Partida Rol por web

Sonrío a Amber. Tener hermana mayor es genial. Y nos hemos ahorrado los peores años, los de las peleas y las broncas en el coche. Esta familia de adopción es todo lo que podría desear. Incluso cuando el señor que no tolera el alcohol se emborracha. ¿Eso no es para llamar la atención? Eso decía mi abuelo de una borracha que vivía cerca de su granja y se pasaba el día pegando tiros a las latas. Ay, mis abuelos, no les veo desde que cambié, ¿Cómo estarán? ¿Les protegerá la Nación? No puedo creer que lo haya olvidado. Tengo que hablar con mamá...

Aunque lo que el cuerpo me pide ahora es practicar para despejar la mente. Quería compartir notas con Ben. Anoche en sueños escuché algunas cosas que él me podría ayudar a entender. Pero no es el día.

Me he quedado sola con Lex. Creo que el voy a llamar así definitivamente. Significa "Ley" en latín, ¿no? y es el principio de su nombre Garou y el final de su nombre humano, A-lex. Qué ingeniosa me siento.

- Dime la verdad - le pido, aunque eso es como pedirle a un pez que nade, si tiene un don es el de soltar verdades como puños. Nos complementamos, porque yo suelto puños como verdades -, ¿Aún crees que es culpa tuya?

La respuesta de Jane consiste en una única pregunta, precedida de una petición. Y, por un instante,e corta el aliento.
Involuntariamente, gruño y entorno los ojos, repentinamente enfadado.
"Pillado por el truco más viejo del manual..."
Guardo silencio, sumido en una lucha interna entre mi resentimiento y mi autocompasion. Un hueso duro que llevó tantos años royendo y carcomiendome por dentro.
"Mierda"
- No.- Respondo con rotunda sinceridad, notando como me quitó una losa del pecho.- No es culpa mía que los espíritus no respondiesen al ritual.
Tomo un nuevo sorbo del café, ya tibio en el tazón, antes de inclinarme hacia adelante y mirarla fijamente.
- Ni es culpa tuya. Ni de William. Ni de Tyler. Ni de Amber.- Repasada la lista de sospechosos habituales, me retiró hacia atrás y vuelvo a sorber mi café con la exquisita educación de un gentleman inglés... De morro lobuno e hirsuto pelaje.- Tengo la sospecha de que pasa algo raro y de que, de algún modo, todo tiene sentido. Dejo los codos en la mesa, con el tazón apenas apoyado
en mis labios y los hombros vencidos.
- Mis padres fueron expulsados y exiliados... Repudiados por amigos y familiares... Los Theurge de nuestra tribu los sometieron a ritos de castigo, de vergüenza y de repulsa, mientras yo estaba en el vientre de mi madre... No. No somos responsables de ese silencio Umbral. Pero necesito tiempo para comprender y aceptar que todo ese odio que vertieron sobre mis padres no tiene algo que ver.

Completo la frase a punto de echarme a llorar de rabia e impotencia. Me obligo a tragar el café frío, helado, para romper el contacto visual con Jane.
- Ha estado bien desayunar más o menos juntos... Y más o menos a la vez.- Sonrio. Primero forzadamente y después, poco a poco, mi lobuno rostro consigue transmitir algo de calidez humana.- Tendriamos que convertirlo en una tradición... Claro que, para eso...
Lentamente, me levanto, coloco la silla y dejo que mi cuerpo fluya hasta la forma Glabro.
-Para eso tenemos que conseguir que el desayuno sea digno de reyes... Dadas las horas que son, prepararemos la comida... Algo sencillo, que en esta casa siempre hay mucho movimiento...

Bueno. No es lo que me esperaba. Pero puedo trabajar con eso. Miente como una puta cuando dice que no es culpa mía, claro. Yo soy la única aquí que ha sido marcada por los espíritus como una paria. Ergo...

- Un pecado no debería castigarse. Los pecados se expiran, los crímenes se castigan - digo, con la voz entrecortada. No se me dan bien estas cosas, pero tengo que decirle algo -. Ni debería convertirse en criminal a alguien por nacer del pecado

Me encojo de hombros. Sé que se odia y todo eso, pero es demasiado listo. Sabe perfectamente que no es peor persona por nacer Metis, que lo único que ha podido mancharle en verdad el alma es lo que nuestra podrida Nación ha hecho con él.

- Algún día...

¿Algún día qué, Jane Kershaw? Algún día seremos reyes y cambiaremos eso. Algún día ningún Primer Cambio se saldará con madres heridas y padres muertos. Algún día abrazaremos a los Metis como lo que son: nuestra sangre, y aprenderemos a perdonar a sus padres. Algún día nacerán niños Garou que no sueñen con las atrocidades de sus ancestros, que no las lleven como un sudario.

- Algún día volveré a preparar la tortilla de tortitas - digo finalmente -. De momento me parece que es mejor conformarnos con cereales y leche

Sigo a Tyler hasta el montón de tablones caminando con energía y con sus primeras palabras asiento con la cabeza, dando por hecho que aprovechará mi presencia para alguna tarea especialmente pesada o complicada. Sin embargo, en seguida se explica y mi postura se corrige un poco, inconscientemente. La tensión con la que mi cuerpo anticipaba el trabajo físico se relaja y muevo un poco los pies, siguiendo su mirada hacia la casa.

