Partida Rol por web

Hacía mucho que no estaba con una chica, desde que me dejo Lori, y este acto de afecto hacia Helen, de entrega, es en ciertos aspectos una catarsis, que me libera de los fantasmas del pasado.

Ya no hay hueco en mi mente para las preguntas, tan solo queda el deseo y la entrega. Escucho su voz malva, su pregunta, y perdiéndome en sus ojos solo atino a responder cariñoso, - hablas en malva, acaricio sus cabellos para añadir, - y tienes unos ojos preciosos... jadeo antes de añadir, - no quiero dejarte nunca... ni quiero que este momento termine.

El roce de sus manos en mi espalda resulta electrizante. El sencillo gesto que hace para deslizar el tirante del vestido no hace mas que aumentar mi deseo. Y cuando escucho que es su primera vez, extrañamente siento una punzada de vergüenza, porque para mi no es la primera.

Me detengo un instante acariciando con afecto hombro, deslizando mi mano hacia su pecho, - no te preocupes, titubeo unos segundos antes de añadir con torpeza, - tendré cuidado, tú confía en mi... te... te di mi palabra de que no te haría daño. Cierro los ojos y ladeo la cabeza al sentir su mano en mi mejilla, para abrirlos cuando escucho su nombre.

- William Elliott, respondo besando su hombro, su cuello, mientras con mi mano intento liberar el vestido, mierda de vestido, joder, como no se mueva un poco, voy a tener que romperlo.

- Helen, yo... no había sentido esto con nadie, bajo mis labios a su pecho, jugueteo con su pezón en mi boca, para volver de nuevo a su cuello, detrás de sus orejas, y regresar a sus labios.

Paso mi mano por sus hombros, tratando de alzarla para deslizar el otro tirante, y poder quitarle el vestido completamente, necesito sentir su piel con la mía, sin ningún impedimento.

Termino de exponer los hechos, confundido e intrigado, preocupado también, cuando Alex nombra esa película de dibujos animados y se corta un dedo con el cuchillo. Me giro para ver qué tal está, más por instinto que otra cosa. Por mucho que se haga con uno de esos cuchillos de cocina, no es preocupante con la capacidad regenerativa de los hombres lobo que corre por sus venas. De hecho, mientras se disculpa no puedo evitar sonreír con la analogía de esos dibujos. Aunque como empiece a llamarme Simba voy a tener que ponerme serio...

Se sienta y muestra su inquietud sobre estos acontecimientos, con reflexiones ante las que estoy de acuerdo y en desacuerdo a partes iguales. Sí, es muy raro todo lo que está pasando, pero no creo que las cosas sean exactamente como él las ve. Quizás, no, casi seguro, porque no me he explicado con claridad.

Alex, Faye no es mi "ex". -Digo tratando de emplear un tono sosegado que calme los ánimos y las preocupaciones que el asunto de la pulsera pudiera estar creando en los míos. Aunque hablar de Faye delante de Jane se me antoja delicado, después de todo las cosas no terminaron muy bien entre ellas dos- Era la alfa de nuestra antigua manada, con quien al principio tuve una muy buena relación, aunque... con el tiempo nos fuimos... distanciando. Mi lugar no estaba en esa manada, y el de Jane tampoco. Está aquí, ahora, con vosotros, hace tiempo que lo veo claro. Pero dejar tu manada siempre es doloroso, aunque sólo llevara seis meses con ellos. Y Faye siempre se portó bien conmigo, me da igual lo que digan de su tribu. En la Nación se dicen muchas cosas, y no tengo por qué estar de acuerdo con ellas. -Lanzo una mirada a Alex, nuestro Metis, aquel que tantas veces ha sido vapuleado y vilipendiado por su condición, por ser muestra viviente de un pecado hacia la Letanía, por la deformidad que acarrea. Muchos son los que le desprecian, algo ante lo que me revelaré una y mil veces, pese a quien le pese- Esta pulsera, y lo que sea con que pueda corresponderla, son obsequios entre dos viejos amigos que han perdido el contacto, nada más. No hay nada de qué preocuparse. Alguien de la talla de Madre Larissa no me habría entregado un objeto que respondiera a malas intenciones espirituales, fuera amuleto o fetiche. Confío en que Faye siga siendo la mujer que conocí, y aún más confío en Madre Larissa. Además, se lo entregó hace cosa de un año, según ha dicho, de modo que no tiene nada que ver con el asunto que nos atañe... -Y en cualquier caso, si su objetivo fuera sencillamente lograr un acercamiento con alguna mala intención, cosa que dudo, no va a encontrar a alguien que abra su corazón para que se lo rompan fácilmente. Ahora soy un alfa, tengo una responsabilidad hacia los míos. Ya no puedo permitirme dar un sólo paso sin tomar precauciones- Por otra parte, no creo que fuera Abuelo Trueno quien estaba allí, aunque quizás Madre Larissa me corrija. Sólo se levantó viento, un vendaval, no una tormenta. Hubo un chillido, el suelo tembló, pero no hubo truenos ni nada parecido. Era... otra cosa.

