Partida Rol por web

Rinji y Hanako siguieron a Kato y su guardia por los pasillos Doji, los cuales, a pesar de estar entrada la noche, irradiaban una gran luminosidad debido a la miríada de lámparas, farolillos, y algun que otro pebetero. Todas las velas de dichos artefactos eran aromáticas, y desprendían un olor suave que hacía las delicias de los que por allí pasaban a esas horas de la noche.

Finalmente, tras recorrer varios pasillos secundarios, llegaron a su destino.

Un guardia que acompañaba a Kato, abrió la puerta, y , tras hacer la pertinente reverencia, se marchó, dejando a los otros dos guardando la entrada.

Kato entró e instó a los jovenes a que lo siguieran

Dentro de la pequeña habitación, se encontraba Asahina Tamako, el Daimyo de la familia Asahina de la grulla, sentado con las piernas cruzadas y degustando té. A su lado izquierdo se encontraba aquel escorpión de grotesa máscara, Bayushi Sanosuke, seguía agarrándose el torso de la armadura con su brazo izquierdo, como cuando habló ante ellos en la cena.

Kato Hizo una reverencia a Tamako y se sentó a su diestra.

El viejo Asahina, sin mirar a los niños, les indicó que se sentasen enfrente de él.

Para su sorpresa, tras tan acogedora velada, ahora se encuentra siguiendo a los guardias dirección a saber donde acompañado por una fénix.

Cuando abren la puerta, contempla a los adultos en la sala y, para su sorpresa, da un leve respingo al ver a Sanosuke.  Hace una reverencia al entrar y obedece al ver el gesto del anciano, repitiendo la reverencia antes de sentarse para acabar con las yemas de los dedos de sendas manos tocándose entre sí, apoyadas en el suelo a un palmo de las rodillas, estas algo separadas, inclinado hacia delante y mirando al suelo mostrando quizá vergüenza por el comportamiento anterior; aunque es consciente de que no ha sido culpa suya, se ha visto involucrado en la trifulca.

Se mantiene en silencio hasta que los adultos decidan hablar.

Hanako siguió por los pasillos a su guía, que coincidía ser el mismo que el de aquel Ronin del cual no recordaba el nombre. Su mente estaba concentrada en lo absurdo y patético que había sido todo lo que envolvía a la escena del banquete, repasando paso a paso bajo una atenta mirada grabada en la memoria qué habían hecho mal ellas.

Sí, ellas. Otra de las cuestiones que asaltaban a la joven era dónde había ido a parar Isawa Sun y qué hacía ese Ronin ahí con ella. Nada parecía tener sentido, nada.

Una vez hubo llegado a la sala en la que les esperaban a ambos, realizó las oportunas y esperadas reverencias ante aquellos anfitriones, uno el cual había resultado ser el verdugo en los anteriores acontecimientos. Tomó asiento, tal y como se les solicitó, con un silencio escrupuloso y un rostro sereno enmascarando pensamientos agitados.

Tamako observó a los jovenes, dió otro sorbo a la taza de té, y la depositó en la pequeña mesa que tenía cerca de él.

-He sido informado por vuestro embajador, Hanako-san, sobre el incidente del rio-

-También recibí la carta que escribió el magistrado Bayushi Sanosuke-san, aquí presente- Dijo mirando al ronin.

-Pero, ante todo, prefiero oir los sucesos acontecidos con respecto al incidente del lago cristal por boca vuestra-

-Puede que haya detalles, que vuestros superiores no hayan captado, y eso es lo que me interesa-

-Por favor, Hanako-san, comienza, despues tú, Rinji-san-

Rinji se sienta como es debido y asiente al escuchar al anciano, ladea de manera casi imperceptible el torso y la cabeza para escuchar a la joven.

Hanako cerró los ojos e inclinó levemente la cabeza. Tomó aire profundamente y comenzó a relatar lo acontecido en aquel estanque.

─Nos encontrábamos haciendo unas simples prácticas con los Kami más puros del elemento líquido, cuando estos decidieron mostrarnos unos hechos aterradores. Pudimos vislumbrar un grupo de tres cortesanas y un par de samurai-ko pertenecientes a lo que parecía ser la familia Daodoji. Las mujeres procedían a bañarse y los hombres se alejaban.

   Después de unas breves ondas que distorsionaron la imagen que los Kami sagrados se ofrecieron a mostrarnos... pudimos observar como solo quedaba una mujer dándose aquel baño... entonces algo espantoso ocurrió. Emergió una criatura de cabellos negros... que... a pie de letra... se vistió con la piel de la mujer.

Tras esto, más agitación en el estanque y... una contundente ola nos arrolló hacia el suelo. No ocurrió nada más significativo.─

Las palabras de Hanako eran firmes, contundentes, hablaba con decisión como si reviviese aquel momento a la vez que lo narraba.

Dejando el brazo algo en jarra al posar la mano sobre la rodilla izquierda, Rinji continúa con su parte al ver que la Fénix había terminado el relato. Se acaricia el mentón con la mano libre y comienza a narrar con la mirada perdida en el suelo.

-Todo pasó la noche anterior, horas antes de nuestra llegada a Kyuden Doji. Escorp-... Sanosuke-sama se percató de un incidente con la partida del Clan del Fénix, rastreándolos hasta el lago.