Escucho todo lo que dice con atención, pero mi sonrisa se desvanece poco a poco. Suspiro cuando menciona a Will. No puedo evitar sentirme culpable por no saber animar ni siquiera a mi propio primo, por no haberme dado cuenta de que había llegado al punto de encerrarse a beber a solas. Hago una pequeña mueca y me centro de nuevo en Tyler. Había estado dando por hecho que nuestro alfa era el menos afectado por todo este asunto, que su fuerza sería la base para reconstruir lo que se había roto en nosotros. Ver cómo se va derrumbando hace que un nudo duro y tenso se apriete en algún lugar entre mi pecho y mi estómago. Me agacho despacio, hasta quedar en cuclillas delante de él.

Cuando termina me hago consciente secamente -como si de un golpe se tratase- de que ninguno nos hemos librado de la inseguridad que aquel rito sembró en la manada. Durante un instante mis ojos se tiñen de tristeza y mis dedos juegan nerviosos con un hilo que se escapa de mis vaqueros. Siento una punzada de melancolía y casi me dan ganas de sentarme a su lado y sumarme a sus palabras. Pero algo se enciende en mi interior. Quizá la Rabia que me ayuda a mantenerme en pie cada día o tal vez la rebeldía que mis padres tanto aborrecen. Sea lo que sea mis mandíbulas se aprietan con determinación. Estoy harta de que estemos así, desmoronados. Somos más fuertes que eso. Puede que cada uno por sí solo no valgamos mucho, pero no me cabe ninguna de que juntos somos invencibles. Y sencillamente no me da la gana que terminemos de rompernos o nos ahoguemos en la autocompasión. 

Un brillo decidido va invadiendo mis ojos. - No -digo con gravedad, poniendo una mano sobre el hombro de Tyler y apretando con firmeza-. No eres un alfa lamentable. Para nada. Eres el mejor líder que podríamos soñar. 

Busco la mirada de Tyler, ladeando e inclinando mi cabeza para encontrarla. - Eso es indiscutible. - Pronuncio cada palabra con decisión. - Te necesitamos, tío. Tu fuerza es nuestra fuerza. Nadie lucharía por esta manada como tú lo haces. Y necesitamos que lo sigas haciendo.  

Entonces sí, me dejo caer a su lado, pero con la espalda derecha y la mirada alta. Miro de nuevo hacia la casa. - Ha sido un duro golpe -digo, con un tono más suave que el anterior-. Para todos lo ha sido. Pero vamos a salir adelante.

Extiendo las manos ante mí y las abro y cierro un par de veces. - Sé que podemos hacerlo de sobra. Hablaré con Will y tal vez podríamos ir a visitar a la madre de Jane, o invitarla a venir aquí. Alex... - Me quedo callada un segundo, sin saber cómo ayudarlo a él. - Creo que es cuestión de tiempo, pero si nos mantenemos unidos y fuertes nada podrá con nosotros. Ni siquiera unos estúpidos espíritus que no tienen cojones para venir a visitarnos. Que les den, ¿sabes? No los hemos necesitado hasta ahora y podemos seguir unidos sin ellos. - Me permito una pequeña sonrisa de medio lado, ligeramente traviesa antes de añadir lo siguiente. - Prefiero teneros a vosotros a mi lado que a toda la Umbra haciendo cola en mi puerta. 

Mis ojos buscan de nuevo a Tyler y amplío la sonrisa. - Vamos a superar esto, Tyler, de verdad. Un poco cada día. - Hago un gesto con la cabeza hacia el montón de tablas. - Y hacer lo que sea que hay que hacer con esas tablas nos ayudará. Fortalecerá nuestro refugio. Estaremos preparados para lo que venga.

Finalmente decido llenar la bañera, como sugirió Ty.

Necesito relajarme, centrarme, y despejar mi mente para esta noche.

Veo como el nivel del agua va subiendo y como cambia el color de sus sonidos, desde un azul intenso, a un color mas turquesa. Juego variando la presión del agua, hasta encontrar un azul profundo que resulta mas agradable a mis oídos.

Cuando la bañera esta llena, meto la mano para probar la temperatura, fresca, mejor así, hoy necesito una sacudida, no volver al vientre materno.

Dejo el pijama en el suelo, y la toalla a mano, para evitar mojar el suelo demasiado, no quiero pasarme lo que queda del día fregando el baño.

Comienzo a meterme en el agua, despacio, dejando que mi cuerpo se acostumbre, joder, igual me he pasado de fría, mi piel reacciona, y se eriza. Contengo la respiración unos segundos, luego comienzo a respirar de manera pausada, la mierda esta de Jane, no me funciona, me estoy poniendo mas nervioso.

Finalmente lo consigo, mantengo tan solo la cabeza fuera del agua, que ya no me parece tan fría. Cierro los ojos mientras vuelvo a pensar en la Umbra, y los ciclos, todo se repite... siempre.

Meto la cabeza bajo el agua, y miro al techo, desde dentro, aguanto la respiración todo lo que puedo y vuelvo a salir fuera, respirando agitadamente, llenándo mis pulmones de aire. Apoyo la barbilla en el borde de la bañera, recuperando el aliento. Otra vez, aunque sin un reloj que me indique cuanto he aguantado, no tiene sentido mi comportamiento.