Madre Larissa confirma que quien me alzó por los aires era el mismo Halcón. Me quedo boquiabierto, mirándola con los ojos como platos. Puede que el halcón de mi hombro sólo fuera un mensajero en su nombre, pero Halcón acudió. ¿Por qué? ¿Para qué? No dijo nada, no respondió a lo que le pregunté a su emisario, sólo me levantó por los aires y me arrojó al mundo físico... ¿Eso es algo bueno... o malo?

También habla de aquellos que me llevaron, por la fuerza, a mi rito de iniciación. ¿Se lo dijo...? ¿El qué? No entiendo nada. Pero cuando voy a preguntarle por eso, se me adelanta con otra pregunta.

¿H-hablar? Sí, bueno, solamente al halcón que se posó en mi hombro. Creyendo que era el tótem de nuestra tribu... Le pregunté, bueno, el motivo por el que ni él ni ningún otro había acudido a nuestra llamada. Si habíamos hecho algo para... Si podía hacer algo para remediarlo. -Me cruzo de brazos sobre la mesa, hundida la cabeza entre los hombros. Un sonoro fracaso, ese intento. Creer que podría solucionar las cosas...

No digo nada ante la evidente indirecta de madre Larissa. No, no hemos ido a verla desde que nos fuimos de allí. No he tenido valor, hemos viajado por todas partes pero me he negado siempre a regresar a su casa. No estaba preparado. Me hundo más, apretando los brazos, incómodo.

Y cuando parece que la Theurge va a explicar algo nuevo acerca de los espíritus, una voz familiar le interrumpe. Me giro con gesto molesto, ahogando un gruñido. Nunca es agradable que alguien irrumpa en tus dominios sin ser detectado, aunque sea alguien de su talla, que evidentemente debe tener recursos de sobra para burlar a un grupo de Cliath como nosotros.

¡Ben! Bienvenido... -Me pongo en pie, ofreciéndole mi silla. Y es que necesitamos conseguir más asientos, si la casa se va a volver tan concurrida. Quizás unas plegables que guardar en la despensa...- ¿Preocuparte por qué, exactamente? Ya sabéis que no soporto cuando los videntes os ponéis crípticos... ¿Alguien es capaz de explicar realmente lo que está pasando? -Me apoyo en la encimera, con los brazos cruzados, visiblemente molesto. No me entero de nada, no se de qué va ese rollo de Halcón o qué pretende, a qué venían esas ambiguas palabras, o qué es eso que Larissa advirtió a los que me secuestraron dándome una paliza hace tres años...

Ella sonríe con vergüenza, se muerde el labio inferior y se une a tus besos, pero ya no dice nada al menos no verbalmente.

No encuentras cierres en su vestido, ella niega y solo desliza la prenda un poco más de lo que tú los has hecho, hasta la cintura para que comprendas como funciona. Se quita además la correa de la pequeña cartera que cargaba cruzada y la coloca cerca junto a ambos. Tus propias manos la deslizan hacia abajo y la prenda queda fuera dejando expuesto la delicada lingerie del mismo color que el vestido.

Sus brazos vuelven a estrecharte, su cuerpo es el que te habla,  se arquea y exhala, cuando la calidez de tus labios y lengua rodean la frialdad de la saliente de uno de sus senos. Sientes la parte inferior de su cuerpo, la que está atrapada bajo el peso del tuyo, luchar contra aquella prisión y deslizarse hacia los lados, permitiéndote acceder a una proximidad más íntima.  

Sientes la calidez de su vientre bajo el tuyo, mientras te besa, se funde en un abrazo apretándote contra sí, respirando agitada, abre nuevamente sus labios pero solo deja escapar un jadeo mientras su mente va cediendo total paso a sensaciones. 

- Yo... will... -inhala hondo, sus se abren y miran la copa de los árboles y detrás de ello la luz.

Todo alrededor se desdibuja, todos mis sentidos confluyen en ella. Solo existimos nosotros, y el resto del universo, carece de importancia.

Cada uno de sus gestos, cada una de sus caricias... me llevan a desearla mas todavía. Y cuando la ropa interior queda expuesta... - Helen..., te quiero. Cuando pienso en desnudarme, soy de nuevo consciente de que no estoy vestido.

