Partida Rol por web

- Raras veces me levanto de mi silla, cierto. - Se escuchó la voz de Neil de fondo. - Pero esta valía la pena. - Dijo sonriente cuando Kharis le vio por encima del hombro de Chandrelle. - No se esfuerce en esperar esos segundos a que baje la... - Sonrió de forma pícara y eso que Pjakovsky difícilmente sonreía y menos de esa manera. - ...hinchazón... - Soltó una carcajada. - ¡Ya lo he visto todo! ¡Y lo que me he podido reír! - Se acercó a Daeric y le dio un golpecito sobre el hombro. - Agente Daeric... - Asintió con la cabeza. - ¡Es usted todo un idiota! - Soltó una risotada. - Y usted, monada... - Chasqueó la lengua. - Es una lástima, pero creo que lo nuestro no funcionaría. - Señaló con la cabeza a Daeric. - Ese tipejo se entrometería constantemente y contra él, poco tengo que hacer... - Rió con ganas, como nunca antes le habían visto reír ninguno de los dos.

Y Neil lo vio y me sonrojé cuando habló de la hinchazón. Si me había dado apuro con Jones, con él presente y riéndose más aún. - La verdad es que no sé que tiene de gracioso un beso. - Dije tratando de simplificar el tema, pero sabía que todo iba en conjunto: el beso que se dieron, mi arrebato de celos, mi comportamiento estúpido... y acabar empalmado en medio del pasillo con el nerd delante.

Cuando me dio el golpe en el hombro y me llamó idiota, no le contesté porque tenía razón. De hecho idiota era poco para como me había comportado. Pero ahora me sentía más seguro y sabía que Chandrelle no estaba jugando. Lo único que me tocaba hacer era esperarla, dejarla llevar el ritmo. Era ella quien debía sentirse segura y cómoda. Estaba claro que yo iba a adaptarme a lo que pidiese y necesitase. Aunque si le miré mal cuando le llamó monada a Jones, pero sonreí para mí, porque ahora sabía la verdad.

Y volvió a negar que lo suyo con ella funcionase, poniéndome a mí de motivo. Rompió a reír y esta vez le sonreí, casi divertido. - Tienes razón en eso, Neil. Si ella quiere, no la voy a dejar escapar. - Y sonreí a Jones y quise cogerla de la mano, pero entre un brazo ocupado con la chaqueta cubriendo mi aún persistente erección y el maletín en la otra, no pude hacer nada más que quedarme mirándola, sonreírla como un tonto y entrar en el despacho de Neil cuando tuve ocasión.

- Lo de bloquear sus móviles sé que puedes hacerlo y que no tendrás problemas con ello. Lo del mensaje me pilla de nuevas. Como no quiera enviar un: investigación de la muerte de Marie Penwater cerrada. Jones y Daeric van a Sarnis a notificárselo en persona a la familia y a las autoridades locales para archivar el caso. No se me ocurre nada más así de pronto. El problema es que no sé si alguien de la OFI les notifica estas cosas o si acceden a la información desde algún acceso remoto. Así que mandar el mensaje, lo mismo es un error. Pero es su idea, no se que es lo que tiene en mente con ello. - Dije al tiempo que la sangre volvía a circular con normalidad por todo mi cuerpo.

No me esperaba encontrarme a Neil justo delante, de mirón, pero al contrario de lo que habría esperado, no me molestó. Era imposible tomarme en serio a Neal, sobre todo después de todas aquellas bromas y de que gracias a una de ellas, Kharis y yo habíamos dado el paso que necesitábamos... bueno, yo lo había dado.

-Si llego a saber que tiene tanto interés, señor Pjakovsky, habría esperado a hacerlo dentro de su despacho -le dije, como si tal cosa.

Miré entonces como sostenía la chaqueta Kharis delante de su cintura y tuve que ahogar una pequeña risa, porque no costaba demasiado suponer lo que ocurría.

-Agente Daeric, es usted una caja de sorpresas... o mejor dicho, de una gran sorpresa -le solté, dándole un nuevo beso, rápido e indoloro, en los labios, antes de entrar de nuevo en la oficina.

