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El Cementerio de Perlas [+18]

El Juego Sagrado

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29/06/2020, 02:02
Uxmal

Los prisioneros fueron conducidos hacia el otro extremo de la ciudad, siguiendo calzadas similares al sacbé por el que habían transitado hasta entonces.

El bullicio de Uxmal contrastaba con la relativa calma de la selva. Los sonidos de los monos aulladores fueron reemplazados por los de la piedra de amolar con el que las mujeres trataban al maíz. Así había sido como la carne de los primeros hombres, los cuatro madres-padres, fueron hechos, todos de maíz, amolados por la diosa Ix Chel. Cuando ésta finalizo, Ix Chel se lavó las manos. La grasa de los primeros seres había surgido de las manos de la diosa.

Ambrosio, Miguel, Iktan y otros cuantiosos grupos de prisioneros fueron conducidos a una especie de campo rectangular de arena, custodiado por altas plataformas que se encontraban rebosantes de público.

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29/06/2020, 02:19
Tlatoani

Un templo daba a la arena. Los nobles menores, los comerciantes y los profesionales se sentaron al pie de los escalones o en las paredes laterales inclinadas de la cancha, mirando hacia un campo de juego rectangular, que tenía una barra transversal en cada extremo. El juego sagrado, o pitz, suele acompañar los sacrificios maya. 

Iktan les refirió rápidamente durante el camino todo lo que era relevante al juego, aunque sin duda la esencia del juego se revelaría una vez el juego diera comienzo.

El partido se jugaría con una pelota de goma dura y sólida, del tamaño de una pelota de fútbol. Los jugadores intentarían hacer rebotar la pelota sin usar sus manos en aros de piedra unidos a los lados de la cancha. Los jugadores usaban equipo de protección (correas de cuero o madera) alrededor de sus torsos, rodillas y codos para evitar lesiones. Ambos equipos luchaban para evitar que la pelota golpeara el suelo y así corren el riesgo de enojar a los Señores de la Muerte que están debajo. Podrían usar brazos, rodillas o caderas, pero no manos ni pies. La cancha era grande, por lo que los jugadores realmente tenían que luchar para llegar a un extremo. 

El juego tenía una gran importancia religiosa, ya que los mayas creían que los dioses del maíz (que eran ávidos jugadores del juego de pelota) renacieron en la cancha para que los humanos los honren. Tal vez más relevante para el destino de los jugadores era saber que el equipo perdedor solía ser el sacrificado.

La multitud vitoreó cuando los castellanos e Iktan irrumpieron por una de las entradas laterales, junto a otros cautivos. Sin embargo, los hombres no llegaron aún a sus posiciones. Tanto Ambrosio como Miguel fueron desatados y alejados unos metros del resto. Debían seleccionar a sus compañeros de entre las hordas de capturados. La selección era importante; el pitz era demandante físicamente, y contar con jugadores de gran talento era de vital importancia.

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29/06/2020, 02:37
Akyaabil

El líder de los cautivos liberó a Ambrosio y a Miguel de sus ataduras, y, empujándolos sin mayor miramiento, les espetó.

—Elegid a vuestro equipo.

Señaló al resto de cautivos que, aún sujetos al tronco, miraban con avidez.

Notas de juego

Asumo que Miguel no entiende nada (Ambrosio sí) aunque por las explicaciones de Iktan y los gestos de Akyaabil está claro lo que les pide.

Para tener mejores oportunidades en la elección, podéis realizar una única tirada de Cultura (Tradiciones Indígenas).

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29/06/2020, 02:44
Uxmal

Los prisioneros fueron conducidos hacia el otro extremo de la ciudad, siguiendo calzadas similares al sacbé por el que habían transitado hasta entonces.

El bullicio de Uxmal contrastaba con la relativa calma de la selva. Los sonidos de los monos aulladores fueron reemplazados por los de la piedra de amolar con el que las mujeres trataban al maíz. Así había sido como la carne de los primeros hombres, los cuatro madres-padres, fueron hechos, todos de maíz, amolados por la diosa Ix Chel. Cuando ésta finalizo, Ix Chel se lavó las manos. La grasa de los primeros seres había surgido de las manos de la diosa.