Mis jadeos se unen a los suyos y mis músculos se tensan. Quedamos fundidos en un abrazo cuando le pregunto, - ¿te estoy chafando?, tras la pregunta me siento algo ridículo, la beso de nuevo.

Me fijo en sus mejillas, coloreadas por el rubor, al igual que sus pechos, y de nuevo vuelvo a descender sobre estos, para ir poco a poco descendiendo, hasta llegar a su vientre, me entretengo un rato besándolo, mientras con una mano paseo mis dedos por encima de su sexo, rozándolo suavemente y acariciando la cara interna de sus muslos. Hace tanto que no hago esto, igual son imaginaciones mías, pero me siento torpe.

Me detengo un instante antes de empezar a bajar su ropa interior, para dejar al descubierto su sexo, para fundirnos en un acto de entrega definitivo, - Helen, yo... ¿estas segura?, digo mirándole a los ojos, - no quiero hacer nada que tu no quieras. Sus cabellos rubios despeinados sobre el suelo, sus mejillas rosadas, sus labios carnosos, y su pecho desnudo, subiendo y bajando, Gaia bendita, es preciosa, y de nuevo ahogo la necesidad de decirle dos simples palabras, te quiero.

Algo tensa mi estómago a la altura del diafragma cuando el tono de la anciana se endurece al hablarle a Alex. Durante un momento la Rabia enciende mis venas con la necesidad casi irracional de defender a los míos. Es cierto que nuestro Philodox tiene una lengua insolente y hoy parece haberse levantado con el pie izquierdo. Pero es sólo porque está tenso, como todos, por aquel fracaso. Se preocupa, quizá demasiado, por lo que sucedió. Por todos nosotros. Por Will. Comparto su aprensión. Y por muchos motivos que tenga, ella no deja de ser una desconocida increpando a mi hermano. Mis ojos brillan y probablemente habría abierto la boca para hacer un comentario inapropiado si no fuese porque el tono de la mujer se suaviza tan rápido como se crispó.

Con su vuelta a la explicación sobre Will, mis ánimos también se calman. En cierta forma a Alex no le viene mal del todo que alguien le responda de vez en cuando. Y por mucho que no me guste que lo haya hecho alguien de fuera, sí que me agrada que una anciana Roehuesos sea capaz de cerrarle la boca a un orgulloso Colmillo sin despeinar siquiera su frondosa melena.

Me doy cuenta entonces de que ese ramalazo de Rabia había tensado mis músculos y me obligo a relajarlos para escuchar el relato de Tyler. Complicado. Enrevesado. Como todo lo que tiene que ver con los espíritus que todavía se me antojan esquivos la mayor parte del tiempo. Con ellos nada tiene por qué ser lo que parece. Al menos no siempre. 

- "Encontrarse. Si son mis hijos ¿quiénes son?" - Las palabras de Tyler dan vueltas en mi mente, me esfuerzo por encontrar su significado. ¿Nosotros somos los hijos de los que habla? - Tsk. - Chasqueo la lengua. Ojalá Will estuviera aquí. 

- Halcón... ¿Qué está pasando? - Mis pensamientos corean la pregunta de Alex sin que mis labios lo hagan y mi mirada busca a Madre Larissa, esperando que ella pueda responderla. Hasta que otra voz interrumpe la pequeña reunión y me giro sobresaltada, bajando en ese movimiento las piernas de la silla. Al ver a Ben respiro despacio. Me doy cuenta de que estoy muy tensa. A la que salta. No puedo soportar la idea de que Will esté por ahí perdido otra vez mientras pasan cosas raras en esos reinos. ¿Y si no consigue volver? No sería la primera vez que se mete en la Umbra y se le va la olla hasta que pasan horas y tenemos que ir a buscarlo. Mi mirada se dirige al exterior a través de la ventana y tras un par de segundos me pongo en pie.

- Bienvenido, Ben. ¿Te apetece un café? -saludo al Theurge casi a la vez que Tyler. Si sigo sentada sin hacer nada me va a dar algo, así que me acerco a la cocina, cojo una taza y preparo un café, para Ben si lo quiere y si no para Alex, él nunca rechaza una buena taza. La última pregunta de Tyler me saca un suspiro frustrado y al volver hacia la mesa y dejar el café sobre ella asiento con la cabeza.

