Partida Rol por web

- Familia, claro, repito de manera automática lo que pensaba. Cuando se sonroja vuelvo a ser consciente de mi desnudez,y me sonrojo de nuevo, debería cambiar de forma, una que le resulte menos violenta, y a mi, no se que hacer cuando comienza a llorar al recordar, pero por fortuna continua explicandome, se los llevaron, ¿quien?, fomori, no, aparecieron de la nada, Garous, pero entonces me lo habría dicho, los habria reconocido.

- Yo, lo siento, le contesto timidamente cuando mira al lado, sin saber si abrazarla para darle consuelo, joder, ¿dónde estan los demás cuando les necesito? Alex seguro que sabría que hacer, que decirle, y yo soy un miserable, que solo pienso en tumbarla aquí y... cepillarmela.

Al al sentir su abrazo, me quedo desconcertado, sin reaccionar lo que dura un parpadeo, me tienes a mi, ahora, estoy contigo, pienso un instante antes de abrazarla. Me llega su aroma, dulce. Cierro los ojos mientras le devuelvo el abrazo, y paso mi mano por su cabeza, - ya Helen, no estás sola, yo estoy contigo, y te voy a ayudar... en cuanto sepa donde nos encontramos. Por que Búho me ha traido aquí, por qué la han guiado, debe ser importante si los espíritus se toman tantas molestias.

Por fortuna la erección que tenía ha pasado.

- Tenemos que regresar con mi manada.

Un resplandor parece inundar la casa y mis orejas se echan para atrás, pegándose a mi cabeza, mientras agazapo aún más mi postura. La mujer se mueve rápido, no como una anciana humana. Con todos los músculos en tensión, preparada para saltar y defender nuestro refugio si es necesario, vuelvo a olfatear el aire. 

Es entonces cuando el golpe sobre el tejado primero y la voz de Tyler llamándome después, atraen mi atención y mi mirada como un resorte. Su voz y su porte son por completo los de un líder a pesar de sus dudas sobre si merece serlo y algo revolotea en mi pecho, impeliéndome a bajar los ojos y doblegar mi postura a su supremacía. Sin embargo, no lo hago. No porque no lo respete como no lo haría con ningún otro, sino porque sus órdenes llegan de inmediato y la premura es palpable en su voz. 

Me yergo entonces, viendo ya innecesario seguir acechando a la mujer y la miro con una curiosidad incontenible al darme cuenta de que todos los demás parecen conocerla y tratarla como a alguien importante. No tengo tiempo para averiguar de quién se trata, así que me pongo en movimiento. Ya lo descubriré después. Ahora debo buscar a Will. Ya antes me parecía necesario encontrarlo, pero ahora parece imperativo.

- ¡Voy a por él! - Anuncio en dirección a Tyler, pero no me quedo a comprobar si reacciona a mis palabras.

Me muevo rápido, usando las cuatro extremidades para acortar la distancia con la casa. Me dirijo al baño, la última vez que lo vi estaba caminando hacia allí con intención de apaciguar su resaca en la bañera. 

Sus sollozos son suaves, realmente parece no querer llorar o mejor dicho, haberlo hecho.

No dice nada cuando le acaricias el cabello, escucha, calmándose poco a poco. Suspira y te deja de rodear con los brazos cuando le recuerdas que ahora no está sola y le prometes ayuda ella te mira a los ojos, pero de manera distinta que antes, hay emoción en su mirada. Sus ojos ahora acuosos tras el llanto, te ven con ¿ternura? ¿Admiración? ¿Cariño?

Sus manos, descendieron a tu pecho suavemente - No estoy sola. Estoy..a salvo... Contigo... -susurró acercando sus labios a los tuyos.

La suavidad de los mismos acariciaron con gentileza los tuyos, sentiste el sabor del rastro salado de su llanto y la tibieza del interior de su boca.

"La vida del guerrero... Largos momentos de inactividad intercalados por instantes de explosiva acción..."

El breve pensamiento atraviesa mi mente a toda leche. La voz de Amber hace soltar por los aires esa ensoñación y me obliga a cambiar de marcha mental. Cierro los ojos un instante y me calmo. Tomo el control de la situación... y aprovecho para soltar una puñalada trapera con lengua de plata...

