Partida Rol por web

¡Coño! Por puro reflejo apartó la pierna de las fauces metalicas.

Bueeeno, parece que a los astillas les encanta morir. La elfa blandió el estoque buscando eliminar rapidamente al ofidio para poder seguir hacia el astilla antes de que pudiera lanzarles más venenos y drogas alucinogenas. No pudo evitar mirar de refilón al gnomo que la había abrasado antes.

Los golpes de Cenariel fueron salvajes, pero a pesar de que imbuyera con magia arcana el filo de su estoque y de que uno de sus ataques golpeara en un punto potencialmente letal, el ofidio metálico permanecía activo y con ganas de revolverse. 

El constructo se lanzó contra la magus, pero no pudo hacer nada, Cenariel se defendía bien. Por su parte, el alquimista dio un paso atrás y conjuró un hechizo sobre Druul y Drabeorn. Un abanico multicolor de haces brillantes se extendieron sobre ambos, pero mientras el semiroco apenas mostró estar afectado, el bárbaro quedó aturdido incapaz de ver nada a su alrededor.

Dynah dió un paso hacia adelante y descargó su maza contra el cuerpo del alquimista pero su ataque fue torpe y apenas si tuvo que moverse para evitarlo.

-Una pena! Tú parecías inteligente!

De las manos de aquel hombre surgió una haz lumínico que bañó por completo el rostro del bárbaro. A Drabeorn, ese movimiento le pilló totalmente por sorpresa y de pronto, su vista se fue nublando de forma paulatina hasta que la luz abandonó por completo sus ojos.

El guerrero se desesperó ante semejante infortunio, una de las peores maldiciones que un hombre pudiese sufrir.
- ¡¡Aaaagh!! ¡Mierda, no veo! ¡No veo, me ha dejado ciego!
Se llevó las manos a la cara mientras aullaba de consternación: - ¡¡Hijo de una perra, te mataré. Juro que te arrancaré el corazón por la boca!!
Quiso dar un paso hacia adelante, tantear hasta dar con él y estrangularlo; pero ni siquiera eso pudo hacer. Una sensación de abatimiento le embargó el espíritu y dejó caer los brazos junto al cuerpo, sin fuerzas para dar cumplimiento a sus amenazas.

Encajonado, el Gnomo repitió modus operandi, meneando la daga sin ton ni son delante de la bestia metálica. Ésta, mirando fijamente el arma y esperando un ataque, tuvo menos reflejos a la envestida de Cenariel. -Ahora!- Apremió a su compañera. y, cuando vio un hueco entre la Elfa y la pared, rodó para salir del peligro.

La maniobra de evasión no fue lo suficientemente rápida como para evitar la reacción del constructo. Pero aunque lanzó una temible dentellada capaz de partir los huesos del pequeño alquimista, la destreza del gnomo evitó los colmillos metálicos de tan peligroso ser lo alcanzaran.

Vamos Cenariel, acabemos con este bicharraco! Anima Druul a su compañera para que azuze con el estoque desde el otro lado de la serpiente, al tiempo que él asesta un golpetazo con uno de los extremos de su bastón sobre la cabeza del constructo, provocando un sonoro "clonc!".

Pff, este bicho ya es historia, y su amo va detrás.  ¡Ha! La magia esta vez falló, por muy confiada que pareciera, la serpiente era intimidante y la desconcentró de su conjuro, pero igualmente lanzó el estoque con rabia contra el ser.

El estoque de Cenariel se introdujo entre las juntas del constructo y con un golpe calculado, consiguió inactivarlo, cayendo éste en un amasijo de metal sin función. En cuanto el alquimista vio como la elfa había desbaratado a su juguete mecánico, una gran gota de sudor cayó por su frente...

Sin pensarlo salió corriendo del lugar aprovechando que Drabeorn estaba aturdido y no podía impedir su paso.

- ¡¡Qué os jodan cabrones!!

El semiorco intenta dificultar la salida del astilla, pero el golpe de su bastón llega tarde y choca con el umbral de la puerta justo después de que el hombre haya salido por ella...

Dynah vió cómo el astilla emprendía la carrera y, moviendo a toda prisa su estrella del alba, le asestó un golpe al bandido mientras huía pero, lamentablemente, apenas le alcanzó en el brazo.

El forajido consigue escapar del lugar aprovechando el aturdimiento de Drabeorn. A pesar de eso, recibe un golpe libiano en la espalda por parte de Dynah...

¡Dejadme pasar!
Después de acabar con el engendro mecanico Cenariel salió corriendo detrás del brujo, adelantandole y colocandose delante de él, no sabía hacia donde quería ir, pero estaba claro que si quería ir a algún sitio concreto había que pararle.

-Cobarde!- Gritó con voz chillona al ver huir al Alquimista. Toda una vergüenza para el gremio, por supuesto, rodar hacia atrás no se consideraba huir, si no un acto de arrojo y valentía. Sin pensarlo dos veces salió tras el villano a grandes zancadas, o no tan grandes...

Si conseguía huir, podría reunirse con el Jefe, lo que dificultaría su captura. O muerte.