- Sí. ¿Qué está pasando? Esta mañana está siendo jodidamente rara. ¿Todos los espíritus se han puesto de acuerdo para rendir pleitesía ante Tyler? ¿Qué significa eso? Y lo siento si todo este asunto es muy importante, pero... - Apoyo las palmas sobre la mesa para terminar la frase con intensidad. - Will no está. No sabemos dónde ha ido o cuánto tardará. - Miro a Madre Larissa y le hago un ademán con la mano. - Ella lo ha dicho. Coger un camino equivocado en la Umbra es muy peligroso. - Me muerdo el labio inferior. Estoy preocupada, pero no quiero resultar maleducada delante de una visita que está claro que mis hermanos aprecian. - No puedo centrarme en otras cosas sin saber que Will estará bien. ¿Qué pasa si vamos a buscarlo? - Miro a Ben, preguntándole con los ojos muy abiertos. - ¿Podría eso ser peligroso para él? ¿Más que dejarlo allí solo? Estoy segura de que podemos encontrarlo y traerlo de vuelta sano y salvo. - Afirmo con seguridad. Quizá con exceso de confianza, pero es que realmente me siento capaz de hacerlo. Lo haría incluso sola si fuese necesario.

Helen no responde a tus palabras, su cuerpo continúa reaccionando a cada toque que le dedicas, sus besos son urgentes, ella desliza sus dedos entre las hebras de tu cabello cuando tus labios tocan su vientre.

-Will...

Se estremece con el toque tan íntimo que le das y deja escapar un ligero gemido cuando acaricias la parte interna de sus muslos, es cuando intentas despojarla de su ropa íntima que ella se queda muy quieta. Sus mejillas continúan ruborizadas pero sus mirada parece haber recobrado algo de claridad.

Y cuando le haces la pregunta, ella intenta respirar - sí... pero ¿y si... esperamos... un poco? -pregunta jadeando- no, no deseo que esto sea solo algo más... quiero conocerte y que me conozcas -alza una de sus manos otra vez con delicadeza hasta acariciar tu mejilla.

Posó sus ojos en los tuyos, con su rostro sonrojado y su mirada azul cielo. 

Mantiene la mirada a Tyler, percibe su sorpresa espera que el entienda lo atípico que eso ha sido ¿se habría equivocado al decidir no intervenir a tiempo? 

Luego llega Benjamin, Larissa lo saluda con una inclinación de cabeza y acepta el anticuado beso en la mano - ¿Qué llamado? -pregunto mirándolos a todos, parecía que la vieja theurge no estaba al tanto de todos los detalles de su manada ¿y como no?.

Las dudas de Amber causan que ella cierre los ojos -¿peligroso? ¡válgame! mi niña, nuestras vidas están enlazas al peligro desde el primero lobo. Podrían intentar seguirlo, pero ¿con qué objeto? El no ha marchado solo, la prole de Búho ha marchado con él ¿sabes que significa eso pequeña? -mira los ojos vivos de Amber y luego a Alexander-  Halcón y la estirpe de búho en un mismo día, no puede ser coincidencia ¿no?  

Ante la nueva intervención de Tyler, Larissa vuelve a mirarlo con un rostro perplejo - Pero ¡que chico! no has cambiado nada en eso Tyler. Me estás recordando seriamente a alguien. Las palabras de los espíritus no pueden interpretarse como las noticias del New york Times, cuéntame de qué llamado hablan, luego iré a la umbra a realizar mis propias averiguaciones. Después quizás pueda decirte algo más concreto... 

Amber también muestra su sorpresa ante los acontecimientos que hemos expuesto. Aunque, como no podía ser de otro modo, no puede centrarse en eso cuando Will sigue en paradero desconocido. Lo poco que he aprendido del mundo espiritual es que es muy extraño, y que hay que dejar operar a los extraños videntes a su incomprensible manera. Aún así, a la menor muestra de que no es mala idea, iremos a por él. Al menos un par de nosotros. Amber y Jane pueden ocuparse sin problemas, mientras Alex y yo seguimos parlamentando con las visitas. Con la condición imperativa de mantener contacto cada cierto tiempo, tenernos al tanto. Por si debemos dejar todo y acudir también.

Pero Larissa deja claro que no es necesario, y que Will está bien custodiado, acompañado de la ¿prole de Búho? Sí, que Halcón y la estirpe de Búho se nos aparezcan el mismo día no puede ser coincidencia. Pero saberlo no nos acerca más a la respuesta. Puede que Will venga con algo que contar, pero hasta entonces...

Amber, si te quedas más tranquila ve a buscarle. Llévate a Jane. -La pequeña está como sumida en un molesto mutismo desde hace un rato. Creí que sería por el asunto de Faye, pero empiezo a pensar que hay algo más. Estoy seguro de que, de los presentes, es quien más se culpa por lo sucedido con el silencio umbral, espero que no le esté dando vueltas de más a esa cabecita suya. Ya tiene bastante con lidiar con sus pesadillas. Espero que, con algo de actividad, pueda dejar un rato de lado esos oscuros pensamientos- Rastreadle, no arriesgueis, y mantened la distancia. No conviene que le jodais lo que sea que ande haciendo. Sólo aseguraos de que está bien y volved para informarnos. Y, chicas... -Las miro con gesto paternal, severo pero preocupado- ...tened mucho cuidado.