- Ensarta-lobas.- Vocalizo con toda claridad, aprovechandome al maximo de mi herencia materna. No hay ni un apice de burla en el tono, a pesar de rezumar mala uva por cada una de sus silabas.- Voz-de-la-Umbra salió hace un rato, despues de ducharse, diciendo que iba a ver si necesitabais ayuda...- Bajo la voz y adopto el melifluo tono de los conspiradores de opereta antes de acabar la frase.- Con lo que fuera que estuvieseís haciendo fuera... En pelotas.

Como un resorte, me retiro un paso más, antes de corregir a Jane.

- Nos pilla cocinando, Madre Larissa.- Esbozo una timida sonrisa, mientras evito mirar a los dos Ahroun de la Manada del Circulo de Plata.- Kartoffelsalat... y tortilla francesa... y tortilla de tortitas de postre...

"Buf... Callate, idiota..."

- Por favor, pase, pase... ¿Un café?

Larissa sonrió de oreja a oreja con su arrugada cara al metis que tuvo la amabilidad de hacerla entrar, le pasó la vieja olla por las asas.

- ¡Pamplinas! ¡Un verdadero caballero! -le dio unas palmaditas amistosas a Alex en el hombro y fue a tomar a Jane del rostro y besarla.

- Me los comería aún si estuvieran pasados o quemados, no lo dudes. Si sobra algo me lo pueden dar para mis hijos .

Las disculpas de Tyler no la inmutan niño, te he visto como dios te trajo al mundo desde que nos conocemos. No me vengas con cuentos... -cuando Tyler habla de la manada de ciervo. Larissa levanta una ceja incrédula, se cruza de brazos y luego se queda mirando a los ojos a Tyler. Como si recordara algo o a alguien.

- ¡ah! Entonces no sabes, bueno... Esa muchacha está mejor que tú y yo. Mi clan no busca problemas de tribu, menos con el Margrave Ko... ¡Ah por cierto! -ella metió las manos en sus bolsillos rebuscando entre sus ropas.

Sacó un manojo de llaves, clips, un tenedor, una daga, envolturas de gomita, vales de descuento a montones y finalmente una pulsera negra de piel, tenía una placa de lo que parecía plata, pero debería ser más bien oro blanco pues Larissa lo sostenía sin problemas. Había un grabado de un halcón y la Tormenta.

- Me lo dio para ti, el año pasado. También mandó saludos para ti Jane. Bueno y sobre las cartas las perdí, lo siento, las usaron para avivar una fogata que hicimos... Roguemos que no hubiera nada que seguramente no sepas

Agitó la mano en el aire, para pasar de la situación.

- vine por algo, pero parece que no es necesaria ya mi presencia ¿No? -da una mirada de soslayo a Tyler.

- Bueno, me quedaré un rato. ¿Cómo han estado?. ¿Un cafe? Pues claro, que gentil y esa receta... ¿Me la enseñas? -dijo a Alex.

Subiste, miraste la habitación las llaves y móvil de Will seguían en el mismo lugar.

Su ropa estaba tirada en el suelo. Pero rastro de él, no había.

Tras comprobar que el baño está vacío y Will no está tampoco en su habitación, aprovecho para pasar por mi cuarto y recuperar de inmediato mi forma homínida. Me visto a toda velocidad con lo primero que pillo en la montaña de ropa que oculta una silla debajo: vaqueros negros y una camiseta gris y amplia, de esas que dejan un hombro al descubierto. No me calzo, ya recuperaré mis botas después. 

Apenas unos minutos después bajo las escaleras saltando rápidamente y haciendo que las rastas golpeen mi espalda con cada bote. Entro de nuevo en la cocina y miro directamente a Tyler, haciendo un esfuerzo consciente por mirarlo a la cara y no desviar mis ojos por sus músculos perfectos y apolíneos que llegan hasta unos abdominales esculpidos por los dioses y... Levanto la mirada aprisa y niego con la cabeza, ocultando una pequeña sonrisa traviesa. 

- Will no está en casa. Pero su móvil y sus llaves sí, así que no debe haber ido muy lejos. ¿Quieres que lo busque por el bosque? - propongo, recuperando la seriedad. - Quizá ha salido a dar un paseo. - Me muero de ganas por preguntarle qué le pasó cuando estábamos fuera, pero con la visita delante y la prisa por encontrar a Will, no sé si es el mejor momento, así que me muerdo la lengua y lo guardo para después. 