Una vez dentro, al menos por un momento, volvimos a centrarnos en la misión.

-Bueno, se me ocurrió de pronto que igual que podemos bloquearlos, podríamos hacerles morder un pequeño anzuelo con un mensaje más claro, del estilo... Nos han descubierto, venid rápido, o algo así; hay que acabar con Jones y Daeric.... No sé, algo muy melodramático que les dejase con el culo al aire. De hecho, ahora que lo pienso, podríamos tener a la jefa escuchando mientras uno de los dos habla con ellos y le sonsaca todo. ¿Qué te parece?

- Ustedes dirán agentes. - Comentó Neil. - Podría hacerlo. - Se encogió de hombros. - Incluso podría clonar la tarjeta de algún móvil en concreto para simular que se envía el mensaje desde esta. Pero bueno... - Ladeó la cabeza. - Es arriesgado claro. Ustedes deciden.

Es beso regalado por Jones fue aceptado con placer por mi parte y sobre todo con ganas. Más aún cuando Chandrelle de lo dedicó de aquella manera delante de Neil.

- Lo siento princesa. Pero no lo veo. No podemos colocarnos de cebo mientras vamos a por esos hombres. Prefiero que piensen que todo está en calma, no reciban noticias de sus amigos a saber que en cualquier momento uno de los dos puede recibir un disparo por la espalda. Me importas demasiado como para jugar esa carta, la cual aún puede esperar.

Y no, no iba a ponernos una diana en la espalda con el caso sin cerrarse. - Si no lo hacemos nosotros, la jefa no se lo dará a nadie más. Aún sabiendo la verdad, no permitirá más muertes. Para eso, prefiero no mandar mensaje alguno, dejarles los móviles bloqueados y solucionado. En todo caso... - Y miré a Neil para eso. - Que ambos reciban el  uno del otro el mensaje diciéndose que todo va bien y que el caso está cerrado. Sin duda es en quienes más confían.

Esperaba que con aquel beso, quedase cerrado ya todo el asunto de los celos tontos y sin sentido que tenía Kharis, aunque ni yo misma me podía creer lo que estaba haciendo. No lo había pensado, sino que se había producido, sin más, y yo me había dejado llevar por mi instinto, más que por la cabeza.

En la agencia, las relaciones entre compañeros era algo de lo que no se hablaba, pero que al primer problema, surgían igual que los caracoles después de la lluvia. Sin embargo, me importaba un pimiento lo que pudieran pensar o decir, porque al permitir que fuese lo que sentía y deseaba, y no lo que me convenía, aquello que guiase mis acciones, había logrado sentirme más liberada.

Kharis me devolvió el beso y yo sentí que todo estaba mucho mejor que antes, que yo estaba mejor que nunca.

Una vez nos separamos, no había más que concretar las cosa que debíamos hacer y para eso, Kharis era mucho más sensato y astuto de lo que yo pudiera ser.

-Lo que tú digas. Siempre has tenido mejor criterio que yo en esta clase de cosas -le dije, volviéndome entonces hacia Neil -. Está bien, vayamos entonces solo a por lo básico.  Bloquéeles.

Y a ver cómo nos va.

Tras aquel intenso beso, los dos agentes escucharon aplausos. Al darse media vuelta, todavía agarrados el uno al otro por la cintura, vieron como Neil no se había perdido detalle alguno de lo que acababa de pasar. De hecho, ambos vieron como se estaba secando una lágrima y no pudieron determinar si simplemente era una mofa hacia ellos o es que realmente le había caído una lagrimita. 

- Muy bonito. - Dijo el informático. - Muy... muy bonito. - Añadió. - No se preocupen. Yo me encargo de bloquear esos teléfonos. - Afirmo.

Fuera como fuera, había llegado la hora de coger el coche y viajar de nuevo hacia Herbs. Volver a aquella granja y volver a recoger las pruebas que los de asuntos internos ya les habían arrebatado una vez, era su prioridad en ese momento. La única manera de volver a conectar los dos casos. Al menos, la más sencilla de todas ellas, pues si se encontraba ADN de alguna de las desaparecidas en esa granja, todo cobraría sentido.

