Partida Rol por web

Khaeris Daeric y Chandrelle Jones regresaron a la jefatura. Tenían muchas pruebas que analizar, personas a las que identificar y mucho trabajo que hacer si querían sacar algo en claro de todo aquello. Lo cierto era que de momento no tenían sospechoso alguno y si no lograban encontrar algún indicio entre las pruebas forenses, lo iban a tener difícil para resolver aquel caso. Lo que estaba claro era que si no encontraban un sospechoso en las primeras cuarenta y ocho horas, las posibilidades de llegar hasta el donde del asunto se reducirían drásticamente. Lo cierto era que tendrían que trabajar de forma estrecha con el forense.

Su despacho se encontraba en un sótano del edificio central. Se trataba de un lugar oscuro y húmedo atriborrado de libros sobre historia y fantasía, pues al fin y al cabo, en los últimos años de Fortnigar, éste se había desentendido bastante de la investigación de oficina, como el la llamaba y Daeric había podido ir creando su pequeña guarida allí abajo. Al fin y al cabo, Fortnigar no se metía con su extraña fijación por lo fantástico, mientras Daeric realizara la mayor parte del trabajo de ordenador. Se trataba de una relación de conveniencia pura y dura.

Mi despacho, porque hacía tiempo que había dejado de ser de Fortnigar, parecía más una biblioteca que una oficina de un agente especial. Los libros más importantes los tenía en casa, aunque no por ello eran los que más información contenían. Pero cuando mi pequeño apartamento comenzó a quedarse pequeño para una convivencia normal entre libros, comencé a traerlos a la OFI.

Recuerdo que los primeros fueron por tener algo a mano de lo que me interesaba para investigar o para esos ratos muertos donde me bloqueaba con un caso y necesitaba distraerme con otra cosa. Libros que poco a poco se fueron quedando entre aquellas cuatro paredes y que ahora ocupaban su lugar en una estantería e incluso apilados en el suelo, formando pequeñas torres de lectura.

La temática era más que evidente e incluso habían ejemplares antiguos y complicados de conseguir y reemplazar. Era una verdadera base de datos en papel.

- Lamento el estado del... despacho. - Indiqué a mi compañera al abrir la puerta. El olor a humedad y a libro nos golpeó con fuerza. - He intentado que me diesen un lugar con un mínimo de ventilación o al menos que le diesen solución al tema de la humedad, pero me temo que no he conseguido nada. - Dije retirando algunos libros de la mesa de Fortnigar y colocándolos en la mía.

- No se preocupe, despejaré su escritorio en un momento.- Añadí con una sonrisa amable, sintiéndome mal por tener, más que compartir despacho con ella, compartir aquel mugriento despacho con ella.

No era el mejor lugar para su recuperación.

Una vez dejé listo su escritorio, comprobé si nos habían enviado ya las fotos del escenario del crímen al correo. - Se que suena a locura... - Como no. - Pero creo que... aquel cuerpo dentro de la granja... explosionó allí mismo. - Solté al fin, buscando las fotografías de los símbolos arcanos. - Algo hacían en esa granja, algo que no querían que se descubriese y la segunda víctima debió ver demasiado o pillar a sus asesinos desprevenidos.

Continuaba hablando mientras miraba las fotografías. - Aquí están... - Luego me di la vuelta y comencé a mirar mis libros. No tenían precisamente un orden concreto, así que encontrar los que buscaba me iba a llevar un rato. - ... si encontrase el símbolo en los libros en los cuales se habla de magia... podríamos saber a que jugaban allí. - Miré un momento a Jones y la guiñé un ojo, para seguir escrutando la libreria y las torres de libros dispersos por el despacho.

- Espero que el forense tenga pronto los datos del ADN del hombre. Si se confirma que es el mismo que vivía bajo aquel techo... - Mi teoría comenzaría a cobrar sentido. Pero habían muchas preguntas en mi cabeza que aún no tenían respuesta.

Aún.

