Partida Rol por web

Mientras se dirigían a una posada que había localizado el caballero y que parecía medianamente prometedora, los mercenarios seguían deliberando cuál sería la mejor opción para vender la carga que llevaban en el carro.

- Bueno, creo que una de la cosas que sí debemos vender son los cereales - dijo Gerard -. No creo que nosotros les vayamos a encontrar uso durante el viaje. Y lo mismo digo con las botellas de vino élfico, aunque eso lo digo también porque seguramente puedan darnos un precio decente por ellas. El resto deberíamos considerarlo mejor según las provisiones que nos queden.

Al asomarse a la posada se veía que, efectivamente, tenía cierto nivel de calidad y que, como posiblemente todas en la ciudad, estaba abarrotada. Igualmente, quizás conseguirían algo de lo que pretendían allí.

- Con lo que he dicho antes, creo que nuestra mejor opción es el gremio de mercaderes. ¿Qué opinaís, monsieur Grii? - preguntó al enano, al tener él, en apariencia, más experiencia en esas cosas.

Iba Gurnik callado, atento a los ires y venires de la gente, pendiente de que ninguno se acercase demasiado a sus cosas. Le habló Grii, y le pareció una opinión bastante sensata. EL había pensado en venderlo donde se pudiera deshacer de todo de un solo golpe, pero con un poco de trabajo, se repartiría mucho mejor los bienes, de modo que los mas necesitados fueran ligeramente atendidos, ya que no podían quedarse a matar a sus problemas, los pieles verdes liderados por un espectro.

-No estaba pensado en eso exactamente, pero la idea de Grii me parece buena. Y cuanto antes nos pongamos a ello mejor. Nos quitamos peso y trabajo de encima, y partimos antes, que según nos dice el joven - dijo mirando al pequeño humano- no sabemos exactamente cuanto durará el hielo del pobre Haldir.

Las posibilidades no eran muchas, el tiempo era mas escaso aún, así que tenían que moverse.

- Al gremio, hay que vendérselo al gremio. Dinero rápido, y salir pitando de aquí, es lo que creo que deberíamos hacer. Dejadme mirar por ahí a ver que encuentro. Aquí huele a mercaderes. Seguro que hasta encontramos un convoy que salga en nuestra dirección.

Y con paso decidido, y con una mano cerca de la bolsa y con el martillo en la otra, entró a esa posada decidido a encontrar comprador y covoy. No podía ser demasiado difícil encontrar comprador y tampoco nadie que quisiera salir y se terminara de convencer de salir de la ciudad contratando a un grupo como el suyo. Eran grandes guerreros y seguro que en la ciudad había algún mercader "atascado" por el asedio inminente.

Así que siguió dando vueltas buscando y preguntando por ahí a ver si tenía suerte.

Habíamos encontrado un lugar donde vender nuestros productos, la pregunta ahora era si la pericia de nuestro compañero enano sería la suficiente como para encontrar unos buenos precios. Una vez dejado los caballos junto al carro al cuidado de Angran y Leopol nos decidimos a entrar. La taberna estaba llena al igual que las calles aledañas, esto podría causar problemas con respecto a las formas de tratar a la gente y mucho mas a los precios por una habitación o el uso de los establos. Sigo a Grii al interior del edificio.

- Demasiada gente....quizás tengamos problemas, para encontrar un lugar donde pasar la noche. Intentemos no llamar la atención en demasía.

Lo cierto es que estar rodeando de tanta gente de tal calibre no era algo a lo que estuviera acostumbrado, y que mucho menos me gustara. Si eso no fuera suficiente, había que buscar a lo que más se pareciera a unos mercaderes decentes para intentar vender nuestra escasa carga, pero ¿a quién? estábamos rodeados de gentuza que, muy posiblemente intentaran timarnos o robarnos, pero tampoco había muchas opciones. Tan solo esperaba que, al menos, pudiéramos encontrar un sitio donde pasar la noche.

Así, pasee la mirada por la posada, intentando evaluar las caras de todos los presentes aunque sin saber bien qué buscar. Al cabo de unos minutos, señalo disimuladamente a un grupo que había sentado ¿Qué os parecen esos de ahí?

