Partida Rol por web

El fracaso no sorprendió a Kanu, las criaturas tan peligrosas eran dificiles de expulsar, sin embargo aquél nombre...Sashassim le sonaba de algo. Se mantuvo alerta y preparado para esquivar mientras a su mente recorría a toda prisa los rincones de su memoria para saber de que le sonaba.
 

El dolor del golpe en el hombro había empezado a disminuir un poco, pero no por ello mi situación había mejorado mucho... el veneno seguía haciendo arder de dolor mi cuerpo, y aunque doliese menos, mi hombro seguía siendo un infierno. Por ello, me detuve cuando el extranjero se quedó quieto ante las palabras de la serpiente, no por que quisiese, sino porque apenas podría haber avanzado por mí mismo.

¿Sashassim?- pensé al escuchar a la serpiente, intentando recordar de que me sonaba ese nombre... y rezando por que lo que quiera que fuese no quisiese darse también u banquete con nosotros.

Sashasim... Ese nombre despertaba algo en la mente de Kitnawa. Lo había oído en los relatos que contaba el chamán de su pueblo.

Precisamente en la tribu de Karume, es bastante usual el nombre de Sashassim, Dios serpiente al que el chamán de tu tribu venera y cuida. De hecho, mientras que en otras tribus no es extraño cazar alguna serpiente cuando se acerca demasiado al poblado, en vuestra tribu, vuestro chamán os tiene bien advertidos de no dañar a ninguna serpiente, si véis alguna cerca del poblado debéis llamar imediatamente al chamán y él la ahuyenta pacíficamente, como si hablase con ella.

Para tu chamán Sashassim es sin lugar a dudas el Dios serpiente de Nanwe, representación del animal más sabio y peligroso de Nanwe. Fuera de supersticiones, todos en vuestra tribu le hacéis caso, ya sea por el respeto que profesáis al chamán, por no invocar la cólera de los dioses o simplemente por el hecho de tenerlo contento y poder pedir su ayuda en el momento que sea necesario.

Es entonces cuando de repente una serpiente aparece por un rincón. El verdor esmeralda, tan fuerte, tan vivo, de la segunda serpiente contrasta tanto con la pared grisácea de la cueva que vuestros ojos la localizan rápidamente. Lentamente y sin ninguna prisa, avanza hacia vosotros mientras la magullada serpiente se retira levemente para dejar pasar a la recién llegad. Un gesto prácticamente inútil pues tenía espacio de sobras, pero que denota el respeto y la superioridad de la recién llegada. Observáis la nueva serpiente de una pierna de grosor nada más, y sin embargo, aunque observáis su cabeza avanzar, no conseguiís ver el final de su cola.

La serpiente se detiene cerca de vuestra contrincante y le empieza a hablar, se dirige entre siseos a ésta, quién, a pesar de triplicar en tamaño su cabeza y grosor de cuerpo, baja la cabeza en señal de sumisión y sisea algo ininteligible para vosotros. Tras esto gira su cabeza hacia vosotros y empieza a sisear de nuevo. Extrañamente, en vuestras cabezas entendéis perfectamente lo que dice.

- Guardad, amigos de las mestizas, de volver a hacer daño a mi familia en mi casa. - Y aunque el sonido era suave y tranquilo, estabais seguros que eso había sido una amenaza o advertencia, aunque no conseguís averiguar cuál de las dos realmente es- Un error os ha traído a mi casa y yo mismo os guiaré a la salida.

Sin mediar palabra, vuestra contrincante se aleja entre la penumbra de la inmensa cueva desapareciendo entre las sombras. Mientras Sashassim medio gira la cabeza esperando vuestra reacción.

- Bajad las armas -advirtió Kitnawa a sus compañeros, y acto seguido inclinó la cabeza en señal de respeto -Lo sentimos, Sashassim, sabio y poderoso dios de las serpientes. No pretendiamos ofenderos; no sabíamos donde nos encontrábamos y luchábamos por nuestra supervivencia. De haberlo sabido nunca me hubiera atrevido a alzar un arma contra una de vuestras hijas.

Nikolai obedeció a Kitnawa, de todas formas no podría presentar batalla llevando a Rashid en brazos, y optó por permanecer en silencio y agachar la cabeza ante el "Dios de las Serpientes". Temía meter la pata y que de nuevo se vieran en un combate que no podrían ganar.

Había concentrado bastante poder mientras se acercaba la serpiente, pero ahora que las cosas se habían calmado decidió utilizarlo para el bien de sus compañeros heridos. Dejando a Rashid con delicadeza en el suelo extendió sus manos hacia él y su cuerpo se iluminó unos segundos de un color verde brillante. Cuando se apartó de él seguía teniendo mal aspecto, seguramente debido al veneno, pero al menos había dejado de sangrar y con suficiente descanso estaría recuperado.

Nikolai, por su parte, estaba sudoroso y visiblemente cansado como si de repente hubiera hecho un gran esfuerzo. - lo... siento... - dijo entrecortadamente - no puedo tengo más poder... -

guardo silencio unos segundos recuperando el aliento hasta que pudo volver a hablar - hay que hacer algo también por la pantera - se refería a la que había recibido el primer ataque, y que debía de encontrarse tan herida como Rashid

Mientras.... no intente... comernos... otra vez...- mascullé por lo bajo sin poder evitarlo ante las palabras de Sashassim, mientras el extranjero me depositaba con cuidado en el suelo. Aunque para ser sincero, por mucho que dijese, en mi estado,  daba igual que la serpiente volviese a intentarlo o no, pues poco iba a poder hacer yo. En ese momento, el extranjero extendió sus manos hacia mí y empecé a sentir como si mi cuerpo se llenase de una energía que lo recorría mientras lo revigorizaba.