Larissa me da una pequeña reprimenda acerca de mi incultura espiritual. No le falta razón, soy un negado en esos asuntos. Cuando hace falta saber algo de eso, delego en Will, o tomo las decisiones fiándome de su criterio. Me froto la nariz, molesto ante sus palabras, sabedor de la verdad que encierran.

Lo siento, Madre, llevas razón. Sigo sin comprender el mundo espiritual, hay una barrera entre nosotros. Es que... -Aparto la mirada, avergonzado- ...somos manada, pero no tenemos tótem. Se celebró el ritual, pero no se presentó ningún espíritu. Sólo el silencio. -Miro a Ben. Nunca le he culpado de ello, ni lo haré. Se que hizo lo que pudo, y que tiene que haber una explicación. Es sólo que, hasta que se nos revele, nos estamos volviendo locos- Por eso le pregunté a Halcón. Quería respuestas. Pero sobre todo, quería una solución. -No puedo quedarme de brazos cruzados mientras mis hermanos se culpan, sufren, y su moral y confianza se resquebraja. Que me diga un precio, el que sea, para que pueda pagarlo...

Mi deseo se enfrenta a mis emociones cuando la escucho hablar, me gustaría continuar, pero... no puedo hacerlo.

A pesar de la decepción, asiento con la cabeza y le muestro mi sonrisa mas dulce, - no te preocupes, Helen..., yo no quiero que esto termine aquí y ahora, me acerco de nuevo a su rostro, y continuo dándole besos, abrazado a ella. - Eres guapísima, me detengo observándola un rato, - pero... temo perderte cuando salgamos de aquí... se que parece de locos, pero, siento algo, que no había sentido jamás.

Me siento mas vulnerable ahora que le he confesado, pero la necesidad de sincerarme y el miedo a lo que pueda pasar cuando nos alejemos de este lugar me han empujado a abrirme a ella.

- Y tampoco quiero que pienses que yo me entregaría a cualquiera de esta manera... joder.

Me fundo de nuevo con ella en un abrazo, mientras mi respiración se va calmando poco a poco, y mi erección va desapareciendo. Prodigándole caricias, mostrándole mi afecto.

Necesito entregarme a ella, perderme en su ser aunque yo desaparezca. Necesidad que casi resulta dolorosa al no poder ser satisfecha.

Se queda quieta mientras te oye hablar, la forma en que te mira es con cariño sí, pero también como cuando alguien descubre algo nuevo, un mundo diferente - Pensar que yo huí de esto... y termino contigo -mantiene tu mirada, habla con candor y sonríe un poco, sigue sonrojada.

- ¿será el destino? -hay una sombra de amargura o burla en sus palabras- ¿dejarte? no Will, no-te acaricia el rostro-También siento algo que no sentí jamas en mi vida, es como si te conociera pero no te conozco ¿no? yo no... hubiera dejado que nadie me toque así en mi vida... creeme, puedo ser muy cortante o fría. Nunca he dejado que nadie se me acerque mucho. Se que no es por como soy, si no por cómo me veo... pero contigo es distinto... hay otra cosa que me atrae hacia ti, no se cómo explicartelo -su respiración poco a poco recobra la normalidad.

- Y está la aparición de hace un rato, me dio el susto de mi vida es como si hubiera visto un ángel... -de repente desde su cartera pequeña empieza a sonar "el verano" de Vivaldi. Ella coloca una cara extrañada - pero si no tenía batería...

Dedica una mirada extrañada a los lobeznos, pero si tuvo algún pensamiento al respecto sobre las decisiones que tomaban no lo dijo. Carraspeo y se dio la vuelta mirando a Ben, tras escuchar la historia de tyler, se puso de pie, alisando sus prendas. No quería alarmar más la situación así que, solo atinó a dar unas palmaditas al hombro del alfa y luego acariciar el cabello de Jane.

- Voy a tener una charla y meditar en esto, esperemos hallar algo de luz entre tanta bruma -tras lo cual, se miró en el reflejo de una de las ventanas de la cabaña y finalmente su cuerpo traspasó la celosía.

Me limito a escuchar, observando todos y cada uno de sus gestos, para no olvidar nunca este momento, para guardarlo siempre en la memoria.

