Partida Rol por web

-Dudo que fuera dinero lo que haya impulsado al asesino a cometer semejante acto. Si se tratara de un robo vulgar no se habría esmerado en montar semejante escena, además de que no se ha llevado nada de valor. Por cierto, la mataron en este piso. Cuando los de la científica rociaron con luminol, el lugar parecía una colección de manchas de Rorschach.

Patricia observaba de cerca al ayudante de la científica mientras tomaba huellas de la caja fuerte. Le hubiera gustado a ella encargarse del tema, pero no quería problemas entre departamentos.

-Bastida sigue interrogando al ayudante. Por lo que escuché hasta ahora, el tipo apenas la conocía. No tenía otra actividad aparte de la consulta astrológica, y él no sabe de hobbies o aficciones de la difunta.

Los de la científica examinaban la caja fuerte mientras los detectives hablaban. Efectivamente había huellas, pero habría que determinar de quien eran.

Gustavo, por su parte, se dirigió al despacho. Era lo último que faltaba por revisar. Más que un despacho parecía un cuarto de estudio. Una mesa funcional, sobre la que reposaba un ordenador con una generosa pantalla, una estantería sencilla, con algunos libros y una supletoria con una impresora. Se acercó a la impresora. Parecían cartas astrales. Sólo los símbolos, sin ningún tipo de letra que diera alguna pista.

Sobre la mesa del ordenador había una baraja de tarot. Una carta se encontraba encima del teclado. Gustavo se la quedó mirando un tanto sorprendido. Era la carta del colgado. Pero lo que le sorprendió fue la postura de la carta: ¿no era como habían encontrado a Adela? Brazos extendidos, pierna sobre la otra formando un 4... Aquella carta no estaba allí por azar. ¿Una burla? ¿Un mensaje? ¿O una premonición? 

- Sr. Carmona, sabemos que por la Ley de Protección de Datos tiene que consultar con los abogados, pero nos sería de gran ayuda y, por supuesto, tras consultar con los abogados, que nos facilitara datos de las citas que tuvo Adelaida esta última semana y si fuera posible, las de hoy. ¿Ha habido algún cliente estos días que le llamara la atención? ¿Quizás alguien nuevo? Si recordara algo, aunque sea una nimiedad - Mónica sacó una tarjeta y un bolígrafo, con el que anotó su móvil personal - puede llamarme a este número. Mis compañeros de patrulla ya le han tomado sus datos personales. Sé que para usted es un trago muy duro y nos pondremos nuevamente en contacto con usted, pero sería mejor que ahora fuera a casa y tratara de descansar - Mónica apoyó su mano en el antebrazo del hombre, en un gesto tranquilizador - Haremos todo lo que esté en nuestra mano para detener al responsable.
 

Tras despedirse de Arturo, Mónica se acercó a la habitación en la que estaban sus compañeros.

- Hola, compañeros. ¿Habéis encontrado algo? La verdad es que este asalto no tiene pinta de ser un robo normal y corriente, es todo demasiado sofisticado para un ladrón cualquiera, demasiadas molestias.

Mónica oyó la voz de Gustavo desde la habitación contigua preguntando sobre los interrogatorios y se dirigió hacia allí, para encontrarlo concentrado viendo una carta del tarot, el Colgado.

- Vaya, alguien se ha tomado demasiadas molestias para representar a Adelaida como esa carta. Es curioso... Y peligroso.

Gutierrez volvió a repetir la información que había obtenido del vecino y del conserje para que Bastida estuviera al día y empezó a pasear por la habitación.

- Me falta hablar con un vecino del segundo, que según el conserje trabaja en Moncloa y decía que allí se conocía el nombre de Adela, así que supongo que tendremos jodido para apretar las tuercas a la hora de conseguir su lista de clientes.

Su tono era despectivo al decir la última palabra pero continuó moviendose por la estancia, no le gustaba quedarse quieto.

- ¿El chaval ha dicho si tenían un despacho? - preguntó a Bastida. - Mientras la científica repasa la zona, sería un buen sitio para encontrar algo sobre el chalado que ha hecho esto...

- No, nadie en especial.- contestó el chico - Les dejo mi tarjeta y me pondré de inmediato en contacto con nuestros abogados. Trabajo en mi casa de las afueras y estaré en todo momento localizable en el móvil de la tarjeta. En cuanto los abogados me den el visto bueno intentaré buscar en los dossieres si hay algún caso que pudiera provocar rencillas de cualquier tipo con Adela pero, siendo sincero, ahora mismo no me viene ninguno a la cabeza. 

Se recompuso un poco antes de irse:

- Quiero que sepan que estoy dispuesto a colaborar en todo lo que necesiten. Adela era una mujer fría y distante, sí, pero en todos estos años fue una jefa ejemplar. Nadie se merece lo que le han hecho. 