Me resultó un alivio regresar a la seguridad del edificio, y sobre todo, no tener que tratar con nadie más. Aunque echaba de menos el trabajo de campo, había perdido la costumbre de tomar decisiones, tratar con la gente, dar órdenes y sobre todo, tener que hablar.

Demasiado tiempo escondida entre las sombras, mirando a través de las ventanas por las rendijas de las cortinas y preguntándome si de verdad alguna vez había sido interesante estar allí fuera, en lugar de apartada y escondida de todos.

Seguí a Daeric hasta su despacho y nada más abrir la puerta, me invadió el olor a papel viejo, lo que me hizo pensar por un momento que me encontraba en alguna tienda de libros usados, en lugar de un lugar oficial. Aunque pudiera parecer extraño, aquella sensación, la de estar en un sitio al que habitualmente uno iba a pasar horas, lejos del mundanal ruido, y a olvidarse del resto del universo, me relajó y me hizo sentirme particularmente bien.

-No se preocupe, agente Daeric. Si tuviese que decir algo de este despacho, diría que es simplemente perfecto. Podría pasar horas y horas aquí dentro, leyendo y consultando, y ni siquiera me daría cuenta.

Daeric se disculpó, pensando que me molestaba el desorden, pero en aquellos momentos, eso era lo de menos. Habitualmente, tener las cosas ordenadas y estructuradas se había convertido en una forma para conseguir que todo tuviese sentido, pero me había distraído con los libros. Eso le dio tiempo a dejarme el escritorio.

Cuando hubo quitado las cosas, me senté y lo miré. Había lápices, hojas de papel amontonadas, así que empecé por cogerlos, juntarlos, ponerlos derechos golpeándolos varias veces contra la superficie de la mesa y colocarlos a un lado. Después cogí los lápices y los ordené por tamaños, situándolos en la parte superior, junto al sacapuntas y la goma. Los bolígrafos fueron después, uno detrás de otro, por orden alfabético (azul, negro, rojo, verde).

Saqué mi teléfono y lo puse a mi derecha, en el otro extremo de la mensa, en donde pudiera cogerlo con rapidez, y más arriba, la agenda con las notas, que saqué de mi maletín.

Por último, el portátil, que dejé en el centro, perfectamente medido, a dos palmos y medio de cada extremo, lo que me obligó a corregir la posición de mi silla.

Solo entonces, empecé a prestarle atención de verdad a Daeric.

-No suena a locura. Es lo que parece. Lo que tenemos que hacer es seguir las indicaciones que nos dio el señor Sherlock Holmes, a la sazón, Sir Arthur Conan Doyle: "Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad". Así que empecemos por eliminar lo que es imposible según las pruebas, y ya veremos a dónde nos conduce. Y sí, estoy de acuerdo contigo en que la segunda víctima debió ser accidental, no voluntaria. Eso nos debería llevar a la primera. ¿Por qué la escogieron? ¿Por qué ella... y no cualquier otra persona?

En ese momento, Daeric se fue a mirar en la librería para buscar en sus libros.

-Deberíamos intentar encontrarle un sentido al mensaje que hallamos. Los símbolos o mensajes, por muy ocultos que sean, tienen todos un significado. Ya estén en otro orden, o en un idioma abandonado, o sean jeroglíficos, hay un significado más allá de lo que vemos.

Tras decir esto, encendí el ordenador y saqué mis notas, para copiar el mensaje y empezar a analizarlo.

-Debemos centrarnos en las pistas que tenemos, agente Daeric. Como le dije antes... primero eliminemos lo que no puede ser y después, intentemos desenmarañar lo que hay. Sabemos que no hay restos de explosivos, por lo que la pregunta es... ¿existe alguna clase de explosivo que no deje restos? Respondamos a esta pregunta y así, podremos continuar con otras -le dije, mientras esperaba a que terminase de poner en marcha el sistema operativo.

Empezaría buscando lo de los explosivos y después, a por el mensaje.

