Partida Rol por web

El Concilio de los Cinco Clanes

Del Protectorado del Norte a Yellowstone

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17/03/2016, 05:23
Tyler "Escudo-Incandescente" Jackson
Sólo para el director

La familia...

Esa palabra se adueña de mi mente mientras camino tras Eve, un apresurado recorrido por el laberíntico palacio. La familia. Hace que me pregunte cómo debe ser tener una, siendo como nosotros somos, una familia que conozca y comprenda nuestra naturaleza, necesidades, virtudes y defectos. Mi verdadera familia es una incógnita acerca de la que ni siquiera quiero preguntarme. La verdadera familia que me crió... prefiero no pensar en ellos, ahora mismo.

Veo a Will en los jardines. Creo que no repara en mí, y no tengo tiempo de detenerme a hablar con él. Su presencia me recuerda la verdad. Yo sólo tengo una familia, mi manada. Los únicos que siempre están ahí, que se esfuerzan en comprenderme, que confían en mí. A pesar de las diferencias, las discusiones, a pesar de todo ello... Ellos son mi familia.

Alcanzamos el final del largo recorrido, debiendo detenernos ante una puerta, al parecer, custodiada. ¿Hace falta, de verdad, un guardia garou para cuidar la entrada a esta sala? Mis nervios se acrecientan, atisbando nuevamente el soberano poderío de esta familia, incluso dentro de la poderosa tribu de Halcón. No me extraña que mi presencia aquí moleste, al fin y al cabo soy un don nadie...

Eve, en cambio, es digna de la realeza...

La risa de Agatha atenúa esa sensación de opresión en mi pecho. Es la única esperanza a la que me aferro mentalmente. Asumo la hostilidad que producirán mi presencia y pretensiones, lo descartable que supondrá para ellos una unión entre Eve y yo. Y sin embargo, albergo la esperanza de que, al igual que sucediera ayer con Will y Helen, sea el mundo espiritual que nos ha unido quien decida.

Mis ojos se fijan en Desmond, recordando su intervención de ayer en la Asamblea. No lo que dijo, que también, sino los pequeños detalles de su intervención, sus miradas, sus gestos. Me resultó intensamente cercano, amigable, o quizás me engañaba a mí mismo. Quizás necesite creer que hay alguien en esta sala dispuesto a apoyarme.

Porque, al contrario que él, esa mujer... La madre de Eve, sin duda, con su cabello plateado, su fría mirada, que parece penetrar mi alma y rasgarla con mil puñales. Hace que me pregunte si es así como los demás ven a Eve, carente de esa calidez que, al parecer, sólo yo conozco. Fría, dura, altiva... Tan distinta a su marido, ¿sería la suya una unión deseada, por amor, o se casaron por meros deberes hacia la tribu? ¿Se amarán, o tan sólo los une un simple acuerdo, y han aprendido a soportarse? No puedo entender este estilo de vida...

B-buenos días. -Saludo con nerviosismo, permaneciendo en pie, pues nadie me ha invitado a tomar asiento. No se qué hacer con las manos, y meterlas en los bolsillos o sujetarlas al cinturón como acostumbro no parece una opción correcta, de modo que las llevo a la espalda, uniéndolas con fuerza nacida de la tensión. Dejo mi vista en el suelo, sabiendo todas las miradas puestas en mí, y carraspeo en un intento de aclarar mi voz- Quería pedirles disculpas por lo sucedido ayer. No era mi intención tratar este asunto en la Asamblea... -Me disculpo, con sinceridad- Fue... una torpeza por mi parte, sacarlo a relucir. -Afirmo, mirando al suelo, con una humildad nada habitual en mí.

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20/03/2016, 17:29
Amber "Aurora-insolente" Browning [H]

Escuchando con atención aquel relato sobre la primera vez que Matthew había cambiado no pude evitar plantearme en lo diferente que podría haber sido mi vida si hubiera crecido sabiendo lo que era, rodeada por otros como yo, integrada en la cultura garou en la que ahora trataba de involucrarme sobre la marcha. Habría sido más sencillo, sí, pero en cierta forma agradecía mi infancia de relativa normalidad. De alguna manera no podía evitar pensar que eso me había hecho más humana.

Reí con su confesión sobre la música y me encogí de hombros, quitándole importancia. Todos teníamos música latiendo en nuestro interior, pero a veces se trataba de encontrar aquella que te hacía vibrar en la misma frecuencia. Sencillamente Eduard no lo habría hecho todavía, le pasaba a mucha gente. 

Sin embargo, cuando se acercó de esa manera, mis labios se curvaron en una sonrisa refleja a la suya. Percibí cómo el perro se alejaba y eso, sumado a la mención a su «fragilidad de pariente», me hizo reír de nuevo. Le devolví la mirada, con un desafío teñido de picardía en el fondo de mis pupilas.

—Nunca me han asustado las consecuencias —aseguré en un susurro mientras nuestros labios se acercaban. Y no tenía ni puta idea de cuáles podían ser esas consecuencias, pero desde luego no me importaban una mierda en ese momento.

Me gustaron sus labios y me gustó el ímpetu de sus besos. Mi sangre se encendió y mis dedos buscaron su nuca para enredarse en sus cabellos con seguridad. Mi lengua respondía con calidez y firmeza a la suya en un combate silencioso en el que ambos saldríamos vencedores. Dejé que me tumbara, pero no me quedé quieta cuando se inclinó para besar mi cuello. Mis labios empezaron a recorrer el suyo dejando un camino de pequeños mordiscos hacia su hombro y un tenue gruñido abandonó mi garganta. Mis ojos se oscurecieron por el deseo y mis manos buscaron el borde de su camisa para encontrar su piel y marcarla suavemente con las uñas. 

Era la primera vez que me encontraba en esa situación con alguien que sabía lo que yo era. Hasta ese momento todos y todas habían sido humanos y desde que mi sangre garou había salido a la luz había estado siempre preocupada por no dejar ver más allá de lo que pensaban que había en mí. Bueno, y por no desgarrarle a nadie el cuello en un arranque de pasión. Pero Eduard era pariente, conocía la sangre del lobo de cerca. Y eso me hacía sentirme más libre de lo que nunca había estado con nadie en la intimidad desde mi cambio.

Al mismo tiempo, me inflamaba que aún sabiendo lo que tenía delante, a lo que se enfrentaba, no se amilanase lo más mínimo. Su seguridad y su decisión hacían que mis ojos brillasen y que buscase de nuevo su boca con la mía para besarlo con fiereza.

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21/03/2016, 00:55
Aletheia Tsekrekos "Paso-gris"

Un bocinazo.

Aletheia, se vio de pronto sumergida en el ímpetu de tus caricias, abrazos y besos, en el primer roce de tus labios con los de ella, no demostró gesto alguno de incomodidad y quizás fuera aquello lo que te había insuflado el espíritu de valentía. No era un rechazo.

