Partida Rol por web

Tardo un poco en asimilar lo que la adivina me ha dicho. Esta mujer me solicitaba un encuentro, aunque su sexo era lo de menos. Un encuentro con un hombre siempre imponía otra forma de protección que con una mujer no tendría que tener, el problema real radicaba en nuestra diferencia social, en casa ni siquiera me lo plantearía. Pero estábamos en otro país y aquí había otras reglas, hasta ahora solo había coqueteado con otros compañeros o con individuos a los que casualmente conocíamos, con esta mujer siempre terminábamos encontrándonos y eso podía terminas siendo un problema. Aunque también era cierto que empezaba a ansiar el contacto humano, había visto la mirada de deseo en los ojos de los hombres podría haber tenido un encuentro para saciarme, pero no quería eso. En parte quería llenar el vacío que cada vez mas sentía en esta compañía. La marcha de Vlad, el ligero distanciamiento con Aria así como el resto de mis compañeros, pero sobretodo la cantidad de muertes vistas que ya llevaba a mi espalda….por un día podría dejarme ir.

 Acerco mi mano y la planto suavemente en su mejilla. – Puede que encuentres mucho más que frío en mi, pero al igual que en el invierno, es parte de mi naturaleza y podría dañarte. Dejo que medite lo que la he dicho. –Si aun así quieres arriesgarte….sonrío ligeramente….yo podría arriesgarme contigo.

Las palabras que la gitana me dice acerca de lo que fue capaz de leer no me hacen mucho ruido. No sé si creo en la lectura, ni si significa algo realmente, pero no parece ser el peor vaticinio. Sonrío a ellas y me rasco la nariz mientras le respondo:

 - "¡Ja! ¡La muerte es una vieja amiga! ¡La seduzco siempre que puedo y por eso no ha querido llevarme aún!"

La gitana entonces me dice el precio de los brazaletes y consigo contener mi expresión para no mostrar un rostro desencajado. Es un precio desorbitante y claramente no puedo pagarlo. Arrugo el ceño hasta que la mujer me dice que lo cambiaría por vómito de Troll de río. Nunca he visto uno, pero supongo que debe ser la misma mierda pero con otro olor.

Miro a la mujer y le hago una pregunta:

 - "¿Vale si lo mato y lo rajo para sacarle el contenido o tengo que esperar con un frasco en la mano a que me vomite?"

La verdad es que la idea de acabar con un Troll es algo muy interesante. Si mis hermanos enanos creen que pueden morir por enfrentarse a una bestia de esas, por lo que me suena a un hito interesante en mi historial. Matar una de esas bestias es una forma de demostrar mi poder y mi fortaleza.

Entonces escucho el resto de las peticiones y la idea de ese viejo escudo con runas me atrae mucho también, por lo que también le digo:

 - "También me interesaría ese escudo y algún hacha de mano si tuviera. Tú dame una lista de esas cosas que necesitas y yo te las traeré. ¡Entonces sabrás de lo que es capaz Sargón!"

Me río de las imágenes mentales que se me forman, donde me veo derrotando a muchas bestias temibles y obteniendo todos esos premios por mis logros, como si de un famoso y poderoso campeón se tratase, cosa que quizás no sea todavía pero algún día seguro lo seré.

Miraría a Sargón un momento, sorprendido y le diría en khazalid:

-*El escudo me lo había ofrecido a mí, Sargón. Pero si lo quieres es tuyo. Pero dímelo antes, por Grugni... *

Ninguna gracia le hacía renunciar al escudo, se lo habían ofrecido a el, además esperaba poder aprender la runa que estuviera inscrito en el mismo para poder reproducirla... Y seguro que el escudo era de la mejor calidad, así que sería una grandísima adquisición. 

- ¿Cuanto pedís por el escudo? Podríamos llegar a algún tipo de trato por él o por alguno de los otros objetos como las grebas o el yelmo? Si el trato es razonable, no tendría ningún inconveniente en aceptarlo, tenéis objetos de exquisita calidad. 

Esperaría la respuesta de la comerciante, ansioso pero manteniendo la compostura para no aumentar el precio a pagar.

Confundido, el enano pensó en la oferta... Mi cabello y mi barba... pero que barbaridad de mujer, pedía las cosas mas disparatadas, y obviamente cosas que uno no haría.

Sin embargo , el pedido de los oseznos le pareció un buen trato.

Antes de embarcarse en un nuevo trato, eso si, se dirigió a Aenalor y  Resha, y les dijo por lo bajo:

"Disculpen ustedes señores maestros de la magia, sería posible que alguno me diera una lectura sobre este justillo que ahora llevo?"

Aunque sorprendidos, notaron los otros que el enano era, como siempre, muy sincero.

Grii me espeta que quería ese escucho para sí, que la Gitana se lo había ofrecido a él, pero yo entendí que es una de las cosas que mencionó como inventario solamente, no con nombre ni destino. Le respondo en nuestro idioma, que no hablo desde que salí de mi hogar hace ya un tiempo:

 - "Yo entendí que te habían ofrecido la coraza esa que no te deja envejecer. Yo que tú la aceptaría, se nota que ya la necesitas."