Y al escuchar que ella tampoco pretende dejarme, me siento tan feliz, tan dichoso... - quiero conocerte Helen, saber todo de ti, cual es tu color favorito, que helado te gusta mas... pero en cierto modo es como dices, es como si ya te conociera, no se si sera el destino... digo encogiéndome de hombros, pero no me importa. Mientras hablamos tomo sus manos con las mias, buscando entrelazar nuestros dedos, hasta que habla de como se ve y frunzo el ceño sin entender, - ¿cómo que como te ves?, yo se que contigo siento que puedo ser yo mismo, no siento vergüenza, bueno, quizás un poco de mis orejas, le confieso en este momento de intimidad.

El sonido del teléfono me sorprende tanto como a ella.

Temo decirle que conteste, pero tengo que hacerlo, - contesta, ¿o quieres que conteste yo?

Deberíamos ponernos en marcha, tengo que regresar con la manada, lo mejor será que vayamos allí.

Gira con delicadeza su cuerpo, atrapado aún bajo el tuyo, estira una de sus manos y abre la pequeña cartera, sacando un pequeño teléfono negro, en la pantalla aparece "Número desconocido". 

La melodía de Verdi sigue sonando, ella mantiene el ceño fruncido extrañada. Niega ante tu petición y desliza su dedo sobre la pantalla para responder - ¿bueno? -con voz dudosa, no puedes oír exactamente que es lo que dice la voz del otro lado, pero puedes identificar la voz de un hombre adulto, rasposa, cansada, con respiración fuerte. 

El rostro de Helen se transforma en una temible máscara de palidez y miedo. La llamada termina y el teléfono efectivamente estaba apagado, muerto, sin energía.

- Ha, ha dicho que va a encontrarme... y que me llevará a donde puso a toda mi familia, que, que le falta mi rostro en su muro -se queda callada un rato- ¿esto es una broma? -sientes su corazón latir deprisa nervioso, pero no como antes, como cuando estuvieron juntos. No.

Es un nerviosismo que la empalidece.

Ella introduce la mano a la cartera, lo que saca es casi del tamaño de su palma, te la muestra

- Es lo que logró darme mi hermana antes de...  -sus ojos se vuelven acuosos de nuevo pero parece decidida a no llorar pues respira hondo y vuelve a mirarte- no se qué es, lo vi una vez de pequeña lo llevaba mi abuelo en una caja antigua y estaba guardado en el sótano. No nos dejaban entrar ahí nunca. Escuche que se lo entregarían al novio de mi hermana al casarse -Helen lo sostuvo de la cadena- él es como tú o lo era, era un garou. 

No dice nada un rato y luego pregunta - ¿que hacemos?

Niego con la cabeza cuando la mujer me pregunta si comprendo lo que significa el viaje de Will. No, la verdad es que no tengo ni idea. Cambio el peso de una pierna a la otra, inquieta, dubitativa tras las palabras de la anciana. Pero llegan las instrucciones de Tyler y asiento con firmeza. 

- Lo tendremos -aseguro, mirando directamente a los ojos de Tyler con seguridad-. Y lo encontraremos, te lo aseguro. Sé que podemos hacerlo. 

Un cierto alivio afloja mi pecho ahora que tengo algo que hacer, un objetivo claro. Busco a Jane con la mirada y le sonrío. - ¿Vamos? -pregunto de una forma casi retórica mientras empiezo ya a ponerme en movimiento. Tomo aire despacio, esforzándome por relajarme, antes de buscar la ventana con la mirada. Veo mis ojos reflejados en ella y me miro durante algunos segundos, centrando mi mente y mi espíritu. Finalmente me hago un pequeño asentimiento a mí misma antes de moverme y caminar de lado, traspasando la celosía.

Aún me estoy recuperando de la maldita experiencia extracorporal y a mi alrededor no dejar de pasar cosas. Apenas tengo un momento para dedicar un breve "Si" a Tyler antes de verme metida en un gran berenjenal de lo que parece una clase de "Garou nivel avanzado" en la que incluso yo me estoy perdiendo. Y para colmo...

- ¡Ben! - digo con sorpresa, y sonrío instintivamente -. Me alegra verte

Ya sólo falta Wong...¿O alguien quiere ir a por mi madre también? No es momento de mofarme. Tyler está confuso porque, al parecer, la situación espiritual no parece tan desesperada, pero también porque sigue creyendo, erróneamente, que esa pomposa y presumida Señora de la Sombra con la que flirteó una vez (y que, por cierto, le quiso llevar al cine cuando estaba en Frenesí) haya cambiado. En todo caso habrá ido a peor, sin nosotros cerca y con Niko y Wolf como únicos consejeros. Joder, bastante es que siga viva.

Y ya tengo deberes. Me encantaría quedarme, pero lo cierto es que tengo la sensación de que interferiría en cualquier trasteo espiritual que tengan en mente. ¿Por eso me echa Tyler? ¿Cree también que tengo la culpa? Me ha mandado a ser útil en lugar de un estorbo, pero me duele mucho creer que él también cree que mi maldición causa nuestra...falta de cobertura. 