Ambrosio, Miguel, Iktan y otros cuantiosos grupos de prisioneros fueron conducidos a una especie de campo rectangular de arena, custodiado por altas plataformas que se encontraban rebosantes de público. Pese a estar lejos del campo, por al encontrarse éste cerca de los límites donde la jungla imperaba, las hermanas, el fraile y Mencía podían refugiarse en lo alto de una roca sin perderlos de vista.

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29/06/2020, 02:45
Tlatoani

Un templo daba a la arena. Los nobles menores, los comerciantes y los profesionales se sentaron al pie de los escalones o en las paredes laterales inclinadas de la cancha, mirando hacia un campo de juego rectangular, que tenía una barra transversal en cada extremo. El juego sagrado, o pitz, suele acompañar los sacrificios maya. 

El partido se jugaría con una pelota de goma dura y sólida, del tamaño de una pelota de fútbol. Los jugadores intentarían hacer rebotar la pelota sin usar sus manos en aros de piedra unidos a los lados de la cancha. Los jugadores usaban equipo de protección (correas de cuero o madera) alrededor de sus torsos, rodillas y codos para evitar lesiones. Ambos equipos luchaban para evitar que la pelota golpeara el suelo y así corren el riesgo de enojar a los Señores de la Muerte que están debajo. Podrían usar brazos, rodillas o caderas, pero no manos ni pies. La cancha era grande, por lo que los jugadores realmente tenían que luchar para llegar a un extremo. 

El juego tenía una gran importancia religiosa, ya que los mayas creían que los dioses del maíz (que eran ávidos jugadores del juego de pelota) renacieron en la cancha para que los humanos los honren. Tal vez más relevante para el destino de los jugadores era saber que el equipo perdedor solía ser el sacrificado.

La multitud vitoreó cuando los castellanos e Iktan irrumpieron por una de las entradas laterales, junto a otros cautivos. Sin embargo, los hombres no llegaron aún a sus posiciones. Tanto Ambrosio como Miguel fueron desatados y alejados unos metros del resto. Las hermanas y el fraile sabían lo que aquello significaba. Debían seleccionar a sus compañeros de entre las hordas de capturados. La selección era importante; el pitz era demandante físicamente, y contar con jugadores de gran talento era de vital importancia.

Notas de juego

Las hermanas y el fraile comprenden lo que sucede, Mencía no mucho que digamos, a menos que le expliquen :P

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29/06/2020, 16:40
Ambrosio de la Nao

Yo soy Ambrosio, llamado de la Nao, y me dedico a la exploración de estas tierras y el conocimiento de sus gentes. — Se presentó al soldado, mejor tarde que nunca. Por su acento, no podía ser sino de la frontera de Extremadura, y según relataba habría marchado con Cortés tiempo atrás. Empresa que a Ambrosio se le antojó en su momento harto arriesgada y no lamentaba mucho no haberse decidido, pues bien le habían dicho que de milagro habían salido vivos de aquel lugar.

Pero descuidad, que es la segunda vez que me intentan ofrecer en sacrificio en lo que llevamos de día y aquí me veis — Comentó tratando de añadir algo de optimismo a sus compañeros, si bien pronto la algarabía de las mujeres y las pinturas ensombrecieron ligeramente sus ánimos.

***

Ya vestidos con los atavíos y protecciones propios de aquel juego, los castellanos y sus compañeros de infortunio salieron al patio en el que deberían realizar aquel juego ritual. Y por absurdo que le pareciera a Ambrosio, incluso cruel, las consecuencias de perder no eran para tomárselo a la ligera. 

Parece que toda la villa ha venido a este corral a ver el juego — Pensó en voz alta. Entre empujones quedó claro qué debían hacer ahora. — Tenemos que elegir a la gente de nuestro bando y formar equipo. — Explicó Ambrosio a Miguel. Rápidamente, buscó a los imprescindibles de su equipo, que por ser conocidos o cercanos no quería abandonar a su suerte.

Itkan...Bembe el de Mayapán y...— Quedó pensativo unos instantes, buscando posibles adiciones a su equipo entre aquella turba de desharrapados teñidos de azul a la que les habían reducido a todos.