Me sumerjo de nuevo, volviendo a fijar mis ojos en el techo. Aguanto la respiración todo lo que puedo, y si entro en la Umbra y abriendo la boca, pruebo a llenar mis pulmones, como sería eso. Abro la boca bajo el agua, sin llegar a aspirarla y por segunda vez salgo buscando llenar mis pulmones de aire, jadeando y recurepando el aliento.

Una última vez, pero ahora, entraré en la Umbra, necesito otra perspectiva. Vuelvo a sumergirme por tercera vez, y por tercera vez fijo mis ojos en el techo. Entonces todo se desdibuja mientras el paisaje umbral se conforma, puedo ver el techo fluctuando mientras pequeños espíritus se mueven caminan sobre él, las olas en la superficie del agua. El agua limpia.

Abro entonces la boca y aspiro como si tomase una pequeña bocanada de aire, veo en ese instante como el techo y las paredes y el bosque, todo desaparece, y solo queda el cielo, de una claridad infinita, y lo cubre todo. Mi cuerpo se convulsiona al tiempo que salgo del agua y de la Umbra tosiendo. Joder, que mierda de idea.

Me enjabono en silencio y me aclaro, sin demorarme demasiado.

Salgo de la bañera observando como he mojado mas de lo que pretendía, sin duda, mi genial idea ha sido la responsable. - Fabuloso, hoy me estoy luciendo.

Tras terminar de asearme abandono el cuarto de baño con la toalla liada a la cintura y el pijama sobre el hombro. Bajo apresurado a por la fregona para darle un repaso rápido al suelo mojado.

El mejor líder que podrían soñar.

Indiscutible.

Las palabras de Amber me apuñalan como dardos en mi orgullo. ¿Realmente es así como me ven? En tan alta estima me tienen, y yo continúo sin verlo. Todo era sencillo cuando "sólo" se trataba de cazar fomori, ahí me encontraba como pez en el agua. Era como regresar al estadio, volver a jugar a fútbol americano otra vez. Es como montar en bicicleta, no se olvida. Reaccionas, le echas coraje y cuidas de los tuyos. Animas y sigues, das ejemplo arriesgando más que nadie. Eso es fácil, al menos para mí. Será que lo llevo en la sangre, en el brillo de la luna de mí nacimiento.

Nadie lucharía por esta manada como tú lo haces.

Eso es cierto. Hasta la última gota de mi sangre, hasta el último aliento, como si tuviera que lanzarme a las fauces del mismo Wyrm encarnado, si fuera necesario por ellos. Si con ello los salvara.

Nuevamente combatir. Soy un guerrero, parece que no pueda comprender las cosas en otros términos distintos al combate. Pero esto es diferente. No hay un enemigo que combatir, ¡ojalá lo hubiera! Necesitan que sea fuerte por ellos, pero en la paz. Un auténtico líder, no sólo un guerrero.

¿Y cómo hago eso?

Trato de recordar a los que ne han precedido, a los que me han preparado para llegar aquí. El maestro Watanabe me enseñó algo de autocontrola, a aceptar la rabia de mi interior sin que esta me dominara. Jason me enseñó el orgullo de mi linaje, nuestras costumbres, el modo de proceder. Y sin embargo, son otras las palabras que vienen a mi mente y a mis labios.

Paso a paso, día a día, partido a partido...

Me doy cuenta de que lo he dicho en voz alta, no solamente pensado, un recuerdo evocado de una época en que yo era muy diferente al tío que está aquí sentado.

Lo solía decir el entrenador Roy Allen, mi segundo míster del equipo del instituto. -Aclaro a Amber, recordando con añoranza esos tiempos en que todo era más sencillo- Yo era jugador de primer año, apenas jugaba, e íbamos últimos en la liga. Destituyeron al entrenador McCoy y le cogieron a él, hacia mitad de temporada. Se presentó ante nosotros y nos dijo que iba a hacer de nosotros algo grande, que seríamos grandes, los mejores. No le creímos, claro, je. -Sonrío mirando a Amber de medio lado- En la segunda vuelta la cosa mejoró algo, pero no demasiado. Al final, quedamos terceros por la cola. -Me encojo de hombros- Tras el último partido, estábamos en el vestuario, deprimidos, decepcionados, con algunos compañeros pensando en dejarlo, y entró Allen con dos CDs. Nos dijo que tenía algo importante que mostrarnos. Eran dos vídeos, el primer partido que jugamos con él y el que acabábamos de jugar. En ambos casos, derrota. Comenzó a analizar jugada por jugada, y el veredicto era tajante. En ese momento, tras una vuelta completa con él, habíamos mejorado muchísimo. En resultados no se veía reflejado, pero en juego era otro mundo. Incluso me felicitó por un pase que hice en los pocos minutos que pude jugar. Y volvió a repetir esa frase, como tantas y tantas veces: paso a paso, día a día, partido a partido. Así se mejora. Seguid, y seréis grandes. -En mi mirada aparece un brillo furtivo, el mismo que muestro al enfrentarme a un enemigo. Eso es sencillo, ruges, te lanzas, y le echas huevos. Esto no será tan sencillo, pero se lo que tengo que hacer- Al año siguiente, adivina quienes fueron campeones. -Miro a Amber con una seductora sonrisa, moviendo mis cejas arriba y abajo, orgulloso.

Me pongo en pie de un salto, animado y fortalecido. Respiro profundamente y me sitúo delante de Amber, la Galliard que, posiblemente, sea el corazón de esta manada, nuestra pasión, nuestro espíritu.

