Partida Rol por web

Se respira cierta tensión en el ambiente. El flash cegador de hace tan sólo unos segundos ha atraído miradas que hasta ahora no se habían percatado de Babuka.

Mientras una chica autóctona tiene la daga en el cuello de un extranjero y otra chica se acerca hacia ellos con la rabia grabada en su cara, a no mucha distancia de allí aparece un hombre, acompañado de una enorme pantera.  La chica en movimiento se para y se encara al hombre justo antes de escuchar un sonido. En lo alto de un árbol, se ha escuchado el movimiento de una rama, muy débil para cualquiera para escucharlo, suficiente para la chica. Quien mira al recién llegado con suspicacia.

La chica se gira hacia la otra chica.

- Lira.- llama a la chica.

La otra chica saca la daga del cuello del extranjero y mira al chico.

- Nira, hermana. Esa pantera es muy grande.

Lira adopta una posición algo defensiva, preparada por si esa pantera se abalanzase sobre ellos.

Nira se acerca un paso más al chico de la pantera y exige:

-Quién eres?- con voz autoritaria.

El hecho que es una chica y su pequeña estatura, no parecen importarle mucho a la hora de exigirle algo al chico, bastante más grande que ella y con una pantera a su lado.

Kitnawa hizo un gesto con la mano para tranquilizar a las dos mujeres

- Calma, no vengo buscando problemas. Mi nombre es Kitnawa Karume, de los Rakushian. Ella es Usiku, mi compañera -dijo señalando a la pantera

Desde lo alto de los arboles, tenía una buena vista de lo que pasaba abajo. Las gemelas habían atrapado a un extranjero, al que Nira ¿o era Lira?, mantenía inmovilizado con la daga en su cuello... hasta que otra persona hizo aparición, un hombre al que acompañaba una pantera enorme.

¿Quién será? ¿Y cómo habrá conseguido ser amigo de una pantera?- pensé, emocionado por la idea de que si ese tipo podía, yo también debía ser capaz, pero, a pesar de ello, atento a cualquier movimiento suyo o de la pantera, listo para caer sobre ellos si intentaban atacar a las gemelas -¿Un Rakushian?- me dije al escucharle hablar, todavía más emocionado que antes. Al fin y al cabo, Thimba me había contado muchas historias sobre ellos, todas ellas increíbles -Mejor sigo escuchando, a ver de que más me entero- pensé, entre otras cosas, porque siempre era más divertido observar lo que hacían los demás cuando creían que nadie los observaba. Así que me quedé allí arriba, algo más relajado al saber que era un Rakushian, pero todavía preparado para actuar, por si acaso.

¿otro más? no parecen conocerse, espero que éste al menos no tenga interés en verme muerto.

Aprovechando que la mujer se había apartado por si tenía que defenderse de la pantera, Nikolai volvió a forcejear en silencio contra las cuerdas que lo sujetaban, intentando liberarse con renovadas energías, pero sin éxito.

-Rakushian? De los Rakushian? Por quién me tomas chico?- La cara de la chica se había endurecido aún más. Pero de pronto mira a su hermana.- Has oído Lira? Es de los Rakushian. - Su tono contiene cierta ironía y mofa. Se vuelve a girar hacia ti.- Yo soy la Diosa Serpiente. Encantada.

Ese último comentario cambió de nuevo las facciones de Nira que se volvieron más duras y severas.

- Espera Nira.- dice poniéndole una mano encima de la chica calmándola -Mira chico, nos da igual si no nos quieres decir quién eres. Pero si que nos importa el qué haces aquí. Así que si no quieres tener problemas, más vale que esta vez si nos cuentes la verdad.

El ambiente estaba algo tenso, eran dos chicas, sí, pero iban armadas y parecían haber reducido a un hombre mucho más grande que ellas y el hecho de decir que era de los Rakushian, parece que hubiese empeorado la situación.

Esto se pone interesante- me dije con una sonrisa mientras observaba lo que sucedía abajo, ya que las gemelas no parecían creer al de la pantera, algo tonto pues estaba claro que decía la verdad.... tenía una pantera -Yo también quiero una pantera- pensé distraídamente mientras seguía observando, listo para actuar de ser necesario.

Un movimiento poco usual os advirtió a todos de que había algo en los árboles, sin embargo, no supisteis ver el qué.

Mientras tanto, las dos jóvenes se juntaron y se miraron. Parecían estar hablando entre ellas con el pensamiento, pero sus pequeños guiños y movimientos faciales os indicaban que realmente era el vínculo de años habiendo vivido juntas, más que cualquier poder oculto y misterioso.

- Está bien! - dice la chica mientras se voltea algo cansada de los reproches imaginarios de su hermana.

Nira adopta una posición más relajada mientras mira a Kintawa.

- No tienes que explicarnos nada, pero no molestes.- hace intención de darse la vuelta cuando para en seco.- si te molestan los gritos de dolor, más vale que te vayas. Este va a sufrir mucho.- dice mientras hace clara referencia al extranjero.

Aquellas mujeres eran de su pueblo, y aquel extranjero no. Tenía que fiarse más de ellas que del extranjero, pero tampoco podía quedarse allí de brazos cruzados

- ¿Por que? ¿Que crimen ha cometido ese hombre?

Allí arriba, observando todo desde lo alto de los arboles, me empezaba a aburrir. Al parecer, vigilar sin que nadie me viese no era tan entretenido como había creído, por lo que inconscientemente empecé a buscar alguna fruta cercana.

Podrían hacer algo en lugar de solo hablar- me dije reprimiendo un bostezo, mientras por mi mente empezaba a surgir una pregunta -Con lo tensos que están, seguro que si les cae algo encima pegan un buen salto- pensé, imaginándome la escena mientras un brillo travieso asomaba en mis ojos... por supuesto sin tan siquiera plantearme la posibilidad de que si hacia algo así me descubriesen.

- ¿crimen? - habló por fin en nanwano. Se había propuesto permanecer callado, pero no había podido evitarlo, así le costase un par de dientes o algo peor

- esto ha sido una cacería, y para mi desgracia soy la presa.

- Crimen? Míralo! Es un extranjero!- dice con indignación al recién llegado- Fueron ellos los que trajeron la desgracia a Babuka! Ese es su crimen. Y todos pagarán por ello.

Nira parecía molesta. Quizá no le hubiese sentado muy bien las preguntas del recién llegado. Quizá hubiese algo más, pero los brazos tensos, la mano bien apretada a la empuñadura y su ceño fruncido no auguraban nada bueno. 

Nikolai, de repente, nota sus manos libres, como si se hubiesen desatado. Extrañado, mira a las hermanas, nadie se ha dado cuenta, pero... qué ha pasado?

- Ningún extranjero atacó la ciudad de Babuka. Es más, Babuka aún los recibe con los brazos abiertos.

Os giráis para ver como un hombre mayor sale por el lado del extranjero. Va agasajado con todo tipo de plantas y pinturas, dándole un camuflaje casi perfecto para el lugar.