- Tiradas (1)
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29/06/2020, 18:25
Bernardo de Sarmiento

Veíamos a Iktán y a Ambrosio allá abajo, en la arena dispuestos a ofrecer un juego tradicional en muchas poblaciones. Había escuchado a las hermanas y a otros miembros del Cah hablar sobre él a modo de anécdota o de una manera muy seria, pero nunca había presenciado nada igual. No entendía del todo las reglas, no comprendía el porqué de algunas acciones, y además me parecía algo cruento por el sacrificio posterior. Me mordí los los labios, sin saber muy bien qué hacer. Tal vez irrumpir más adentro de la ciudad no sería buena idea... al menos para mí y la nueva compañía que teníamos encima.

Itzía, Anayatzin... ¿se os ocurre algo para sacarlos de ahí? -les pregunté-. ¿O tal vez no nos quede más remedio que presenciar el espectáculo... éste y el posterior? -realmente estaba abrumado-. Un antiguo fraile llevado en varias expediciones que acababa viendo el sacrificio del juego de los habitantes del Mayab. Uno no sabía ya ni qué pensar.

Notas de juego

Entiendo que no estamos dentro de la ciudad, sino sobre una roca que gracias a la altura nos permitiría ver el partido "sin pagar entrada", ¿no?

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30/06/2020, 00:26
Anayatzin

Si bien comprendía la reticencia y molestia del fraile, apreció sinceramente el firme apoyo de su hermana. Aunque no quería asegurar nada de lo que no tuviera prueba, tampoco le parecía que esta hubiera dado un argumento descabellado. Todo el mundo sabía que aquella isla estaba fuera de los límites.

En silencio, avanza junto a ella, atravesando la vegetación hasta encontrar el camino a Uxmal. Por un momento consideró tomar el arcabuz abandonado, pero ni sabía usar una de esas cosas, ni le daban muy buena espina. En realidad, prefería mantenerse más bien lejos de ellas. Así que, si nadie más la tomaba, la cubriría como pudiera para ocultarla. Lo único peor que aquel instrumento era que este acabara en manos equivocadas.

El paisaje que encontraron en las afueras de la ciudad le retorció el estómago, nerviosa por quienes veía captivos. Supuso que el hombre que buscaba la mujer sería aquel junto a Ambrosio, aunque estando ahí tanto el marino como su hermano, la identidad del amigo de la castellana no era su primera preocupación. Así mismo, podría haber apreciado la danza o las galas de los presentes en el ritual, y más aún, sus costumbres, de no haber sido porque toda su atención estaba puesta en los dos hombres que habían ido a buscar. 

Si durante unos momentos había repudiado a la sacerdotisa por sus risas y la forma en que aparentemente se burlaba de Ambrosio mientras los marcaban para el sacrificio, la mayor intensidad de sus emociones apareció al ver la sonrisa triste en labios de Iktán. Su hermano ya se había rendido a sus circunstancias, comprensiblemente dada su posición, y le partía el alma verlo así sin saber siquiera si realmente podría ayudarlo o si para el fin de aquella jornada la única superviviente de los hijos del chamán sería, sorprendentemente, Aquetzalí. ¿Quien iría a ayudarla entonces?

finalmente llegaron a un punto donde pudieron ver la prueba que les esperaba. Sus labios se apretaron al darse cuenta de que Miguel y Ambrosio serían parte de distintos equipos, y su mirada fue enseguida a Itzia, precavida. Su elección estaría más que clara, pero entonces, ¿que pasaría con la castellana y su hombre? Justamente por temor a como pudiera reaccionar aún, prefirió no explicarle nada a esta a menos que preguntara.

Puedo intentar entorpecer a sus contrincantes, uno a uno y a momentos, para que enfaden a los Señores de la Muerte - le respondió al fraile - Pero aún así dependerá de que tan bien puedan jugar ellos - suspiró. Iktán tenía que quedar en el equipo de Ambrosio. Eso les daría la ventaja que necesitaban.

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30/06/2020, 16:38
Mencía Guzmán de Herrera

Mencía no podía creer que estuviera viviendo todo aquello pues sus aspiraciones al viajar al nuevo continente se basaban en buscar granjas de perlas y hacerse con ellas mientras degustaba la comida local y descubría curiosas tradiciones. Supuso que estaba ante una de ellas, una especie de juego de pelota quizá parecido al Calcio que se jugaba en Florencia, aunque el ambiente llevaba consigo algo extraño que conseguía inquietar a la castellana. Las expresiones en los rostros de Miguel y Ambrosio tampoco auguraban la gran diversión que se suponía que procuraban aquellos juegos varoniles.