Me río de que siempre lo molesto de que es un viejo aunque le falta harto aún para eso. Hago un signo con la mano de que se quede con ese escudo si le interesa, igual no lo necesito pues soy el más invencible de los enanos de aquí al fin del mundo.

Pasado mi momento de trance y habiendo dado mi respuesta a la adivina, me concentro en contestar a la pregunta de Gurnik. Hasta ahora no me había fijado en el atuendo del matador del grupo y me sorprendía que nos pidiera tanto a Aenalor como a mi que se lo examináramos como si de un objeto mágico se tratara, aunque quien era yo para decir que no.

- Puedo examinarla, pero no se si podré decir exactamente lo que hace. Mis ojos toman una tonalidad más azul cuando cambio a la visión bruja con la que nací e intento ver que líneas se entremezclan con el justillo del enano.

-Supongo he soñado demasiado- exclamó la adivina con cierta picardía en su voz. -Hagamos otro trato. Tráeme una escama de piel de dragón y el grimorio Azul es tuyo. O si quieres el grimorio de Altdorf te lo doy por la simple cantidad de una docena de cuernos de hombre bestia, pero de los Gors, no quiero esos cuernos pequeños que nadie quiere comprarme- la propuesta no pintaba tan fácil realmente y dejaba en claro que la mujer solía comerciar con todas esas cosas.

Ante las palabras secretas que le profesara Resha. La adivina le sonrío con dulzura y le dijo, -creo que habré de correr ese riesgo, aunque recuerda bien mi tarifa- le espetó con la mano en la cadera dándole a entender que no sería tan facil. -Tenemos un trato. Ultimaremos tratos ante de marcharte y con suerte mañana tendrás todo lo que has deseado- concluyó cerrándole un ojo.

Concluidos sus tratos con la Kislevita, fue el enano norteño quien volvió a hablar, para lo cual la adivina tubo una pronta respuesta. -Me da igual- le dijo secamente, -yo solo necesito el vomito. Puedes matarlo, rajarle las entrañas e intentar extraerlo, o simplemente esperar a que te ataque con su vomito, embotellarlo y salir corriendo hasta aquí. ¿Entonces tenemos un trato?- le preguntó al enano quien rápido había perdido el interés para concentrarse en otras cosas.

-Si lo que buscas es un hacha para batalla, no tengo ninguna. Solo tengo el hacha de un verdugo con la que han cortado la cabeza de mas de doce traidores al imperio. Y también una pequeña hacha de carnicero con lo que se dice, cierto carnicero asesino a su esposa para luego devorarla toda. Quizá alguno de ustedes sepa como sacarles provecho- dijo mirando a otros clientas y dejando la pausa suficiente como para que si hubiese algún interesado en cosas un tanto mas obscuras, lo meditase.

-En cuanto al escudo. A cual se refiere al viejo escudo rúnico que le he ofrecido a su compatriota, o alguno de los otros dos que tengo. Uno de ellos es un gigantesco escudo de torre el cual se dice tiene una magia que hace que atrape las flechas; o bien esta pequeña rodela la cual tiene la propiedad de permitirle al portador que la lleve el poder retirarse de las batallas con mayor destreza.-

-Todos mis tratos son razonables señor de las runas- le respondió la adivina a Grii. -La runa que porta este escudo viejo es magistral si no mal recuerdo, y se que eso vale mucho. Se supone este viejo escudo es capaz de parar cualquier ataque. El precio prácticamente valdría una vida entera. Una vida es lo que necesitaré a cambio, o mas bien una muerte. Si me trae el cadáver conservado de un Bubón, el escudo es suyo señor enano- exclamó la mujer notando la extrañeza del enano y de otros. -El bubón es un tipo de entidad de las hordas del caos. Una criatura por la que le agradecerán el haberla matado. Es un diablillo del dios del caos de la pestilencia-.

La mujer reflexiono un poco sobre las demás solicitudes y solo entonces le dio mas propuestas al enano por los otros objetos. -El Yelmo puede ser tuyo por 5000 coronas, o bien podemos hacer algún otro trato. En cuanto a las grebas, tampoco podrías pagármelas, para ellas forzosamente debemos hacer un trato. Un puñado de gusanos de cavidad vivos o bien una botella con el veneno de un basilisco serán suficientes- le dijo la mujer esperando que el enano aceptara alguno de los tratos.

El enano sopesaría la oferta de la mujer y le preguntaría:

- En nuestros viajes nos hemos encontrado con muchos seres extraños y puede que pudieramos conseguir algo de la lista, pero... ¿Que ocurriría si no lo hicieramos? ¿Devolveríamos el objeto y ya esta? Me considero alguien de palabra, pero la providencia puede que haga que no nos crucemos con ninguno de los seres que usted requiere para que el trato sea cerrado. Veo mas factible el trato por las grebas o el yelmo, porque hay mas de una opción de cerrar el trato. Especialmente el de las grebas. Si se le ocurriera algún otro trato tanto por el escudo como por el yelmo podría revalorar el escoger esos objetos, mas que nada por tener mas opciones con las que compensarla por el objeto en cuestión, y así aumentar las probabilidades de éxito de terminar mi tarea. Pero si su última oferta es esta, me quedo con las grebas por ser mas factible encontrar.