-No me mireis a mí. -Respondo a la pregunta de Aenalor. Dado mi entorno de origen y mis escasos conocimientos de los asuntos humanos fuera de los campos de batalla y la camaradería de la Llama, observando aquí y allá todos los grupúsculos de humanos, si no realmente iguales, sí que se me parecen lo suficiente como para que me pierda sobre qué escoger. -Y también hay que buscar quién desee salir de la ciudad si es que vamos a unirnos a una caravana. -Alzo la voz un poco más, pues quién sabe si se puede dar la casualidad de que nos escuchen y hablen ellos. Tampoco es que sea una idea que me haga arder de pasión, pues un grupo de caravanas es más lento que una sola, si bien cargada. Por supuesto, ofrece unas cuantas ventajas, pero sigue siendo un enorme corte a nuestra libertad, y estoy segura que no soy la única que la valora en demasía.

Preguntando entre la multitud de personas que poblaban la posada, el grupo pudo coincidir en que no había llegado a nada, o al menos nada si consideraban lo propuesto por Sir Gerard, quizá, tendrían que cambiar su postura en cuanto a que era lo que buscaban.

La suerte no obstante, estuvo de su lado. Mientras el grupo de mercenarios debatía que hacer a continuación en cuanto a ser contratados por algún grupo de mercaderes, un hombre regordete con vestimentas nobles se les acerco preguntando por mercenarios, este era acompañado por un hombre alto y refinado que parecía ser su lacayo y quien en general hablaba todo por su patrón.

-Mi señor Luis Gorete, desea saber si ustedes son los famosos mercenarios de los que se habla llegaron está tarde a la ciudad. Mi señor necesita salir de la ciudad cuanto antes y desea que los mejores mercenarios en la misma sean quienes lo escolten- explicó el hombre alto mientras que su regordete patrón asentía con claro nerviosismo y miraba a la muchedumbre que habia en los alrededores con clara preocupación en sus ojos.

Una vez en la posada iniciamos la búsqueda de un "posible cliente", la verdad es que necesitábamos tanto a ese cliente como este a nosotros. En principio la búsqueda fue infructuosa, una y otra vez nos encontrábamos con gentes que estaban demasiado cómodos en la ciudad como para querer abandonarla....eso cambiará pronto..... Cuando casi habíamos perdido toda esperanza, un par de hombres bien vestidos se acercaron hasta nosotros.

- Así es, nosotros somos los "famosos mercenarios" que llegaron esta tarde. Es una idea acertada buscar guardianes para abandonar la ciudad, hemos oído rumores acerca de las cosas que rondan por fuera de las murallas.

Comento esto mientras miro a los dos hombres, el mejor alimentado de los dos parece francamente nervioso mirando de un lado a otro....¿estará siendo perseguido?....

- Pero antes de que decidamos si ayudarles o no tendríamos que aclarar un par de cosas. Aparte de su señor y usted. ¿Que más tendríamos que proteger?¿Hasta donde necesitarían nuestros servicios?. Esos son datos importantes para que podamos estimar un precio adecuado por nuestros servicios.

Parecía que resultaba algo más complicado de lo que creían encontrar a unos mercaderes que fueran a salir de la ciudad y/o que necesitaranuna escolta. Sin embargo, era una simple cuestión de tiempo el que finalmente encontráran a alguien que necesitara de gente como nosotros.

Y, efectivamente, al final acabaron apareciendo dos personas que se dirigieron a nosotros. Al parecer, según entendió Gerard, tal y como hablaban la noticia de su entrada en la ciudad debía haber corrido rauda por las calles. Dado que la kislevita empezó tomando la palabra y que lo que dice suena sumamente acertado, se mantuvo callado por el momento. Ella sabía lo que hacía y, si no, Aenalor o Grii podrían manejar la situación mejor que él.

¿famosos? pienso alzando las cejas sorprendido. Más bien querrá decir "extraños"

Aún así, escucho atentamente las palabras de Resha que habla como si ya se hubiera desenvuelto en estos temas con anterioridad. Sin duda allá en el norte, estaba acostumbrada a tratar con la gente que la servía.

De esta forma, me adelanto un poco sobre mi asiento apoyando los codos sobre la mesa, agarrándome las manos mientras me entrecruzo los dedos, esperando una respuesta que sea de nuestra satisfacción. Quizás, hasta sepa de alguien que quiera comprarnos lo que queríamos vender, quién sabe.

El sirviente de aquel noble regordete se quedo sin nada que responder, era claro que no tenia conocimiento para conversaciones de ese tipo y menos con tan peculiares personas. Por ello su patrón, claramente ansioso le dio un par de severos codazos para que reaccionara y respondiera de forma apropiada.

-Mi señor solo viajará con sus pertenencias personales las cuales se encuentran en su carromato, su bella esposa viajara con él dentro del carromato, yo y el conductor estaremos fuera. Ustedes tendrían que protegernos a todos- indicó el sirviente tragando saliva y temiendo una respuesta furiosa por parte de aquellos terribles mercenarios.

