Allí unos metros más adelante había otra puerta, metido como estaba en tratar de investigar toda la casa y hablar con todo el mundo. No lo dudo y trató de ver que es lo que había tras aquella puerta.
Intenta abrir la puerta, pasa a la sección 170.
Giras el pomo y empujas la puerta descubriendo que está abierta, aunque la pieza a la que da está completamente a oscuras. Tanteas junto a la puerta en busca de un interruptor y enciendes la luz. Ante tus ojos puedes ver un pequeño dormitorio compuesto por una cama, una mesita de noche, un armario no muy grande y un escritorio con una silla ante él. Un breve examen del armario y el escritorio revelan que se trata del dormitorio de James Worthington, el mayordomo, el único miembro del servicio que pasa la noche en la casa. Algunos papeles y cartas que hay en el escritorio te informan de que James es inglés y de que lleva varios años al servicio de la señora White.
El dormitorio de James es una habitación interior, por lo que no está muy bien ventilada. Ello motiva que, cuando estés a punto de salir, un ligero olor proveniente de la zona de la cama te lleve a examinar más detenidamente esta, descubriendo en una caja de zapatos dos botellas de whisky escocés añejo, una de ellas prácticamente vacía.
-¡Caramba con el mayordomo! Piensas.
Sales de la habitación dejándolo todo tal como estaba. Una vez en el pasillo miras a tu izquierda, por donde este continúa y a la puerta situada frente a ti y a la derecha, que sabes va a dar al distribuidor que da al jardín.
-Tal vez será mejor que no me pillen fisgando por aquí. Debería salir al jardín y buscar al jardinero y al chófer. Será lo mejor. Piensas.
Sección 170
¿Vuelves sobre tus pasos y sales al distribuidor que sabes va a dar al jardín? Pasa a la sección 160.
¿Avanzas por el pasillo hasta la siguiente esquina del mismo? Pasa a la sección 175.
La mal ventilada habitación del mayordomo, apenas aporto nada nuevo, tan solo la afición del mayordomo por el alcohol. No sabía si volver e ir a jardín, no le convenía ser descubierto husmeando por allí, y tampoco parecía que fuese a lograr nada relevante. Pero no era hombre de dejar las cosas a medias, así que avanzó por el pasillo hasta la siguiente esquina. Terminaba con aquello, y luego ya iría al jardín.
Pasa a la sección 175.
Giras la esquina para descubrir que el pasillo finaliza a los pocos metros en una puerta cerrada. A la derecha hay otra puerta a través de la cual puedes oír el sonido de una radio. Deduces que esa puerta es la que viste cerrada en la sala de espera del servicio, por lo que intentas abrir la puerta que hay al final del pasillo... para descubrir que se trata del cuarto de baño del servicio. Un examen superficial del mismo te convence de que allí no encontrarás ninguna pista. Cierras la puerta y regresas silenciosamente sobre tus pasos hasta el pequeño distribuidor que da al jardín.
Sección 175
Pasa a la sección 160.
A tu izquierda se halla la puerta acristalada que lleva al jardín y a tu derecha está la puerta que va a dar al vestíbulo de la mansión. Frente a ti hay otra puerta que desconoces adónde va a dar. Dudas entre salir al jardín o seguir explorando la casa. ¿Qué haces?
Sección 160
Si sales al jardín, pasa a la sección 180.
Si abres la puerta que hay frente a ti, pasa a la sección 185.
Mucho tiempo le estaba llevando registrar aquella enorme casa. Pero tenía que hacerlo, no quería dejarse ninguna valiosa pista que pudiese ayudarle a localizar la joven. Así que tocaba seguir registrando habitaciones. Luego iría a buscar al jardinero y al chófer.
Abre la puerta, pasa a la sección 185.
Descubres un amplio salón cuya característica principal es una larga mesa rodeada de sillas con capacidad para cerca de veinte comensales. En un rincón hay una amplia chimenea y la decoración es bastante sobria y elegante. Cuatro amplios ventanales iluminan la estancia y a tu derecha hay una puerta doble que deduces debe comunicar con la sala donde te ha recibido Bárbara White. Das media vuelta procurando no hacer ruido y regresas por donde has venido. Una vez en el distribuidor, sales al jardín.
Sección 185
Pasa a la sección 180.
El 'jardín'... Te echas hacia atrás el sombrero y contienes un silbido de admiración. ¡Si la gente de Evergreen Terrace entiende lo que tienes frente a ti como un 'jardín', que deberá ser para ellos un 'bosque'! Te hallas en una especie de explanada que ocupa toda la parte de atrás de la mansión. Recubierta de fina gravilla, la zona se halla delimitada por un pequeño bordillo más allá del cual hay una espesa arboleda. Pese a que no hay sotobosque, ya que en el suelo del parque solo ves hojas secas y algún que otro arbusto cuidadosamente podado, no puedes distinguir más allá de unos pocos metros entre los árboles. Observas que hasta el claro pueden llegar automóviles, ya que del mismo sale una amplia pista que desaparece por una abertura entre los árboles situada en un extremo. También te fijas que del claro parten dos senderos, uno a tu izquierda y otro a tu derecha, fácilmente distinguibles por los bordillos y el recubrimiento de gravilla, aunque no puedes ver ninguna indicación de adónde se dirigen. ¿Qué haces?