¿Qué... qué es esto exactamente? —preguntó mirando al fraile y a las dos jóvenes, cuyos semblantes tampoco reflejaban ningún tipo de regocijo por los juegos; desvió entonces los ojos de nuevo al campo de juego, donde parecían estar organizándose los equipos, cada uno de los cuales contaba ahora con uno de los hombres blancos. Tras escuchar las palabras de una de las chicas, añadió: —¿Qué vas a hacer? No entiendo qué está pasando...

Quizá debería haber leído un poco más acerca de las costumbres de los indios del Yucatán pero lo cierto era que no esperaba tener un encuentro tan directo y profundo con ellos cuando bajó del barco que la trajo desde España más allá de los sirvientes y criados que contratara...

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30/06/2020, 20:46
Miguel Hermoso del Álamo

-¿De la nao? ¿Portugué?- Respondió Miguel, mientras aquellas indias de extraños tocados les quitaban las camisas y los pintaban de azul.

-Tenía yo un conocío en Elvas, por la zona del Alentejo, no si tu eres de por allí- Parecía tranquilo, y en realidad esa era la impresión que sentía obligado a dar, a pesar de lo grave de la situación, pero aquellos eran los naipes que les habían tocado, y llorar o clamar al cielo no supondría diferencia alguna, así que había que aceptar la situación de la mejor manera posible y escapar de allí como fuera, aunque la cosa estaba bien jodida. Muchísimo, y Miguel no conseguía ver un mínimo hueco por donde salir. Quizás si ganaban aquel maldito juego, del cual no tenía ni la más absoluta idea, se abriría un nuevo abanico de posibilidades.

Tan solo se altero cuando el cabrón del indio jefe lo zarandeó.

-Puto moro indio, la próxima vas al hoyo- Dijo cuando le quitaron las ataduras. El mundo era un pañuelo al fin y al cabo, y volvería a encontrarse con ese hideputa, con acero en la mano. Se lo clavaría hasta la puta empuñadura.

-¿Y como se juega a esto? En cristiano por favó, al indio este que parece nuestro amigo no lo entiendo demasiao, ¿Es algo de peleá o de otra cosa? Bueno, os dejo elegí al equipo nuestro, y ya me diréis que tengo que hacé yo-

Contemplando la escena, si no fuese porque se jugaba la vida, diría que aquello era magnífico y precioso, parecido a una corrida de toros en una plaza grande, e incluso si estuviera en las gradas, estaría aplaudiendo por ver el espectáculo, le dio con el codo a Ambrosio.

-Estos indios no se lo montan mal, al finá se parecen a nosotros, les gusta más la juerga que el vino a un españó, por lo que parece-

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01/07/2020, 02:31
Itzia

Itzia observa recelosa cómo su hermana manipula el arcabuz, alegrándose finalmente cuando comprende su verdadera intención respecto a este. 

Su preocupación aumenta a cada paso, y parece que también lo haga el ritmo de sus latidos. Sus pensamientos se pierden y confunden casi con frenetismo en los posibles destinos de sus hermanos. De lado, mira discreta a Anayatzin, replanteándose el haberle dado la opción de venir, en lugar de haber insistido de lo contrario por la propia seguridad de esta, y al mismo tiempo, de cierto modo, necesitándola justo donde está para no perder la esperanza.

Y por un instante la recupera al distinguir los rostros de Iktan y Ambrosio, cuando finalmente los encuentran, pero... ¿Y entonces qué? Un nuevo obstáculo en forma de guerreros impedía cualquier enfrentamiento físico... Y así cualquier otra opción, en realidad, extendiéndose así la impotencia en la joven a medida que lo hace el maldito azul por la piel de sus seres queridos. Aprieta los puños y los dientes hasta el punto de que le empiezan a pitar los oídos, y entre toda esa rabia, es su hermano quien la saca de su trance: Él ya ha aceptado su destino, y sólo espera ser tan digno de los dioses como sea posible.

No.

Itzia no es capaz de aceptarlo, y con el avance del resto hacia la cancha, entiende que ellos tampoco se han dado aun por vencidos. 