Aunque tampoco sabías si era una aceptación, sea de tus sentimientos o de tus instintos. De cualquier manera te permitió balbucear sin interrumpirte, se acercó a tu rostro, sus labios se entreabrieron como si estuviera a punto de contarte un gran secreto o de rechazarte por completo.

Ella tomó una de tus pequeñas manos, las que sostenían su rostro y aunque su expresión llevaba pena también llevaba un viejo resquicio de vida, de esperanza, de la vitalidad de sus instintos siendo golpeados por tu osada avanzada sin tregua.

Había sido tu cambio a glabro, lo que causó que el peso de sus cuerpos juntos reclinaran más el asiento del camaro, mientras tus labios se aferraban a los de la furia negra, ella paso sus brazos homínidos por el costado de tu cuerpo glabro para acercarte a su propio cuerpo aún más si era posible. Y en aquella danza atrapada por el reducido espacio, uno de sus pies había alcanzado la bocina del coche.

El bocinazo había causado que un brillo platinado empezara acercarse en medio de la negrura de la noche.

Paso-gris se detuvo, sus labios se separaron de los tuyos y alzó un poco la cabeza para inspeccionar lo que pasaba.

Esa es la señal de retirada —respondió con un pequeño jadeo y por primera vez, vislumbraste vida en aquellos ojos llenos de desesperanza— No podemos ir a tu habitación Alex, mira ya sé que por ser metis, pero la leta… —no terminó de hablar— no hay tiempo para esto. Vámonos de aquí, iremos al pueblo, aquí solo soy una invitada recibida a regañadientes, no quiero tener que patear el culo de un cliath estirado armado con un klaive y armar una disputa tribal —introdujo la mano debajo del tablero del volante y haciendo contacto, encendió el auto.

En menos de lo que cantó un gallo, puso el auto en marcha, no tuvo que explicar mucho para dejar que los Colmillos le abrieran la puerta para que se marchasen. Al fin y al cabo, mientras más rápido se fueran los extraños, menos paranoia habría entre la tribu líder de la nación.

Aletheia condujo hasta un típico paraje verdoso de Vermont, hasta dejar el auto a un lado del camino. Espero a que salieses del vehículo y se adentró en la oscuridad del verde panorama, buscando con algo de suavidad una de tus manos para asegurarse de que mantuvieras su paso.

Después de un tramo ella te soltó, la viste buscar dentro de uno de los bolsillos de su chaqueta, una cajetilla de la cual extrajo un cigarrillo y tras encenderlo, lo llevo a sus labios, se sentó en el suelo e hizo ademán para que te sentases junto a ella.

Después de permanecer un rato en silencio fumando aquel cigarrillo, se quitó la chaqueta, la tiró sobre la hierba y se recostó de lado, de tal modo que era capaz de verte. Su voz fue un pequeño susurro que tuviste que atrapar para poder escuchar.

Lo que dijiste allá —dio una pitada a su cigarrillo y exhaló— ...dices que sientes por mi ¿es verdad? —el humo subió hasta el cielo de la noche. La temperatura parecía descender, pero Aletheia no parecía afectada por ello en lo absoluto.

¿Qué es? —preguntó la furia negra apagando el cigarrillo sobre la tierra— ¿Por qué?

Ella te miró en silencio unos momentos, la oscuridad le daba un brillo sobrenatural al color de sus ojos, de no ser por el cielo estrellado y el brillo de la luna, ustedes no podrían verse. Pero Selene brillaba en el cielo y su luz plateada se sumaba a la música de la naturaleza, la fuerza creadora del Kaos, fuerza que las furias respetaban y seguían. ¿Te habría traído solo por eso?

El claro de sus ojos se perdieron dentro de los tuyos, fue cuando notaste que la desesperación de su mirada tenía una pequeña presencia adicional, se asomaba Paso-gris, la vida de la fuerza creadora a través de ella ¿había entonces esperanza para salvarla?

Imposible de saber.

Tampoco era que importase mucho ahora mismo, después de todo solo le tomó unos pocos segundos llevar el peso de su cuerpo sobre el tuyo, entonces con la temperatura del exterior afectando tu cuerpo sentiste, de especial manera, el contraste del calor de sus labios sobre la frialdad de los tuyos. El calor de su furtiva  lengua recorrer y deslizarse, en una caricia osada, sobre la tuya misma.

Tu cuerpo volvió a transformarse debajo de ella, escapando de tu voluntad, siguiendo sus propios deseos, dejando fluir la pasión que también derivaba de la rabia. La philodox, recorrió tu mentón y mandíbula, saboreando con sus labios y lengua, la piel de tu rostro, avanzando sobre tu cuerpo, para alcanzar con un beso la suavidad peluda de tu lóbulo glabro, al cual dedicó un mordisco juguetón — Alex.. algo en tu voz...— sentiste el el cosquilleo del susurro y la vaharada caliente de su aliento sobre el aire frío del ambiente — podemos llevarnos bien.

Se irguió, despojándose de su camiseta y su ropa íntima superior, dejando expuesto su torso desnudo, sus firmes pechos medianos flanqueados por dos mechones de su cabello negro azabache. Y entre ellos, contemplaste una profunda cicatriz, un surco profundo que podría haberla abierto por completo. Una cicatriz de guerra.

Mientras pensabas en ello, ella abrió el botón de sus vaqueros y se tumbó a tu lado pero no sin antes tirar de ti.

 

Y entre aquellos besos, caricias y jadeos, notaste el tatuaje que adornaba su cuerpo, pero no por mucho, pues su cuerpo de pronto, seguía la insensatez del tuyo y su forma glabro se asomó, liberándose del yugo de su mente, al igual que su mirada que, por primera vez en mucho tiempo, revelaba vida.

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21/03/2016, 16:42
Alexander "Argumento-Justo" Van Der Höffen[C]

Un bocinazo.

Mientras trataba de acomodarme a ella o de que ella se acomodase a mi, mientras veia renacer una sombra de esperanza y felicidad en sus ojos, mientras por fin se abrian sus labios para abrir su corazón, uno de sus pies golpeó la bocina.

- Dios... no...

Al alzar el cuello, pude hundir mi rostro en el hueco entre su cuello y su hombro. Cuando bajó la cabeza y se acomodo bajo mi cuerpo, pude ver sus ojos. Y sonreí.

Cuando me quise dar cuenta, el viento de Vermont silbaba por encima de mi cabeza, habiendo pasado por la entrada del Protectorado y de las miradas de los guardias con un par de gruñidos.

"Algo ha cambiado en Aletheia... ¿Será culpa mia? ¿Seré la causa? ¿Un simple espejismo? ¿Un anhelo propio?"

