Partida Rol por web

Bajo todo lo posible las caderas para estabilizarme y avanzo por el otro lado del borde de la cabaña en dirección a la zona despejada.

Lira y Nira intentan avanzar por el tejado, pero Nira calcula mal la anchura de la viga y el pie va a parar demasiado dentro. Con un ligero susto, cae al interior de la choza haciendo el sonido suficiente como para desorientar a su hermana, que mira hacia detrás para ver qué le pasó a su hermana y cae con ella al descuidarse de dónde ponía los pies. La caída no es demasiado fuerte, a pesar que os habéis llevado un susto, no es demasiada altura la que hay en el techo y no le ha dado tiempo a vuestro cuerpo a girarse lo suficiente como para haceros daño.

Leros sale a mirar qué ha ocurrido, y cuando sale observa las serpientes.

- Corred, se acercan! - les dice a las chicas. Las serpientes están demasiado cerca, sin embargo aún les da tiempo a reunirse con los otros 3.

Kanu sigue de pie, observando las serpientes sin hacer nada mientras Valens ya está abriendo un hueco visible en las paredes de la choza. Hasta que por fin, consigue hacer un hueco lo suficiente grande. Valens da unos pasos atrás y embiste una pared con demasiados agujeros como para resistir el embite del extranjero. Las cañas crujen ante la potencia del extranjero, dejando un hueco en la pared importante.

Kanu seguía buscando el poder de los espíritus para hacer frente a la hueste de serpientes que azotaba el lugar, sin embargo la llamada era lenta y las serpientes, rápidas. Una retirada era lo mas prudente por ahora. 

Con paso seguro siguió al extranjero por el hueco que había hecho en la pared en dirección al exterior de la casa, manteniéndose siempre cerca de él. 

Tras reponerme de la caída y darme cuenta de la situación me asalta la sospecha. ¿Cómo demonios sabía el extranjero que por ese lado de la cabaña no había serpientes? Me mantengo en guardia cerca a mi hermana y en ningún momento doy la espalda a nuestros acompañantes

Me incorporo rápidamente y gruño disgustada. Busco a mi hermana con la mirada. Una vez que veo que también ha caído de este lado y esta bien, me reúno con ella. Salgo por el agujero abierto por el extranjero con paso ligero; pero siempre manteniendo las distancias y en alerta. Desconfío tanto de ellos como de las serpientes que atacan el poblado.

Salís todos por el agujero hecho por el extranjero. Una resolución impecable. Sería demasiada fortuna?

Cuando salís observáis que la cabaña comunal esta situada en los lindes de la aldea. Delante vuestro se extiende el bosque. Y aunque las serpientes os siguen, algo os llama la atención. Una voz os sorprende.

-¡Dímelo, maldita sea!

Si, todos habríais jurado escuchar ese grito que desgarra el silencio de la noche, poco o nada perturbado por las víperas asesinas. Juraríais que proviene del interior del pueblo, de la plaza. Quizá de la cabaña del jefe de Babuka. Pero entraríais de nuevo en ese infierno?

Los dos extranjeros empiezan a irse por el bosque. El gordo se gira mirándoos con la duda en su cara.

Me mantengo a la espera de las reacciones a mi alrededor, observando...

Había llegado el momento, Kanu había reunido suficientes energías para llamar a los espíritus.

-Esperad un momento- susurra antes de sumergir su mente y su alma en el mundo de los espíritus. Con un cántico, alma se separa y se expande, fusionandose con los alrededores. Una vez dentro del mundo espiritual, alza su voz para llamar por una anima concreta, el Tótem de la Serpiente, y con respetuosos gestos le pide de sus dones y su proteccion. El serpentino espiritu accede con un gesto y comienza a reptar por su piel. En ese momento, Kanu abre sus ojos para ver como una serpiente luminosa, de un verde muy brillante y un tanto siniestro, le repta por la piel hasta formar un tatuaje alrededor de su pecho y sus brazos desnudos.

Con cautela, el joven se dirige a las serpientes en dirección hacia el centro del pueblo, preparado para saltar hacia un lado en caso de que el hechizo no funcione.

Primero el grito y luego las palabras de Kanu atraen mi atención. Lanzo una mirada interrogante a mi hermana, ignorando al extranjero, mientras me giro y compruebo que hace el joven nanwano. Sin dejar de vigilar lo que hay a mi alrededor.

Asombrados, observáis como Kanu empieza a avanzar entre las serpientes. Y aunque parecen notar su presencia, pues algunas se apartan a su paso, otras le observan y le huelen con su lengua bífida, pero todas parecen ignorar al joven y seguir con su camino.

Lira y Nira se quedan en el límite del bosque. Parece que las serpientes que había en el interior de la casa se han quedado en el interior, aunque observáis que algunas de las serpientes se han colocado cerca de las paredes de la casa. Observándoos, amenazantemente. Os dais cuenta que el comportamiento no es propio de las serpientes, y ahora, cada vez más, estáis seguras de que algo o alguien está controlando a esas serpientes.

Quizá podáis hacer algo para ayudar a Kanu, o quizá sería más prudente quedaros quietas en el límite del bosque, pues no parecen dispuestas a salir del pueblo. Y mientras tanto, la extraña melodía es lo único que se escucha en esa noche oscura.

Asombrado tras la reacción de las primeras serpientes te enfocas en tu objetivo. Todos habéis escuchado esas voces y la melodía. Pero ahora... Sólo escuchas la melodía. Te está llamando, te cuesta pensar en algo más que en la melodía, y tu primer pensamiento que era ir al centro del pueblo, enseguida se difumina.

Preparo mi lanza, bajo mi posición y flanqueo al aprendiz de chaman por la derecha y un par de pasos por detrás, pendiente de que alguna serpiente se abalance sobre él.

Sigo el ejemplo de mi hermana, avanzando con precaución intento seguir el ritmo de Kanu para flanquearlo por la izquierda. La tensión de la situación me produce ansiedad por actuar. Aferrarme con fuerza a la empuñadura de la daga que blando en mi mano izquierda consigue calmar parcialmente mi instinto, que sigue latiendo con fuerza en mi interior.

Tu cuerpo se mueve por sí solo. Eres consciente de todo lo que haces, y sin embargo, no consigues ordenar a tu cuerpo que haga lo que tú deseas. Ahora lo sabes, la melodía esa tiene algo que ver. Te está obligando a moverte.

Lira y Nira se ponen a los lados de Kanu, y mientras él avanza unos pasos entre las serpientes, ellas no lo tienen demasiado seguro. Las serpientes se giran hacia vosotros y sisean fuertemente. Una señal clara de peligro, pero lo más extraño es cuando Kanu se para y se gira. Os mira, con los ojos fijos, y de repente, salta hacia Nira con la boca abierta.

Con una reacción excelente, Nira hace un paso hacia atrás y lo que podría haber acabado en un buen mordisco por parte de Kanu, pasa a ser un débil golpe con la cabeza en su brazo.