Partida Rol por web

- Si realmente se comprometen a investigar el asunto y logran resolverlo, el ayuntamiento de Sakuraio les recompensará por sus servicios. - Intervino entonces la alcaldesa para sorpresa de todos. - No es un problema único de tu familia Irize, sino de todos los agricultores de la región. - Explicó. Tomó algo de aire. Se notaba que ella también estaba afectada por el asunto. - Hubiera enviado a la guardia a investigar el asunto de haberlo sabido antes del festival, pero ahora, con toda la gente que ha acudido a Sakuraio, no puedo prescindir de un solo guardia. Deben velar por la seguridad de la gente.

- Entonces está arreglado. Podemos salir en cuanto acabe el festival. En cuanto vuelvan Minako y Takeshi, quiero decir. -le comentó Yoshi a Sisho.

- Espero de todo corazón que podamos encontrar y reparar esta desafortunada situación, señoras. -les dijo a la alcaldesa Nimatsu y a Irize. No pudo dejar de notar que las mujeres eran muy bellas en aquella zona del pais. O simplemente, aquel día de fiesta estaban especialmente bien arregladas y el no estaba acostumbrado a aquellos rasgos exoticos. Yoshi no supo por que conclusión decantarse.

- Si, creo por algún motivo, que es nuestro deber. - Respondió Sisho.

Sabía que no estaban obligados a hacerlo, pero por alguna razón, el destino les había llevado hasta ese punto. No tenían otra cosa que hacer salvo disfrutar del festival, por ello quizás tratar de hacer un bien para toda la comunidad era algo que le resultaba tan atractivo al viejo Hoharayama.

Miró entonces a Kosuke. Hacía mucho que él no se pronunciaba. Estaba como ausente. Como si nada fuera con él. Dudaba que quisiera aceptar aquella misión, por llamarla de alguna forma, pues no había dicho nada al respecto. No iba a obligarle desde luego. Aunque le gustaría que les acompañara, al fin y al cabo habían iniciado aquel viaje todos por su propia voluntad y sin coacción alguna y podían abandonarlo cuando quisieran. De hecho, ya había completado el objetivo principal, que no era otro que el de llegar a Sakuraio a tiempo de presencial el festival.

- ¿Qué harás tú, Kosuke? - Le preguntó entonces Sisho. De su respuesta dependía ahora que sus caminos se separasen o que siguieran por el mismo sendero un tiempo más.

- Yo... - Kosuke tomó aire. - La verdad es que... - Tragó saliva. - Prefiero no hacerlo... - Dijo finalmente. 

Kosuke se alejó unos pasos marcha atrás y finalmente se dio media vuelta y se perdió entre la multitud. Al parecer aquel joven había ido hasta allí para ver el Festival, como todos, pero involucrarse más en asuntos que no eran propios, no iba con él. Una lástima, pues había compartido buenos momentos con Kosuke.

- ¡Kosuke! - Exclamó Shiso. 

Pero ya era tarde. El joven había dejado muy descolocado al viejo. No obstante, él no era nadie para ordenarle nada, ni obligarle a hacer nada en contra de su voluntad. Si no quería seguir con aquello, estaba en su derecho. Hasta ese momento, no había nada que les uniera salvo la amistad que los unos por los otros profesaban y esperaba que así siguiera siendo.

- No importa... - Se dijo a si mismo. - Yoshimoto y yo iremos a comprobar el curso del río. - Miró entonces a Yoshi. - Y puede que Minako y Takeshi nos acompañen cuando regresen de ver a Gob y Meemu.

- Creo que si vais a intentar averiguar lo que sucede, no sería mala idea ir a habla con Yutake. - Intervino la frutera. - Es un joven que recién ha cumplido los dieciocho años, pero ya trabaja para la universidad. Sabe mucho sobre cultivos y es un experto en el el cultivo de cerezas. - Sonrió. Se notaba que hablar de aquel joven ponía nerviosa a aquella chica. Era evidente que sentía algo por él.