Gr...gracias- le dije, extrañado por su disculpa... si había hecho todo lo que podía, no había deshonra en no poder hacer mas. Y además, gracias a lo que hubiese hecho, aunque no me hubiese podido curar, ahora me sentía en mejores condiciones, lo cual era un alivio teniendo en cuenta mi estado.

Kanu se dirigió con cautela hacia Adhyra para comprobar su estado, cuando vió a Sashassim. De manera automática le hizo una reverencia

-Disculpadnos ¡Oh Reina de las Sierpes! Nunca fue nuestra intención violar la santidad de tu Casa, solo proteger a nuestros compañeros.- dijo con voz reverencial- Agradecemos vuestra guía y lamentamos los daños infligidos a vuestra sierva- le muchacho hablaba por todos, pues se sentía en la obligación de usar el respeto reverente que su maestro le había enseñado.

Cuando llegó a la posición de Umar, le hizo clara inclinación de cabeza en respeto y agradecimiento por sus esfuerzos para mantener a todos vivos, mientras el joven comenzaba a acumular su propio poder para curar a su Fetch

Sashassim os miró con unos ojos difíciles de descifrar. Unos ojos que deberían albergar la sabiduría de un Dios y que no lográbais comprender. Y sin embargo, habló antes que Kanu pudiese hacer algo por Adhyra.

- No hay nada que disculpar. - Su voz sonó fría, con falta de empatía, como si no entendiese lo que queríais decir.- Seguidme y seréis tratados convenientemente. En un lugar apropiado.

Finalmente Sashassim empezó a deslizarse por el suelo, esperando que le siguiérais. Esas últimas palabras parecían alentadoras: Os había dicho que os iba a tratar?

Más por temor a ser castigados por desobedecer que por la curiosidad de sus palabras, avanzáis llevando y ayudando a los heridos. Avanzáis entre grutas bastante anchas y fáciles de caminar. Las plantas que crecen alrededor parecen formar redes iridiscentes de diferentes colores fríos entretejiendo las paredes y dejando un espacio más que cómodo para pasear y deslizarse por ellas. Os asombráis del lugar, os recuerda al campo de hongos que visteis al entrar en estas cuevas, sólo que más bello y menos peligroso. A medida que avanzáis podéis observar la cabeza y el cuerpo de Sashassim avanzar entre túneles y, sin embargo, no véis el final. su cuerpo entra y sale de diferentes cavidades y se pierde entre túneles en los que no os alcanza la vista. Como si tuviese un cuerpo infinito, la cabeza de la serpiente avanza, en muchas ocasiones esquivando su propio cuerpo.

Tras unos escasos minutos, los túneles desaparecen para dar paso a unas amplias galerías y llegado a este punto, Sashassim se detiene y os habla de nuevo.

- Descansad ahí sobre los mantos de hierba mientras os trato.- Sashassim espera paciente a que obedezcáis.

La serpiente empieza a sisear y tras unos pocos segundos algo sucede. Empezáis a sentiros somnolientos y débiles.

Parece que al menos no nos van a comer- pensé al escuchar a Sashassim, así que me puse a seguirla como pude a través de las grutas por las que nos guiaba, grutas por las que por suerte era fácil caminar, pues si no, no hubiese podido seguir el ritmo. En otro momento me habría detenido a observar la belleza de los túneles y las plantas que en ellos crecían, pero ahora, mi atención se centraba en Sashassim , cuyo cuerpo parecía no tener fin. No había pasado mucho tiempo desde que empezamos a andar cuando llegamos a unas amplias galerías, donde Sashassim nos habló de nuevo.

Si...- dije repentinamente somnoliento, seguramente a causa de todo lo sucedido hasta el momento -Es... buena... idea- añadí mientras me dirigía a acostarme sobre el manto de hierba más cercano. Seguramente, al despertar me encontraría mejor.

En otra situación Nikolai estaría prácticamente hipnotizado por el cuerpo aparentemente interminable de la serpiente, pero no aquella vez. Aunque sí que echaba algún que otro vistazo de reojo a su cuerpo mientras avanzaban por los túneles, estaba más preocupado por Rashid que andaba tambaleándose, probablemente al borde del desmayo.

Se confirmó su pensamiento cuando cayó rendido sobre un lecho, aunque se sorprendió al notarse a sí mismo cabezar y que se le cerrasen los ojos lentamente. Realmente no creía estar tan cansado.

- no... yo estoy bien... no estoy... herido... - consiguió decir antes de desplomarse de mala manera sobre uno de los lechos.

Kitnawa no se resitió ni opuso objección alguna; si de verdad un dios viviente les estaba guiando, era absurdo tratar de huir, y estúpido hacerle enfadar. Caminó por los túneles en silencio, y cuando llegó a los lechos, se sentó sobre uno. Lo cierto es que no estaba cansado ni somnoliento, pero el suave siseo de la gran serpiente empezó a ejercer un efecto hipnótico en él, como si fuera una nana, y poco a poco fue cerrando los ojos hasta caer dormido.