Daeric se centró en los símbolos arcanos. Tenía un montón de libros sobre lo oculto en su despacho y aunque los tomos más antiguos y valiosos se encontraban en su propia casa, con lo que tenía allí sin duda podría, al menos llegar a un conclusión sobre el tipo de símbolos que se habían utilizado en la granja de Herbs.

Lo primero que buscó fue en relación a la estrella grabada en el suelo. Se trataba de de una estrella de seis puntas enmarcada entorno a un círculo. Sabía que el pentáculo, estrella de cinco puntas, se trataba de un símbolo de protección. El círculo que rodeaba a la estrella simbolizaba casi sin duda, la conexión y la relación mutua entre los elementos. Los brujos y ocultistas también creían que evocaba el aura o campo de energía que rodea a un cuerpo.

En cuanto al simbolismo de la estrella de cinco puntos, los que creían en la magia y el espiritismo, creían que las cinco puntas de la estrella representaban los cuatro elementos, fuego, agua, aire y tierra y el quinto elemento de “espíritu o yo”. Era usado como un símbolo de fe y como un glifo protector por los creyentes en la magia blanca. Era uno de los símbolos más potentes de protección contra las energías malignas y los ataques de espíritus y demonios. Pero... ¿Por qué seis puntas? 

El resto de símbolos de las paredes y las puertas, eran también signos de protección. Glifos custodio, que según los creyentes en ese tipo de asuntos, impedían a los espíritus malignos acercarse al lugar que protegían. Que dichos símbolos estuvieran en los marcos de las puertas y las ventanas, era realmente muy significativo.

Por su parte, Chandrelle se centró en el extraño mensaje que había encontrado entre los arrugados y amarillentos papeles. No le costó mucho encontrar entre los libros de Daeric, información acerca del mismo. 

Lo primero que descubrió era que se trataba de una serie de palíndromos. Al disponer las palabras en una matriz cuadrada, se obtenía una estructura que recordaba la de los cuadrados mágicos de tipo numérico. Las cinco palabras se repetían al ser leídas de izquierda a derecha o de derecha a izquierda, o bien, de arriba abajo o de abajo hacia arriba. En el centro del cuadrado la palabra TENET forma una cruz que leído en horizontal o vertical era un palíndromo en sí mismo.

Buscando entre los tomos, encontró algunas referencias hacia aquel mensaje. Lo cierto era que, hasta ese día, nadie sabía con seguridad su significado. El significado más divulgado era: SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS, que pudiera traducirse como: “El sembrador Arepo guía con destreza las ruedas”. Otro significado bastante divulgado era: SAT ORARE POTEN ET OPERA ROTAS; traducido como: “Suficiente poder para orar y para trabajar a diario”. 

Finalmente buscó en internet sobre la posibilidad de que se produjera algún tipo de explosión sin que el explosivo causante dejara resto alguno. Lo cierto fue que la respuesta que encontró fue, que siempre quedaba algún rastro del explosivo utilizado, por pequeño que fuera.

No se cuanto tiempo pasé entre libros y páginas y páginas de los mismos. Me sorprendía no encontrar nada sobre aquel símbolo en ellos, pues las estrellas eran habituales en los rituales, al igual que las velas. - Las velas. Quizás empezando por ellas... - Me dije a mi mismo, saturado de tanto libro, tanto símbolo arcano y no lograr encontrar nada en absoluto.

Envié un correo a rastros, para saber si habían analizado las velas y los polvos que enviamos, así como la caja de puros. Si las velas eran de fabricación industrial, sería un callejón sin salida. Fabricación casera daría más pistas. Pero lo que buscaba eran huellas.

Me llevé las manos a la cara, visiblemente cansado. Necesitaba un respiro, un café y quizás algo de aire. Iba a levantarme y marcharme, como hacía habitualmente cuando me encontraba así y vi a mi compañera. Me había centrado tanto en los libros que me había olvidado de que estaba allí conmigo.