- Si, es muy buena idea. - Añadió la alcaldesa. - La universidad está al otro lado de la ciudad. Hay un buen rato andando, pero el edificio es magnífico y digno de ver. Si van hasta allí no se arrepentirán. - Les dijo. - Además, yo también conozco a ese chico, es sobrino de una muy buena amiga. - Sonrió. - ¿Cómo no conocerlo? - Miró a Irize de forma pícara. - Es un chico muy guapo, encantador y además canta y toca el laúd. ¿No crees que es guapo Irize? - Le preguntó a la jovencita.

Irize bajó la mirada y le subieron los colores. No hacía falta que respondiera a las indiscretas palabras de la alcaldesa, pues al fin y al cabo, lo había echo de alguna forma sin tener que abrir la boca.

- Si, si que lo es... - Dijo con gran timidez. - Seguro que si vais a la universidad lo encontráis rodeado de jovencitas... - Dijo aquello con cierta pesadumbre. - Hoy hacen un concurso de canto en los jardines de la universidad. Estoy seguro de que se ha apuntado y no creo que le cueste demasiado ganar el primer premio...

Yoshi quedó boquiabierto con la reacción de Kosuke. No encontró nada que decir. Solo permaneció con la boca entreabierta, como si la realidad fuese demasiado tonta para ser creída. Como si fuese solo una comedia bufa, una tontería de Kosuke que pronto dejaría a un lado. Pero no, Kosuke desapareció entre la multitud, camino del mercado. El jefe Shiso parecía furioso. Las dos mujeres les contemplaban azoradas, por lo incomodo de la situación. Algo en su interior le decía que no volverían a ver a Kosuke.

- Es un bardo, después de todo -consiguió soltar.

Un escriba escribía por trabajo, por perfección, por ganarse la vida de manera honrada, siguiendo una disciplina. Un bardo, en caso de que escribiese, lo hacía por mero hedonismo. Nunca le habían caído del todo bien. Y lo que Irize dijo y como reaccionó a la mención de Yutake, otro músico, no mejoró su opinión de los mismos.

Ese tipo de chicos eran los que siempre se habían reído de el, los que siempre se habían burlado y los que siempre habían terminado del brazo de las chicas que le gustaban. Por ello, no dijo nada acerca de ese tal Yutake y dejó que el jefe Shiso se calmase y fuese el que dijese algo.

- Pues tenemos tiempo hasta la comida. - Se encogió de hombros. - Podemos ir a ver a ese joven. ¿No crees? - Le preguntó a Yoshimoto. - Y si están haciendo una competición de... ¿canto? - no sabía como funcionaba aquello - igual hasta es interesante ir hasta allí.

Sin más preámbulos y tras despedirse de la alcaldesa Nimatsu y de la frutera, se encaminaron hacia la zona de la universidad. La alcaldesa les había dicho que no les sería difícil llegar hasta ella y en efecto no lo estaba siendo. Todo en aquella ciudad estaba muy bien indicado y no hacía falta demasiada orientación para llegar a los lugares que uno buscaba. Además, el paseo estaba siendo bastante agradable y los dos compañeros miraban embobados en todas direcciones.

Pues la ciudad estaba engalanada con motivo de las festividades y si sus edificios, fuentes, jardines y esculturas ya eran impresionantes en cualquier otra época del año, vestida con serpentinas, farolillos de colores, flores y demás abalorios, era realmente impresionante. Por no hablar de la vida que tenía aquella ciudad. Prácticamente todas las calles estaban abarrotadas de gente, aunque no por ello, era complicado avanzar por ellas, pues eran amplias y el adoquinado estaba en perfecto estado.