Y Amber está preocupada, y podría necesitar una pequeña sabelotodo que además sepa dar patadas voladoras. Además, yo soy "mirando al cielo" y ella es la "aurora", debería tenerla siempre a la vista.

- Te sigo como el girasol - digo con un guiño de ojo -. Ya me contarés, Tyler, Ben, Lex - les sonrío -. Madre, si cuando vuelvo ya has marchado, ha sido un honor volver a verte

Al girarse y mostrarme su espalda la acaricio de manera inconsciente.

Al observar su expresión extrañada, mil y una ideas empiezan a pasar por mi cabeza. Escucho una voz rasgada, y aunque trato de aguzar el oído, no consigo escuchar nada mas, según voy viendo los cambios en el rostro de Helen, mis puños se crispan, y si estuviese de pie, comenzaría a andar de un lado a otro, inquieto.

Cuando termina pregunto preocupado, - ¿estas bien, qué sucede?, y cuando escucho sus palabras, siento de nuevo la Rabia en mi interior, lo mataré, seré yo quien le arranque las entrañas, le haré desear la muerte a ese maldito hijo de puta, mis nudillos se cierran con mas fuerza, volviéndose blancos, aunque mi respiración se acelera, trato de contenerla, de frenarla, joder, cómo lo hace Jane, cierro los ojos un instante, y respiro de manera mas pausada, poco a poco me voy calmando, abro y cierro los ojos repetidamente mientras miro al cielo, ya está, ya ha pasado.

- Perdóname Helen, yo... lo siento. Es difícil, pero no temas, nunca te haría daño. Me acerco a ella y la abrazo con suavidad. - No permitiré que te haga daño, nadie.

Entonces saca un objeto de la bolsa, y mis ojos se abren bastante mientras acerco la cara para observarlo, un fetiche, - es, es... un fetiche, ¿puedo? pregunto mientras lo tomo entre las manos, al hacerlo rozo sus dedos, y de nuevo, pienso en Helen, tu hermana, su marido, un Garou... tú, ¿también estas prometida? y puede verse cierta tristeza en mi semblante.

Con el "fetiche" entre las manos, sin dejar de mirarla, - creo que es un fetiche, es un objeto que lleva un espíritu dentro, y tiene cualidades "mágicas".  No voy a activarlo ahora, porque no se lo que hace y no quiero asustarte mas.

Me arrimo mas a ella, y lo dejo de nuevo en sus manos, - guardalo, ella te lo dio, era para su marido, y supongo, que tú deberás entregárselo al tuyo algún día, Gaia bendita, que no esté prometida, digo sintiendo una punzada de dolor, tengo que saberlo, no es el momento, pero necesito saberlo, - Helen, tú... tomo aire un par de veces antes de preguntarle, - se que no es el mejor momento pero... no, da igual, será mejor que nos pongamos en camino, te llevaré a casa, con mis hermanos, allí estarás a salvo, conmigo. Tomo su mano y la aprieto levemente.

No puede evitar estremecerse cuando siente que te agitas de nuevo enojado, ella se queda muy quieta, asiente en silencio ante tu disculpa - no deja de asustarme, ya me acostumbraré. Yo... confiaré en ti.

Ella deja que tomas el colgante de sus manos - No se qué es un fetiche, pero entonces es un ¿objeto mágico que hace algo? ¿Cómo sabremos que hace? -sonríe nerviosa cuando te pegas a ella, aunque aún no se recompone del todo de la llamada. Te escucha hablar del objeto hasta que mencionas - Me gustaría tenerlo, pero ella me pidió que se lo llevara a los lobos del norte, no sé qué es eso. En el fondo sabía que yo no tengo las cualidades para cuidar de esto. Me gustaría quedármelo y... -te mira a los ojos, si iba a decir algo más se queda callada, te mira y se sonroja.

Aguarda tu pregunta pero cuando decides no seguir, ella te mira extrañada, cuando empiezas a moverte para marchar, ella se arrodilla buscándote - No, Will, dime que es lo que ibas a decir antes... - te toma con suavidad del brazo, para detenerte, curiosa de lo que le querías decir.

- Yo, creo que podría saber lo que hace, pero prefiero hacerlo cuando estés con mis hermanos, podría llevarme lejos de este lugar, y no pienso dejarte nunca, algo nervioso añado, - sola, quiero decir. Poso mi mano en su pierna y arrimo mi cabeza a la suya, cerrando los ojos y aspirando el olor de su cabello.