Paso a paso, día a día, batalla a batalla... -Digo tendiéndole mi mano para ayudarle a levantarse. Cuando toma mi mano, la levanto suave pero firmemente, y una vez está en pie le doy un abrazo- Gracias, Amber, de verdad.

Escucho la reflexión de Jane sobre el crimen, el castigo y la incomprensión con una mezcla de sentimientos encontrados. Por un lado, un poso de amargura al juzgarla incapaz de entender lo que he pasado todos estos años. Por otro lado, sin embargo, siento nacer la simpatía fruto de la sensación de que la comprensión esta más arraigada en ella de lo que suponía. Que sus actos, sus muestras de compañerismo y apoyo no son fruto de su educación o de un código de honor, sino de lo más profundo de su moralidad.
Mientras alineo cuidadosamente un par de buenos cuchillos junto a la tabla de cortar de haya, asiento, mostrando mi respeto por sus palabras. Que sea una Colmillo Plateado quien se expresa en esos términos... "Algún día... Algún día mis padres podrán dejar de purgar sus culpas y destinar todas esas energías a la verdadera tarea que Gaia nos encomendó a todos los Garou..."

Perdido en mis pensamientos, bastante más alegres que hace un rato, casi se me escapa el último comentario de Jane. Me quedó congelado, muy quieto, contemplando en mi mente tan aterradora posibilidad.

- Jamás permitiré tal cosa. Jane.- Alzó la... mano... pidiendo paz y tiempo para explicarme correctamente.- Que estos desayunen corn-flakes y muesli su quieren... Pero bajo este techo y mientras nos toque hacer la comida, se va a comer en condiciones. Y tú, Maestra del Desafío, vas a aprender hacer unas tortitas de escándalo... Como que me llamó Lex-Talionis.... Vamos alla.

La ventaja de la forma Glabro es que me permite mirar a los ojos a Jane sin necesidad de hacer aspavientos ni de parecer amenazador... Incluso giñarla un ojo, cómplice.
- Pero, ahora, hay que preparar la comida... Amber y Tyler volverán con un hambre de lobo y William debería comer algo...- Mientras la replicó bailoteo por la cocina sacando cacharros y víveres, colocándolo todo lo más a mano posible en función de su tiempo de preparación, cocción, fritura o reposo.- Kartoffen Salad mit bratwurst und Omeletten... Suficiente.

Dejó los ingredientes preparados sobre la robusta encimera y me apoyo sobre ella, girandome para encajarme con Jane. En forma Glabro, mis piernas pasan casi por normales y, dada mi estatura, podría confundirme con Tyler... A cierta distancia.
"No pienses en lo ridículo que tienes que estar con esta facha, estos shorts enormes y descalzo..."

- Jane, no me has contestado cuando te he preguntado por tu estado de ánimo o el de Tyler.- Hay una punzada de reproche en mi voz, que trato de borrar con la siguiente frase.- No hay problema. Las cosas fluyen y salen cuando tienen que salir. No pasa nada.
Suspiro profundamente, quedándome un poco en Bavia, mientras recupero el tren de mis pensamientos.
- Cocinar es similar a la práctica de las artes marciales. Cadencia y ritmo. Aprovechar el movimiento. Tener la mente despejada y claro el objetivo...- Hago un alto, mientras abandono el tonito académico.- No es mío...Es de Top Chef.
Sonrio como un idiota, esperando una colleja ejecutada con un grácil y fluido movimiento...
- Va. Te voy a presentar a dos amigos personales... Lex y Talionis.- Muy serio señalo alternativamente a dos grandes cuchillos.- Juntos, siembran el terror entre las patatas, las cebollas y las salchichas... Y nos van a ayudar a preparar la comida, si te decides a echarme una mano...
Pregunto, con tono esperanzado, mientras me lavó escrupulosamente las zarp.. Las manos.

Miro a Tyler con curiosidad cuando susurra aquella frase y cuando empieza a contarme su historia me echo un poco para atrás, apoyando las manos en el suelo y mirándolo con atención. Una pequeña sonrisa de medio lado aparece cuando empiezo a comprender el meollo y cuando termina, asiento con la cabeza, convencida. Una risa brota con naturalidad desde mi pecho al verle mover las cejas como... Como un playboy de instituto. Le devuelvo la sonrisa, contenta al verlo recuperado.

- Paso a paso, día a día, batalla a batalla... - Repito mentalmente sus palabras, regodeándome en su significado. Son más que simples sílabas unidas, suenan casi como un mantra. Y me gustan. Tienen fuerza. La clase de fuerza que sé que tenemos dentro, cada uno a su manera, y que necesitamos encontrar para seguir adelante.

Mis labios se curvan ampliando mi sonrisa y, mientras acepto su mano para levantarme, repito en voz alta otras de sus palabras. - Seguid y seréis grandes. - Hago una pausa y le devuelvo el abrazo. - Lo seremos. - Añado con decisión cuando tras algunos segundos nos separamos. 

- Pero ahora... - Pongo los brazos en jarras, aunque mi expresión divertida me traiciona. - Menos agradecer y más trabajar. 

Tomo aire despacio y mi mirada se dirige, furtiva, de nuevo hacia la casa. Tenemos mucho trabajo que hacer para reconstruirnos, pero va a salir bien. Tiene que hacerlo.