Fueron dejando atrás, puestos de venta de comida y de objetos artesanales. Además, había actuaciones callejeras, mimos, marionetas e incluso teatro a pie de calle. El festival estaba siendo todo un éxito en realidad, sólo emborronado por el hecho que les estaba conduciendo a la universidad, la mala calidad de los cultivos, y por otro hecho mucho más puntual que tan solo afectaba a Shiso y Yoshimoto, la extraña deserción de Kosuke.

Y lo cierto fue que eso fue lo único que emborronó un poco el trayecto. No les quedó más remedio que hablar de ello durante el trayecto. A los dos les había dejado bastante sorprendidos. Shiso, más que enfadado estaba algo decepcionado con Kosuke, no tanto por el hecho de preferir quedarse en Sakuraio antes de iniciar aquella investigación, sino por la manera en que se había marchado después de todos aquellos días juntos, casi sin despedirse.

Fue entonces cuando, casi sin querer, se toparon con la universidad. Se trataba de un enorme edificio de cuatro plantas, con tejados piramidales y con las paredes llenas de relieves y de mampostería que representaba elementos de la mitología local, como dragones y fatas. A las puertas de la misma, se encontraban unos precios jardines ornamentales, en los cuales, unos jardineros exponían sus obras, abetos cortados con formas de animales, dragones y otros seres del mundo y justo frente al mudo de la universidad, un escenario en el cual se encontraba un grupo que tocaba música tradicional, la cual sonaba realmente bien.

Entre todos los asistentes, destaca un joven que como bien habían dicho Irize y Nimatsu, se encontraba rodeado de chicas y parecía estar contándoles algo emocionante, lo que deducían por sus gestos y expresividad. Era un chico hermoso, eso saltaba a la vista y tenía mucho éxito entre las chicas de su edad y además, de su espalda colgaba un laúd. Era Yutake de forma inequívoca.

- Sin duda, ha de ser aquí -dijo Yoshi.

Por dentro aun estaba descolocado, disgustado con la reacción de Kosuke. Y se preguntaba como explicarían todo a Minako y a Takeshi cuando regresaran. Porque algo le seguía diciendo que cuando volviesen a la pensión, se encontrarían con que el bardo había desaparecido.

Durante un horrible momento, pensó que quizás aprovechase su ausencia para "tomar prestado" algo del fondo común. Pero se trató de calmar. La posadera no parecía una mujer estúpida y a la que se pudiera engañar con facilidad. Además, todos los negocios y temas de alojamiento los había tratado directamente con Yoshi o con el jefe Shiso.

Entraron en la universidad y Yoshi se quedó fascinado con el lugar. Fantaseó durante unos instantes con la posibilidad de haber estudiado con propiedad, si solo sus padres no hubiesen sido unos humildes pescadores y le hubiesen podido enviar a una academia de caligrafía. Todo lo que Yoshi sabía lo había aprendido de su padre o por su cuenta.

Se preguntó como de diferente hubiese sido su vida con tanta gente alrededor, donde hubiese sido posible pasar desapercibido y no ser el blanco de tantas burlas. Y entonces vio al que estaban buscando. Era Yutake, sin duda, pues atendía perfectamente a la descripción del chico. La descripción del tipo de joven del que Yoshi siempre recelaba. Allí, rodeado de chicas, imagino que si se acercaba a hablar con el lo utilizaría para hacer bromas a su costa y congraciarse con las muchachas que suspiraban por el. Por lo que se lo indicó al maestro Shiso. El no pensaba llevar la iniciativa.

- Jefe Shiso... creo que ese joven es la persona a quien buscamos.

- Tiene toda la pinta. - Respondió Shiso. - Vamos a hablar con él. - Se encogió de hombros.

El viejo Hoharayama cogió la iniciativa que Yoshi había depositado en él y avanzó directo hacia el joven. A medida que se acercaban, Yutake alzaba de vez en cuando la mirada, encontrándose con aquellas dos personas que se le acercaban, para inmediatamente devolver la mirada al grupo de admiradoras que le rodeaba. Hasta tres veces alzó la mirada avistando cada vez más cerca a aquellos hombres y volvió a bajarla. A la cuarta, frunció el ceño, como sorprendido, pues Yoshi y Shiso ya estaban junto a él y le miraban con insistencia.