Ya había pasado el mediodía cuando entraron en el coche para salir camino de aquella granja donde empezó todo. El viaje a esa hora se hizo algo pesado por el abundante tráfico de la capital, tráfico que no bajó en intensidad cuando llegaron a la carretera no mejoró, sino todo lo contrario. Al parecer había habido un accidente y uno de los carriles estaba cortado. Pasó más de una hora hasta que el tráfico empezó a ir fluido y para entonces, Kharis y Chandrelle habían podido hablar mucho sobre ellos.

Tardaron otros treinta minutos en llegar a las inmediaciones de la aldea y finalmente encontraron el camino de tierra que llevaba a la granja y lo tomaron sin pensárselo mucho. Momentos después llegaron hasta donde se suponía que debía estar la granja de Hebrs y... allí tan solo había cenizas de lo que una vez fue aquella construcción. Todo se había venido abajo. La estructura no era ahora más que un montón de madera quemada y cenizas.

Desolados, y tras contemplar la escena unos instantes, vieron que en el suelo había marcadas lo que parecían ser ruedas de un vehículo. No eran ruedas de un coche, sino más bien de un camión, lo que era evidente por la anchura de las mismas. Lo que estaba claro era que allí poco o nada había que pudieran utilizar para recuperar las pruebas perdidas.

Neil era un cabrón, pero muy bueno en su trabajo, así que opté por no hacerle caso y menos aún tal y como iba de caldeado el ambiente, al menos para mí. Opté por caminar en silencio hacia el parking y no mirar a Jones, porque estaba seguro de que volvería a lanzarme a por ella y teníamos trabajo que hacer.

Pero lo que no me esperaba era aquel atasco en la carretera.

De vez en cuando miraba a Jones. Quería preguntarla tantas cosas que no sabía ni por donde empezar. Desde un simple ¿qué tal si cenamos a solas cuando acabemos el caso?, pasando por un ¿y ahora qué? Pero no quería atosigarla. Sabía el problema que tenía y que la presión sería mala para ella, así que suspiré y me desesperé durante unos instantes, hasta que no aguanté más.

- ¿Una cena a solas cuando acabemos con el caso? - Pregunté sin mirarla, para luego hacerlo de reojo. - Y sí, es una cita. - La miré y la sonreí. En ese momento avanzó medio metro el coche que estaba delante mío y al segundo me pitaba el que estaba detrás. - No se que prisas tiene, si con este avance no llegaremos nunca a ningún sitio... con el coche al menos. - Le lancé con segundas a Chandrelle y dejé ahí aparcado el tema.

Con esas respuestas tendría suficiente por el momento.

Al llegar a la granja, me encontré justamente con lo que no quería ver, pero que sabía que pasaría. Las pruebas o al menos su mayoría, habían sido borradas. Solo que quien lo hizo, dejó su huella a su paso.

- Bueno, tenemos algo. Las rodadas del camión. Tendremos que medir las distancias entre los ejes, tomar fotos y si tenemos una huella clara, sacar un molde. Avisaré a Crew de que busque arena, tierras o restos de plantas en los neumáticos del camión del cabrón muerto y tomaremos muestras del suelo. - Miré hacia la cabaña. - No creo que sea muy difícil dar con el origen del incendio y con el acelerante... - Y entonces recordé la zanja donde estaban los dos cuerpos. - Si el hoyo sigue allí, quizás aún tengamos algo de ADN para recuperar, pero con la lluvia del otro día... lo dudo... aún así, en el estado de descomposición de la mujer, quizás encontremos una uña o pelo con bulbo... ni un chaparrón borraría el ADN con facilidad de algo así.

El regreso hacia la granja fue un poco diferente a como venía siendo hasta ese momento ir en coche con Kharis. Le miraba de reojo, esperando que dijese o comentase algo, que reaccionase de alguna manera a lo que había sucedido. Además, me lo imaginaba diciéndome que era un error y que eso no podía volver a repetirse, por lo que estaba bastante nerviosa.