Dicho lo cual abandonó el piso.

Patricia observó con atención a medida que iban apareciendo las huellas*. Cuando estuvo segura de que el de la científica no la iba a cagar (aunque sabía que eran todos profesionales, cuando se trataba de algo que despertaba su interés, no podía evitar sentir que cualquiera que no fuera ella metería la pata) se incorporó y se dirigió a la siguiente habitación donde ya se encontraba el resto del equipo.

Al ver la carta del colgado, no pudo evitar murmurar-. Adiós teoría planetaria. Sin embargo, su rostro no mostraba decepción si no interés.

-Esto cada vez se torna más disparatado. Por qué arrancarle el corazón pero dejarla en la pose del ahorcado? Aunque... -tomó su móvil y volvió a grabar una nota- ... Causa de muerte probable ¿asfixia? -volvió a pausar la grabación**.

-Mónica, tu que opinas? -ella era la que sabía más sobre crímenes relacionados con lo oculto, tal vez ya había logrado hacerse una idea al respecto de lo que la carta y la disposición del cuerpo podrían significar.

Patricia echó un vistazo a los números. Estaban más manoseados el 0, 4, 7 y 9. Aún así eso daban 6561 permutaciones posibles. Y por el aspecto digital de la caja era muy probable que fuera de esas que se bloqueaban al fallar un número determinado de intentos. Seguramente habría que recurrir a la tecnología para abrirla. A veces se echaba de menos los viejos tiempos de las cajas de cerradura mecánica.

Volvió a pensar en el cadáver. Pese al destrozo de la caja torácica no había ninguna otra señal de violencia, lo cual le llevaba nuevamente a preguntarse ¿cómo la inmovilizaron para hacerle algo así?

Mónica se pellizcó el labio, como hacia siempre que quería recordar algo, como si fuera el resorte que activara su disco duro.
- Hablo de memoria, pero si no recuerdo mal, el Colgado es uno de los Arcanos Mayores del Tarot. La carta por sí sola puede tener múltiples interpretaciones, pero una muy extendida es la del sacrificio como forma de evolución. Tendría que investigar más, pero... - Mónica se paró un momento, como si no se atreviera a continuar - lo que me preocupa es que las cartas del Tarot alcanzan su verdadero significado en compañía de otras. ¿Y si el asesino estuviera echando su propia tirada? Esto está clarísimo que no es un asesinato vulgar, nadie se toma tantas molestias. Y si lo que supongo es cierto, y a riesgo de sonar peliculera, puede que no sea la primera víctima. No recuerdo ningún caso similar en España, pero no lo descartaría, tendría que mirar en los archivos... O quizás no sea la última...
Pensativa, Mónica se acercó a la baraja de tarot. Tras ponerse unos guantes de látex, manipuló la baraja con sumo cuidado.
- Supongo que esto lo tendrá que ver los de la científica, por si hubiera huellas, cosa que dudo con alguien tan meticuloso. Patricia, sé que es precipitado sin un análisis en profundidad, ¿pero crees que la víctima podía estar viva cuando le abrieron el tórax?

- Que tenemos un zumbado de los buenos creo que está claro. La única duda al respecto es si es un friqui del entorno de la víctima - señaló hacia la estancia en la que se encontró el cadaver - o alguien que ha querido utilizarlo para enmascarar sus verdaderas intenciones. Sí, sí, - levantó la mano para aplacar posibles réplicas - ya sé que puede ser un incidente aislado pero es demasiado macabro y extraño para que sea una simple coincidencia todo.

Miró hacia el techo pensativo cuando Bastida hablaba de precedentes.

- Estuvo el caso en Madrid del militar que marcaba los asesinatos con cartas de la baraja.

- Probablemente sí...

Gustavo fue parco en su respuesta a su compañero Gutiérrez. En verdad lo pensaba. Pensaba que aquello no tenía pinta de ser un robo que se torció o un crimen pasional enmascarado de asesinato ritual. No eran frecuentes... de hecho, como ya se había señalado, en España resultaban de lo más exóticos pero en ningún caso inexistentes. Sí... había referencias más que claras en las mentes de cualquiera que hubiera visto un telediario. A los medios de comunicación les encantaba hacer amarillismo de aquellos asuntos.

- Habría que intentar que la prensa no se cebe mucho con el asunto. Pero, claro... teniendo en cuenta que el portero y media comunidad de vecinos ya están enterados de lo escabroso de este asunto, lo raro es que no estén aquí los de Telecinco metiéndonos la alcachofa por el culo.

El detective se desperezó disimuladamente. No había dormido bien... hacía meses que no lo hacía y los cuerpos ya no eran tan jóvenes como para llevarlo con "cierto arte". EL cuello acabó por crujir liberando algo de tensión.