Me dispongo para trabajar a las órdenes de Tyler, pero la melodía que empezó a nacer por la mañana comienza a latir de nuevo en mis venas, extendiéndose por mi pecho hasta mi garganta y distrayendo mi mente. Antes de haberme agachado para coger el primer tablón ya estoy modulando un suave tarareo. Todavía sin letra, pero cargado de fuerza y esperanza. 

- Paso a paso, día a día, batalla a batalla. - La letanía de Tyler vuelve a mi mente y sonrío para mí misma. Él no lo sabe, pero me acaba de dar la chispa que me faltaba. Desde ella se ramificará mi canción.

Entorno los ojos con una amplia sonrisa al ver ese destello de determinación en la mirada de Amber. "Lo seremos", dice, y el tono de su voz me recuerda por que el Galliard es la voz de su manada. Esas dos simples palabras adquieren un significado superior cuando brotan de sus labios.

Es una verdad incuestionable, algo a lo que ni los espíritus ni el destino podrán oponerse.

Da igual lo que ese silencio umbral signifique, si es el preludio de algo grande o pequeño, para bien o para mal. Mi manada, todos y cada uno de mis hermanos, sólo me inspiran una cosa, un calor que se acumula en mi pecho y lo hace inflarse con una fuerza incontenible. Orgullo. Puto orgullo. Estoy sumamente orgulloso de ellos.

Jajaja, señora, sí, señora. -Bromeo imitando un saludo militar, ante su postura en jarra y sus órdenes. Me giro y cojo del suelo el cinturón de herramientas, que me ato a la cintura asegurando el martillo. El chaval de la sección de ferretería de los almacenes insistía en la necesidad de cogerme un martillo neumático de esos para un trabajo como éste, pero ni vamos sobrados de pasta ni es el modo en que quiero trabajar. Quiero sentir la presión, la fuerza, el impacto, el cansancio. Necesito machacar mi cuerpo, desgastarme, sudar. Soy un Ahroun, alguien cuya labor depende de su físico, supongo que la necesidad brota de ahí.

Al acercarme a la pared por la que vamos a comenzar, Amber se acerca con el primer tablón, tarareando. Me encanta verla así, tan libre, tan libre de preocupación y agobio. Feliz.

Necesitamos más de eso.

¿Tocas esta noche, Amber? -Apoyamos el tablón en su lugar y saco una punta de acero, situándola en su lugar y sacando el martillo. Un golpe suave para ajustar, dos fuertes y ya está incrustado hasta el fondo- Estaba pensando en que hiciéramos algo todos juntos. No se, ir al cine, a cenar, a la bolera... Algo. Hay una fiesta en una hermandad, pero no se si es lo más adecuado ahora mismo, quizás algo más tranquilo. Juntos los cinco, ¿cómo lo ves?

Contemplo cómo la punta se desliza a través de la madera. Un golpe, dos, tres. Niego con la cabeza y algunas de mis rastas se balancean con el movimiento. - Esta noche no. Toco mañana. - Me quedo pensativa un momento. Tal vez la fiesta de la hermandad no sea lo más apropiado para la resaca de Will. O quizá sea exactamente lo que necesita. Una buena juerga, pero rodeado de gente. Sonrío de medio lado. Quizá eso sea lo que necesitamos todos.

- Podríamos ir a cenar unas pizzas al centro -propongo entonces-. Y luego decidir desde ahí. Nos vendrá bien desconectar un poco, eso seguro. A lo mejor ir a esa fiesta no es mala idea. 

Un pequeño calambre en el brazo con el que sujeto el tablón me hace pensar que no estoy en la forma más apropiada para el trabajo físico. Me siento cómoda con mi forma homínida, es mi forma natural. Pero no puedo evitar preguntarme si algún día fluiré entre las distintas formas de una forma más instintiva, dejándome llevar por esa llamada interior que todavía en ocasiones entra en conflicto con lo que razona mi cerebro educado como el de un humano.

- Oye, dame un momento. Me voy a poner más cómoda -pido mirando a Tyler y asegurándome de que el tablón no se caerá cuando lo suelte-. Pero no te des la vuelta -añado, con un tono a medio camino entre una broma y una advertencia-. 

Doy algunos pasos hacia atrás y miro a mi alrededor. Sé que nadie estará mirando, pero aún no me he librado de ese pudor irracional que venía incluido en mi educación. Tampoco soy una maldita mojigata así que con un rápido vistazo basta para que empiece a desnudarme, dejando la ropa en un montón cerca de los tablones. Durante un instante dejo que el aire que corre entre los árboles acaricie mi piel. Es extraña la sensación de estar desnuda al aire libre. Cuando vivía en California siempre me había gustado bañarme desnuda en la playa por la noche. Ahora me pregunto si eso era parte de lo que soy realmente, el instinto hablándome desde dentro de la emoción de correr por el bosque iluminado por la luna sin más cobertura que el propio pelaje. 

Me estremezco con la piel erizada y eso me saca de mis pensamientos. Cierro los ojos y abrazo esa parte animal que es completamente real y familiar en mi interior. Siento mis músculos crecer y fortalecerse, el pelo cubriendo mi piel, mis uñas convirtiéndose en garras y mis colmillos agrandarse. Cuando abro los ojos de nuevo un brillo salvaje y ancestral brilla en ellos. 

- Ya estoy. - Mi voz suena un poco más grave cuando vuelvo a colocarme junto a Tyler, acercando el siguiente tablón con mucha más facilidad. - Mejor así. ¿Y... en qué hermandad es la fiesta? ¿Conocemos a alguien? -pregunto entonces con curiosidad, retomando la conversación. 