Mi sorpresa se confirmó cuando, despues de un rato de sacarle partido al potente motor del Camaro de Tyler y adentrarnos en el tranquilo paraje de Vermont, Aletheia obligó a la maquina a echarse a un lado del camino. Con un ligero derrape el automovil se detuvo en seco. El ronroneo del motor se apagó a medida que el motor se enfriaba y el corazón de la bestia se detenia.

Incluso yo me dí cuenta de que Aletheia esperaba que me bajase del coche y asi lo hice, solo para notar como me tomaba de la mano para guiarme firmemente y en silencio.

Tan bruscamente como me habia llevado de la mano, Aletheia me soltó y se palmeó los bolsillos en busca de un paquete de cigarrillos. Hice una mueca de disgusto, sin disimular demasiado, pero sin decir ni una palabra. Me dejé caer a su lado cuando ella se sentó en el suelo de la pradera y la contemplé a la luz de la Luna, preguntandome en silencio en que estaba pensando.

Me distrajo de mis pensamientos al quitarse la chaqueta y extenderla sobre el suelo, mientras mis ojos se pasearón fugazmente por todo su cuerpor. Su voz era tan suave que tuve que inclinarme un poco para entender lo que me decia, notando como el corazón retumbaba en mi pecho al tenerla tumbada tan cerca de mí.

La exhalación del humo del tabaco me hizo parpadear rápidamente, mientras escuchaba como Aletheia se hacia en voz alta las misma preguntas que yo me guardaba para mi mismo. Mis labios se distendieron en lo que pretendia que fuese una calida sonrisa al ver como puntualizaba su última frase apagando el cigarrillo contra el suelo.

"Es una chica valiente... Bastante más que yo..."

- Miedo.- Respondí.- Temor. Respeto... Locura... Frenesí... Me da miedo que, si te rozo siquiera, abra los ojos y solo este yo... Amor.

Cuando Aletheia guardó silencio, sentí como se me encogia el estomago y el pulso se me aceleraba, mientras que mi aliento se perdía en una vaharada de vapor helado. Allí, en la fria soledad de la Naturaleza salvaje, me sentí tranquilo y relajado como hacia tiempo que no lo estaba. Me perdí en sus ojos, dos estrellas de un azul glacial que no me perdian de vista en ningún momento, deseando saber que se le pasaba por la cabeza a aquella muchacha, hija del Kaos.

Me atreví a cojerla de la mano, a poner la mia sobre la suya, a tratar de proteger a una Furia Negra de lo que fuera que anidaba en su alma. Un breve de destello aguamarina apareció en sus ojos justo en el instante en que se dejó llevar y me tumbo de espaldas por pura fuerza de voluntad.

Mi cuerpo reaccionó como en el Camaro, mitad agresión, mitad pasión incontrolada, victima indefensa de los poderes del Kaos. Mis manos, más fuertes y masculinas que antes se afianzaron en sus caderas, mientras sus labios devolvian la vida a los mios. Apenas percibí el olor a tabaco, abrumado por su delicado aroma, mientras deslizaba su menton sobre el mio, depositando besos y caricias apenas perceptibles alli por donde pasaba.

Me estremecí de pasión y deseo cuando me mordió el lobulo. Su aliento cosquilleó en mi oreja mientras me hablaba y mis manos emprendían una ascensión inexorable hacia su pecho, mientras un gesto de asentimiento apenas articulado brotaba de entre mis labios.

- Ajamm..

Sin previo aviso, se deshizo de mi abrazo para deshacerse de la camiseta interior y del sosten. Todo mi cuerpo se tensó cuando su torso desnudo y palido quedo frente a mí, enmarcado por dos mechones negros como la noche. Sin embargo, no fueron sus pecho firmes los que atrajeron mi atención o la firme musculutarura de su, en apariencia, fragil cuerpo.

- Aletheia...- Conseguí pronunciar, mientras mi mano se alzaba buscando aquella herida de guerra, aquel recordatorio inmortal de lo que ella habia sufrido. La imagen de Aletheia lavandose en el Túmulo, protegiendose la herida con un brazo, avergonzada, asustada o que se yo, pero sin importarle que la viese, se cruzó en mi mirada.- Lo sient...

Muy sabiamente, me dejó con la palabra en los labios, tirando de mi para quedar debajo mia mientras deslizaba una mano para desabrocharse el pantalón. El roce accidental contra mi entrepierna provocó una nueva oleada de lujuria y pasión, haciendo que bajase la mirada para comprobar que pasaba allí abajo y ver, en un destello, el tatuaje que Aletheia guardaba tan intimamente.

Su cuerpo cambió a Glabro y se acomodó a mi, mientras yo luchaba con la imagen mental de Andromeda sacrificada al Kraken...

Notas de juego

1 de 2... Maldita sea mi estampa lobuna...

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22/03/2016, 03:31
Alexander "Argumento-Justo" Van Der Höffen[C]

Arrodillado sobre ella, me deshize de la chaqueta y de  la camiseta, ignorando el sonido de las costuras. Atrapado entre los retazos de tela, noté las manos de Aletheia trasteando con la hebilla del cinturón y la punta sus fríos dedos acariciando mi vientre. Un gemido brotó descontrolado de mi garganta al notar ese gelido contacto. 

Lanzé lejos de nosotros la ropa desastrada y me incline sobre ella, mirandola directamente a los ojos. Enmarcandola entre mis brazos, me acerqué para besarla apasionadamente, notando como nuestras respiraciones se entremezclan y nuestras lenguas se asoman, temerosas, entre los labios.

RRepentinamente, sus piernas se enroscan y me atrapan, imprimiendome un movimiento de vientre contra vientre. El suspiro que Aletheia exhaló encontró respuesta en mi propia respiración acelerada. Con gesto decidido, se acercó a mí, pecho contra pecho. El remedo de un aullido tiró de mi garganta obligándome a alzar la cabeza, al notar aquellas semiesferas perfectas presionaban contra mi pecho. 

Las manos de Aletheia tiraron de mis pantalones hacia abajo, arrastrando consigo mi ropa interior y liberando mi virilidad de su prisión. Mi cuerpo se apoyó en el suyo y empeze a moverme con suavidad, al ritmo de los gemidos entrecortados que brotaban de entre sus labios.

Aletheia vvolvió a empujarme con las piernas, imperiosa. Mientras, sus manos se deslizaron desde la base de mi espalda hasta la curva de mis hombros, saltando por encima de los músculos firmes de mi forma Glabro. Sus dedos se anclaron  y Aletheia usó su fuerza para despegarse del suelo y morderme en el cuello. Un estremecimiento de dolor se entremezcló con un latigazo de placer y mis caderas se impulsaron hacia adelante, coreando el gemido de Aletheia.

