tocar las telarañas. Llevaba la ballesta cargada y preparada para cualquier cosa. -Identifíquese!.- Tras el estruendo al abrir la puerta, la sutileza y el sigilo no tenían sentido. -¿Señor Jharun? ¿Señor Tiawask? ¿Son ustedes?- Se acercó al armario sin quitar un ojo del cuerpo de la bestia.

Seguro de sus pasos, Abroshtor se adentra en la habitación. La única respuesta que recibe a sus preguntas es otro sollozo lastimero.

Drabeorn se rió con estruendo ante la broma del gnomo.

- ¡Jaajajaja! Este método debería ser siempre el número uno en cualquier lista.- dijo, riendo abiertamente. La risa del bárbaro era refrescante después de tanto tiempo encerrados entre aquellas salas lúgubres, aunque quizá llamara la atención demasiado.

Drabeorn entró en la sala tras el gnomo y se acercó hasta el armario, iluminando el camino con la ayuda de Ethelwyn. Viendo que el ocupante no respondía, cogió el pomo del mueble y miró interrogante al resto de sus compañeros.

Incluso la seria paladin sonrió. Era un poco triste que la habilidad del gnomo fuera superada por la simple fuerza bruta, pero al fin y al cabo la fuerza también era una habilidad entrenada.

Cuando entraron en la sala y el barbaro se acercó al armario, Alyssa se puso entre el armario y el resto de compañeros, agarrando el escudo y el martillo con fuerza asintió al hombre.