- Los lobos del norte, repito sus palabras para chasquear seguidamente la lengua molesto, - no se a que se refiere, pero si vamos con mis hermanos seguro que pueden ayudarnos. Miro de nuevo sus ojos, sus labios, y de nuevo las ansias de besarlos, me acerco con dulzura y le doy un beso fugaz, mirándole a los ojos, y acariciando su mejilla, - no veo porque no puedes conservarlo.

Cierro los ojos al sentir su mano en mi brazo, para abrirlos de nuevo decidido a formular mi pregunta, - yo, bueno, es que... me debato entra la duda y la necesidad acuciante de saber y finalmente me decido a hacerlo, sin verme, eso si,  capaz de mirarle a los ojos, decidido a ocultar así mi tristeza, - pensé que tú, igual estabas... no se... que quizás en tu familia habían buscado alguien para ti... y que entonces, joder que difícil es esto,  - entonces tú y yo, no podríamos salir.

Mi vergüenza es mas que evidente, tengo la cara colorada. Joder, no tenía que haber dicho nada, me tenía que haber callado, soy un imbécil.

Otra de esas sonrisas tontas es lo que aparece en su rostro- ¿no piensas dejarme nunca? Will...-se queda callada cuando te acercas y la acaricias, sientes que su piel reacciona a tu toque, corresponde tu beso con intensidad.

Aguarda en silencio hasta que finalmente le respondes y le formulas la pregunta que antes dejaste a la mitad- No, Will. Es decir, he salido con algunos chicos... no muchos. Verás me fui de casa a los 17, estudio en Juilliard, antes mis padres me inscribieron para medicina pero lo dejé, mi sueño es interpretar las óperas de Verdi o Mozart, en Viena, París, Roma...  no les gustó, pero obtuve una beca y me fui a vivir sola.

Una mueca triste aborda su rostro, pero ella sigue hablando

Marion, es la niña buena de casa. A mi, no me contaban cosas porque siempre terminabamos discutiendo todos, alguna vez dijeron que yo seguiría luego de ella porque era mi deber de sangre. No soy rebelde, pero tampoco vivo en la edad media para que me digan lo que tengo que hacer, asi que tenía planeado irme de aquí, fuera de sus manos, en cuanto terminara de estudiar.

No quiero casarme sin amor ¿qué clase de cosa horrible es esa? Will, si me llevas con ellos no me van a obligar a hacer cosas que no quiero ¿no?

Se pone de pie y se coloca el vestido y las botas, se cruza la cartera nuevamente. Nota que estas desnudo y no puede evitar sonrojarse, especialmente por lo cerca que estuvieron de intimar.

-Encontré ropa para ti, vamos a la pérgola -suspira y te toma de la mano- ¿A qué te refieres cuando dices tu manada? ¿es como una pandilla?  

"Madre Larissa se esfuma a traves de la Celosia tan críptica y sigilosamente como apareció, seguida rápidamente por Amber. Nuestra Galliard se adentra en la Umbra apenas después de haber tomado una bocanada de aire para serenarse. Ni siquiera ha esperado a Jane, quien, como Ahroun, quizá hubiese sido prudente enviar como avanzadilla, a juzgar por lo concurrido de territorio espiritual que rodea nuestro refugio.

Miro en derredoro con una mezcla de sentimientos encontrados.

"Como cambian las cosas...  Hace un par de horas estábamos desayunando con caras largas, preocupados, atemorizados y perdidos... Y, ahora, seguimos igual, pero hemos recuperado nuestra cocina..."

Me obligo a cerrar los ojos, tratando de reestructurar mis pensamientos. Han pasado muchas cosas en las ultimas horas y se han dicho muchísimas más. Noto como mi ceño se frunce involuntariamente mientras me concentro. 

"Estoy en el ojo del huracán. Estoy en calma. Mi mente es receptiva."

He decidido permanece en silencio porque mi turno de jugar a chichar al chico popular ya ha pasado. Mi hermano Theurge, William, parece haber empezado una búsqueda mística en la Umbra. Sin consultar, sin pedir permiso y sin preparación... Y tampoco parecía estar en sus mejores cabales.

Mi hermano Ahroun, Tyler, ha revelado un peligroso Talón de Aquiles, un defecto potencialmente peligroso para un alfa de la Nación Garou. La incapacidad de mantenerse atado al mundo físico es un problema relativamente común entre aquellos que han carecido de mi educación... Y la incapacidad de romper esa atadura también lo empieza a ser.

Mi hermana Ahroun, Jane, vive acosada por una serie de pesadillas relacionas con su pasado. Cada noche, puedo escuchar sus lamentos y cada día, puedo ver las evidencias de sus lágrimas.

No necesito ser Theurge para saber que generamos un mal rollo que te cagas, a ambos lados de la Celosía.