Amber deja claro que tenemos la noche libre, al menos por su parte. Y es la única que curra por las noches, de modo que sería raro que nadie más tuviera más pega que la falta de ganas. Propone una cena, pizzas, y a partir de ahí decidir. Me parece bien, y lo dejo claro con un movimiento de cabeza mientras golpeo otro clavo que asienta el tablón en su lugar.

Incluso lo de la fiesta no le parece mal. Pienso en ello un instante. Música, baile, conocer gente, unas copas en compañía en lugar de en la soledad de un cuarto oscuro y deprimente... ¿Quién sabe? Lo mismo alguno de ellos o ellas liga y se da un homenaje.

Lo proponemos y a ver cómo se toman la idea. Creo que entre los dos les convenceremos... -Guiño un ojo a la Galliard, golpeando otra punta.

De repente, Amber me pide un momento para ¿ponerse más cómoda? Me quedo mirando cómo se aparta, hasta que me dice que no me de la vuelta. ¡¡Ah, joder!! Vuelvo la vista inmediatamente al tablón.

Se supone que esto debería ser algo natural entre nosotros, ¿no?

Eso dicen todos. Ya en el rito de iniciación estaban esas tías, Dana y Xana, que iban desnudas. Jason siempre hablaba de la naturalidad de la desnudez, aunque tanto él como su esposa iban con ropas dedicadas. También el maestro Watanabe. Koji no, el destrozaba su ropa si cambiaba, pero era cachorro aún. Aunque le importaba bien poco quedarse en pelotas y cubierto de sangre tras una buena pelea. En realidad se la soplaba todo. Y ahora nos lo dicen los viejos, también. Es como un discurso que he oído mil veces y no termina de calar. Joder, Amber está detrás mío quitándose la ropa, y es mi amiga, mi hermana, pero sigue siendo una tía desnuda. Y debería verlo como algo normal. Pero sigo viéndolo como una tía buena desnuda detrás de mí.

No mires, Tyler.

Coloco otro clavo y preparo el martillo, dando un golpe suave para asentar la punta sobre la madera. Mi mirada se desvía al cristal junto al tablón, la gran cristalera del cobertizo que será nuestro salón de reuniones, sobre cuya reflectante superficie veo el reflejo de Amber, su blanca piel desnuda, dejando que el aire la acaricie, con su ropa en el suelo junto al montón de tablones.

Golpeo con el martillo. ¿El clavo? Ya me gustaría, la herramienta falla y golpea uno de mis dedos con violencia- ¡Ouch! -Exclamo, aún mirando el cristal, y el reflejo se distorsiona. La madera del cobertizo desaparece, junto al cristal y todo lo demás. Se hace de noche súbitamente, una noche neblinosa y sin estrellas, en la que puedo vislumbrar los troncos de árboles que se mecen al compás de un inexistente viento que, sin embargo, puedo oír. El murmullo de seres que no comprendo, espíritus de un bosque umbral que me es desconocido.

¡Mierda!

Otra vez. Como en aquella atracción, la casa de los espejos. Como aquella vez en los vestuarios del equipo de fútbol americano. Como cada vez que me pongo nervioso delante de un puto espejo. Miro mi mano, donde ya no tengo ningún martillo. Estoy desnudo. Claro, no iba a usar ropas dedicadas para currar. Will ya hace demasiado por nosotros, no podemos explotarle y hacer que dedique todo nuestro guardarropa. ¿Y ahora? No soy más que un extraño en este lugar, ni siquiera se si seré capaz de regresar yo sólo... Joder, ¿por qué es siempre de noche en este sitio? El mundo espiritual es una mierda. Extiendo los brazos, temiendo chocarme con algo. Aquí cualquier mierda es un espíritu que puede cabrearse.

Ehm... ¿Chicos? ¿Hay alguien ahí...?

No tardo en adecentar el baño, con la toalla aun en la cintura, y el pijama todavía en el hombro, vuelvo a dejar la fregona donde la encontré. Apenas reparo en Alex y Jane cuando lo hago.

Subo las escaleras con cuidado, tratando de no perder la toalla. Debería estudiar algo, pero no me apetece ni moco. Voy moviendo la cabeza de un lado a otro, pensativo. Ya en mi cuarto, entorno la puerta y me pongo después unos vaqueros algo desgastados, una camiseta azul claro y me calzo unas deportivas. Podría comentarle a Ty lo de la madre de Jane, es el que mejor la conoce, él sabra mejor que yo si es buena idea, o si es una tontuna mia.

Cuando termino de calzarme, espero unos segundos en la cama, aunque no creo que andemos muy sobrados de pasta para pagar un billete de avión a Australia... joder, y viajar por la Umbra... no me atrevo con un viaje tan largo, podríamos pedernos.

Me levanto, y echo un vistazo a la habitación, imagino la voz de matka, tienes que ordenar la habitación, cuando suba, no tardaré mas de dos minutos, y después me pongo a estudiar.

Bajo la escalera echando un vistazo a la cocina, - salgo fuera por si necesitan que les eche una mano, aviso sin mucho enfasis, para salir después por la puerta. Una vez fuera miro a los lados, bueno, camino tranquilo hacia el cobertizo. Cuando llego, antes de entrar, me asomo por la ventana, y mi respiración se corta durante unos segundos, puedo ver a Amber desnudandose y a Ty mirando de reojo, en ese momento no soy consciente de nada mas, no soy capaz de ver el martillo y el tablón que sostiene Ty. Joder... miro a los lados antes de darme la vuelta y comenzar a andentrarme en el bosque.