Finalmente, me dijo algo que por suerte, no se parecía a lo que yo pensaba, y respiré aliviada.

-Oh, por dios, Kharis, me tenías en tensión. No sabía si me ibas a decir que no querías... 

No terminé la frase. Aunque estaba conduciendo, me arrimé a él y le miré con una sonrisa tonta en mis labios.

-Claro que sí. Una cena a solas... y un desayuno a solas también, por supuesto -le dije, dándole un beso en la mejilla.

Kharis estaba desesperado por el tráfico, así que me agarré de su brazo unos momentos.

-Tranquilízate. Cuanto más tiempo estemos aquí parados, más tiempo tendremos para estar juntos como lo estamos -le solté, esperando que se relajara.

Por supuesto, fue cuestión de tiempo que el atasco desapareciera y pudiésemos continuar, y el viaje no se me hizo largo e insípido, sino emocionante y tremendamente corto, como si en realidad solo hubiésemos estado unos pocos minutos. Pero en cuanto llegamos al camino de tierra, procuré concentrarme en lo que teníamos por delante y cuando llegamos...

-¡Maldita sea! Teníamos que haber dejado a alguien guardando esto, aunque iba a ser complicado, la verdad. 

Tenía ganas de soltar muchos más tacos, pero me contuve. Me daba rabia que todos aquellos sinvergüenzas pudieran salirse con la suya. Menos mal que siempre había pistas, en este caso, huellas del vehículo que había llegado hasta allí, que podía ser perfectamente el camión de nuestro hombre.

-Está bien, al menos tenemos algo, aunque no sea mucho. Sacaré el equipo. Si tienes un traje para mí, entraré y registraré el interior, a ver si encontramos restos que hayan escapado del fuego.

Una vez fuera del coche, esperé a ver qué me decía Kharis sobre el equipo, porque lo que no quería es eternizarnos allí. Ya íbamos a perder demasiado tiempo registrando el interior, así que cuanto antes empezásemos, mejor.

Así fue como los dos agentes comenzaron a recabar pruebas en la escena del crimen. Sabían que no sería fácil, pero era lo último que les quedaba si querían llegar al fondo del asunto. De lo contrario, los agentes de asuntos internos, aquellos dos desagradables hombres con un, para ellos al menos, evidente interés personal en aquella investigación, saldrían victoriosos y eso era algo que no estaban dispuestos a permitir.

Sacar un molde de la huella del camión, buscar restos biológicos en la zanja donde se encontraban los cuerpos, buscar la causa del incendio y si se utilizó algún tipo de acelerante, así como una inspección ocular detallada de toda la zona y del interior de las ruinas calcinadas de la antigua granja, les iba a llevar algo de tiempo, de eso no cabía duda.

- Como no iba a querer... si... era incapaz de sacarte de mi cabeza ataviada solamente con esa dichosa toalla. - Le confesé al fin, dejando claro porque anduve tan desconcentrado y tan raro a partir de aquella noche mientras sentía que me ruborizaba.

- No quise hablar de ello porque... no era correcto ni debía hacerlo. Solo quería olvidarlo y seguir siendo compañeros, no estropear nada por algo que en parte era inocente por otra... llevo demasiados años solo, de manera voluntaria, esperando mi jubilación para formar una familia y verte así... me rompió todos los esquemas... y creo que es evidente que ya no pude sacarte de mi cabeza... y te miraba y recordaba todo lo vivido lo que sabía de ti y la admiración que te tenía y... en fin... todo eso me llevó a este punto de no retorno. Si no te hubieses besado con Neil delante mía, jamás te hubiese dicho nada. Quizás te hubiese intentado pedir una cita tras jubilarme si no se me había pasado aún, pero... - Sonreí y la miré. - Tuviste que jugar así y demostrarme que sentía algo por ti sin que tú lo supieras.

