Partida Rol por web

Supongo que a estas alturas, ella ya encontro la carta ... no? digo, fue a la habitación del hotel.

“¡Que las serpientes devoren su corazón si lo tiene! ¡Maldito sea!”

De haber podido habría gritado, creía haber odiado antes y desde luego sabía que lo había hecho, pero mi corazón latía como un conejo asustado y los ojos me picaban de tal modo que pensé, por un segundo, que nunca podría odiar más de lo que ya odiaba en aquel instante... era un sentimiento casi físico, por como la sangre me hervía en las venas. 

El sudor lleno todo mi cuerpo y sentí que la piel se me escarapelaba, las palabras de la carta bailando frente a mis ojos a pesar de haber desaparecido su existencia de la terrrenalidad.

No amaba propiamente a mi hermano, aunque alguna vez lo había hecho, pero sentía por él esa posesividad que espera que se respete lo que tiene dueño, y no quería terminar de quedarme sola... Lamar era tal vez una de las pocas cosas buenas que aún me quedaban... y de por si él ya estaba semimuerto... 

Con la muerte de Anteros me había creído libre, tonta ilusión, ahora estaba encadenada y había el doble de peligro, por un segundo pensé en decirle la verdad al jefe de Telvayen, pero al final … no podía hacerlo aún, estaba atrapada, un coyote con la pata en el cepo.

Debía pensar, debía pensar… mi corazón latía desesperado y…

Tenía un compañero de misión que no podía notar mi tensión, ni tan siquiera sabía que tan leal era a sus amos, pero desde luego, no jugaría con mi suerte. 

Tenía trabajo que hacer.

Un informe entre ellos. 

“Que las serpientes devoren su corazón, si lo tiene”