Vamos, joder, por que me siento molesto, son mis hermanos, nada más, además, bufo mientras continuan mis pensamientos, ya son mayores para saber lo que hacen, no es asunto mio, ni es mi responsabilidad. Chuto una piña del suelo con fuerza, y por que estoy enfadado, joder, mis sentimientos se mezclan, y termino mas molesto por mi enfado que por lo que he visto.

Miro alrededor, y siendo consciente de solo los ojos del bosque estan sobre mi posados, camino de lado, adentrandome en la Umbra, el único lugar donde me siento yo mismo.

Es curioso como el mundo es distinto cuando caminas de lado. De día en el mundo, significa que al otro lado está algo oscuro, por lo menos hasta que llegue la noche y la luna ilumine el fantasmagorico camino umbral.

Enfadado, hasta la rabia en un theurge es suficiente para espantar a las lunulas que revolotean cerca. Se mueven nerviosas en la oscuridad y se alejan, llevándose consigo la poca luz que había por su gracia.

Segundos de silencio en la oscuridad, hasta que diferentes brillos, se arremolinan cerca de un gran árbol que te parece familiar, del mundo físico ¿corriste tan deprisa?

Dos ojos amarillos te examinan desde ahí, las lunulas revolotean ahora alrededor de aquella figura que emana una luz plateada y que con sus ojos inteligentes se adentra en tí, te traspasa. Sientes la caricia de un viento mover algunas hebras de tu cabello... Pero no hay tal cosa como el viento ahí.

Me encuentro desnudo, algo con lo que no había contado, pero aquí no me importa, a pesar de conservar mi forma de nacimiento, me siento fuerte, seguro de mismo. Lo de la ropa, no es mas que un contratiempo, mas tarde volveré a por ella.

- No, esperad, les digo a las lúnulas cuando se alejan, pero mi ruego es vano.

No me preocupa la oscuridad, la oscuridad es el comienzo, de las tinieblas siempre surge la luz. Tras unos segundos de oscuridad, vuelve a surgir la luz, al principio un pequeño brillo, débil, que según me voy acercando, va cobrando fuerza, ¿cómo no lo vi antes? he caminado por casi todo el bosque, y poco a poco la respuesta se va abriendo camino en mi confusa mente, porque antes no estaba allí... claro.

Puedo sentir una mirada intensa, que me atraviesa, doy un paso atrás que desvela cierta inseguridad, pero luego vuelvo a caminar hacia ella, por fin, al acercarme, puedo ver los ojos, amarillos como el sol, y la luz, una luz demasiado intensa, que muestra toda mi mezquindad, y desvela todas mis faltas. Me siento entonces ridículo por los pensamientos hacia mis hermanos, agacho la cabeza sintiendo la vergüenza. Un nudo en mi garganta dificulta que pueda tragar. Y entonces el viento mueve mis cabellos obligándome a alzar la cabeza, a enfrentarme de nuevo a aquellos ojos.

El Búho, Heraldo de la Muerte y Guardián de Misterios, ha acudido a mostrarme lo que se esconde en mi corazón, pues solo del fango puede surgir la verdadera grandeza.

Me inclino en señal de saludo y de respeto cuando consigo superar la vergüenza, para mirar después a esos ojos, que no me han juzgado, pues solo yo soy mi juez. Y me dirijo a él con el debido respeto, - no he traído ninguna ofrenda, pues no sabía que nuestros caminos se cruzarían esta luna... ¿qué buscas de mi?, ¿de nosotros?

Su profunda mirada afilada, desaparece en un giro, lo que le toma dar la vuelta a su cuello y mirarte, ahora, de frente. Silenciosa estira las alas y se acomoda otra vez sobre la rama. El dorado brillo de sus ojos refulge cuando te disculpas, su cabeza gira un poco, sus patas se remueven sobre la rama en la que está posado.
- El cachorro tiene el ratón de más allá del reflejo cristalino de lágrimas en la boca pero no lo ve ¿Desea compartirlo conmigo? Si me la das, te diré porque las alas no sonaron cuando intentaron volar.

Tras la sorpresa de verle girar la cabeza, le escucho hablar, pero no termino de entenderle, ¿tengo un ratón?, me miro confundido, - yo, no... lo único que tengo en la boca es mi lengua, mi voz... quiere mi voz, - ¿quieres mi voz?, noto el corazón agitado, - yo... miro al suelo un instante pensativo, - puedo dártela durante un día, no más, ese será mi pago, el silencio.

Sus ojos enormes continúan escudriñandote, se remueve una vez más sobre la rama y finalmente extiende las alas, volando hasta donde estas.

Se posa en el camino umbral, las lunulas lo siguen.

- ¿Qué haría con la voz de un cachorro? -el búho avanza, con pasitos cortos que se marcan sobre el camino.

Ulula, cuando oye tu ofrecimiento.

- Acepto tuuu pago cachorro, otro dia comparte conmigo el ratón de más allá del reflejo cristalino de la lluvia de tus ojos.