Se percata de la mirada de su hermana tras observar a los hombres que elegirán los equipos, siendo estos Ambrosio y, por sus obvios rasgos, quien debe ser el escolta de la española. Sus ojos sólo reflejan la misma inquietud. Ambrosio debe elegir a Iktan, pero tal vez esto no sea posible si no se le concede el primer turno, y aun así, eso soluciona más bien poco. Cada vez están más expuestos, más rodeados, más vulnerables, más cerca de un destino cada vez más irremediable.

Escucha a Bernardo y a su hermana. ¿Qué hacer? No hay ningún plan posible, y el tiempo corre en su contra, así que desde su punto de vista cualquier proposición mínimamente útil o con potencial para abrir nuevas posibilidades es válida. La castellana, por su parte, sólo muestra incomprensión, a la que se encarga de contestar en primer lugar sin demasiado detalle.

- Los sacrificarán a los dioses tras el partido de pitz. - Simplifica, asumiendo que en la ignorancia de esta será lo mejor para ella de momento, aunque con la esperanza de que incluirla en el rescate y la información que se debate sobre este pueda hacerla útil de algún modo, decide continuar hablando en español, como ya también lo han hecho su hermana y el fraile.

- No, me niego. - Contesta a Bernardo, cegada en recuperar a los prisioneros, y por ello inmediatamente apoyando la iniciativa de Anayatzin. - Haz eso. Yo voy a bajar. Hay mucha gente. - Les comunica, decidida, aunque no tanto cuando continúa, dirigiéndose de nuevo al fraile y a la mujer. - No sé qué podéis hacer vosotros. - Se sincera con estos. Llamarían una obvia atención, y de hecho ya le preocupa que ella misma pueda hacerlo, pero, ¿Qué otro curso de acción les queda?

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01/07/2020, 17:41
Bernardo de Sarmiento

¿Qué... qué es esto exactamente? —preguntó mirando al fraile y a las dos jóvenes,

Un juego de pelota, donde el resultado, tanto en la victoria como en la derrota, puede ser la muerte, el sacrificio -le expliqué en bajito-. Entonces comprendí, por las respuestas de Itzia, que se interpondría en el juego o trataría de influirlo... ¿pero cómo?

¿Vas a bajar? -pregunté a la hija del chamán-. ¿Y luego? La gente espera también ver espectáculo, no es es menester enfrentarse a toda una ciudad. ¿Porqué no prendemos un fuego, un fuego que arda cerca de algunas casas para interrumpir el mal divertimento? -propuse, de una manera descabellada, tal vez-.

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02/07/2020, 01:54
Anayatzin

Anayatzin asintió a la explicación de su hermana sobre lo que pasaba frente a ellos. No creía que la mujer supiera lo que era el pitz, así que, aunque no fuera aquel él punto central, intentó ponerla un poco más al día aunque fuera en eso - Tienen que hacer pasar las pelotas por esos aros - le señaló, aprovechando de complementar la información que proporcionaba el fraile - Usando solo las caderas para ello - especificó, puesto que no le parecía que Ambrosio o el fraile le hubiesen mencionado jamás que jugaran algo así en sus tierras.

No sé si eso detendría los sacrificios - frunció ligeramente los labios. Lo dudaba, sinceramente. Quizás simplemente se saltarían el juego de pitz. Frunciendo ligeramente el ceño, miró entonces a su hermana - ¿Estás segura de bajar? Podría ser peligroso, y no hay mucho que puedas hacer sola.

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02/07/2020, 06:49
Mencía Guzmán de Herrera

Mencía escuchaba atónita las explicaciones mientras su mirada iba de forma alternativa de sus improvisados compañeros de viaje a los dos españoles que se jugaban la vida de forma literal en un juego macabro de los indígenas. Definitivamente no tenía nada que ver con aquello a lo que jugaban los florentinos. Al final era verdad lo que decían por Castilla, que en el otro mundo había salvajes que hacían sacrificios cruentos a unos dioses sedientos de sangre.

¿Que vas a bajar? —repitió asombrada mirando a la joven dispuesta a detener aquello de cualquier forma —¿Pero qué es lo que vas a hacer ahí abajo para detener esta barbarie? —agregó alarmada pues ya veía a la chica aplastada por la multitud sedienta de juego y sangre.