- Se ve que no tengo suerte. - Y eso que es mi campo principal. - ¿Cómo va con lo suyo? ¿Algo útil? - Esperaba que al menos ella si hubiese dado con alguna pista, porque yo estaba a un paso de tirar la toalla con el tema de la simbología y empezar a pisar por donde debía: por el terreno de la vida real.

Vale, tengo algo, pero lo único que he conseguido es aumentar la confusión, pensé, mientras intentaba darle forma a todo. Cuando lo conseguí, empecé a hablar.

-La posibilidad de que hayan usado un explosivo y no haya dejado rastro, es altamente improbable. Eso nos deja con un par de posibilidades. Podría ser cosa de magia, desde luego, pero también, que quien quiera que muriese, tuviese alguna clase de sustancia en su interior que provocase su explosión, por ejemplo, alguna clase de sustancia que se metabolizase rápidamente en el estómago al mezclarse con el ácido, liberase una enorme cantidad de gas en una reacción ácido-base y terminase por provocarla.

Claro que aún quedaba encontrar de qué sustancia estábamos hablando.

-En cuanto al mensaje, eso es todavía más críptico, pero podría no significar nada. Por lo visto se trata de un mensaje clásico que se ha encontrado en numerosos restos arqueológicos. No es algo específico de este lugar, sino típico de muchos otros, relacionados con iglesias, ermitas, monasterios y otras ruinas de la época romana jasona. La acepción más generalizada es que solo hay un mensaje importante: Ore et labora (ora y trabaja), lo que se interpreta como una especie de lema cristiano jasón, "energía suficiente para orar y para trabajar el día". Otras teorías relacionan el mensaje con una cuestión puramente estética, y a veces con temas esotéricos, e incluso hay quien afirma que tendría que ver con el apocalipsis. Realmente no parece que tenga más que un significado ritual, me parece.

Dejé el ordenador y miré a Daeric.

-Todo esto lo que sugiere es que podría tener que ver con alguna clase de ritual. El por qué se escogió este mensaje y no otro, es un misterio, pero podría ser una cuestión caprichosa y no significar demasiado. La presencia de un pentagrama en el suelo es una manera de invocar a la naturaleza, nada que ver con el satanismo la demonología, pero también podría ser obra de un fanático que lo desconociese o usase a su conveniencia, sin seguir ninguna clase de norma al respecto. No podemos asegurar nada.

A mi entender, no íbamos a sacar nada en claro de todo aquello. Necesitábamos la pruebas forenses, si queríamos llegar a algo concreto porque todo lo demás, no dejaban de ser indicios que en sí mismos, no daban información que nos llevara a ninguna parte.

Chandrella y Daeric estuvieron comentando acerca de lo que habían descubierto. Encontraron en internet y confirmaron posteriormente en uno de los libros sobre arcanismo que tenía en posesión el agente Khaeris, que las velas negras, se utilizaban en ocasiones como protección, pues según los entendidos, las velas negras podían absorber negatividad, mal de ojo, o cosas por el estilo. Era evidente, que el objetivo de aquellos símbolos las velas y el ritual, era una defensa contra algo espiritual y maligno. 

Podían seguir las labores de documentación, pero hasta que no llegaran los resultados forenses y del análisis del resto de pruebas encontradas en la escena del crimen, poco o nada podrían hacer. No obstante, poco después de que Khaeris enviara el correo electrónico al departamento de "rastros", como él lo llamaba, sonó el teléfono. Se trataba del agente Mathiis de dicho departamento y tenía unos resultados preliminares sobre las velas y el polvo de la caja de puros.

Al parecer las velas tenían una composición habitual, cera, tinte y una sustancia que dotaba de cierto aroma. Nada que no pudiera adquirir cualquiera en una tienda. El polvo en cambio tenía una composición muy específica. Se trataba de una sustancia parecida a un talco de color plateado, compuesta de sal fina, hiedra en polvo, talco de amaranth y lo más intrigante, polvo de origen orgánico, posiblemente humano.