Tras hacer el informe para Tyler me giro un poco hacia la señora y la miro de nuevo con curiosidad. - Buenos días. Soy Amber. - Saludo, dedicándole una mirada franca pero cordial. No tengo ni idea de quién es o de cuál sería la forma adecuada de dirigirme a ella, pero si todos la conocen y están tranquilos... Está claro que no es un peligro.

Incluso proveniendo de alguien con un linaje tan extraño, las palabras de Madre Larissa son un balsamo para mis oidos y su gesto amable y desinteresado, una muestra de respeto. No puedo evitar sonrojarme ligeramente y sentirme a la vez un tanto desconcertado.

Aprovechando mi tamaño, me deslizo para acercar una silla a nuestra anciana visitante, por si quisiera descansar. Acto seguido, me pongo con la famosa tortilla de tortitas de Jane, calentandolas un poco en una sarten. Alzo la barbilla, meditabundo, mientras recuerdo donde narices tenemos guardados los Tupper-Ware... mientras agradezco a Gaia que las efusivas muestras de cariño las halla recibido nuestra guerrera.

Me acerco con el pie una de esas pequeñas escaleras con dos escaloncitos, que sirven para que los niños puedan alcanzar el tarro de las galletas.

Con soltura, doy vueltas a las... tortitas... mientras sonrio a espaldas de nuestro lider, regodeandome en silencio al imaginar la avergonzada cara de Tyler. Sin embargo, la siguiente parte de la conversación llama mi atención y termino rápidamente con ellas, sirviendo una ración en un plato limpio y guardando otra en la fiambrera.

Lleno un cazo con agua limpia y fresca, poniendolo a continuación a hervir. Acto seguido coloco un buen puñado de granos de café tostado de mi reserva privada en el molinillo manual. Me tomo un segundo para dar gracias y recordar a mis antepasados... A mis padres... Aprovechando que Madre Larissa hizo un alto en su delirante diatriba, giro con rapidez la manivela del molinillo de cafe para reducirlo a polvo fino y aromatico.

Y a punto estoy de derramarlo cuando veo el extraño regalo que la anciana trae a Tyler de parte de la enigmatica Faye... Noto como se me eriza el cabello y estoy a punto de derramar mi presioso café molido.

- Mierda...

Subido en mi pequeño pedestal, trato de nuevo de llamar su atención y de hacerle notar que no deberia tocar la extraña esclava de oro blanco. Hay algo que no me gusta en todo eso, y la fabula de Blancanieves, la Bruja y la manzana envenenada pasa por delante de mis ojos.

Sin perder más tiempo y deseando unirme a la conversación, coloco el café en la cafetera de embolo, echo el agua hirviendo al recipiente, cuento veinte Mississippies bajo el embolo, mezclando agua y café en una deliciosa mezcla.... Me bajo de la escalerita, la coloco junto a otro armario y me subo para sacar una bandeja en la que servir el café para nuestra invitada... Y para nosotros, claro.

Dejo la bandeja sobre la mesa, con la cafetera en el centro y las tazas apiladas sobre la torre de platillos con pulcritud milimetrica. A un lado, el plato con la ración de la tortilla de tortitas de Jane.

- ¿Leche y azucar, Madre Larissa? ¿Sirope de Arce? ¿Caramelo? ¿Sirope de chocolate?

Mientras aguardo su respuesta, Amber entra como un ciclón en la cocina, enfundada en unos vaqueros negors y con una camiseta gris, lo suficientemente amplia como para dejar sus hombros a la vista. Sus mejillas, ruborizadas por la carrera, se enrojecen un poco más al desviar la mirada hacia el desnudo cuerpo de nuestro Ahroun macho.

Pongo los ojos en blanco y me acerco al armario de la ropa blanca de la cocina, sacando un mantel limpio y planchado. Se lo acerco a Tyler sin mediar palabra y vuelvo a tomar asiento... Mientras me maldigo a mi mismo por el imperdonable error que he cometido...

La llegada al suelo no sólo me trae dolor, sino una mezcla de sensaciones, un torbellino que pone a prueba mi templanza en el peor momento. Larissa le quita importancia a mi aspecto, recordándome que ya hace tres años me vio en idénticas circunstancias. Tres años, y no me he acostumbrado a esto. ¿Realmente se acostumbra uno, o sólo aprende a sobrellevarlo?... Mientras tanto, Alex se empeña en hablar absurdeces acerca de Amber y de mí, y nuestra falta de ropa. Le respondo en principio con una mirada indignada inyectada en el fuego de mi auspicio, esperando que eso sea suficiente para que se deje de insinuaciones absurdas. Sin embargo, insiste en ello con su peor versión mordaz, ante lo que ya no puedo callar más.