-Mi señor…, mi señor ha viajado desde Averland y se dirige a Talabecland, justamente hasta el poblado de Lieske donde su familia le recibirá…- El sirviente fue interrumpido entonces por su patrón quien con un nuevo codazo le cuchicheaba cosas que quería también informase a los mercenarios allí presentes.

-Mi señor espera que el alto precio por sus servicios pueda verse reducido una vez lleguemos a Lieske y que la protección sea solo en el poblado y ya no en los peligrosos caminos del imperio. Mi señor planea quedarse con sus parientes en Lieske durante una o dos semanas, tiempo tras lo cual viajaría a sus aposentos en la ciudad de Nuln-. Explicó el sirviente haciendo una nueva pausa en lo que su señor le daba mas detalles. Para los mercenarios las noticias eran buenas, aunque no del todo; era claro que no podían permitirse quedarse toda una semana en Lieske, sobre todo por que no tenían aun los papeles que los liberaban formalmente de su exilio. Lo importante ahora para asegurarse de que el posible viaje hasta Lieske fuera exitoso era saber cual era el pago que recibirían, y justo ahora el sirviente iba a hablar al respecto.

-Mi señor Luis Gorete espera que acepten 15 chelines por día mas los gastos del viaje, una vez en Lieske, mi señor considera que una cifra justa seria de 7 chelines por día mas comida y aposentos durante el tiempo que estemos allí-.

Se hizo paso entre los suyos para escuchar la oferta del mercader. No era para nada justa y así se lo hizo saber:

- No es para justo que salgamos a dos chelines por cabeza al día. Dile a tu señor que sea mas razonable. Respecto a los gastos, no creo que vayamos a beber cerveza de Bugman a diario como para descontarnos tanto. Dile a tu señor que tendría siete, siete aguerridos mercenarios para protegerle, y que a ver si el aceptaría dos chelines al día por jugarse el pellejo para otros. Y si es así, yo mismo le contrato.

¡Habráse visto!, dos míseros chelines iban a recibir. A este paso tendrían que empeñar hasta la roña de los calzoncillos para llegar a su destino...

Dicho esto, esperó a que alguno de sus compañeros mediara e hiciera cambiar de parecer al uraño hombre, que tenía la intención de pagarles una miseria por tal trabajo.

Alguien parecía estar perdido como oveja fuera del rebaño en esa situación y no era sólo el bretoniano. No había más que ver al sirviente del mercader. O era nuevo en el trabajo o nunca se había tenido que ver en la tesitura de tener que contratar unos guardas para su señor. Al menos, unos como ellos.

Como a él no se le daban bien esas cosas (negociar el uso de su espada por dinero), de momento se mantuvo en silencio. Sin embargo, cuando Grii se adelantó a hablar, hubo algo que a Gerard le extrañó un poco y se lo hizo ver así al enano:

- Monsieur Grii, ¿estaís seguro de que este buen hombre no se está refiriendo a un precio de 15 chelines por cabeza? - miró al sirviente -. Si cualquiera de los dos estamos equivocados, no dude en decírnoslo, s'il vous plaît* - miró luego a sus demás compañeros -. Así mismo, no sé si a nosotros nos viene bien realizar todo ese trayecto escoltándolos, pero eso lo sabrán seguramente alguno de mis compañeros.

Al oír los comentarios de mis compañeros, no podía más que estar de acuerdo con ellos. Así, colocando los brazos sobre la mesa y echándome un poco hacia delante, entrecruzo las manos mientras miro a nuestro interlocutor.

Como bien dicen mis compañeros, son dos puntos importantes que debemos de dejar claro antes de proseguir. Nuestros honorarios y, que nuestros caminos irían hasta Lieske, no másha

Según acabo de hablar, me doy cuenta que Resha está diciendo exactamente lo mismo. Lo siento, ni me había enterado que estabas hablando, perdona digo disculpándome mientras apoyo una mano sobre su antebrazo.

Estaba claro que nuestra misión actual y la protección que este hombre nos solicitaba eran relativamente compatibles, bueno al menos hasta el tiempo que este hombre quería que pasáramos protegiéndolo a él mientras visitaba a sus parientes. Estaba apunto de puntualizar sobre ese detalle, cuando Grii intervino sobre el tema del dinero que se nos pagaría por el viaje. Aunque era cierto que visto como el enano lo veía el pago era una miseria y así hizo demostrar su incomodidad al respecto, puede que con demasiada contundencia. Al menos Gerard partió una lanza a favor del sirviente, quizás su educación o su forma de hablar hubiese causado un mal entendido sin importancia.