Además, de los objetos hallados había logrado sacar dos huellas dactilares completas y tres parciales. Las cuales, tras haberlas cotejado en la base de datos, no estaban registradas.

Todas nuestras pistas parecían conducir a callejones sin salida... salvo uno.

El informe de Mathiis indicaba que el polvo tenía una parte de origen posiblemente humano. Todo aquello transmitía la idea de sacrificios humanos por todas partes, por muy descabellado que me pareciese. Pero unos elementos así, aunque podían fabricarse, también podrían comprarse ya hechos. Por tanto, ahí quizás dispusiéramos de una oportunidad para hallar algo o al menos, entender su significado.

-Necesitamos a un especialista en temas esotéricos, alguien que venda esta clase de productos y que pueda explicarnos algo al respecto –le dije a Daeric, mientras regresaba a mi ordenador y buscaba las tiendas de lo esotérico que pudiera haber en la ciudad. Seguramente habría bastantes, pero al final, patearse los sitios era el método de trabajo policial por excelencia, me gustase o no.

Cuando me salieron los resultados, apunté las direcciones.

-Bien. Estos son los posibles lugares en donde podrían saber algo. Deberíamos visitarlos. Si quieres… voy yo, mientras tú esperas los resultados de la autopsia –le dije, dudando un momento si podría encargarme yo sola. Hacía demasiado tiempo que no trabajaba por mi cuenta y aunque pareciese algo sin importancia, tener a Daeric a mi lado, a pesar de no conocernos hasta hacía poco, era de una gran ayuda.

Detrás de aquel agente incomprendido, había visto a un enorme profesional, atento a los detalles, pendiente de todo y dispuesto a trabajar lo que hiciese falta, y ya me había demostrado que podía contar con él siempre que lo necesitara.

Lo miré, con una duda en los ojos que sabía que no podía perder, no durante mucho tiempo, pero también convencida de que deseaba hacer cuanto pudiera para resolver aquel caso y demostrarme a mí misma y a los demás, que todavía era capaz de ser una buena agente.

- Dudo que encontremos una tienda que venda polvo humano. Al menos de manera legal. - Le indiqué a Jones. Pero la realidad es que necesitaba tomar el aire y necesitábamos tiempo para que el forense acabase con su trabajo. Bastante era que en laboratorio se habían dado prisa en sacar todo lo posible de aquellas primeras muestras.

- Voy a responder al laboratorio y le acompaño agente Jones. - Respondí a sus palabras. - Y de camino le hablaré de lo que encontré en los libros. - No era gran cosa y la mayoría de aquellos datos ya los conocía. De lo que no estaba seguro era de si querían evitar que algo entrase en la granja o que saliese de ella... Mis estudios no se habían centrado en la magia tanto como para conocer aquellos detalles.

Para: Laboratorio, Crews

Re: Resultados Muestras Velas

Junto con las velas, la caja y los polvos, enviamos varios objetos personales, entre ellos una cuchara y una lata vacía. Por favor, busquen ADN y huellas en ellos y compárenlos con los hayados en los otros objetos, así como con los resultados del doctor Crew cuando este tome las huellas y el ADN a los cuerpos del depósito.

Gracias.

Agente Daeric

- Creo que también sería una buena idea llevar una copia de ese papel, quizás alguien le de otro significado o sepa para que se usa esa frase... a mi me suena todo a algún tipo de ritual, pero claro... yo soy el loco aquí. - Sonreí a Jones con mis propias palabras. 

- Dígame, agente Jones, ¿le gustan los descapotables? - Pregunté mientras me ponía la chaqueta y cogía mis cosas. - Iremos en mi coche. Necesito que me de el aire y hace un buen día. - Guiñé un ojo a la mujer, con bastante buen humor por salir un rato de allí, para guiarla hasta la plaza del parking donde nos esperaba mi pequeño capricho rojo.