Lo ideal sería aprovechar su propia superstición, hacerles creer de alguna manera que los dioses no quieren esto... —siguió diciendo aún en voz baja, como si alguien pudiera escucharla —Santa Madre de Dios, tengo que sacar a Miguel de ahí o no me lo perdonaré nunca... —musitó volviendo la mirada al que había sido su protector en aquel breve viaje, pensando en su esposa e hijos esperando ahí en Extremadura.

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03/07/2020, 02:03
Iktan

Cuando Ambrosio terminó de seleccionar a su equipo de siete jugadores, Iktan le palmeó en la espalda.

—Has hecho una buena elección, y, salvo vosotros, no hay ningún extranjero. Todos son del Mayab y conocen las reglas del pitz.

Era cierto. Entre los cautivos habían varios indios de culturas extrañas, ajenas a las tradiciones mayas.

A Iktan le costaba casi tanto entender a Miguel, como le sucedía a éste último con el indígena, por lo que a continuación se dirigió exclusivamente al marino.

—Ambrosio, dile a tu compatriota que cubra el carril izquierdo. Tú te encargaras del centro, para que estéis cerca de él. Yo defenderé, y tú, Bembe, serás nuestro delantero. Al resto le asignaré yo sus posiciones.

Se alejó unos pasos para dar indicaciones a los indios restantes. Todos ellos tenían en sus rostros expresiones feroces, determinadas, a pesar de lo que estaba en juego.

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03/07/2020, 02:28
Bembe

Asintió e hizo un gesto extraño con las manos, que interpretaron como de suficiencia.

—Uxmal tiene un buen equipo, pero nadie juega al pitz como Bembe.

Se ajustó el equipo de protección que les había sido otorgado (correas de cuero) alrededor de su torso, rodilla y codos, e indicó apremiante a Ambrosio y Miguel para que le imitaran. Cuando los castellanos concluyeron, agregó:

—No os acobardéis. Golpead a todo el que intente avanzar hacia nuestro campo por vuestro carril. Cuando os llegue la pelota, pasadmela. Seguid mis instrucciones y todo irá bien.

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03/07/2020, 02:32
Tlatoani

El equipo rival comenzó a marchar hacia sus posiciones. El primer par en salir vestía disfraces representando a los héroes gemelos, el Primer Jaguar con retazos de piel de jaguar en la barbilla y los brazos, y el Lord Venus con dibujos de lo que parecían ser planetas en las mejillas y las piernas. Los cautivos, en cambio, conformarían al equipo de los Señores de la Muerte.

Por fin el partido comenzó. El equipo local se hizo con la pelota. Akyaabil, disfrazado como el Primer Jaguar, lanzó la pelota hacia arriba y luego la rebotó en la gruesa almohadilla protectora que llevaba alrededor de las caderas. La pelota golpeó el muro de piedra inclinado al costado de la cancha y giró hacia atrás. Otro jugador se zambulló y logró desviar la pelota de su almohadilla para el brazo. Cuando la pelota rebotó en dirección a Miguel, uno de los indios del equipo contrario le dio un codazo en las costillas y ocupó su posición, riendo al tiempo que aullaba como un lobo.

Notas de juego

Buena tirada para la selección del equpo ;)

Necesito cuatro tiradas de agilidad de Ambrosio y de Miguel (bonus por reflejos instintivos aplica). Podéis narrar lo que hacéis de mientras, vuestras jugadas y diálogos.

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03/07/2020, 02:49
Tlatoani

Observan a la distancia como Ambrosio señala a los distintos jugadores para conformar a su equipo, al tiempo que Miguel contempla la escena con cara de pocos amigos. Iktan... otro indio del Mayab, a quien parecen conocer, pues palmea la espalda de los castellanos y les dice algo al oído... y otros tres indios conformaron el equipo de los castellanos. Iktan parece satisfecho y comienza a dar indicaciones para ordenar a cada jugador en las distintas posiciones del campo.

El equipo rival comenzó a marchar también hacia sus posiciones. El primer par en salir vestía disfraces representando a los héroes gemelos, el Primer Jaguar con retazos de piel de jaguar en la barbilla y los brazos, y el Lord Venus con dibujos de lo que parecían ser planetas en las mejillas y las piernas. Los cautivos, en cambio, conformarían al equipo de los Señores de la Muerte.