Miré a Chandrelle un momento cuando me dijo lo del desayuno a solas también. No sabía si ella estaba emocionalemente preparada para eso. Pero quisiera o no hacer algo esa noche, aunque solamente fuese dormir juntos, lo tendría. Ella marcaría el ritmo porque era ella quien necesitaba aquello. Estaba claro que yo también, pero podía esperarla porque merecía la pena hacerlo.

La llegada a la granja hizo que Jones se lamentara de no haber dejado a  nadie vigilando el lugar. - Asuntos internos lo hubiese retirado igualmente o peor aún, el agente estaría muerto. Mejor así. Vamos a empezar, ¿quieres? Tiene que haber un par de trajes en el maletero. Esperaba esto. Démonos prisa, tenemos a varios cañallas que interrogar y poner a unos contra otros. Creo que jugar a decir "fulano ha confesado y ha dicho que ha sido todo cosa tuya" y demás, funcionará, sobre todo cuando los tres se pongan en contra del ricachón y le vendan por ser quien financiaba todo. Ya iremos sacando lo demás según hablen y Crews y Neil nos vayan enviando información de lo que obtengan.

La mayor sorpresa fue cuando me dijo lo de la toalla. Aquella noche, recordando, fue cuando empezó a actuar de manera algo extraña. Yo había salido con la toalla puesta después de la ducha y lo último que se me hubiese ocurrido en ese momento es que a él le pondría nervioso aquello.

-De haber sabido que ibas a reaccionar así... no sé, quizás ni siquiera habría salido del baño. En esos momento sino pensaba en ti de otra manera que no fuese como compañero, así que la espera creo que me ha venido bien -le dije, acariciando su mejilla -. Lamento que lo hayas pasado tan mal, pero te prometo que intentaré compensarte. Si es necesario, haré un desfile con la toalla, pero esta vez, esperando a que me la quites.

Me sentía lo suficientemente confiada como para jugar con él, bromear y sobre todo, fantasear entorno a lo que podíamos hacer juntos. Había pasado lo peor y ahora solo cabía esperar a que llegase lo mejor, más pronto que tarde, porque no deseaba enfriarme respecto a cómo me sentía con él.

Ni siquiera podía imaginarme a Kharis jubilándose, puesto que yo lo veía atractivo, inteligente y en muy buena forma.

-Por cierto, no vuelvas a hablar de eso de jubilarte. Espero demostrarte que todavía puedes ofrecer mucho a una mujer como yo -le dije finalmente, dándole un beso apresurado antes de llegar a la granja.

Él no parecía sorprendido del estado en el cual la encontramos, pero me pareció que simplemente, tenía una mayor capacidad de adaptación que yo. Así que bajé del coche, me coloqué uno de los trajes que llevaba en el maletero, y me dirigí hacia el interior para ver si tenía suerte encontrando algo que hubiese quedado.

-Bueno, pues entonces, démonos prisa y vayamos a ver si hay algo. Lo dudo, pero habrá que intentarlo.

Por desgracia, lo único que sentí mientras caminaba entre los restos fue frustración y una enorme ira por no haber sido más precavida. No tenía la tranquilidad de Kharis, y aunque no se nos fuese el caso en aquella granja, me fastidiaba tener que luchar con tantas cosas.

Respiré profundamente un par de veces para calmarme antes de proseguir con la búsqueda de cualquier pista o rastro, y miré a Kharis pensando en que con el traje, no podía mirarle la parte más excitante de su anatomía. Sorprendentemente, me sentía como una adolescente en celo, quién lo hubiera dicho.

Recoger pruebas de aquel lugar calcinado no fue una tarea para nada sencilla. No es que no lo hubieran hecho antes, pero lo cierto era que no en aquellas condiciones tan adversas. Si había algo que recoger allí, ellos no lo encontraron. Por suerte, al menos Kharis Daeric logró sacar un molde bastante decente de las marcas de neumáticos impresas en la tierra todavía húmeda de la tormenta que había echado a perder la mayor parte del resto de vestigios que en aquel lugar se encontraban.

