Partida Rol por web

La dama joven se levantó para dirigirse a vosotros.

¡Oh! La joven hija de Yabu-sama, ven acercaté- dijo con una sonrisa - Te presento a la que será como tu madre, especialmente si te casas con su hijo. Ella es Yukinati Nita

Miró con cara de disgusto a la sirviente que os había guiado

-Sakura, retirate- cuando esta se marchó - Así no podrá ir a mi marido con los chismes que contemos entre nosotras.

La anciana apenas se movió de donde estaba sentada.

-Perdona hija, pero con los años una ya no es tan grácil- dijo con cierto aire vulgar, Okugatasama parecía divertida -Asi que esta es la joven que van a casar con el idiota de mi hijo, que pena... Tan bella y tan ingenua... Pero, sientate querida.

Una de las criadas sirvió té.

Con aire arrogate examinó la habitación. Miro con atención a Kurô y Mitsue antes de dirigirse hacía Chosokabe-dono.

-Mi señor, vengo de Miyako para entregarle esta carta del emperador y a presentar mis respetos a Yukinai-sama por su posible compromiso debe de tener cerca de treinta años, parece curtido en el combate.

Yasuhide aprovechó la leve distracción del almirante, y la oportuna llegada de aquel desconocido para él, para alejarse de Yukinai y evitar llamar más su atención, de todas formas, ya había conseguido lo que quería ...

Se sentó algo más apartado, cerca del sacerdote Kurô, manteniendo aparentemente una conversación trivial, y prestando atención a lo que ocurría en la sala.

En medio de la conversación, y para que la gente no sospechara, Yasuhide le contó al monje aquello que había averiguado, bajando un poco la voz cuando lo hizo:

- Yukinai-sama tiene el tatuaje de un dragón con cuernos en su cuello, muy similar a la figurilla que llevaba el asesino, mis suposiciones se van confirmando ...

Y tras ello siguió hablando de la calidad de la comida, como si no pasara nada.

Chosokabe-dono se levantó tomando el rollo de pergamino. Obviamente la carta no vendría de puño y letra del emperador sino de uno de sus ministros. Se notaba al señor del castillo incomodo con la visita.

Las palabras del emperador son sagradas para mi- dijo dirigiendose al emisario -Por favor, sentaos y disfrutad de la hospitalidad de mi mesa.

Acto seguido, dedicó una significativa mirada a Yukinai Itô

Hice una reverencia a ambas mujeres, y con una ligera sonrisa pedí permiso para sentarme. 

- Es un placer conocerla, mi señora - dije a Okugatasama, después me volví hacia Yukinai Nita - Un placer poder tenerla cerca al fin, madre - le dije con cierto rubor

- Uff... - Un monje no estaba acostumbrado a tamaño banquete. A partir del tercer plato ya estaba lleno y simplemente picoteaba del resto de los platos para no parecer descortés. Doy un respingo cuando el enviado del emperador se presenta y me mira. Antes de poder hacer nada, sin embargo, se acerca Kotaru.

- Entiendo... - Respondo también en susurros. - Tenia pensado hablar en privado con Chikazumi-sama después de este banquete, pero ahora creo que es mejor no retrasarlo más.

Deposito los palillos al lado de mi plato y me limpio la boca con la servilleta antes de levantarme.

- Os acompaño - dijo el joven samurái siguiendo al monje, mientras pensaba "Por escasa que sea mi creibilidad para Chikazumi-senpai, ahora no tendrá más remedio que hacerlo, y es mejor empezar a actuar cuanto antes".

- Hago yo también una flexión como saludo ante la señora Yukinai Nita. Al poco, realizando otra flexión a ambas señoras para que me permitan hablar, me acerco a Yabu y digo - Mi señora, disculpe mi interrupción, solo quería indicarle que estaré al fondo de la sala por si me necesita. No soy digna de escuchar estos temas referentes a varones y damas de tan alto rango - y me retiro hacia un lateral de la sala, donde, sin perder ojo por lo que pudiera suceder, pudiera estar a distancia prudencial para dejarlas hablar a solas

Mitsue miró con severidad a Kuro y Kotaru.

