Partida Rol por web

Por la mañana siguiente, os despertáis. Kanu ya ha descansado, y los demás también. No podéis demoraros más. Empezáis a caminar por el sendero montaña arriba. A medida que váis avanzando, notais cómo las fuerzas mágicas abandonan la montaña. Tras medio día avanzando entre montañas con poca vegetación y rocas, por fin , a lo lejos, un pueblo se descubre tras rodear una ladera de la montaña, por el sendero árido. Mientras os acercáis empezáis a ver los claros síntomas de erosión en las casas de aquél pueblo. Como si estuviera desértico.

Tras despertarnos, me puse en marcha junto a los demás, aunque no sin antes dedicar una mirada de irritación a Kanu, tras lo cual me puse a andar en silencio. Evidentemente el enfado por la decepción del ritual aun me duraba, así que me adelanté un poco a los demás, con la idea de llegar cuanto antes, aunque no mucho, ya que si pasaba algo no quería perdérmelo por separarme demasiado.

Con todo lo que nos han dicho de este sitio, espero que sea más interesante que hasta ahora- me dije, atento a cualquier señal que pudiese indicar la presencia de alguien, de algún peligro o alguna otra cosa interesante, observando a la vez el camino en busca de algún rastro de las gemelas.

Al contrario que Rashid, Kitnawa confiaba en que el ritual hubiera servido para algo. Los espíritus solían mostrar su favor de formas misteriosas; tal vez aquella piedra fuera un amuleto.

El pueblo le resultaba inquietante. Tanto silencio, y símbolos evidentes de que llevaba tiempo abandonado. Sacó su arco y preparó una flecha, y le dio unas palmada en el lomo a su compañera, mientras examinaba el lugar en busca de pistas sobre que podría haber ocurrido.

Pese a que el cansancio por el esfuerzo aun le duraba un poco, Kanu era incapaz de prestar atención a nada más allá de su nuevo talismán. Le había costado mucho esfuerzo y bastante más tiempo del que había esperado, pero allí lo tenía, en sus manos. Todo suyo y sin ayuda de su maestro. Y daba gracias a los espíritus por ello.

El pueblo y cualquier rastro de las gemelas ese día le importaban bien poco en comparación con su logro y tuvo que hacer grandes esfuerzos de voluntad para no llamarlo sobre la marcha. No se debía abusar ni dar mal uso al poder de los Espíritus.

De lejos, podéis contar una veintena de edificios. Algunos más grandes, y los más pequeños situados a las afueras, como si estuviesen formando una especie de doble círculo, con los edificios grandes en el círculo interior, y los pequeños en el círculo exterior.

Cuando por fin llegáis al pueblo, el sol ya hace horas que empezó su descenso. Os deben quedar un par de horas antes del ocaso. Con la tenue luz en el lugar, con tantas sombras, y todo el pueblo tan desértico, os parece lo que es, un pueblo fantasma. Pero lo peor, son los cuerpos desperdigados aquí y allá por el pueblo. Esos cadáveres no hace un año que murieron, eso lo tenéis claro. Aún hay moscas revoloteando por los cadáveres, y en los de más difícil acceso, los gusanos, cuervos y demás alimañas aún se dan el festín. Delante vuestro. Sin duda, el sitio es tan desagradable a la vista como el hedor que flota en el ambiente.

Algunos de vosotros podéis ver multitud de huellas por doquier: rastros de serpientes, felinos, caninos, multitud de aves,incluso algún mono. Todas ellas bastante recientes, parece ser que el sitio ya se ha convertido en un lugar de paso entre la fauna. La duda que os viene es, si debéis pasar la noche en ese lugar, será seguro en un sitio de tanto tránsito? Podría ser peligroso, aunque las paredes que os pueden ofrecer las casas deshabitadas serán sin duda una mejor defensa que un ataque en plena montaña.

Puedes observar desde lejos como algo brilla cerca de los cuerpos de algunos cadáveres. Cuando te acercas, en unos ves pendientes de aro grandes de plata mordisqueados y escupidos al suelo, en otros ves anillos, un anillo de plata también con forma de sello y un extraño símbolo grabado en él. De todos modos, el patrón se repite bastante, de hecho has ido observando unos cuantos cadáveres y podrías asegurar que hay 3 grupos de cadáveres: Los que no tienen nada o no has visto nada cerca, los que tienen el anillo, y los que tienen el aro.

Nikolai había intentado permanecer atento al ritual, realmente curioso al respecto, sin embargo con la cantidad de tiempo que requería y toda aquella aparente pasividad hacían muy difícil mantener la concentración. Ni siquiera estaba seguro de entender al principio lo que estaba haciendo, pero tras varios minutos y un par de ocasiones en las que se descubrió a si mismo pensando en otra cosa dio por imposible descubrir el secreto de aquella extraña magia de chamanes.