Al menos el molde no había salido mal y con suerte, Crews quizás cogiese muestras de tierra de él y demás para compararlo con lo que tuviesen los neumáticos de aquel camión. Debía avisarle de aquello antes de irnos de allí. Quizás un grupo más expecializado podría revisar la zona al día siguiente pues ya era tarde para mandar a nadie.

Me encontré con Jones en la parte trasera del maletero. Ella con aquel sexy traje que no sabía si iba a exterminar una plaga de insectos con él o enfrentarse a un contagioso virus y yo con mi traje y mi molde en las manos. Por su rostro no había sacado gran cosa. Dejé el molde en el maletero cuando la vi hablar y sentí como su voz era mitigada por aquella ridícula escafandra.

Se la retiré con cuidado para dejarla en el maletero. - Ya puedes repetir lo que decías preciosa. Pero por tu mirada entiendo que no sacaste nada. Anda, déjame que te ayude a quitarte eso y salgamos de aquí. Venga, date la vuelta. Te iré quitando el traje mientras te quitas los guantes. - Le dije con una sonrisa para soltar el traje desde atrás con cuidado. Colocarme a su espalda fue algo consciente pues si empezaba a quitarle aquello de frente, quizás no fuese lo único que le retirase del cuerpo en aquel lugar.

Si no veía su rostro, no pensaría que era ella y podría controlarme más... o eso creía, puesto que de golpe las ganas de embestirla contra el coche y besar su cuello se pasaron por mi cabeza como una deseable idea.  Eso me hizo separarme de ella. - Creo que lo mejor es que termines de quitarte eso tú sola... llamaré a Crews mientras para que revise los neumáticos del camión y le avisaré del molde y de que mire si puede coger muestras de tierra y demás...

Y tras mirar unos segundos a Chandrelle a los ojos, saqué mi móvil del bolsillo y comencé a buscar el teléfono del forense. Debíamos movernos rápido porque el tiempo no era nuestro aliado.

Tras el fracaso que había sido buscar pruebas, más allá del molde de los neumáticos, la sensación de haber perdido el tiempo era más evidente que nunca en mi actitud. Me quité el traje un poco de malas maneras, irritada por no haber sacado nada después de tanto esfuerzo, aunque me obligué a recordar que seguíamos disponiendo de nuestra principal baza.

-No, más bien no -le gruñí, dejando que me ayudara a quitarme el traje.

Cuando se colocó a mi espalda, noté como dejaba de mover las manos, y dudaba. Podía ser por un sinfín de cosas, como que se le hubiese ocurrido algo de repente y que su mente se dispersara en otras cosas, pero al dar un paso hacia atrás, me di cuenta de lo que se trataba.

Oí su voz y me volví, apoyándome de espaldas al maletero para mirarle con mayor atención.

-Seguro que es eso lo que quieres hacer? Quiero decir, que unos minutos más o menos no supondrán ninguna diferencia, me parece a mí y en cambio, quizás para nosotros sean más importantes que nunca -le dije, dejando que mis ojos jugasen con su cuerpo e imaginasen un millar de escenas.

Hacía demasiado tiempo desde la última vez que había sentido hambre y podido satisfacerla, por lo que la oportunidad que veía era una de aquellas que no me apetecía soltar. Quizás no fuese la mejor situación, o el mejor lugar, pero me sentía encendida, como una adolescente a punto de hacer una travesura.

Kharis parecía todavía dubitativo.

-Bueno, dime. ¿Qué tiene que hacer una chica contigo para que le hagan pasar un buen rato? -le pregunté, inclinando la cabeza inquisitivamente.

Vi como Chandrelle se apoyaba en el maletero del coche y me como dudaba de mis palabras. La respuesta para mí era clara. No, llamar a Crews no me apetecía nada. Realmente quería hacerlo con ella allí mismo, pero no iba a dar la talla para nada. Hacía tanto tiempo que no estaba con una mujer que lo mismo no necesitaba ni bajarme los calzones para que todo acabase para mí.