Aleteó hasta tu hombro - Ayudarás a tu familia antes. Te guiaré hasta el otro lado, luego irás con tu familia a la gran nidada más cercana que tengas. Y cuando vuelvas a tu propio nido, me pagarás con lo que has prometido.

Las lúnulas iluminaron el camino, indicándote por donde ir - ¿quieres saber porque cuuuuando aletearon no volaron? Nuuuestro padre nos lo ha dicho

No, claro, ¿por qué iban a estar en la Penumbra? Amber está junto a la cabaña, Alex y Jane en la cocina, y Will en el baño. Ninguno de ellos va a pasarse la mañana haciendo rondas por aquí por si el inutil de Tyler resbala y cae en la Penumbra sin poder regresar.

Miro alrededor, buscando pautas, señales. El suelo cuenta con un ligero desnivel, que lleva a una especie de construcción etérea de muros semi transparentes. La antigua casa, cuya impronta sigue ahí tenuemente. El cobertizo no ha dejado ninguna, por lo visto.

Levanto la vista sobre las copas de los espíritus arbóreos. El cielo es completamente negro, una tiniebla absoluta sin estrellas. Tan sólo el brillo de Selene, un fulgor que aún no había visto hoy. Es sólo verlo y mi respiración se agita, nervioso, sulfurado. Tal es el efecto de la luna en alguien como yo. Siento ganas de aullar, de sacar a relucir mis garras y destrozar algo.

Control, recuerda las enseñanzas de Watanabe, controla esa emoción...

Desvío la mirada de la luna, huyendo de su peligroso influjo, y la veo. La estrella roja, única en el cielo. De modo que es esa, una de las señales del futuro Apocalipsis, aquello contra lo que combatimos.

Me quedo mirándola, fascinado, y tomo asiento en el suelo, sujetándome las piernas. Si me pongo a deambular por este mundo nocturno y tenebroso, me perderé. Será mejor relajarme un poco y tratar de cruzar por mis propios medios.

A fin de cuentas, estoy sólo...

Sí.

Fue durante la brumosa conjunción de pensamientos lo que precedió a su llegada. Esos segundos en que un único chispazo, un mismo pensamiento, sorteó la mente de todos al unísono. 

Y afuera, se expresó en una suave ventisca que inició la danza ligera del frescor del bosque, mediante la cual se alzaron siguiendo el compás, algunas hojas secas que ganaban altitud y desafiaban la gravedad a medida que ondulaban en el aire, separándose la una de la otra.

Las aves trinaron, pero no con el clásico canto que estaban acostumbrados a oír. Su cuchicheo natural y aparentemente errático, dejo paso al canto de una misma canción, de un mismo trino.

Manada

Pausa.

(Toc... toc... toc...)

Las aves guardaron silencio, el viento dejó de acariciar a la naturaleza, las hojas secas cayeron al suelo. Sus ojos se encontraron mirando a los de sus hermanos o hacia el vacío de la pared más cercana que tuvieran.

Por la ventana se asomó un rostro, el de una mujer de avanzada edad, pómulos altos, rostro triangular, con unos ojos verdes que aunque estaban rodeados de arrugas se mostraban todavía plagados de una impensable vivacidad y llenos además, de una mística sabiduría. Su cabellera ondulada era de color cano aunque todavía con rastros que delataban que alguna vez, había sido color café.

Vestía ropas bastante sencillas y coloridas, incluyendo una vivaz bandana que sostenía el espesor de los bucles de su larga cabellera. 

- Tyler, Jane... -llamó con aquella voz meliflua que traía un apenas perceptible acento sureño.

Cuando vuela hacia mi, siento de nuevo el impulso de dar un paso atrás, resulta imponente, pero esta vez consigo contenerme.

Y cuando comienza a hablar de nuevo, me siento nuevamente confundido, joder, me siento como Ty... "respondo" a su pregunta mentalmente, ¿un gañido?, mientras muevo la boca como si hablase repitiendo mentalmente su pregunta, buscando una respuesta que no llega, pero que finalmente es innecesaria, pues acepta mi ofrecimiento, regalándome una nueva incógnita, "el ratón de más allá del reflejo cristalino de la lluvia de tus ojos", joder, porque no puede hablar normal esta "gente", mierda de resaca, ¿mis lágrimas?, no, ¿la emoción que las causa?, ¿mi dolor?, ¿mi sufrimiento?, o, ¿mis secretos?, si debía hablar de algo de eso.

Mientras pienso vuela hasta mi hombro, temo antes de que se pose, que sus garras puedan arañar mi piel desnuda, pero lo siento posarse con delicadeza. Asiento cuando comienza a hablarme, claro que les ayudaré, por eso pensaba venir esta noche, para buscar la respuesta, conteniendo la respiración, voy escuchando sus palabras, asimilándolas, todas y cada una de ellas, al Túmulo, tenemos que ir allí, de modo inconsciente mi mirada oscila entre su pico y sus garras, y será cuando vuelva a casa, cuando deberé pagar, me parece lógico, no debe ser muy difícil, con no salir de casa mañana...

- Si, pronuncio en un susurro cuando me revela que el Gran Búho, le ha revelado el por qué. Y traeré a este árbol además un ratón vivo, para tus hijos durante una semana.

Comienzo entonces a andar siguiendo el camino que marcan, sigue el camino de baldosas amarillas, una tímida sonrisa se pasea por mi cara al recordar, recuerdo también a Hansel y Gretel, siguiendo el rastro para regresar a casa.