Recibió con agrado la noticia de que el ritual había terminado. Esperaba percibir algún cambio radical, o al menos evidente, pero nada parecía distinto en realidad a como era hacía unos minutos, y por si fuera poco el joven chaman se había dormido, por no decir desmayado, y sería incapaz de responder ninguna pregunta. Incapaz de continuar despierto por más tiempo y viendo su propio cansancio reflejado en las caras de los otros dos, decidió que sería mejor dormir antes de partir al día siguiente.

Iniciaron la marcha con prisas, incitados aún más por las energías que derrochaba el pequeño Rashid, pero a mitad del camino Nikolai dejó de prestar atención a su alrededor, con la excepción de que continuaba caminando a donde le llevaban sus pies casi sin pensar. La causa de su repentina distracción era la completa ausencia de poder mágico. Había intentado hacerse a la idea, pero aquello era algo completamente desconocido. Sentir que su propio poder, que consideraba algo tan natural como respirar, le abandonaba... por muy bien que supiera manejar la espada se sentía indefenso.

Apenas volvió a la realidad por el espantoso hedor del ambiente. - ¿Qué demonios? - ni siquiera se había percatado del paso del tiempo o de la distancia recorrida - Que lugar tan siniestro. Además, ¿ya es tan tarde? -

Dentro del poblado la escena no era precisamente agradable, con los cadáveres desperdigados por todas partes y alimañas y animales alimentándose de ellos.

Bonito sitio- dije con evidente sarcasmo mientras me llevaba un trapo a la nariz para amortiguar el hedor -Si, ya es algo tarde, así que si no quieres dormir aquí, mejor nos damos prisa- le contesté a Nikolai -¿Qué creéis que pasó?- les pregunté mientras intentaba encontrar rastros de algún tipo que me indicasen lo ocurrido, andando entre los cuerpos y agachándome de vez en cuando al suelo para observar mejor los rastros.

Mientras estaba intentando averiguar que pasó, aproveché para coger un aro y un anillo de los que tenían varios de los cuerpos, pues su presencia no me había pasado desapercibida. Tal vez tuviesen algo que decir… y si no, serian un buen recuerdo para Thimba.

Kitnawa miró con desagrado los restos desperdigados por el pueblo, dejados a su suerte y a merced de las bestias. Aquello no estaba bien.

- Creo que antes de proseguir, deberiamos reunir los cuerpos y darles un funeral adecuado. Así sus espíritus descansarán en paz.

La alegría que embargaba a Kanu por su exitoso ritual se fue desvaneciendo a medida que el hedor y la desgracia se hacían patentes en el pueblo. Aquella desgracia le recordaba demasiado a Babuka.

-¿Alguno de ustedes podría examinar algun cadaver para saber si lo ha mordido alguna serpiente?- Preguntó el joven- Tal cantidad de muertos me recuerda a mi primer encuentro con la mujer-serpiente. - continuó mientras un escalofrío le recorría la espalda- Estoy de acuerdo con Kitnawa, no podemos dejar a estos pobres aldeanos muertos sin un adecuado ritual funerario.
 

Tras llegar al pueblo, y observar la situación, decidíis darle sepultura a los cuerpos, poco a poco, vais reuniendo a los cuerpos en una zona donde podáis darle descanso. A pesar de ello, aquellos que noten la escasez de magia en el ambiente deducirán que pocos o ningún espiritu se ha podido esperar en ese lugar. Si no están descansando ya, nunca lo harán.

Ejercéis un ritual funerario a los cuerpos con poca delicadeza: hay muchos cuerpos y aunque todos ellos merecerían un buen ritual, no podéis malagastar el tiempo.

La mitad de los rituales los hacéis ya en plena noche, con ramas grandes a modo de antorcha clavadas en el suelo para daros visibilidad. Ciertamente, el ambiente es algo perturbador. Tras esto, hacéis guardias aprovechando las improvisadas antorchas. Ruidos y peleas se escuchan a lo lejos. Resguardados entre cuatro paredes y un techo, iluminado por la luz de las antorchas, os dáis cuenta que ha resultado ser una buena idea quedaros esa noche a dormir en el pueblo. De hecho, no podíais hacer otra cosa. Era tarde por culpa de los rituales funerarios y salir en plena noche parecía poco alentador.

Cuando por fin se hace de día, tenéis un par de caminos que salen del pueblo. No parece que vaya a ser muy difícil escoger, un camino va al norte, colina arriba, el otro desciende por el otro lado de la ladera que habéis subido.

Además de recoger los anillos y aros sin problemas, observas multitud de marcas por todos los lugares. Se hace terriblemente difícil decidir y hacerse una idea de lo que ha estado ocurriendo en el pueblo.

Sin embargo, tras un buen rato, encuentras patrones similares aquí y allá al lado de los cuerpos, patrones lineares. Como si una o una multitud de serpientes hubiese atacado a los cadáveres. Te recuerda extrañamente al sueño que tuviste hace bien pco de Babuka, que atacaron con una multitud de serpientes.