- Usted guía, yo conduzco. - Dije al tiempo que me subía en mi coche e invitaba así a Jones a subirse en él.

Imprimieron el resultado del análisis de los polvos encontrados en la caja de puros e hicieron una copia de las palabras encontradas en la nota. Con la lista de tiendas esotéricas de la ciudad marcaron en recorrido. Posiblemente no lograrían encontrar una sola que pudiera resolverles el enigma que traían consigo, mucho menos a la primera, aunque por suerte, tampoco era una lista demasiado amplia. Un total de diez tiendas con los más variopintos nombres.

La primera que visitaron fue una tienda llamada, "La Tienda del Misterio", aunque lo único misterioso que tenía era el nombre. Se trataba de un herbolario, que vendía algunos objetos como cartas del tarot, piedras del signo zodiacal e incluso bisutería barata. La dependienta no era más que una niñata con los labios y los ojos pintados de negro que mascaba chicle y que lo único que tenía de bruja era su carácter.

La siguiente tienda a la que fueron, fue una llamada "El Desván de Tarkhan". Una tienda que vendía productos medicinales basados en la medicina anzana, pero tampoco había nada de lo que buscaban. El dependiente, era un anzano de mediana edad, que no conocía nada acerca de aquello que los agentes le demandaban. Sin embargo, si les dijo quien podía saber algo. Un viejo llamado Fhen Xui que tenía una tienda al otro lado de la ciudad.

Antes de ir a ver a Xui, decidieron pasar por delante de otras dos tiendas de la lista. Una de ellas se había convertido en un restaurante de comida rápida. El Anthoni's había ganado mucha popularidad entre los jóvenes por el precio barato de sus hamburguesas y entre los niños, gracias al marketing que hacían al regalar un juguete de dudosa calidad con cada menú infantil.

En la llamada "Casa del Hechizo de Mrs. Maplin", tampoco encontraron nada. Aunque la regente de la tienda, una mujer que rondaba los cuarenta años, trató de embaucarles y divagó acerca de la posible procedencia de aquellos polvos de lso que le hablaban, ambos agentes vieron de lejos que se trataba de una impostora que no tenía ni la más remota idea acerca de lo que estaba hablando.

Por ello decidieron ir a la tienda de Xui. Empezaba a anochecer y ya habían perdido demasiado tiempo con aquello. Esperaban que aquel anciano anzano, les pudiera dar algún tipo de información que les sirviera de verdad. La tienda de Xui se encontraba en el barrio anzano de sarnis. Casi todos los habitantes del lugar eran amarillos y cuando llegaron allí se sintieron bastante fuera de su contexto habitual.

La arquitectura del lugar era muy particular, tenía un aire oriental muy marcado. El ambiente era también muy diferente. La gente iba a sus asuntos y había menos tráfico de vehículos de cuatro ruedas, no así de motocicletas y bicicletas, de las cuales se veían muchas más que en cualquier otra zona de Sarnis. Si había muchos individuos que se dedicaban a la venta ambulante de productos de alimentación e incluso había algún que otro limpiabotas. El suelo estaba sucio, más sucio que en cualquier otra parte de la ciudad y todo en conjunto, les daba la impresión de haber viajado a otro país.

Lo cierto fue que tardaron más de la cuenta en llegar al lugar. Cuando estaban a punto de desistir, cuando decidieron preguntar a algún peatón, por lo que estacionaron su vehículo. Eso tampoco fue fácil. La mayoría de las personas con las que se cruzaban y a las que trataban de preguntar, no hablaban rintoriano o decían no hablarlo, o simplemente reuhían las preguntas y seguían a sus asuntos. Finallmente un joven más cosmopolita, les atendió y es guió hasta el lugar que buscaban. La tienda no tenía cartel y casi creyeron que el joven no les había entendido, pro finalmente accedieron a su interior.