Sección 180
Si te diriges al sendero de la derecha, pasa a la sección 54.
Si tomas el sendero de la izquierda, pasa a la sección 190.
Si decides ver adónde lleva la pista para automóviles, pasa a la sección 195.
Aquello más que un jardín parecía un bosque, si hasta podía perderse allí como no tuviese cuidado. Tenía que hablar con el chofer y con el jardinero, así que le iba a tocar andar un rato. Decidió comenzar por el sendero de la derecha, a ver a donde le llevaba.
Sendero de la derecha, pasa a la sección 54.
Después de haber avanzado unos cuarenta metros por el sinuoso sendero llegas ante una casita baja hecha de ladrillo rojo y recubierta de tejas del mismo color. Tendrá unos cinco por cinco metros y el sendero desemboca frente a una puerta de madera pintada de color verde. Te acercas a la puerta y llamas con los nudillos, al cabo de unos segundos oyes la voz de un hombre.
-"¡Ya va! ¡Ya va!"
Instantes después se abre la puerta y frente a ti tienes a un hombre de unos sesenta años, de pelo y bigote blancos como la nieve, ojos castaños y gafas gruesas. Parece tan sorprendido de verte allí que casi se le cae la pipa que está fumando de la boca.
-"¿Y usted quién diablos es?"
-"Mi nombre es David Carter. La señora White me ha contratado para buscar a su hija. Desearía hacerle algunas preguntas, si no está muy ocupado. ¿puedo pasar, señor...?"
-"¡Wolfkin! ¡Henry Wolfkin! No sé cómo podré ayudarle, señor. Pero pase, pase." Dice mientras se hace a un lado, invitándote a
entrar.
Una vez dentro de la casita aprovechas para echar un vistazo al reino de Henry, el jardinero. El ambiente es agradable, en un rincón arde una estufa de leña junto a la cual hay una mesa y una silla desvencijadas. De un perchero cuelga un viejo abrigo y sobre la mesa puedes ver algunas herramientas y un aparato de fumigar desmontado. Apoyados y colgados en las paredes hay gran variedad de utensilios para el cuidado del inmenso parque de los White: un enorme cortacésped, sacos de semillas, palas, rastrillos, escaleras de mano, botes de pintura, útiles para la limpieza y cuidado de la piscina, etc... Henry Wolfkin viste una vieja camisa de cuadros, un gastado pantalón de pana y unas botas de goma de media caña, sobre todo ello lleva un delantal impermeable de color verde.
-"Solo hay una silla..." Dice. "Pero si quiere sentarse..."
-"No gracias, permaneceré de pie... ¿Usted solo se encarga de la selva de ahí fuera?"
-"No." Dice sonriendo. "Dos o tres veces al año la señora White contrata a media docena de peones para que me ayuden en las tareas más pesadas. Yo solo realizo trabajos de mantenimiento y conservación. ¡Y aún así no doy abasto!"
-"¿Puede decirme algo acerca de la desaparición de la señorita White?"
-"Lo cierto es que me he enterado no hace mucho, cuando he ido a la cocina a pedirle algo de comer a la señora María, la cocinera."
-"¿Ha visto algo inusual por el jardín estos días? Tal vez en su momento no le diese importancia..."
-"Pues no..." Dice pensativo el jardinero. "Lo cierto es que no..."
-"Si se acuerda de algo, hágamelo saber a través de James."
-"Lo haré, señor Carter, lamento no haberle podido ser de ayuda."
Henry Wolfkin parece sincero.
-"No se preocupe, y gracias por su ayuda."
Sales al exterior con la sensación de no haber aprovechado mucho el tiempo... Regresas al claro tras la casa.
Sección 54
Pasa a la sección 230.
Otra vez te hallas en la explanada que hay detrás de la mansión. Observas los tres caminos que parten del claro: el camino para automóviles, el sendero de la zona sur y el sendero de la zona norte. ¿Qué haces?
Sección 230
Evita repetir una opción que ya hayas escogido.
Si tomas el sendero que se dirige al sureste, pasa a la sección 54.
Si decides explorar el sendero que se adentra en el parque, dirección suroeste, pasa a la sección 190.
Si echas a andar por la pista para automóviles, pasa a la sección 195.
Si ya tienes bastante de parque y quieres volver a entrar en la mansión, pasa a la sección 305.