Pero su mirada y sus palabras me seducían. ¿Cómo había llegado a ese punto? La verdad era que en ese momento no importaba porque mi cabeza era un mar de dudas. Yo no era ya más que un viejo romántico, paseo por el parque, ver una puesta de sol, cena para dos, una copa en casa en la tercera o cuarta cita... y dejar todo fluir de manera natural y especial, sobre todo para Jones, quien estaba aún recuperándose de la pérdida de su hijo. Necesitaba que la cuidasen y mimasen, no un mal polvo en medio de la nada.

O eso creía hasta que oí sus siguientes palabras.

La miré fijamente a los ojos, donde los míos no disimulaban ni una pizca el deseo contenido por ella. Me acerqué a ella, la estreché entre mis brazos y la besé, olvidando por un momento la investigación y que estábamos en medio de una escena de un crimen donde habían muerto al menos tres personas.

Mis brazos atrajeron con fuerza su cuerpo tan delgado hacia el mío y me separé de ella. - ¿Estás segura de que quieres hacer esto ahora? Dudo que aguante... nada. Entre los años que llevo solo y el deseo por ti... lo mismo acabo antes de empezar... - Le dije con confianza, esa que solo se tiene con una persona o dos en la vida y acaricié su rostro a la espera de su respuesta.

Fuese la que fuese, ahí me tendría, aunque solamente durase todo aquello un suspiro para mí.

Podía ver el deseo en sus ojos, y era tan fuerte como el que yo sentía. Después de tanto tiempo, no era capaz de disimularlo y tampoco me importaba. No hacía falta que me dijese que se sentía igual, porque un hambriento podía detectar con facilidad a otro, y no se trataba únicamente de desfogar, sino de sentir, de volver a experimentar aquello que nos hacía sentir mejores.

Kharis se acercó, me cogió entre sus brazos y me besó. Yo entreabrí los labios y me lancé a por él en una carrera desenfrenada por invadir la boca del otro. En aquel momento no existía nada más que no fuésemos los dos y no me importaba en lo más mínimo. Después de todo, los crímenes seguirían existiendo después de que ambos no s hubiésemos ido y no estuviéramos para investigarlos; no íbamos a cambiar el mundo.

Así que en aquellos momentos, me merecía ser egoísta.

-Estoy segura -le dije, sonriéndole -. Además, sé que tenemos poco tiempo. Nos lo tomaremos como un entremés y dejaremos el resto del almuerzo para otro momento. ¿Te parece?

Y sin esperar a que me respondiese, introduje mi mano por sus pantalones y la deslicé entre su piel y los calzoncillos hasta encontrar su miembro, endurecido y desesperado. Era más que evidente que no iba a aguantar mucho, así que más me valía no entretenerme. Acaricié unas pocas veces el miembro, descendiendo entre sus piernas y volviendo a subir, y a continuación saqué la mano para desabrocharle los pantalones.

-Venga, date prisa -le dije, mientras lo hacía, y pasaba después a desabrocharme los míos. No tardé más de unos segundos en dejar su miembro al aire, completamente erecto, aunque algunos más en bajarme los pantalones, liberar una pierna para poder separar las piernas y darme la vuelta para apoyarme contra el coche y recibirle.

Chandrelle estaba más segura que yo en todo aquello... y todo porque yo tenía mis planes desde hacía tanto tiempo, que la castidad prácticamente era parte de mi vida. Al menos en lo que a mujeres se refería. Prefería seguir en la OFI y con mi hobby de perseguir fantasmas como decían que hacía, y buscar el amor cuando me jubilase. Pero el problema era que ese llegaba cuando quería, no cuando te lo proponías.

Así que sentí la mano de Jones entrar en mi pantalón sin vergüenza alguna y como masturbaba mi miembro ya endurecido solo por aquella situación y aquel beso. - Para... para... o no podré... - Tuve que rogarla y ni me moví cuando me desnudó de cintura para abajo, procurando pensar en algo que aliviase un poco mi presión.

Pero no me sirvió de mucho cuando vi como se desnudaba delante mía y como se daba la vuelta y se ofrecía a mí.