Una vez en el interior les vino un marcado olor a químicos y a incienso. Una mezcla que mareaba solo con la primera impresión. La tienda estaba abarrotada, pero bastante más limpia de lo que podían esperar. En ella se encontraban estanterías enteras de velas e inciensos, botes con ungüentos y pomadas Máscaras, viejos tomos y manuscritos y todo tipo de amuletos y objetos extraños.

No parecía haber nadie en el interior de la tienda hasta que salió un pequeño hombre de rasgos anzanos, que parecía salido de una película de los años 30. Al ver a la pareja de agentes, bien vestidos y tan dignos ellos, les miró con mala cara con su único ojo funcional. Dio una calada a su pipa y resopló.

- Xerrado. ¿Eh? - Les dijo. - Xerrado... - Y entonces hizo un gesto con las manos, como si espantara moscas. Les estaba echando.

Daeric sabía más que yo, por lo que su desconfianza en que tuviéramos éxito en aquella salida hizo que me desinflara rápidamente. Estaba desentrenada, pero lo intentaba. A pesar de todo, vi que accedía a visitar algunos locales conmigo, quizás simplemente por hacer algo mientras esperábamos el resultado, así que se lo agradecí con una muy ligera sonrisa.

Antes de irnos, dejó dicho que investigaran todo lo que teníamos, y me recordó que nos llevásemos aquel papel. Rápidamente, imprimí una copia, plegué la hoja en varias dobleces y me la metí en un bolsillo.

Unos minutos más tarde, estábamos delante de su coche.

-No, no demasiado -le respondí, algo lacónicamente, mientras repasaba las direcciones que había sacado y me preparaba para actuar como guía.

Lo cierto es que el trabajo de campo, es decir, ir de puerta en puerta preguntando, siempre ha sido bastante frustrante. Solo cuando se obtiene algún resultado, al cabo de horas, días o meses, se despierta la satisfacción de que todo lo que hicimos, había merecido la pena. Pero hasta que ese momento llegase, y si es que lo hacía, resultaba de lo más agotador e irritante.

Así que cuando llegamos a lo que podía ser el último lugar, desde luego del día, pero muy posiblemente, de todos cuantos lugares visitásemos, yo estaba ya de bastante mal humor, cansada

El local de aquel anzano, Fhen Xui, parecía auténtico. Es decir, transmitía esa poderosa sensación de que realmente, era un lugar en el que comprar todo lo que cualquiera que quisiera hacer un ritual mágico, necesitase. Pero nosotros no estábamos allí para comprar, sino para darle un sentido a todo lo que teníamos.

El hombre que salió a recibirnos, un anciano que vestía un traje típico, parecía molesto con nuestra intrusión, y tardó menos de un segundo en invitarnos a salir.

Rápidamente, me acerqué a él, dando grandes zancadas, mientras sacaba la cartera con mi placa, y se la coloqué delate de las narice.

-¡Abierto! ¿Eh? ¡A-bier-to! -exclamé con malas pulgas.

 A continuación, cuando ya había dejado claro quiénes éramos y que no íbamos a irnos, saqué el papel, lo desdoblé y lo coloqué sobre el mostrador para que lo viese, y más le valía mirarlo con el único ojo que tenía bueno, y que lo mirase bien.

-Explica. ¿Qué es esto?

Aquel anzano arqueó una ceja disgustado y centró su mermada mirada uniocular sobre la placa de Jones. Entonces retrocedió dos pasos sorprendido y con la boca muy abierta.

- ¡Ooooh! - Exclamó. - ¡Habelo dicho antes! - Dijo entonces. 

Fue cuando Chandrelle depositó la el papel con las palabras arcanas sobre el mostrador y el anzano se detuvo unos instantes para leer lo que ahí ponía. 

- Esto sel conjulo. - Se encogió de hombros. - No es anzano. Cleo que es un conjulo de plotección. - Se rascó su larga barba blanca. - Puede que se use pala mantenel a laya ajenos... - Se encogió de hombros. - No lo se.