La visita al jardinero no había resultado provechosa, este no sabía nada de la desaparición, así que regreso y fue por el otro sendero, más tarde ya iría por la senda de los coches, que seguro llevaría hasta el garaje y el chófer, pero antes quería ver a donde conducía aquel otro sendero.
Pasa a la sección 190.
Tras una treintena de metros discurriendo por un sinuoso sendero desembocas en un cruce del que parten cuatro caminos: el que te ha traído hasta allí, uno que sigue recto, otro a la izquierda y otro a la derecha. ¿Cuál tomas?
Sección 190
Si tomas el camino de la derecha, pasa a la sección 205.
Si sigues recto, pasa a la sección 210.
Si giras a la izquierda, pasa a la sección 215.
Aquello parecía un laberinto, de lo mismo acababa allí perdido, menudo detective. Como no tenía ni idea de donde podría estar el chófer no sabía por donde tirar. Tras un momento se decidió por el camino de la derecha, ya tendría tiempo de volver sobre sus pasos si ese no era el camino.
Sigue el camino de la derecha, pasa a la sección 205.
Tras doblar un recodo del camino descubres un claro donde se encuentra la piscina de la mansión. Esta se encuentra rodeada de un amplio margen de cuidado césped por tres de sus lados, el cuarto lado está formado por un área embaldosada donde puedes ver una mesa y seis sillas de jardín, así como dos tumbonas a juego, todo ello en madera pintada de blanco. La mesa dispone de un agujero central para poder colocar una sombrilla aunque, al ser invierno, no te sorprende ver la sombrilla tirada en el suelo a un lado y que las sillas y las tumbonas carezcan de los cojines que suelen acompañarlas. La piscina está llena de agua para favorecer su conservación y mantenimiento durante el invierno, aunque esta sea un agua turbia y sucia, recubierta de hojas e insectos muertos, que no dejan ver el fondo de la misma, por lo que no logras averiguar cuán profunda es. No hay nada de interés aquí.
Sección 205
Haz una prueba de Percepción.
Si tienes éxito, pasa a la sección 250.
Si no tienes éxito, pasa a la sección 245.
Aquel camino le llevó hasta la piscina de la mansión, que en invierno, estaba un poco abandonada. A este paso, iba a tardar una eternidad en encontrar al chófer, aunque se haría una buena imagen de como era aquella enorme propiedad. El agua de la piscina estaba demasiado sucia, y a penas se veía su fondo.
Éxito en percepción, pasa a la sección 250.
Motivo: Percepción
Tirada: 2d6
Dificultad: 13-
Resultado: 7 (Exito) [4, 3]
Hay un detalle inusual que te llama la atención, aunque al principio no le has dado mucha importancia: tu mirada se posa en la sombrilla que hay tirada en el suelo.
-¡Qué extraño! Estas sombrillas suelen llevar un pie lastrado en la parte inferior que evita que el viento las haga caer. Piensas, pero no ves ninguno por allí.
Tu mirada se fija en la parte superior de la sombrilla: de un lado cuelga un trozo de cordón que sin duda debía de servir para mantener apretada la tela alrededor del palo para que un golpe de viento ocasional no la abriese. Te fijas que el cordón tiene un corte limpio, como si lo hubiesen seccionado con una tijera o cuchillo. No acabas de encontrarle sentido a tu descubrimiento.
Sección 250
Si no has visitado los párrafos 220 o 235, pasa a la sección 245.
Si has visitado los párrafos 220 o 235, pasa a la sección 390.
Se fijo en la sombrilla, a la que faltaba la base, y que habían cortado la cinta que la mantenía cerrada. Era algo extraño, y en esta época, no sería algo que usasen, estaban en pleno invierno.
Pero no vio nada más, ni una posible explicación para ello, así que continuó con su búsqueda, aun no había podido hablar con el chófer, y este era uno de los que más cosas podían saber.
Pasa a la sección 245.
Regresas sobre tus pasos hasta el cruce que te ha llevado a la piscina. Una vez allí observas los otros caminos: a tu izquierda está el que regresa al claro tras la casa, luego hay los otros dos, el que se dirige al suroeste y el que lo hace hacia el noroeste. ¿Cuál escoges?
Sección 245
Si escoges el sendero del noroeste, pasa a la sección 210.
Si te decides por el sendero del suroeste, pasa a la sección 215.
Si regresas al claro tras la mansión, pasa a la sección 230.
Allí había tres posibilidades, y al paso que iban las cosas, no le extrañaría nada, que tuviese que recorrer toda la propiedad antes de dar con el chófer. Para comenzar se fue por el sendero del noroeste, tal vez allí cerca estuviese el garaje, de no ser asó, tendría que ir más lejos.
Avanza por el sendero del noroeste, pasa a la sección 210.