Pateé hasta deshacerme de los pantalones, sonriendo como un idiota, sin ser capaz de articular ni una palabra con sentido. El aleteo de una sonrisa bailoteó en sus labios y me dejé caer sobre el codo, quedando a la altura ideal para mordisquear la base de su cuello. Bajé mi otra mano hasta su pecho, culebreando hasta poder acariciarla, jugeteando con el botón de del mismo.

Mi mano continuó su periplo hasta hundirse entre sus piernas, haciendo que se arqueasé, estremecida por el placer. Me hice a un lado para dejar que sus propias manos se hiciesen con mi entrepierna. Una súbita debilidad, fruto del gusto por lo que Aletheia estaba dándome, me obligó a dejarme caer de costado. Aprovechando que mi brazo había quedado atrapado bajo su peso, flexione el codo para acercarla a mi. La mano libre se afirmó en su nuca y mis dedos se ensortijaron entre sus negros cabellos. Mi otra mano se movió para separar un poco sus piernas, permitiéndome disfrutar de la firmeza de sus muslos y del calor de su intimidad.

Sus manos me guiaron hacia ella pero, a la vez se movió para acomodarse de espaldas y a,dejarse de mi. Aquel juego precipitó mi caída y, con una sonrisa de felicidad entremezclada con cierto un atisbo de miedo, apoye me frente sobre la suya, mientras mis caderas me impulsaban dentro de ella.

Por un eterno instante, nos quedamos congelados en el tiempo, unidos en aquel intimisimo abrazo. Las manos de Aletheia golpearon mis nalgas; un azote cariñoso e imperativo que tuvo su respuesta inmediata por parte de mi cuerpo que empezó a acompasarse con el de ella.

Sin dejar de movernos, notando como sus piernas enroscadas a mi cintura marcaba el ritmo, me perdí en todos los rincones de su cuerpo. Ignorabamos  el relente  nocturno, calentandonos al amor de nuestro ardiente amor. Perdidos en la expresión física de nuestra pasión, ignoramos el paso del tiempo, las imperfecciones del terreno, regalándonos con nuestras propias torpezas, alternando risillas nerviosas con placenteros suspiros.

Mi dicha era completa, entregado como estaba a dar y a recibir de y por aquella belleza olímpica. Consciente de que aquel era un punto de inflexión en mi vida, le prodigue caricias, besos, pellizcos y palabras dulces, aun cuando, a veces, las rrespuestas de Aletheia me cortaban el aliento.

Poco a poco empezamos a movernos más rápido, uniendonos mas profundamente. Me afirme sobre mis brazos, levantandome un poco sobre ella, regodeandome en la bellísima imagen que se ofrecía a mis ojos, mientras nuestros cuerpos se arqueaban para acometer aquel momento sublime donde alcanzaríamos el climax...

Aullé con fuerza, justo en el momento en que mi embate fue mas profundo, mientras mis cuerpo entero se tensaba y me quedaba sin aliento, unido a ella.

Lenta y trabajosamente luché por recuperar el aliento, incapaz de moverme lo más mínimo de aquel abrazo tan personal. Con cuidado rodé sobre mi mismo, abrazando a Aletheia para evitar que se separase de mi. Al final, quedamos mas o menos cómodamente el uno frente al otro. Delicadamente le aparté un mechón de cabello, que se había adherido a su frente, y que la hacia bizquear. Y, acto seguido, la besé en la frente.

- ¿Repetimos?

 

 

Notas de juego

2 de...

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26/03/2016, 15:05
Desmond Rothchild

Sorbió un poco del té que estaba bebiendo y luego apoyó la taza sobre el platito de la mesa, se apoyó en el respaldar y cruzó una de sus piernas sobre la otra. 

- Buenos días Tyler -respondió el padre de Eve, con un tono serio pero gentil. Extendió una de sus manos en el aire y te mostró el sitio que quedaba libre junto a Eve, frente a él y a la derecha de donde se encontraban su esposa y Agatha- Por favor, toma asiento y acompáñanos. ¿Te apetece un té o un café? -levanta un poco la mano para llamar a alguien- Leroy... -un hombre mayor que estaba de pie cerca, como una estatua esperando atender a la familia- Por favor, sirve al Sr. Jackson lo que pida-vuelve a regresar su atención sobre ti- Yo estoy bebiendo un Assam, que es un té negro un poco fuerte pero que, en mi opinión, va muy bien con la leche -miró de reojo a su esposa, se inclinó y volvió a tomar la taza para beber de ella.

Leroy, se acercó hasta donde estaban ambos y preguntó - Señor, Señorita... -se inclinó un poco, lo suficiente para denotar que estaba listo para servirlos- ¿Qué les apetecería?

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26/03/2016, 15:29
Eleanor Rothchild

Siguió tus pasos con la mirada, manteniendo todavía en sus manos aquello que estuvo leyendo antes de que entrases por la puerta. La Señora Rothchild, te examinó con sus pequeños ojos fríos y distantes, como si estuviera intentando crear una lista de los posibles defectos que pudieras demostrar exteriormente.

Desde que su esposo empezó a hablar y hasta que tomaste asiento ella no dejó de mirarte, sin disimulo alguno. Finalmente cuando el Sr. Rothchild empezó a beber de su té, ella intervino - Algunos creen que el sabor penetrante del Assam es mucho mejor que el Nilgiri Hills, pero muy pocos té, están a la altura de de este. Lo que para algunos prima en nuestros paladares es la calidad del cuerpo del té, no la profundidad de su sabor. -miro de reojos a su esposo y dejó de lado lo que estaba leyendo, entregándoselo a Leroy para que se lo llevase.

- ¿Sr. Jackson, no? -confirmó, sabiendo que no había necesidad de confirmar lo obvio. Parecía disfrutar del efecto que causaban sus palabras en ti- Mi esposo es muy condescendiente- levanta la tazita de la que ella bebía- exponer a mi hija de ese modo ante esa asamblea, ha sido un poco humillante. Dicha humillación se extiende por ende a mi y a su padre y nuestra familia, algo que sin duda será la comidilla de los Albrecht durante largo tiempo y confieso que eso es algo que empezará a molestarme más pronto que tarde. -sus ojos fríos miran a Eve- Además claro, de tu impertinencia al salir y exponerte de ese modo tan absurdo a las garras de nuestros enemigos ¡Pudiste haber muerto Eve! ya no eres una niña para actuar tan impulsivamente, no se que te sucede ¿Pretendes acaso terminar como la difunta Señora Capell? -busca apoyo en Agatha y en Michael, bebiendo un sorbo del contenido de la taza.