Estábamos trabajando en la fachada del cobertizo, y Amber decidió adoptar la forma crinos para aprovechar un mayor tamaño y fuerza, por eso se quitó la ropa. Yo resbalé de lado al mirar hacia el puto cristal, y mi ropa se quedó ahí. No podía regresar, y he pasado uno de los momentos más raros de los últimos tres años, algo a lo que quiero encontrar explicación, de modo que ¿podemos dejar de hablar de LA PUTA ROPA?

Larissa desecha mis temores acerca de Faye, y me entrega un obsequio en su nombre. Lo tomo entre mis dedos, al parecer una pulsera de cuero negro con una placa de oro blanco. Observo la placa con detenimiento, un halcón y una tormenta. Mi tribu y la suya. Dos tribus demasiado enemistadas, pero que unidas serían capaces de las mayores proezas. Me quedo mirando la imagen, dándome cuenta de que echo de menos a esa chica. En realidad echo de menos a demasiada gente a la que he visto poco, y que han dejado un poso en mi alma. No quiero seguir añorando a gente a la que pierdo.

La mirada y el comentario de Madre Larissa no me pasan desapercibidos, de hecho avivan mi curiosidad y mi impaciencia. Pero Amber aparece por las escaleras informando de la ausencia de Will. Alex ha dicho que salió a buscarnos, y Amber pregunta si lo busca por el bosque.

Por favor, Amber. -Asiento mirando la pulsera en mi mano, antes de girarme hacia la Galliard- Gracias.

Aún tengo el recuerdo de toda esa mierda espiritual en la cabeza, un puto huracán de detalles que se perderán si no los comparto. Y Larissa sabe algo, estoy seguro. En ese momento veo a Alex ofreciéndome un ¿mantel? Abro los brazos levantando el rostro con los ojos en blanco. Tanta mierda importante en la cabeza y al Philodox lo único que le preocupa es que estoy desnudo... Joder, y a mí, que me muero de vergüenza, pero hay otras cosas más urgentes.

Vuelvo en seguida, voy a ponerme algo de ropa. Poned a hacer más café, va a ser una mañana muy larga... -Mientras dure el café, Larissa seguirá aquí para poder aclarar lo que sepa de todo esto.

Asciendo por las escaleras a grandes zancadas, apresurado, dispuesto a ponerme cualquier cosa y bajar de inmediato.

Podría perderme en sus ojos, son como dos pozos de color, y cuando me mira, algo se mueve en mi interior, ¿qué pasa, qué está pasando realmente?.

Al sentir sus dedos sobre mi pecho y ver su boca entre abierta, vuelvo a sentir la sangre en mi pene, mi corazón se acelera, al tiempo que entreabro la boca, esperando sentir la calidez de su lengua, no, hay algo aquí que no cuadra, tras sentir la tibieza de sus labios me retiro, separándola con suavidad, - espera, miro de nuevo alrededor, no, esto no esta bien, algo se me está escapando.

Doy unos pasos hacia atrás, mientras siento la Rabia en mi interior, advirtiendome, siento mis músculos tensarse mientras la Rabia va fluyendo, el lobo está advirtiéndome, ninguna mujer aúna tantos aromas, no, es una trampa. Pero por qué el Búho me trajo aquí entonces. Doy una vuelta, mirando alrededor, y si nada es lo que parece, y si la pérgola no es tal, - grrr, o un examen, una prueba, pero, ¿con qué fin?

Me agacho, mientras me concentro, buscando al lobo, necesito cambiar de forma, percibir mas cosas, ladeo la cabeza mientras observo a Helen, ella sin duda ya se ha dado cuenta, habrá leído mi duda.

- ¿Dónde estamos?. Me siento molesto, indignado por sentirme utilizado, lo que resulta evidente por mi tono de voz, es la última vez que me usan, y siento como la Rabia, me impulsa a cambiar.

Dio dos pasos hacia atrás - Lo, lo siento ¡No! -ella gritó, su pecho se agitó y cayó al suelo, temiendo la ira de la que tantas veces su padre le habló, tenían los lobos.