- Buenos días. - Dijo el viejo. - Mi nombre es Shiso y él es Yoshimoto. - Se presentó. - Venimos en tu búsqueda. ¿Porque tú eres Yutake, verdad?

Yutake sorprendido, miró a ambos lados. No sabía que diantre podían querer aquellos dos extraños de él. Las jovenzuelas que le rodeaban, bajaron el tono de voz y las risitas y se fueron apartando ante la imponente presencia de Shiso. Finalmente Yutake, que estaba apoyado sobre un murete, se puso en pie y dio dos pasos hacia aquellas personas.

- Así es. - Respondió. - Mi nombre es Yutake. Lo qué no se es que podéis querer de mi. ¿Nos conocemos?

- No... - Sonrió el viejo. - Pero te hemos reconocido al momento. - Sonrió aún más ampliamente. - Venimos a hablar contigo. La alcaldesa y una joven frutera llamada Irize nos lo han recomendado. 

Las jóvenes abrieron los ojos como platos. Si ya tenían a aquel joven en un pedestal, saber que gente venía a hablar con él recomendada por la mayor autoridad de todo Sakuraio le hacía todavía parecer más interesante.

- Nos han dicho que eres todo un experto en cerezas. - Desveló. - Y algo le está pasando al cultivo. No salen como deberían. Su sabor es... diferente.

Al oír aquello, su gesto se endureció. Parecía preocupado. Se adelantó varios pasos más, dejando atrás a su séquito de mancebas. Se llevó la mano a la boca y se quedó unos instantes pensativo.

- Lo cierto es que algo he oído. - Desveló. - No es que yo sea ningún experto. Pero conozco bien el cultivo de cerezas. Se bastante sobre su producción y sus variedades. Estoy trabajando en una tesis sobre ello con un compañero, Tatomo. - Se encogió de hombros. - Tengo la vaga teoría de que es por el agua. Pero no he comprobado nada, realmente...

Yoshi contemplaba la escena a la sombra del jefe Shiso, sintiéndose cómodo siendo ignorado. Pero llegó un momento en que su propio orgullo le pudo y tuvo que comentar algo para no sentirse como un niño pequeño. Algo, que por otro lado, su poca talla remarcaba.

- Si el problema está en el agua, digo yo que se habría notado en el sabor de las aguas del río. Es algo que es fácil que la gente detecte. Y en ese caso, lo que haya cambiado, ha de haberlo hecho aguas arriba. ¿Hay algo notable en esa dirección? No conozco la zona y quizás no esté diciendo más que tonterías.

Intentó por todos los medios no cruzar la mirada con nadie más que con aquel muchacho. Sabía que si miraba a las mujeres que formaban la corte de Yutake, las vería reírse. Estaba convencido.

- ¿Y quien es Tatomo? ¿Está por aquí?

- Si, tiene sentido que si alguna de las circunstancias del agua ha cambiado, sea en el nacimiento del río, o al menos en una zona superior en altura a Sakuraio. El agua lo arrastra todo. - Respondió Yutake. - Tatomo es un estudiando. Cursamos los mismos estudios, aunque él es un año mayor que yo. No ha venido hoy, pero podemos ir a buscarle...  Dijo. - Si queréis claro...

- Ciertamente, sería muy interesante que pudiéramos contar con dos expertos en vez de uno. - Dijo Shiso con una amplia sonrisa. - Si eres tan amable y puedes ausentarte de... - Miró a las jóvenes que seguían locas por aquel muchacho. - ...de tus deberes con el festival. - Se encogió de hombros. - Creo que el problema con el agua es de vital importancia para Sakuraio. No debemos hacer esperar a la alcaldesa. - Sonrió ampliamente.