La apoyó delicadamente sobre el platito y los depositó en la mesita, apoyó sus manos sobre su regazo y volvió a mirarte, de aquella manera carente de miedo, como te miraba Eve - Bien Sr. Jackson, no lo he invitado con nosotros para reprocharle. Le he llamado para tratar el asunto que mencionó en en la asamblea de ayer. Tenga la gentileza de explicarnos qué es lo que sucede entre usted y mi hija. -mantuvo su mirada seria, tajante y fría sobre ti y sobre su propia hija.

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26/03/2016, 15:46
Eve Rothchild

Buscó la mirada de su hermano, a medida que la conversación entre sus padres surgía

- Madre, tenía que hacer algo por mi prima ¡¿es que no te das cuenta?! -sus manos se vuelven puños que apoya sobre sus muslos, evitando perder la compostura. Parece que había alguien que sí que podía hacerla perder la compostura- Ellos no iban a poder encontrarla, yo sí. No puedo explicártelo, solo lo siento muy dentro de mí. Al final he podido encontrarla y eso es lo que importa. Lo que le sucedió a la Señora Capell fue terrible, pero no significa que vaya a ocurrirme a mi.

Cuando su madre continuó hablando, notaste como sus mejillas se encendieron pero no sólo por el rubor de la situación, sino también por el pequeño enojo que iba creciendo dentro de ella.

Se queda mirando a su madre, perpleja cuando esta lanza la última pregunta. Eve frunce el ceño y con una de sus manos toma la tuya - Eso ha sido poco cortés madre, Tyler no tiene la culpa de lo que sucede y yo tampoco - levanta la cabeza y siente como Leroy aguarda - Muchas gracias Leroy, no me apetece tomar nada -responde regresando la vista esta vez sobre su padre y su "abuela". 

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26/03/2016, 15:56
Agatha "Una-con-la-Umbra"

Su rostro anciano se veía afable y tranquilo muy en contraste con la tensión de la situación que vivías y el intercambio de palabras de la sala. La vieja theurge se mantenía contenta y tomó una magdalena que empezó a morder y masticar en silencio.

Sus miradas se cruzaron, pero salvo gentileza y cierto toque místico, no pudiste leer nada más en sus ojos.

 

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26/03/2016, 16:09
Angeline Danielle

La piel de su frente se arruga un poco ante tu respuesta, como si algo la hubiera incomodado o molestado. De todas maneras se queda callada un rato y mira el suelo.

- ¿Qué son cortes de la bestia? ¿una banda de rock de garous? - intenta buscar dentro de su mente si es que acaso alguna vez ha oído algo parecido, pero no. Lo cierto es que por la expresión de su rostro, no tiene idea de qué estás hablando.

- Es porque eres garou que te dicen las cosas, apuesto a que no le cuentan nada a sus parientes o están todo el tiempo diciendoles qué es lo que tienen que hacer. Ese cinismo me parte.

Se acerca un poco a ti, como plantandote cara - A nosotros no nos invitan a reuniones como las de ayer, desde que esta este rey nuevo si lo hacen en algunas ocasiones. Pero no lo disfruto, siempre es lo mismo, haciendo cosas sin sentido y otros como tu que quieren ir en contra del status quo ¿para qué? para hacer lo mismo pero de otra forma. Apuesto que por dentro también eres igual, siempre cada uno de ustedes cree que tiene la razón en todo, que sabe la verdad, que tiene el deber de llevarla a cabo. Que sabe más, que tienen una nueva visión, que llevan razón, que debemos oírlos, y el resto somos unos ignorantes que estamos para servirles, especialmente si no pudimos cambiar de piel como ustedes ¿no?

Patea una piedra que estaba sobre el suelo, esta impacta contra un árbol cercano Deja, no tienes que responderme, se me ha pasado la mano.Ve con el viejo, puede que ser un grano en el culo y que a veces quiera mandarlo al diablo, pero no está tan mal. Vamos entremos.

Dentro el lugar era muy sencillo, con muchos libros desperdigados por el suelo y reposando en estantes en las paredes, una pequeña chimenea rústica que estaba apagada y una cocinilla modesta. El lujo visto en la gran mansión no estaba por ningún lado de aquel lugar.

Sentado en un sofá, con ropas sencillas estaba el anciano leyendo un tomo cuyo contenido eran runas garou.

- Padre -carraspeó Angeline- estoy aquí con la garou que me dijiste que buscara -había una silla de madera cerca y un banquito que tomó la chica y se sentó cerca.

 

Notas de juego

u

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26/03/2016, 16:37
Thomas Abbot

Sobre la chimenea había fotos de él y la chica que te acompañó hasta la cabaña y cerca la foto de una oronda y guapa mujer, quizás en sus medianos 30, parecía algo antigua pero no mucho. Las esquinas estaban muy dobladas como si la hubieran tomado muchas veces para observarla y ya alguien luego, la hubiese enmarcado para preservarla.

Era bastante joven en comparación al viejo que estaba sentado frente a ti, había una margarita dentro de un vaso de vidrio junto a la imagen. ¿Sería la hermana o la madre de Angeline? Se veía tan joven...

- Kanku-dai siéntate- invitó el viejo hombre señalandote la silla de madera. Angeline se sentó sobre el suelo, sobre la alfombra raída y se tomó de las rodillas, mirándolos a ambos desde allí.

- No he pensando en tu castigo aún -dijo cerrando el libro pero sin mirarte aún, se puso de pie buscando donde introducir el tomo. Había ejemplares muy viejos que no habías visto en tu vida- pero no te he llamado por eso, si es lo que te preguntas. Te he llamado porque se avecinan tiempos terribles, cachorros como tú tendrían que tener la oportunidad de ver nuestro mundo sin ojos que juzguen con amargura. Siento la amargura que llevas dentro de ti, aunque hasta ayer desconocía el motivo y desconocía tu existencia -el viejo se toma de la barba espesa- pero lo que tu no quieres contar los espíritus ya lo saben Kanku-dai, noto en tu mirada que no vas a entender con palabras. ¿Me equivoco? -toma algunos potecitos y cosas de un estante lleno de polvo.

- Quédate aquí hija -mira con severidad a Angeline- cuando vuelva quiero encontrarte donde te he dejado -advirtió.

El viejo tomó un cazo grande que llenó de agua - Acércate Jane -dijo invitándote a ver dentro del cazo, el reflejo de ambos ondulaba con el movimiento del agua que buscaba ponerse en reposo. Tus ojos, tu cabello, tu perfil, sus ojos, su larga barba, su cabello cano, sus arrugas; de pronto sus cuerpos fueron halados, el espíritu de sus naturalezas llamado y en menos de lo que canta un gallo, se encontraban en la umbra.