- ¡Pero el búho dijo que tú me ayudarías! yo... ¿te he ofendido? ¿acaso tienes...? lo siento yo no... -se puso de pie, una lágrima rodó por su mejilla, pudiste ver miedo en sus ojos al contemplar tu ira primaria. Pero se puso de pie y echó a correr hacia la pérgola.

Los búhos volaron interponiéndose entre la muchacha y tú, la defendían. Si querías ir tras ella debías pasar a través de ellos y entonces...

El cielo se puso negro, las nubes se interpusieron en el paso del sol, un viento poderoso azotó las flores, el cabello de ella y tu pelaje de lobo. Helen se calzaba las botas, cuando viste que entre donde tú estabas y los búhos se rasgaba la realidad.

Un poderoso brillo plateado, una luz enceguecedora salió a través de ella. Las plantas perdieron sus pétalos y los mismos bailaban enloquecidos en la danza plateada que salía desde la misma umbra.

Los ojos del universo te miraron, el pico de oro y las alas blancas y brillantes como la mismísima plata, un trueno reventó en el cielo.

- ¿Qué es lo que haces con tu familia, mi prole? -la voz fue un estruendo, el estruendo de Halcón que en un parpadeó te regresó a tu forma homínida. - ¿Los hijos de búho no te instruyeron cachorro?

Helena se quedó perpleja, se arrodilló, sus ojos perdidos miraban aquella presencia que escapaba de su comprensión - ¿Qué... qué es eso? ¡no! ... dijo, no quiero que le pase nada ¡yo lo hice enojar! ha sido mi culpa! -se terminó de calzar en el suelo - ¿estoy hablando con un ave?... - su cuerpo temblabla, lo peor era que lo entendía.

Halcón la ignoró.

Veo el terror en sus ojos, y recuerdo cuando me hablaron del Impergium. Veo como empiezan a volar los búhos, a pesar de que no hago ningún intento por seguirla, ¿me habré equivocado con ella?

Alzo la cabeza, mientras trato de aspirar todos los aromas, y captar todos los sonidos. El Búho dijo que debía protegerla, ¿quien es Helen?

Entonces las nubes lo cubren todo, y el viento azota mi pelaje, me agacho tratando de protegerme del viento y entorno los ojos cuando se rasga la Celosía. Y la voz, tan fuerte que me daña la vista y los oídos. Siento una opresión en el pecho, y como revierto a mi forma homínida, me quedo agachado, con la vista fija en el suelo, y sin atreverme a alzar la mirada, avergonzado.

Perdona padre, tengo la garganta reseca y no soy capaz de hablar. Y Helen me da una lección, pues cuando estoy recibiendo una merecida reprimenda, ella sale en mi defensa, y me recuerda que soy yo quien tiene la obligación de defenderla. Y aunque no es el momento de mostrar orgullo, un Hijo de Halcón no puede mantener la cabeza gacha durante mucho tiempo.

Me levanto del suelo y miro a Halcón a los ojos, mientras hago un gesto a Helen con la mano, indicándole que guarde silencio, - ég hef ekki afsökunarbeiðni, og bætta þú telur viðeigandi föður*, pronuncio en lenguaje espiritual, con voz clara y fuerte, - en fyrst veita mér nema ég geri þessa stúlku, koma henni til Barrow okkar, leyfðu mér að friðþægja mér að kenna**

Aguardo en silencio la decisión de Halcón, sin hacer ningún intento por acercarme a Helen.

Halcón, el tótem de tu propia tribu. Un Incarna que raramente acude, de hecho tampoco apareció cuando ocurrió aquel "silencio umbral". No obstante, aquí lo tenías apareciendo antes que tu infundada paranoia desatara la rabia interior, que aunque pequeña en comparación a la de un luna llena, claramente ha sido suficiente para espantar a Helen.

¿Pero, por qué ha logrado ver a Halcón? Es más... ¿habrá entendido lo que dijo?

El incarna se dirigió a ti:

- Tu falta expiarás sin duda o no serías hijo mío cargando con tal deshonra. Es tu lobo lo que me llevaré hasta que recuperes todo aquello que has perdido  

El viento sopló con fuerza y tus ojos se cerraron, producto de aquel aleteo. Cuando por fin pudiste abrirlos solo viste una estela plateada desaparecer en medio de la nada.

Y por supuesto, hubo algo más que viste al continuar mirando hacia el frente y fue a Helen, colocándose con dificultad una chamarra de cuero negra, mientras corría como una gacela, lo más rápido que podía, todo lo necesario para estar fuera de tu alcance.