La lista que encontró Jones era bastante completa. La verdad era que yo no conocía aquellos lugares, nunca me dio por aquella parte tan... mística de la historia. Sabía que todo estaba unido entre sí, pero me interesaban más otros capítulos de la misma. Así que ir a todos y cada uno de aquellos lugares se convirtió en un agradable paseo, al menos al principio.

A pesar de que a Jones no le gustaban los descapotables, llevé el coche sin la capota hasta que empezó a bajar la temperatura. Una cosa era ir a gusto y disfrtuando de aquella sensación y otra coger un resfriado por presumir y yo no era de lo segundo.

Según pasaba el tiempo y no obteníamos nada, ir de un lado a otro ya no resultaba tan divertido, pero al menos podía disfrutar de mi coche y de las pequeñas charlas con mi compañera. Sobre todo de la que surgió tras visitar a aquella especie de estafadora de tres al cuarto. Y pensar que había gente que se dejaba embaucar por mujeres como ella...

Pero por fin llegamos a nuestro destino final y entramos en el local. Aquel olor fue verdaderamente intenso y me quedé maravillado al ver todo lo que aquel hombre tenía allí. Sobre todo con la estantería de libros y manuscritos y mientras Jones nos identificaba, yo me acercaba a ellos casi hipnotizado.

- Un conjuro de protección. - Eso coincidía con todo lo encontrado en el interior de la granja. En ese momento me lamenté de no haber traído conmigo una foto de la estrella de seis puntas, pero siempre quedaba la opción de preguntar.

- ¿Y qué sabe sobre una estrella de seis puntas, con una vela negra en cada extremo? - Pregunté al hombre despacio y con curiosidad. - Y si yo quiero proteger esta tienda para que no entre nada malo... o para que no salga nada malo, ¿dónde pondría los símbolos de protección? ¿Dentro o fuera de la casa? - Me quedaba una pregunta más por hacerle, pero antes quería que me respondiese a todo aquello.

- ¿Estlellas de seis puntas? - Arqueó una ceja y le dio una calada a su larga pipa. - Pueden tenel muchos significados. - Se encogió de hombros. - Muchos si... - Se les quedó mirando pensativo. - ¿Polqué queleis sabelo? - Les preguntó entonces. - Si tengo que dalos una buena explicación necesitale más datos.

- Deme un momento. - Le indicó al hombre mientras sacaba su móvil del bolsillo y llamaba a custodia de pruebas. La suerte de que el crimen nunca descansase era que la OFI tampoco y los turnos eran de 24 horas. Di al botón de marcación rápida y no tardaron demasiado en contestar.

- ¿Hola? Sí, soy el agente especial Daeric. Necesito que me envíen algunas fotografías de la escena del crimen a mi correo... Sí, el de la granja... Exacto... concretamente las de los símbolos en las ventanas, puertas y los del suelo, el de la estrella de seis puntas con las velas... Sí... sí, es urgente. Quizás alguien sepa de esto... Gracias.

Tras aquella breve conversación, miré a Jones y al viejo. - Ahora me envían las fotos. - Informé a ambos para luego mirar al anciano. - Investigamos un asesinato, donde encontramos ese... ¿conjuro dijo que era?, algunos símbolos grabados en las ventanas y en las puertas. Supongo que de protección para que algo no entrase... o saliese... y en el suelo, estaba grabada la estrella de seis puntas con una vela en cada extremo.

» En cuanto me lleguen las imágenes se las mostraré. - Miré a Jones un segundo. Necesitaba preguntarle al hombre aquello de una una vez. - Y... encontramos pedazos de alguien exparcidos por el suelo, la pared y el techo... era como si hubiese estado sobre aquella estrella y hubiese explotado de golpe, pero... no hay indicios de explosivos... - Mis ojos se clavaron en el viejo, esperando cualquier reacción suya para analizarla y atento a sus explicaciones, si es que tenía alguna sobre el tema, mientras seguía pendiente de que me llegase la información solicitada.