Partida Rol por web

El cetro de la Ola de Frío I (La muerte de Haldir)

Interludio 1°: La reunión en el pantano

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26/10/2014, 22:39
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El maldito lugar era muy oscuro a esas altas horas de la noche, sus botas se hundían en el lodo con gran facilidad aminorando sus pasos. Hacia horas que su corcel había dejado de serle útil y prefería darle un descanso jalando simplemente de él.

-A quien diablos se le ocurrió esto- Gritó Keegan a la noche cuando una de sus botas se quedó atascada en el lodo. El maldito lugar hediendo ya lo tenia sumamente cansado, mas valía que todo aquello valiera la pena o alguien lo pagaría muy caro. Había llegado allí guiado solo por indicaciones y estúpidos garabatos que intentaban asemejar a un mapa. A aquellas horas bien podría darse por perdido.

Notas de juego

Fecha Actual: Equinoccio de Primavera

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26/10/2014, 22:41
Director

La mañana no tardaría en llegar para cuando al fin dio con el lugar descrito en la carta que había recibido. Se encontraba en una pequeña granja, o algo similar a mitad de la ciénega. Había solo un par de chosas de madera oscura, ambas igual de viejas y tenebrosas. Realmente no era lo que Keegan se esperaba; menos aun cuando diviso allí a tres personas mas que parecían estar esperando, ojala y no fuese a él, estaba muy cansado para combatir. Los tres eran hombres, o al menos eso creía.

El primero de ellos era sin duda alguna un enano, uno muy feo; era mas chaparro y negro de lo que esperaría, y ademas estaba envuelto en una oscura túnica; pero fuese como fuese, para el no era mas que otro enano mas. El segundo era un hombre o mujer fornida, no estaba seguro; probablemente del norte, un kislevita quizá; este portaba una temible espada de gran tamaño que empuñaba sin dificultad a una sola mano mientras daba estocadas al aire. El ultimo de estos era quizá el mas enigmático, se trataba de un hombre común y corriente, quizá del imperio o de las tierras del sur; vestía como un vagabundo con túnica riada.

Keegan iba a abrir la boca cuando una mujer salió de la choza mas pequeña inesperadamente. -Mi señor ordena que se reúnan con el todos, a llegado la hora de hablar-. Exclamó con una hermosa voz sumisa y sensual, aunque también algo trágica. Aquella mujer era una hermosura, y no solo por que sus inmensos pechos estuvieran a punto de salirse de su ajustada ropa sino por que tenia un ineludible aire de esclava sexual tan acentuado, que el miembro de Keegan ya estaba erecto apenas verla.

-Espera hermosura, ¿es que nadie me va a recibir como es debido?, a mi, el “cuervo negro”- dijo Keegan aproximándose a ella con pasos seguros sin dejar de apuntar a sus grandes pechos con su mirada. Fue entonces cuando Keegan se dio cuenta de algo peculiar, y no era el hecho de que la sensual ropa de aquella mujer estuviera rota y desconocida, sino que su piel estaba llena de heridas, heridas que iban desde hematomas hasta cicatrices. Aun así, si las cosas salían bien, para Keegan esa mujer seria una buena recompensa para todo aquel maldito viaje.

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26/10/2014, 22:58
Director

Cal fue el ultimo en entrar por lo que ya todos estaban allí reunidos, eso incluyendo al estúpido humano con acento de Sartosa que había sido el ultimo en llegar al pantano. El viejo y decrepito Itzvan se encontraba ya allí con ellos y sus asquerosas manos recorrían las piernas de aquella voluptuosa mujer mientras ella se recostaba en las suyas como una niña que ansiaba ser querida.

Aun cuando aquel viejo tuviera una apariencia tan frágil y asquerosa, Cal estaba seguro que era alguien de temer por lo que tendría mucho cuidado en los pasos que daba. A aquellas alturas eran ya muchos los que se encontraban allí por lo que sería fácil dejar que los demás hablaran mientras el se dedicaba a analizar la situación.

-No presten atención a Verónica, le gusta que le de cariño constantemente- murmuró Itzvan mientras continuaba sus asquerosas pero insinuantes caricias sobre la mujer. -Ya lo veo, creo que nos ha quedado muy claro a todos- expresó el hombre con asentó de Sartosa quien con una mueca de lujuria en su boca, no dejaba de mirar a la bella mujer.