Por fin el partido comenzó. El equipo local se hizo con la pelota. Akyaabil, el indio más fuerte y alto de los allí reunidos, líder de los guerreros, lanzó la pelota hacia arriba y luego la rebotó en la gruesa almohadilla protectora que llevaba alrededor de las caderas. La pelota golpeó el muro de piedra inclinado al costado de la cancha y giró hacia atrás. Otro jugador se zambulló y logró desviar la pelota de su almohadilla para el brazo. Cuando la pelota rebotó en dirección a Miguel, uno de los indios del equipo contrario le dio un codazo en las costillas y ocupó su posición, riendo al tiempo que aullaba como un lobo. Los vítores de la multitud eran ensordecedores y poco a poco el equipo contrario ganaba terreno en el campo, pero el partido recién comenzaba.

Notas de juego

Anayatzin, si utilizas poderes haz nomás las tiradas y yo las resuelvo en el próximo turno :)

Me gustó la idea :D

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03/07/2020, 03:07
Itzia

- No lo sé, pero desde aquí arriba seguro que no voy a hacer nada. - Contesta a todos. Incierta, no tiene ningún plan, sólo espera a ver si de más cerca surgiera alguna idea u oportunidad.

La castellana simplifica las costumbres indígenas, sin darse cuenta del día para ellos en el que se encontraba. Incluso tratando de urdir cualquier truco, sería sumamente complicado. La mira, molesta, entendiendo la forma en la que se refiere a sus costumbres.  - No son 'supersticiones'. - Dice firme, a pesar de encontrar cierta dificultad en la pronunciación de dicha palabra. - Además, hoy será imposible. Es la Segunda Daga. - Continúa hablando en sus términos, pero sin explicarse más allá.

Considera la idea de Bernardo. Maldito fraile brillante. Conlleva cierto riesgo, ¿Pero no lo hacen todas sus opciones en realidad? Un incendio sería una situación lo suficientemente alarmante como para alejar a la gente del juego y los prisioneros y potencialmente crear la mejor distracción; El caos. Además, así no tendrían que separarse y correr el riesgo de ganar a unos a costa de poder perder a otros. - Está bien. Además así podremos permanecer todos juntos. - Acepta la proposición del fraile, y mira a su hermana. - Quizás entorpecerlos te lleve demasiado, y ya llevan el azul... - Opina, tratando a la vez se influir en su juicio a favor del fuego con tal de no separarse también de ella, sin grandes expectativas respecto a la vida de los hombres independientemente del resultado del juego sagrado. Por otra parte, en realidad no es plenamente conocedora de la capacidad de los maleficios de Anayatzin. 

- Tenemos que darnos prisa. - Apremia al percatarse de que el partido comienza, frunciendo el ceño. No quiere verlo, y al mismo tiempo le cuesta dejar de mirar. Sin duda, sería el partido más sentido de su vida si se acercara a animar a los jugadores. 

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03/07/2020, 12:03
Ambrosio de la Nao

No hombre, portugués no... — Responde Ambrosio con un deje desdeñoso, sin alcanzar la ofensa. — Si a mi me llaman así porque mi padre es en lo que vino, en una nao, cuando yo era chico. — Explica brevemente, sin que tengan mucho más tiempo para presentaciones y cortesías, pues el juego daría inicio pronto.

Este es el indio Itkán, hijo de un gran señor de Calomkín. Buen hombre y amigo de sus amigos, pero hoy se despertó con mal pronto y queríame sacar el corazón para ofrecerlo a sus ídolos. — Comentó rápidamente, dada la situación en la que se encontraban podría decirse que incluso con naturalidad. 

La regla es colar la pelota en esos aros sin usar manos o pies, dándole con lo que nos cubren las protecciones, o eso tengo entendido.  —

Por lo que les conozco, doy fe dello.  — Respondió con un sincero asentimiento al extremeño ante su comparativa entre ambas culturas. — Lo que pasa es que les pierden las formas a veces — Poco después, dio comienzo el juego y todos corrieron hacia sus puestos.

¡Ese dice que también son aceptados los empellones y el ensañamiento, que es parte del juego! — Tradujo tras las palabras de Bembe a viva voz viendo cómo un escurridizo indio corría hacia el puesto de Miguel. — Se va enterar el pintao ese — Tras su traicionera acometida, Ambrosio corrió tras de este, buscando propinarle un placaje con el que mandarle a morder el polvo.

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