Notas de juego

Tengo que apurar un poco el paso, que si no... :/ si respondes ahora, te respondo

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26/03/2016, 16:20
Tyler "Escudo-Incandescente" Jackson
Sólo para el director

El padre de Eve toma la palabra, invitándome a tomar asiento y a pedir algo. Tienen una especie de... mayordomo, esperando. Camino despacio, consciente de la mirada con que la señora Rothchild me taladra mientras me muevo hasta el sitio que queda libre. Tomo asiento junto a Eve, dedicándole al hacerlo una tenue sonrisa que apenas enmascara mi preocupación, la tensión del momento. Desmond me ofrece tomar algo, y mientras habla acerca de las virtudes del té que está tomando, siento la tentación de pedir lo mismo, aunque sólo sea por probarlo, saber más acerca de él. Sin embargo, la madre de Eve interviene, llevando la contraria a su marido acerca de la calidad de ese té respecto a otro, en una conversación en que se me antoja que parecen estar pugnando por determinar una posición preponderante entre ambos.

Un café, por favor. -Pido finalmente, sonriendo de forma educada al tal Leroy- Con leche, gracias. -Si esperaban que eligiera entre los tés de ambos, no pienso entrar en ese juego. Mejor me tomo lo que suelo tomar, con naturalidad, tal como yo soy. Un chico sencillo.

La señora Rothchild retoma la palabra, esta vez ya con el klaive entre los dientes. Habla de humillación, para ella y toda su familia, y vuelvo a oír hablar de esa especie de rivalidad entre ellos y los Albretch. No disimula su molestia con el tema, de hecho la expone abiertamente. Agacho la cabeza, aceptando la crítica con humildad, una que ya esperaba y contra la que nada tengo que decir en mi defensa. Ya he dicho que no era mi intención, que fue una torpeza, y he pedido disculpas. No tengo más que decir.

Sin embargo, no queda ahí la cosa. La madre de Eve también tiene palabras para ella. Me extraña que esto suceda ahora, asumía que esta conversación la habrían tenido ayer, cuando Regina la separó de nosotros para que acudiera con su familia. Veo el modo en que los puños de Eve se cierran sobre sus muslos, mientras su madre le reprocha su comportamiento, el modo en que abandonó la seguridad de su hogar por ir en busca de su prima. Pongo una mano sobre uno de esos pequeños puños, tratando de tranquilizar a Eve. No es que a su madre no le falte razón, ambas la tienen. Eve asumió un gran riesgo al partir así, aunque lo hizo por la mejor de las razones: proteger a un ser querido.

Entonces la señora Rothchild expone finalmente el motivo real de la reunión, negando que me haya hecho venir para reprocharme nada. Eso debe ser un extra, claro. La pregunta es tan seca y directa que me quedo sin habla. Es Eve quien reprocha a su madre las formas, liberándonos de la culpabilidad por lo que ha nacido entre nosotros. Su puño se abre, su mano estrecha la mía, con una firmeza y cariño que hacen que ese flujo de energía entre nosotros, sosegado y tranquilo, me haga tomar aire lentamente, insuflando fuerza en mi pecho.

Eve y yo... -Comienzo a relatar, dedicándole a Eve una sonrisa a medida que los recuerdos se agolpan en mi mente. Recuerdos de ese instante, ya lejano en mi mente, como si hubiera pasado toda una vida desde entonces, en que nuestros caminos se cruzaron- ...nos conocimos anteayer en la universidad de Columbia, donde mi manada y yo colaboramos en la protección de un túmulo dedicado a Las Musas, y a donde habíamos acudido a pasar la noche para asegurar la protección de Helen. -Mis ojos se desvían hacia Desmond, actual tutor de la prima de Eve- Riley Mc Mahon Sol-de-la-mañana nos presentó, y... -Miro brevemente a la señora Rothchild, pasando inmediatamente a observar la reacción de Agatha Una-con-la-Umbra- ...cuando nos tocamos, ambos, sentimos... algo. Es difícil de explicar. Es como si una corriente de energía espiritual recorriese nuestros cuerpos, fluyendo en una y otra dirección, pasando de ella a mí y de mí a ella. -Aprieto con más fuerza la mano de Eve, agachando la mirada al suelo en busca de una forma de explicar lo inexplicable- Yo... oía una especie de.. música en mi cabeza, algo primario, no se, y mi corazón se aceleraba, y sentía... vida. Un atisbo de Gaia. -Miro a Agatha, avergonzado- L-lo siento, no soy muy espiritual, no se explicarlo mejor. El Theurge es Will, yo sólo... sólo se que desde ese instante me siento unido irremediablemente a Eve.

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26/03/2016, 17:02
Jane Kershaw "Arte-de-la-Guerra" [H]

Sonrío amablemente. Pensaba que a estas alturas todo el mundo sabía que existían cambiantes en Asia. Tampoco es un secreto, simplemente una cosa que no se pregona.

- Son la Nación de Oriente, pero no son sólo lobos, hay cuervos, tigres, ratas, tiburones y hasta dragones. Yo conocí a uno, fue mi sensei - intento no sonar muy orgullosa de mí misma. Si no ha oído hablar de estas cosas igual piensa que me estoy quedando con ella.

Luego descubro que es pariente. Había asumido que al estar presente en el funeral y haber tenido esa cara de "soy mucho mejor que tú" era una Garou, quizá de Rango superior al mío y todo. Así que no conoce las Cortes, claro. A lo mejor me he extralimitado. En fin, que les den a quienes intentan mantener a sus familias en la ignorancia pudiendo enseñarles. Mamá no tiene opción, pero la Parentela sí, y podría ser bueno contar con ellos para algo más que para parir niños soldado. Curiosamente, me dice ella misma algo parecido. Unas acusaciones injustas para mí, pero justas para mi Tribu, la verdad. No me enoja que piense eso de mí, aunque me quedo con que, al parecer, ya sabe que yo (o mi manada) somos bastante revoltosos. La miro fijamente a los ojos, antes de entrar en la cabaña.

- Aún así te responderé, si me lo permites - digo con una inclinación -, aunque en vez de dedicarte palabras vacías que ya habrás oído otras veces, me remitiré a testigos: si puedes, pregunta a Helen o a Eve quién fue la que pensó en darles opciones en vez de traerlas aquí, en ofrecerles esconderlas donde no las encontraran para venderlas como carne de primera. Las habríamos llevado lejos, a un lugar tan seguro como es posible, si ellas lo hubieran querido. Y estoy segura de que ya sabes lo que habría implicado para nosotros - objetos de plata afilados, probablemente. Lamento profundamente que hayamos llegado a un punto en que alguien opine que ser sirvienta de su familia "no esté tan mal". Las guerras de Gaia son más sucias que las somalíes.

Luego entro en la cabaña, dedicándole una última mirada serena.

- Si tu desprecio por mí y por la Nación es de lo que nace tu orgullo, llevaré tu desprecio como una medalla, seas Pariente o Garou.