Esperaría otra contraoferta, pero de no ser así, el hecho de llevarse una pieza de armadura con capacidades mágicas era siempre de agradecer. 

Ante mis ojos, líneas de magia sin sentido y confusa se arremolinan en el cintillo que lleva el matatrolls. Hacía poco tiempo que había visto esto mientras combatimos a los pieles verdes hacía unas semanas. 

- Sr Gurnik, el cintillo que porta está imbuido de magia chamánica piel verde. Me encojo de hombros antes de añadir. - Pero últimamente no he estado muy fina en diferenciar los vientos de la magia y podría confundirme. Respiro profundamente y hago un gesto de impotencia con las manos. - Que hace tendría que estudiarlo mas a fondo para poder decirselo.

"Con razón me sentía así de mal" dice el enano, retirandose el justillo en el acto.

"Acepto, le traeré esos oseznos... y..." luego mira a sus compañeros como esperando una respuesta..."  espero esto también pueda ayudar a bajar los costos" -dice, ofreciendole una amplia sonrisa coqueta y sincera, una como la que no se habia visto en mucho tiempo en su rostro.

"No es que necesite no morir, pero una muerte gloriosa, será aún mejor vestido apropiaamente ..."

-Te equivocas enano, no les daré nada hasta que ustedes no cumplan su parte del trato. Solo les daría lo que ahora si hiciésemos un intercambio total, parcial o si me pagasen con oro por la adquisición de los objetos que les interesan-. Exclamó la adivina con cierto tono de enojo pues parecia sospechar mucho de los enanos, y con razón, tenían fama de ser duros comerciantes que siempre buscaban encontrar una barata donde no la había.

-Y no tienen opciones señor enano. Elija un solo encargo para completar el trato y lo pondremos por escrito, a su regreso con lo que le solicito, el objeto será suyo- le respondió de nuevo dejando en claro que no pensaba ponerle las cosas fáciles. -Por las grebas ya les he dado suficientes opciones, elija una y cierre el trato si lo desea, por el escudo puedo darle otra opción, un barril con las cenizas de bruja será mas que suficiente, pero vaya por allí quemando gente, para lo que quiero hace falta una bruja de verdad, y para llenar el barril tendrá que asistir a la quema de una muy gorda. En cuanto al yelmo, realmente creo que el oro es algo justo, pero si quiere un trato, puedo darte el yelmo a cambio del exoesqueleto de una Tregara- concluyó la mujer sin prestarle mas atención al difícil enano, si este quería un trato, solo tenía que aceptar, y si no, siempre había mas clientes, como bien sabía ella.

En cuanto al enano Gurnik, la mujer empezó a buscar un libró donde habrá de sellar el trato, pero el enano sorpresivamente le entregó un justillo de cuero el cual la mujer examino sacando de su escote una pequeña piedra que tenía escondida y que no era mas grande que su propio pulgar. Dado que la acerco a sus ojos para mirar el justillo a través de ella era claro que era algún tipo de lente y que tendría alguna propiedad especial. -Con esto podemos cerrar probablemente el trato- dijo la mujer guardando el cintillo y entregándole la “Coraza de Oso” que no era mas de que un justillo de cuero tachonado confeccionado en conjunto con un abrigo de piel de oso y que según palabras de Resha y Aenalor, era mágico. -Como dije eso le ayudará a ser mas resistente en las batallas. Venga mañana por la mañana y si lo que me da es los suficientemente bueno, habremos de cerrar el trato-.

Sacudo la cabeza cuando la mujer me ofrece cosas que parecen ser más objetos malditos que otra cosa, a partir del historial que tienen. Respondo a la mujer para cerrar el trato entonces:

 - "Está bien, te traeré tu vomito de troll de río a cambio de esos brazaletes. También, si mi hermano decide no aceptar, quisiera hacer trato por algún escudo."

Me anoto para los brazaletes e intento ver si puedo conseguir algo más, pues todas esas cosas que pide parecen ser muy entretenidas de conseguir y estaré feliz matando a lo que sea que las tenga para obtener mis premios.

Tras llevar termino algunos intercambios que no pondrían en riesgo nuestras vidas, ya era hora de recogerse. Empezaba a hacerse tarde, aun tenía que volver a mis clases y prepararme para cumplir un cometido.

- Si no me necesitáis compañeros volveré a la torre. Inclino ligeramente la cabeza. - Señora, un placer hacer tratos con usted.

Seguía por verse si más tratos peligrosos fructificarían pero por ahora solo Sargón había aceptado el que le habían propuesto, la caza de criaturas estaría a la orden del día en nuestra agenda.