Desde el primer momento supo que algo no andaba bien, por lo que acampamos en la carretera; de hecho, tras el aviso, casi era palpable que algo estaba mal en aquel lugar. No sabía por qué, pero se mostraba especialmente en guardia al acercarse al lago, y ni los perros hicieron mención de ir a beber pese a estar sedientos. Hice guardia con mi yumi todo el tiempo que el sueño respetó.

Al poco... o al menos en un principio habría dicho que al poco me despertó, la hoguera estaba prácticamente agonizando, - un escalofrío más que evidente sacude al ronin - y podría haber jurado que como mínimo tendría que haber aguantado hasta el amanecer. Entonces me di cuenta, no veía nada, no se escuchaba un alma, no sentía ni a los perros, ni a los ponys, ni al caballo, y creo que sí a Sanosuke-sama... porque me andaba tapando la boca para poco después perderse en la oscuridad.

Para cuando volvió para mi había pasado una eternidad, no sé si era por el lugar, la oscuridad total o la sensación de abandono pero francamente tuve miedo, mucho miedo. Me entregó un pergamino, debía quemarlo y envolver en un círculo el carro y los animales... para cuando quise replicar desapareció de nuevo. Obedecí y para mí no-tranquilidad, tras un fogonazo inicial allí estaban los animales, temblando. Ahora veía, no mucho más del carro, pero veía... las malditas sombras...- de nuevo otro escalofrío, abrió los ojos como platos y alzó quizá algo más de lo debido la voz - ¡Las malditas sombras se acercaban a las llamas!

Cogí un palo e hice el círculo tan rápido como pude. No sé qué clase de... mal trataba de acercarse pero... las sombras se quedaron al otro lado. Pasaron las horas, eternas, una tras otra, el sol no aparecía y escorpión-sama no volvía. Pude ver claramente una figura negra acercarse entre la maleza... prendí fuego a la una flecha y disparé... desapareció. El fuego y la flecha desaparecieron en la oscuridad... escuché una risa maniática, desquiciada, llantos, lamentos, gritos... El horror manaba de aquella tierra.

Solo paró cuando volvió Sanosuke-sama con el wakizashi goteando sangre de... a saber qué, la noche escampó y la hoguera se apagó. Por su antorcha pude ver que sangraba de un zarpazo en su torso, aun así montó en el caballo y se acercó al lago, sacó un... cuerpo... y lo quemó implorando a los kamis. Trató sus heridas... y me temo que ya sabéis el resto.

Alzó la mirada hasta los adultos y la detuvo en el Bayushi buscando encontrar sus ojos detrás de aquella máscara. Aunque su tono había sufrido altibajos según contaba la historia, como si la estuviera viviendo otra vez, pasa a sonar algo más sereno, tranquilo y respetuoso.

- Solo espero que estés mejor, escorp-... Sanosuke-sama. - Se inclina levemente en señal de respeto y habla en voz humilde y sincera - Siento no haber sido de más ayuda. - Retomando el tema- Salvo unos charcos con agua en las proximidades al lago y las aparentes prisas de la partida del Clan del Fénix en abandonar el lugar... creo que no hay nada más que relatar. Eso es todo. - Se inclina de nuevo y guarda silencio otra vez.

Tamako se tomó las palabras de los jovenes con toda la tranquilidad del mundo, es más, permanecía bebiendo su té imperturbablemente.

-¿Teneis alguna teoria, de sobre qué puede ser, o qué ha pasado en su conjunto,y a qué nos estaríamos enfrentando?-

Hanako negó con la cabeza. Su mente estaba demasiado dispersa con los acontecimientos anteriores como para ponerse a pensar en la trastienda que escondía lo que ocurrió en el lago.

Parece que el ronin ha desconectado totalmente con la situación anterior. Valora la importancia de aquel percance mucho más que cualquier pelea de niños. Agacha la cabeza y mira a sus rodillas, pensativo. Tras unos segundos de silencio, sugiere:

- Cuentos de niños... manifestaciones del Jigoku... tal vez una fisura en el gaki-do... no se me ocurre otra cosa. Pensaba que en el fondo solo eran historias para dar miedo a los críos, pero solo un oni o quizá un poderoso gaki habrían podido herir así a Sanosuke-sama.

Lo que yo viví, las sombras, las voces, los gritos... no, no eran de este mundo. Seguí escuchándolas aun cuando hirió o dio muerte al portador de la mancha. Hay algo más ahí fuera... algo más aparte de lo que combatió Sanosuke-sama. -

Baja un poco el tono de la voz, ensimismado en sus pensamientos.

- ¿El qué? - Niega con la cabeza lentamente. - No lo sé, pero hay algo más... y sigue ahí.

-Efectivamente, Rinji-san, parece que tus pronósticos están acertados en mitad-

-No es ninguna fisura de ningún reino espiritual, creo que es otra cosa mas simple-

-Así que, no hay motivo para que os meta miedo antes del gempukku, únicamente pensad en vuestra prueba, y dejas que otros se encarguen de este asunto, podeis retiraros-

Justo cuando los niños se marcharon, tras cerrar la puerta, pudo escucharse el sonido de un incipiente...Debatir de opiniones, a voz alzada...