- El apartamento está limpio... limpísimo*. Tanto que da asco, la verdad. Aparte de la caja fuerte no hay nada que llame la atención. O, mejor aún, llama la atención el hecho de que no hay nada que llame la atención. Esto parece un jodido decorado... medido al milímetro. Lo que me lleva a pensar que si suena como un pato y huele como un pato... probablemente sea un pato. No sé si me explico. ¿Qué tal con los vecinos? ¿Alguién oyó o vio algo sospechoso?

Mónica pensó en el tema de los arcanos del tarot. Hizo memoria pensando en cual era la siguiente carta al ahorcado... y no se sorprendió al darse cuenta de que después del XII viene el XIII... la Muerte. Aunque en las barajas más antiguas esa carta no tiene nombre.

Echó un vistazo alrededor: no había ninguna caja, ni paños, ni más cartas. Aquel arcano había sido depositado allí con intención y meticulosidad. Como el cadáver.

- Los únicos que saben algo de la disposición del cadaver somos nosotros - señaló al salón para indicar que se refería a todo el personal técnico - y el ayudante, los vecinos solo saben que la víctima está muerta. Si se filtra algo a la prensa, será el chaval.

- Respecto al apartamento, el conserje indicó que ella marchaba los fines de semana con su exmarido, ya que no vivir juntos hacían, por lo que tiene que tener otro sitio seguramente. Supongo que tocará visitar el registro de la propiedad a ver si sacamos algo por ese lado, salvo que no esté a su nombre o tenga una empresa para este tipo de cosas.

-Por la forma en que corrió la sangre creo que ya estaba muerta cuando la abrieron en dos. O al menos inconsciente, ya que no hay signos de lucha. Por fortuna no debe haber sentido nada. El caso es que no hay más signos de violencia en ella, al menos no que yo pudiera ver sin mover el cuerpo. ¿Será que la han envenenado antes de montar la macabra escena? -mientras hablaba, caminaba de un lado a otro. En esos momentos cuando tocaba hacer funcionar la cabeza, la detective no podía quedarse quieta en un solo lugar.

-Gustavo, el resto de la casa está igual. Como comentaba hace un rato, parece que el asesino tuvo unas cuantas horas a su disposición para montar toda la escena sin que nadie lo interrumpiera. Y si hablo en singular es porque la mesa ha dejado marcas al ser arrastrada hacia donde se encuentra ahora. Si hubiera habido más de uno, la hubieran levantado para despejar el lugar. En fin, deberíamos recopilar nuestras notas y organizarnos para cubrir más terreno en menos tiempo. Gutierrez, conoces a alguien en el registro? Cosa de no tener que llenar todo el papeleo para obtener los datos que buscamos...

- Conozco a gente en muchas partes pero la burocracia y yo nunca hemos sido demasiado amigos. Demasiado papeleo. - dijo lo último encogiéndose de hombros, como si no hiciera falta explicar nada más.

- Bajaré a hablar con el vecino del segundo para dejar esto atado por aquí a falta de que abran la caja fuerte, ¿no?

Ya que nadie dispuso nada en contra Ángel salió del apartamento para ir hasta el piso inferior.

Ángel llamó a la puerta del apartamento que estaba justo debajo del de Adela. Una mujer de unos cuarenta años, de aspecto sofisticado, abrió la puerta. Parecía sorprendida por la presencia del detective en su puerta:

- ¿Es usted de la policía? - preguntó mirando al descansillo con curiosidad - ¿Ha pasado algo grave? ¿En qué puedo ayudarle? 

Gutierrez asintió y sacó la placa del bolsillo interior de su chaqueta, en un gesto tan peliculero como mecánico, fruto de años teniendo que enseñar la placa a la peor calaña de Madrid.

- Buenos días, señora. - saludó educadamente. - Busco a Ramón, el conserje me ha dicho que vive aquí. Estamos haciendo unas preguntas a los vecinos sobre Adela, la vecina del tercero.

- Es mi marido,- contestó la señora mirando la placa - pero ya se ha ido para Ministerios. Si quiere le puedo dar su móvil.- entró en la casa, dejando la puerta abierta de par en par para ir hasta una mesita que estaba al lado de la entrada - Oh, que emocionante, ¿han robado en casa de Adela? ¿Quiere un café? - le tendió una tarjeta.

La mujer debía aburrirse mucho para querer atender de tan buena gana al detective.

Gutierrez miró la tarjeta: Ramón de la Prada Lustres, auditor de finanzas. Y un móvil de contacto.

- Muchas gracias pero no quiero estorbarla. - agradeció mientras miraba la tarjeta.

- ¿Conoce usted a Adela, señora? - uso el presente conscientemente para evitarse tener que atender a una señora "afligida" por la muerte de su vecina. - ¿Que me puede contar de ella? ¿Suele traer a visitas a casa?