-Soy Jeremy Keegan, aunque todos me conocen como el “Cuervo Negro”- exclamó aquel hombre con acento peculiar al tiempo que se inclinaba galantemente en señal de saludo. Para satisfacción de Cal, su sonrisa se vio pronto transformada en una expresión asco y nauseas.

-Pero que mierda se ha muerto en esta chosa- dijo Keegan algo conmocionado por algo que probablemente había olido al agacharse. Ahora Cal podía reconocerlo mejor, aquel hombre no era otro que el famosa pirata apodado el cuervo negro; las cosas se iban poniendo interesantes.

-Tendrás que disculpar a nuestro amigo, no le gusta bañarse- dijo Itzvan señalando a una sorpresiva cola que se movía entre la oscuridad de los muebles de aquel lugar.

-Pero que diablos hace aquí una rata- gritó Cuervo negro al ver al inmenso y silencioso Skaven.

-Silbido ha respondido a mi llamado al igual que tú- le respondió Itzvan.

-La ultima vez que hice un trato con una rata, esta se encontraba debajo de mi bota, y la verdad, no parecía que quisiera hablar mucho- lamentablemente para el pirata, nadie rio ante su chiste.

El skaven por su parte, que le había entendido perfectamente hablaba de una forma peculiar que parecía imitar a un silbido. -Ni se te ocurra, ¡rata!, puedo meterte una bala entre los ojos en lo q...-, interrumpido súbitamente, el pirata ante la mirada de Cal, observaba como su fino sombrero yacía ahora clavado en la pared, y era poco probable que el sigiloso y rápido Skaven hubiese fallado.

-Así me gusta, que se conozcan bien entre si, les hará falta- dijo el encorvado Itzvan al tiempo que arrojaba al suelo a Veronica y se ponía en pie con tal agilidad que daba la apariencia de tener un cuerpo vigoroso y grácil en vez de una decrepito y frágil. -Pero antes de que se maten entre si omitiendo la hospitalidad de mi casa, permitanme que los presente los unos a los otros -continuó, -este lujurioso pirata no es otro Cuervo Negro, tal como sea presentado. A mi sigiloso y letal amigo Silbido ya lo conocen, y no creo que haga falta decir que es un Skaven. Ese elfo del rincón de pocas palabras es Vlad; no se preocupen, cuando empiece hablar preferirán que se quede cayado o desearan cortar su afilada lengua. Nuestra corpulenta, temible y por supuesto bella acompañante se hace llamar Alakreiz Dietzaad y es de Kurgan. Este otro, procedente de los reinos fronterizos es Cal Varden. Aquel hombre de esa esquina -dijo Itzvan señalando la esquina mas lejana y oscura de la habitacion donde no habia nadie -es Johan Libbenhaimer, lo conoceran mejor pronto. Finalmente, el enano de nombre...

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26/10/2014, 23:00
Director

Vaya grupo estaba allí reunido pensó Mongor, había viajado desde tierras muy lejanas lleno de expectativas, pero no se esperaba todo aquello. Un letal asesino Skaven, un misterioso elfo oscuro, una formidable guerrera Kurgan, un talentoso pirata de Sartosa, un brujo de los reinos fronterizos, un espectro (por que sin duda alguna para Mongor eso de allí en la oscuridad era un espectro) y él, un poderoso, único e inigualable hechicero del Caos.

-Pero antes de entrar en detalles- continuó hablando Itzvan- y de convencerlos de que se una a mi causa, déjenme que los compre y luego los convenza- indicó.

Veronica, abrazada a su gotosa pierna, lloraba ahogadamente suplicando atención. Itzvan por su parte, continuó hablando fría mente, sin prestar atención a la mujer quien de hecho solo tenia la ateniense del pirata quien no le apartaba la vista de encima.

-Están aquí por la gloria, la riqueza, la venganza, la satisfacción personal, la destrucción. Pero sobre todo, están aquí para matar a un pobre y viejo elfo que vive en un lejano y solitario templo en medio de un encantado bosque-.