Pero otra cosa más te llama la atención. Entre las huellas de, posiblmente, un azaroso felino que pasaba por allí, puedes ver un par de huellas humanoides que se alejan por el camino que desciende ladera abajo. El otro camino es más difícil de descifarar y las huellas no acaban de conincidir. El puzzle se te escapa

Cuando amaneció, el grupo solo tenía un posible camino... hacía arriba

-Siento haberos hecho perder tanto tiempo con la invocación y la sepultura. Pero eran medidas precavidas antes de seguir avanzando.- Dijo el muchacho para justificar el enorme gasto de tiempo que le había supuesto a sus compañeros, aunque no se arrepentía de haberlo hecho de esa manera- Ya deberíamos poder llegar a la cima y descubrir que pasa en este lugar -

Nikolai asintió sin mucho entusiasmo a las palabras de Kanu. Aunque hubieran tomado el tiempo de enterrar los cuerpos y darles sepultura no había podido conciliar un buen sueño, pensando en que estaba durmiendo en un cementerio, pero era incapaz de pensar siquiera que Kanu fuera culpable de nada. Sabía que las gentes que habitaban aquellas tierras aún salvajes eran supersticiosas y dio por hecho que el tiempo invertido en aquellos ritos contribuyó a tranquilizarles más que a él.

- Esperemos que sea así. Este lugar es... extraño, me provoca inquietud. Cuanto antes encontremos lo que buscamos y podamos irnos, mejor. -

Al final, tras todos los funerales, se nos hizo de noche, por lo que decidimos pasar la noche en aquel lugar… no es que fuese el que yo hubiese escogido, pero una vez me hube dormido, poco me importó.

Creo que sería mejor ir por el otro camino- les dije -Al parecer aquí pasó lo mismo que en Babuka, mirad- les dije, mostrándoles varios patrones similares aquí y allá al lado de donde habían estado los cuerpos, unos patrones claramente lineares. Como si una o una multitud de serpientes hubiese atacado a los cadáveres, igual que en Babuka -Aunque puede que alguien sobreviviese… o al menos llegó aquí antes que nosotros- añadí, enseñándoles un par de huellas humanoides que se alejan por el camino que desciende ladera abajo -Tal vez podamos descubrir algo si damos con él- añadí

Kitnawa observó las huellas que Rashid había señalado

- Es bastante posible. O eso, o fue alguien que tuvo que ver con el ataque... Pero seguir esas huellas nos haría retroceder en nuestro camino

Me encogí de hombros ante las palabras de Kitnawa, pues al fin y al cabo, tenía parte de razón.

Cierto… aunque podríamos seguirlas un poco a ver si vemos algo- le dije -Si no encontramos nada, regresamos y subimos la colina- añadí.

Cuando observáis las indicaciones de Rashid, podéis "creer" en lo que os dice. Vosotros habéis llegado por el sendero del sud y algo parece haberse alejado por el sendero del noroeste, que desciende un trozo colina abajo justo antes de perderse por la cara no visible de la ladera. No sabéis cómo continúa, pero a diferencia del camino del norte que asciende colina arriba, el del noroeste tiene un buen descenso y una pista rastreable. Dada vuestras circunstancias, parece que lo mejor será seguir el camino del noroeste.

Cuando por fin empezáis a girar la ladera siguiendo el sendero, este empieza a desaparecer no muy lejos de allí. Por suerte Rashid tiene las huellas bien localizadas y tras un par de inesperados recovecos y piedras enormes, alcanzáis u lugar de lo más misterioso. Desde lejos, parece un lado de la colina: un muro de roca sólida. Pero las huellas  os han llevado cerca del muro, donde un juego de sombras tapa demasiado bien una entrada al interior de una cueva. Os desesperáis en pensar en otra cueva pero entonces una voz femenina os sorprende.

-... marcha ya...

Alcanzáis a oir en la lejanía. Tras una breve inspección, más adelante véis como el techo de la cueva de roca se desquebraja, mostrando el interior del inicio de un cañón.

Un escalofrío recorrió la espalda de Nikolai al escuchar aquella voz de mujer. Desenfundó el estoque sin pensar, dominado por el miedo.

- ¿Donde está? -

Pasado casi un minuto no había respuesta. Recobrando la sangre fría se reprendió mentalmente, pero no guardó el estoque. Sin él en la mano se sentía demasiado vulnerable. Se volvió a concentrar en la escena que tenía ante sus ojos.

- ¿Tenemos que cruzar por ahí? - dijo refiriéndose al cañón - Es imponente... - realmente las enormes paredes de piedra le hacían sentirse insignificante, por no hablar de que tenía la sensación de haber caído al fondo de la sima más profunda del mundo.