-Guardad silencio o compartid vuestras palabras con todos, no podemos ofender a nuestro anfitrión.

Dijo en un siseo, visiblemente molesto.

La anciana sonrie al oir hablar a la criada.

-Bobadas, jovencita- dijo con una sonrisa- Hace cincuenta años yo era una joven de Mikawa, campesina que se casó con un Wakoû de mal nombre, un Ronín al que los niños llamaban el Peregrino del Mar...el Viejo Yukinai Satô, un pendenciero caradura sin dudarlo...ahora todos me tratan como una gran señora, y no me termina de gustar. Si eres de confianza para mi bella hija, lo eres para mi ¿no es cierto Yabu-hime?... Antes los Chosokabe solo eran unos saqueadores de camino que querían medrar, ahora tienen un castillo y ese tarado de Motochika se piensa hijo de los kamis. Eso hija mía es hipocresía.

La joven dama sonreía con franqueza.

No le hagais caso, siempre se pone asi cuando coje carrerilla- dijo con una sonrisa complice -No le gusta mi "amado" esposo y no le gusta el segundo oficial de su hijo...ciertamente pocas cosas le gustan a Yukinai-hime.

Miré extrañada durante unos instantes a Nene, aquella falta de protocolo por parte de ambas me pareció extraña. Mi semblante cambió de nuevo y sonreí a Nene mientras asentía levemente para que hiciese lo que desease.

- Ruego disculpen nuestros modales, mis señoras, el viaje ha sido largo. - miré distraída la taza de té - Disculpe madre, ¿quien es el segundo oficial de su hijo? - pregunté intentando no parecer una mojigata 

Chosokabe-dono se levanta con un gesto noble y parsimonoso. Yukinai Itô se levanta a la par que su señor, mirando fijamente a Kotaru con marcado desde.

-Disculpenme mis huespedes, pero asuntos del gobierno de mis territorios me reclaman- dijo con calma y diplomacia Les ruego nos reunamos mañana, asi podremos atender los asuntos del compromiso.

Al salir, hace un gesto a Morimasa para que le siga. Los tres abandonan la sala.
 

Yukinai Nita rió torvamente y te miró fijamente

-Ching Liu, el que se os va disputar el hueco entre las sabanas de mi hijo- dijo maliciosamente- ¡Oh, vamos! Quiero a mi hijo como madre, pero como mujer lo que veo es un pirata idiota...demasiado idiota. Ese Ching Liu es el que dirije la flota realmente y el corderito de Ito-kun balando por su amigo especial. Debes ser una esposa modelo de cara al público, mi niña. Pero no dejes que te tomen por tonta, esta boda es un asunto de política aunque creo que habrá sorpresas pronto...si, ya lo creo.

Tanto el monje como Yasuhide aprovecharon la salida de sus anfitriones para hablar en privado con Chikazumi-senpai, quedando lejos de los oídos del resto de comensales.

Ante la mirada extraña de su superior, el joven samurái dejó que fuera el sacerdote quien hablara. Pese a que había sido él quien creía haber descubierto al "pirata astado", es probable que el veterano guerrero ni lo escuchara debido a su juventud y a que carecía de mucha credibilidad ante Chikazumi-senpai en aquel momento; pero respaldado por Kurô y las pruebas que él había averiguado tendría que creerles, debía hacerlo ...

- Me retiro a un lado, consciente de mi poco tacto al interrumpirlas pero con la clara idea de no desaparecer sin más ni más, quería hacerle saber dónde estaba por si me necesitaba en cualquier momento, siendo su dama de cámara

Si hubo algo de esa conversación que me perturbó, no dejé que en mi semblante se reflejase.
Sonreí y asentí
-Gracias por su sinceridad, madre. Espero que la boda sea del agrado de todos, mi único deseo es que todo salga bien- dije humildemente a mi nueva madre - ¿sorpresas?- pregunté sin entender - espero que esas sorpresas sean agradables y buenas a los ojos de los Kami -dije sin perder la educación