Hago una inclinación profunda al encontrarme frente a Abbot. Miro un instante la foto. La ha sostenido a menudo, ¿una familiar perdida, quizás? Debo recordar que incluso estos nobles tienen familia, incluso los más despreciables gusanos del consejo, tienen un corazón. Un Señor de la Sombra diría que es debilidad, yo, que es la cadena de plata que nos amarra para no saltar al pozo del Wyrm. 

- Permaneceré de pie si me lo permite mi superior en Rango - pronuncio formalmente -. No hay asientos para todos los que estamos.

No lo he dicho como un desafío. Espero que se de cuenta de que no pretendo hacerle un desaire. Luego empieza el baile de amenaza velada sobre el castigo; "pórtate bien o se me ocurrirá algo desagradable de verdad". Luego empiezo a entender lo que pretende. Quiere mi visión, me va a torturar para que baje las defensas de mi mente y mi alma. ¿Quiere poder a través de lo que muestre? ¿O lo hace de buena fe?. No. No. Nononono. No sin mis hermanos. No sin Ben. Me aparto levemente.

- Con todo respeto, noble Athro. Agradezco mucho vuestras buenas intenciones, pero debo rehusar, mal que me pese y aunque ello endurezca vuestro castigo. El Athro Zarpa-compasiva del túmulo de la Creación Infinita ya está trabajando en mi situación para con los espíritus. Si queréis colaborar con él, seguro que se sentirá muy honrado. Pero sin su supervisión - sin Ty, sin Amber, sin Lex, sin Will - no puedo realizar esta prueba, lo lamento.

"No tocarás mis sueños, mi cruz es sólo mía".

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26/03/2016, 17:32
Eduard Capell

Aquella noche ambos disfrutaron de sus caricias, de sus besos, del sudor de sus cuerpo entrelazados, del ritmo cadencioso del deseo que buscaba uno en el cuerpo del otro. Si hubo un pequeño momento de vacilación, por el pensamiento de las consecuencia que podrían haber si yacían juntos, éstas desaparecieron abatidas por el candor de sus miradas. Eduard no se quejó de sentir tus uñas clavadas sobre la piel de su espalda, aún cuando estas crecieran un poco y rasguñaran más de la cuenta su piel, cuando tu cuerpo se dejaba llevar por el calor del momento, queriendo abandonar la forma homínida para deleitarte en los placeres de sentir tu forma glabro debajo del cuerpo de él. El te sostuvo con delicadeza pero con firmeza, apoyando su cuerpo sobre el tuyo, besando la tersura de la piel de tu cuerpo, saboreando tu cuello, tus pechos, tus pezones; deslizando su lengua a través de tu vientre y deleitándose hacia el sur de tu cuerpo en su totalidad.

En sus ojos podías reflejarte tal cual eras, mujer y garou, la flama de la vida, la avidez de este pensamiento te insufló y entonces el dejó que fueras tú la que lo poseyera, situada sobre el, disfrutando a tu paso el sabor de tu cuerpo. Hasta que mientras se sostenían, se besaban y danzaban, sus miradas se encontraron para recibir el punto álgido de la entrega de sus cuerpos.

Entonces, sin aliento, sudorosos y llenos de placer, descansaron el uno al lado del otro, desnudos al pie de la chimenea cuyo fuego ya moría.

Pero no despertaste ahí, pues en algún momento de la madrugada él debió haberte llevado a su cama, porque fue allí en donde apareciste. Entre blanquísimas sábanas y una cama agradable y cómoda, que llevaba plasmado ahora tu aroma y el suyo.

Pero no tuviste tiempo de reaccionar mucho, pues en un abrir y cerrar de ojos sus labios besaron los tuyos

- Buenos días Amber -te acercó un vaso de zumo de naranja- ¿te apetece? -pregunto sonriendo- ¿te he dicho ya que me gusta como llevas el cabello? - sonrió, luego de que tomaste el vaso de entre sus manos, tomo la silla y se sentó pensativo, mientras miraba la silueta de tu cuerpo debajo de aquellas sábanas.

- Señorita Browning, antes de volver al Protectorado con el resto de garou estirados -dijo cono tono de voz seria pero con una mueca graciosa en la cara- pocas veces conozco gente que no viva con remordimientos y que no le tenga miedo a las cosas. Creo que me gustaría salir con usted -te mira a los ojos- ¿y a Ud. Señorita Browning? ¿le parece que podría soportar salir con este frágil, pero increiblemente inteligente y guapo pariente? -te dedicó una sonrisa pícara, mirándote a los ojos ¿que sería?

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26/03/2016, 18:11
Desmond Rothchild

Finalmente el Sr. Rothchild interviene

Vamos Eleanor no seas tan dura, centrémonos en lo importante. Tenemos a nuestra hija a salvo aquí con nosotros y ha venido de la mano de este muchacho, que si bien es cierto no está inscrito en sus registros, tienes que reconocer que no puede ser hijo de cualquiera. Tú mejor que nadie sabes que engendrar a alguien así ocurre una vez cada 7 u 8 generaciones, hasta donde sabemos este joven garou es hijo de alguien que carga sangre noble ¿no? -expresa razonablemente- Ya intentamos antes hacerlo a nuestro modo y no ha funcionado, Albrecht lo ha dejado claro. Ahora ¿te pusiste a pensar que tal vez nuestra hija tiene otro destino preparado para sí? ¿Y es el motivo por el cual esta ocurriendo aquello que, de un modo algo confuso y vago nos ha explicado el Sr. Jackson?

Dirige su voz luego hacia Agatha

Abuela, por favor, ten la gentileza de iluminarnos un poco con lo que está ocurriendo. Porque parece que está ligado a nuestra familia, que Helen e Eve manifiesten estos eventos similares no puede ser una coincidencia, me preocupa más que sea como has leído en tus registros Eleanor -mira a su esposa y luego a Tyler.

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26/03/2016, 18:12
Eleanor Rothchild

Hay intransigencia en su rostro

- No he dicho lo contrario Desmond. Pero no basta con tenerlo, es necesario que sepas quién es tu familia -te mira a los ojos con seriedad, está muy segura de lo que dice- Mis registros demuestran que lo que dices, ha ocurrido antes, lamentablemente antecediendo a grandes desastres, la naturaleza es sabia y pretende preservar tu linaje ¿pero por qué? ¿qué papel te ha reservado el destino y porque involucra a mi familia? Necesitamos saber en quién nos vamos a apoyar ante alguna catástrofe, ante quién vamos a responder. Somos la primera familia en haber cruzado el mar con los primeros colonos de tu tribu. Tenemos derechos y deberes importantes Sr. Jackson. Y ustedes para con nosotros -la Señora Rothchild gira su cuerpo un poco para verte mejor a los ojos- El día que seas padre entenderás mis preocupaciones. Obtendrás mi permiso y el del Sr. Rothchild, para desposar a Eve, cuando sepas tu origen, si de verdad quieres a mi hija, harás esto por nosotros.