- Aun así, una vez lleguemos a un acuerdo con respecto del dinero....Grii tiene razón son un poco usureros si insinúan pagar 2 chelines por nosotros....habría que tratar otro tema. Podríamos acompañarle hasta Lieske, pero hasta ahí...luego seguiríamos nuestro camino. Tenemos otros acuerdos previos, sobre los cuales no podemos demorarnos en demasía. Y eso no es negociable.

Con esto nuestras cartas estaban sobre la mesa, la cuestión ahora sería ver si el señor y el sirviente podían aceptar esto. Y aclararnos las dudas sobre el dinero,

-¿Mi señor?- dijo el sirviente acercándose al regordete noble notándose claramente confundido ante las recientes palabras de los mercenarios. El noble por su parte no demoró en explicarle numerosas cosas a las que el sirviente asentía con una expresión que solo podía ser interpretada como “oh, ya entiendo”.

Así, tras aquella algo larga conversación en la que los mercenarios no pudieron hacer mas que esperar, el sirviente volvió a hablar –Mi señor quiere que tengan completa seguridad en que el pago será de 15 chelines para cada uno de ustedes durante el viaje; a la par el desea saber si aceptarían renunciar a su otro trabajo y quedarse con mi señor por una suma algo mas alta-. Tras el sirviente, el regordete noble asentía con una expresión de emoción, tal como si estuviese desempeñando algún tipo de juego divertido y apasionante.

-Mi señor Luis Gorete quiere dejar en claro cuales serian sus órdenes. Ustedes deberán protegernos en todo momento mientras no escoltan; a la par mi señor desea que no se importune durante el viaje tanto a él como a su bella esposa salvo que las circunstancias lo requieran expresamente-.

Gerard se alegró un poco internamente de que su suposición con respecto al pago había sido correcta. Sí, aquello le había parecido mucho más normal. Pero surgían otros asuntos, por supuesto.

- No nos es posible abandonar nuestra otra labor, monsieur - dijo el caballero con algo de firmeza pero sin dejar de lado su educación -. Nos hemos comprometido y la terminaremos. Aparte de eso, no tendremos problemas en escoltarle hasta Lieske con las instrucciones que ha facilitado - miró a sus compañeros para estar seguro de que ahí no se equivocaba -. Quedaría sólo, pues, el asunto del dinero.

Parecía que Gerard había acertado evaluando al sirviente y que el pago era por día para cada uno de nosotros. Me parecía un buen precio, pero hacía bastante que no me alquilaba como mercenaria como para saber si este era un trato justo o no.

- Con respecto a los honorarios creo que son bastante justos..... ¿A usted que le parecen Sr. Grii?.... lo digo mirando al enano haciendo un gesto con las cejas por si creía que podrían subir un poco mas. - Es quien estima mejor nuestras capacidades y cuanto vale eso en una recompensa. 

Respiro antes de continuar con mi alegato.

- Con respecto al resto de peticiones son adecuadas.... les escoltaremos protegiéndoles y acatando sus peticiones de no molestarles hasta Lieske. Al igual que le damos nuestra palabra y quiere que la cumplamos comprenderá que si ya hemos dado una palabra previa el dinero no nos va hacer que la rompamos o cambiemos los términos. Sería poco decoroso y haría que perdiéramos nuestra reputación.

Eso de quince chelines por cabeza ya suena mejor...

- Bien, y para que el trato se cierre y no haya malentendidos de ahora en adelante. La compañía pide la mitad por adelantado y la mitad una vez lleguemos a Lieske, dado que tenemos que comprar algunas cosas para el viaje.

Algunos necesitaban comprar munición para sus armas a distancia, y tener dinero encima siempre venía bien por lo que pudiera pasar. Y si por lo que fuera el noble se ponía tonto y tenían que "abandonarlo" por su cabezonería o tontería, ya tendrían dinero en el bolsillo.

- El jornal de una semana, 105 chelines por cabeza por adelantado. - asintió para darle mas fuerza a sus palabras. - reglas de la compañía.

Se quedó mirando al sirviente y esperó a que volviera a las faldas de su amo para recibir una respuesta. No iba a aceptar guardar a un gordinflón a cambio de su palabra de pagarles. Necesitaba pruebas, o oro para demostrar su buena fe.

No aceptaré un no por respuesta...