Ella tenía prisa y yo no aguantaría. Solo de verla así y pensar en entrar en su cuerpo se duplicaba la intensidad de mi excitación. Me pegué a ella, dejando mi miembro entre sus nalgas y acaricié sus ahora pequeños pechos debidos a su extrema delgadez mientras le besaba el cuello. - Así no puedo... no te va a dar tiempo a disfrutar nada. - La susurré y la cogí de las caderas y tiré de ellas un poco más hacia atrás, pegando más mi miembro a su sexo.

Tenía tantas ganas de entrar que no sabía como contenerme, pero debía hacerlo, por ello al menos. Se merecía algo más que eso. Ambos no lo merecíamos.

Así que me agaché y fue mi lengua quien se encargó de aquel primer trabajo con el sexo de Chandrelle, mientras que me ayudaba con una mano para satisfacerla más y dejaba a mi miembro respirar. Con suerte podría aguantar unos segundos dentro de ella si me relajaba un poco. Pero quien no paraba era mi lengua, la cual sabía perfectamente por donde moverse. Hacía mucho tiempo que no lo hacía, pero era como montar en bicicleta y mis dedos cumplían con el resto de mi objetivo, que era hacerla alcanzar el climax antes de que lo hiciese yo.

Porque estaba segura de que ella lo necesitaba tanto o más que yo.

Así que no paré y no lo haría, hasta que Jones liberase toda aquella tensión en forma de orgasmo. Y entonces si la poseería, aunque solo fuesen unos segundos... un aperitivo antes de una buena comida a solas.

No solo estaba claro por la erección de su miembro que estaba más que listo, desesperado, sino que sus palabras, entrecortadas debido al sufrimiento que, sin apenas esfuerzo, le estaba provocando, además de sus gestos, así me lo confirmaron. En cuanto me giré, noté su calor al pegarse a mí, la fortaleza de su miembro entre mis nalgas y sus caricias, y sentí como yo misma estaba tan lista como él.

Los hombres siempre pensaban que eran de excitación rápida, pero no entendían que el hambre no conocía géneros y que con la persona indicada, todo resultaba más sencillo. El mero hecho de verle semi desnudo y excitado, y de sentir su piel junto a la mía, había sido suficiente para sentir mi propia humedad y desear que no tardase demasiado.

-Créeme, ya estoy disfrutando -le dije. 

No me había ofrecido para que tuviese remordimientos, sino porque deseaba sentirlo dentro de mí, así de simple. Y no quería esperar ni un minuto más, ni tan siquiera a que tuviésemos toda la noche por delante para hacer lo que quisiéramos y las veces que quisiéramos.

Lo que no me esperaba era sentir la humedad y el movimiento de su lengua, que empezó a actuar sobre mi sexo al mismo tiempo que me acariciaba y casi me penetraba con varios de sus dedos. Me hizo gemir y sentir que los músculos de mis piernas se tensaban, y como acoplaba mis caderas para que pudiera llegar más lejos y mejor. Su lengua me infringía una tortura insoportable, provocando que me aplastara y retorciese sobre el coche, mientras la excitación iba en aumento.

Involuntariamente llevé una mano a mi clítoris para mover los dedos a la velocidad que necesitaba. Después de tantísimo tiempo satisfaciéndome a mí misma, me conocía lo suficientemente bien como para saber qué necesitaba y cómo. El pequeño órgano estaba hinchado y no necesitó más que un leve contacto para hacerme perder el control.

Y así, al ritmo de su lengua invadiendo mi interior, sentí la explosión del orgasmo, mientras mis músculos se agarrotaban y temblaban, para a continuación relajarse durante unos pocos segundos.

Jadeante, me giré hacia Kharis. Mi boca estaba abierta y tenía saliva en la comisura de mis labios. Me la retiré suavemente con las manos mientras intentaba serenarme.

-Más te vale darme ahora todo lo que tienes o te lo tendré que sacar yo misma -le dije, sintiendo que después de aquello, aún tenía más hambre que antes.

Esperaba que fuese, tal y como le había dicho a Kharis, solo un entremés.