 

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26/03/2016, 18:32
Eve Rothchild

Se puso de pie airada e indignada

- ¡Madre! -reclamó, pero sus ojos miraban a su padre.

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26/03/2016, 18:33
Agatha "Una-con-la-Umbra"

La anciana theurge cerró los ojos como si intentara dilucidar algo

- Son solo necedades de parientes, de humanos, Eleanor, lo que los espíritus deciden unir no los puedes separar tú. Gaia habla a veces de formas misteriosas, alguna vez sentí que Eve podía sentirla, podía oírla, desde muy pequeña; pero al descubrir que no tendría su primer cambio pensé que era solo la respuesta de mi anhelo de que mi sangre creara más garou, de que ella a pesar de todo pudiera desafiar el destino  y convertirse en una de nosotros.

Se puso de pie y empezó a caminar por la sala

-En cuanto a Helen, su familia se apartó de este lugar, nunca tuve la oportunidad de observarla después de su nacimiento. Pero ya que la unión proviene de tú línea Eleanor, es posible que este regalo místico de Gaia esté en tu familia.

- Sin embargo, este es mi linaje, ustedes son mi familia— sus ojos ancianos te miran atentos— esto es lo más preciado que tengo después del amor que siento por Gaia. Si lo quieres tienes que demostrar que puedes hacerte cargo, esta es tu misión Tyler Jackson: averiguar tus orígenes y descubrir tus responsabilidades para tu tribu y tu raza ¿no es lo que te dijo Halcón? Lo he escuchado en murmullos en algunos espíritus de la umbra.

Se acercó hasta ti y te puso la mano en el hombro - No puedes avanzar en un mundo de oscuridad sin saber que hay detrás de ti. No tengas miedo de mirar allí joven cliath -sonríe- se que harás las cosas bien... y ya que han dejado hablar a esta vieja que es muy sabia -sonrie- gánate otro nombre espiritual ¿quién fue el gaznate que te lo puso? 

La anciana se quedo pensativa - escuchemosle antes de responder Eleanor -dijo advirtiendo la reacción de la madre de Eve.

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26/03/2016, 18:38
Thomas Abbot

Abbot endureció su mirada Supuse que te ganaría el orgullo te tomó del hombro y sin que pudieras hacer algo traspasaron la celosía. La energía espiritual del viejo era más fuerte que la tuya.

Al otro lado el mundo era el bosque, la cabaña emitía un fulgor cálido, los espíritus del Kaos lo rodeaban era como si tuvieran el especial favor de Gaia. Un rincón de respiro puro.

 

No podías ver ninguna telaraña, ninguna criatura de la tejedora cerca de allí, los espíritus del Kaos rodeaban el lugar. Oscilaban en energía vibrante, cambiante, enérgica.

- No podrás volver desde aquí -dijo Abbot- si quieres salir tendrás que seguir el camino. En cuanto a Zarpa-compasiva, ya le hemos convocado. Ahora tienes algo muy importante que ver y lo tienes que hacer sola.

Te tomó la mano aunque te resistieras y te colocó dos objetos sobre la palma- Vas a necesitarlos

una fotografía que reconociste inmediatamente

y un carrete de hilo blanco

Helios brillaba especialmente hoy, los rayos cálidos se sentían sobre tu rostro, como una caricia que te animaba pero que también te seguiría los pasos.

- Aprovecha la luz del sol, el camino será estable entonces, cuando caiga la noche... asegúrate de encontrar un lugar a salvo

Abott permaneció de pie, listo para escuchar tus protestas; pero de pronto un viento especialmente fuerte sacudió la umbra, causando que ambos tuvieran que buscar la forma de mantener el equilibrio y no caer del camino.

El viejo sonrió y entonces dio media vuelta y se fue.

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26/03/2016, 18:19
Amber "Aurora-insolente" Browning [H]

Me costó un instante ubicarme al despertar. Esa no era mi cama. Tampoco era la cama de ninguno de mis hermanos, de mis amigos, ni nadie que conociese. Pero el aroma de Eduard estaba presente en las sábanas, mezclado con el mío de una forma que me hizo recordar la noche y sonreír. 

Empecé a moverme, pero antes de que llegase a incorporarme sus labios me asaltaron y un pequeño sonido de placer similar a un ronroneo abandonó mi garganta. 

—¿Llevas mucho tiempo despierto? —respondí a su saludo, con la voz todavía ronca por el sueño y al ver el vaso de zumo mis ojos brillaron—. Wow, desayuno a la cama y todo. Creo que podría acostumbrarme.

Bebí un buen sorbo mientras la somnolencia se iba despegando de mis pestañas poco a poco y le devolví la sonrisa, negando con la cabeza a su pregunta sobre mis cabellos. 

Dejé el vaso en la mesilla y me desperecé bajo las sábanas, sabiendo que me contemplaba pero sin sentir ningún tipo de pudor. Después de la noche pasada no tendría sentido. Mi sonrisa se amplió con ese pensamiento y mientras Eduard empezaba a hablar de nuevo, yo me incorporé hasta quedar sentada. Me sentía curiosa por esa forma tan formal de empezar.

Escuché sus palabras, con una expresión refleja a la suya y abrí mucho los ojos cuando llegó su petición. La forma en que terminó esa especie de declaración me hizo reír y al mismo tiempo fue precisamente lo que acabó con las dudas. No era simplemente que su historia me hiciera sentir admiración por él, o que su actitud desafiante me hiciera vibrar al mismo son, ni siquiera que estuviera como un tren. Es que además me hacía reír. Mi sonrisa se estiró, traviesa, mientras mis ojos escrutaban su expresión, deseando saber qué escondía la picardía de sus labios.

—Oh, creo que podría hacer un esfuerzo por soportar toooda esa fragilidad —respondí, bromeando al alargar las letras para exagerar— a cambio, claro, de tener un macizo que me prepara zumo por la mañana. 

Me reí entonces y aparté las sábanas para acercarme a la silla en la que estaba sentado, sin preocuparme en absoluto por mostrarme desnuda a sus ojos. Allí, tomé su rostro con las manos con naturalidad y busqué sus ojos para asentir.

—Creo que a mí también me gustaría —terminé con un tono más grave y serio, pero sin perder mi sonrisa divertida mientras me inclinaba para besar sus labios.

Y no me lo había planteado mucho, ni tampoco solía ser habitual en mí querer alargar una aventura de una noche. Pero todo había sido tan distinto al poder liberar parte de mi sangre de lobo a su lado... Me había sentido tan libre, que si algo tenía claro era que no quería que terminase tan pronto. Apenas lo había conocido el día anterior, pero no se me ocurría un compañero mejor que él.