Como era de esperar, un par de búhos alzaron vuelo siguiéndola.

- Te vas a caer si sigues haciéndole gestos desde ahí. Soy vieja no descuidada -responde a Alex haciendo alusión a la negativa de este a que Tyler aceptara el brazalete de cuero, e ignorando la falta de respeto que suponía pensar que una poderosa theurge como ella no detectara algún objeto corrupto o maldito - De todas maneras Faye no es muchacha que conozcas... no te vi corriendo desnudo durante el rito, me acordaría. 1 granito de azúcar y un chorrito de leche, estaría bien, gracias.

Parpadea un poco, con cierta aprobación disimulada hacia las palabras de Tyler, también a medida que lo oye "ponerse al frente de la manada" otra vez se lo queda mirando y parece sorprendida de algo, pero solo cierra los ojos como si meditara

- Puta ropa, es lo que les digo a mis chicos cuando vienen a buscar que ponerse, está dedicada la pulsera. Me pareció un bonito gesto, que bueno que no se me perdió 

Sonríe hacia Amber y levanta la mano respondiendo a su saludo, mientras mira a Tyler subir a todo galope a otro lado. Se levantó inquieta y empezó a caminar alrededor de la estancia - Te voy a ahorrar la pesquisa y el trote linda. Si es uno menudito, bajo, bueno no tanto como él -mira a Alex- pero bajo, de cabello disparatado. No lo vas a encontrar en el bosque pequeña, creo que ha hecho un viaje.

Tomó una banana del frutero, la peló y la mordisqueó.

Tras mis palabras aguardo en silencio, con el alma en vilo.

No he estado a la altura, no he sido un digno hijo de Halcón.

Cuando Halcón habla vuelvo a respirar de nuevo, y cuando termina y parte, me noto extraño, incompleto en cierto modo, y siento la tristeza de la perdida.

Entonces vuelvo a reparar en Helen, huye, de mi, ser consciente de eso, me duele mas que cualquier castigo que puedan infligirme.

Me estoy luciendo últimamente...

- Helen, ESPERA, puede ser peligroso.

Digo al tiempo que salgo corriendo tras ella, tratando de dulcificar mi voz todo lo que puedo.

Dije que te ayudaría, y también te protegeré.

Y mientras corría, las dudas se agolpaban en mi interior, ha entendido a Halcón, y lo ha visto, ¿cómo?¿por qué?¿quien es ella realmente?

Si que iba rápido, te llevaba algunos metros delante, el morral estaba a la mano, sobre la banca había una camiseta y unos vaqueros que parecía te iban. Pero no había zapatos...

Parece que algún momento los había separado para ti, seguramente poco después decidió que lo mejor era salir de ahí.

- ¡No! -gritó agitada sin bajar la velocidad- ¡Aléjate de mi o te arrojaré una piedra lo juro! - llegó hasta un punto del follaje y se dio cuenta que no había pase.

Así que echó a correr hacia su izquierda

Veo que nos persiguen viejos fantasmas. ¿Faye sigue intentando llegar hasta Tyler? ¿No le quedó claro cuando nos fuimos? No creo que tuviera mal corazón, bueno, no tan malo como otros Señores de la Sombra, pero cada vez que la miraba o la escuchaba recordaba el mal que enraiza en nuestra Nación: alfas ignorantes que sólo quieren gloria personal y que son esclavos de su Rabia. Y el resto no eran mejores. El Fenrir, un cachorro más viejo que muchos Fostern y torpe e inculto. El pequeño Theurge, con menos confianza en asuntos espirituales que una médium de once años. Niko, un Ragabash que creía que honrar a su Auspicio era ser un coñazo pedante y perpetuo...Gaia está perdida si esa manada es ejemplo de sus legiones.

Miro a Amber con una sonrisa.

- Ella es Madre Larissa, de los Roehuesos de Nueva York - le presento -. Madre, ella es Amber Williams, mi hermana de corazón - luego hago un gesto hacia Lex -. Y él es Alexander Lex-Talionis, nuestro Philodox, un regalo de Gaia, la verdad

Luego me doy cuenta de lo que ha dicho la Madre.

- Es nuestro amigo, Madre, nuestro hermano de manada, o lo sería si...luego te lo explicaré, si quieres, ¿En qué dirección fue? ¿A qué te refieres con un viaje?