Partida Rol por web

Las palabras de Helena me consolaban un poco, quizás hasta puede que ella estuviese más entera que yo.

Helena lloraba, pero eso le haría bien, yo había estado conteniendo mis sentimientos, y eso intuía que no era bueno, me agaché para levantarla en brazos y llevármela lejos de los barrotes que daban al pasillo.

Junto al muro me senté dejándola en mi regazo, me sentía mal, pero sentirla me aliviaba – No debería ser pedir tanto ciertamente – le dije en un susurro.

Suspiré – No os preocupéis por maldiciones – había cosas que ni quería pensar, tendría que dejarlas escapar muy poco a poco, ni siquiera sabía en que situación estábamos y eso me daba miedo, besé su frente y la estreché un poco más en mis brazos, concentrándome sólo en su calor, la mecía con suavidad.

 Me abracé a Guillaume, le amaba tanto, le necesitaba con tanta fuerza ...

 - No me dejeis sola - dije contradictoriamente a lo que le había dicho nunca, le amaba tanto que prefería que el se marchara para no seguir sufriendo por mi culpa, pero no quería alejarme de el, no quería dejar de sentir como sus brazos me rodeaban y como sus labios calmaban mis nervios con un simple y casto beso en mi frente - Os amo - susurre sumida en la tristeza

- Tranquila, no te dejo – le susurré para tranquilizarla – tampoco  te soltaré – respiré hondo y despacio, dejando que el aire oxigenara mi sangre y refrescara mi mente.

Bucee un poco en mis sentimientos, si, la amaba - Y yo a ti – suspiré – creo que necesito descansar un poco, intentar dormir, pero abrazado a vos si puede ser – le confesé

 Sonreí de forma amarga - pensaba que nuestra primera noche durmiendo juntos sería mas cómoda, al menos - traté de quitarle broma al asunto y acaricie su pelo suavemente - descansar, no me separaré de vos - le susurré besando su barbilla con dulzura y volviendo a abrazarle - Solo espero que a partir de ahora, todo vaya a mejor- pensé en alto mientras  seguía acariciando su pelo

Lo cierto era que el calabozo no tenía cama, así que teníamos que acostarnos en el duro suelo - Al menos tenemos una primera noche – dije buscando algo positivo de esto.

- No te puedes imaginar el bien que me hacen tus caricias y por pavor, deja de llamarme de vos… a no ser que prefieras que yo lo haga también… - cerré los ojos sintiendo sus dedos en mi pelo.

Besó mi barbilla y después de eso levanté un poco la suya para besarla superficialmente en los labios – Esperemos que así sea – no traté de dormir, tan sólo trataba de disfrutar de ese momento tratando de olvidar todo lo demás

 A pesar de que no se sentía mucho frío allí, por el pequeño agujero que servía de ventana porque no se le podía llamar propiamente así, se podía ver que se iba acumulando nieve y que afuera el clima debía ser muy distinto a allí. Aunque la pareja intentaba dormir, no lo conseguía y no era sólo por la incomodidad de la cama, no. De pronto pasos los alertaron a ambos y un soldado se agachó frente a los barrotes.

-De Berged dice que no os desesperéis, el movimiento está en camino pero tomará un poco por este clima... Han tenido que bordear el río... Os traigo algo de comida y unas mantas, tratad de descansar.

Se levantó y volvió a su puesto, al menos quien los cuidaba estaba de su lado.

 Me levanté corriendo y me acerqué a los barrotes - ¿El está bien? - pregunté por Terence.

 Asentí ante las noticias del soldado - Que dios os bendiga - le dije cogiendo las mantas y la comida y miré al soldado - Decirle a Terence que necesitaré verle cuando todo esto acabe, que haga lo que haga, espere y aguante - en mis ojos había ruego - y ahora marchar antes de que alguien se entere de que vinisteis - susurré

Iba a agradecer al guardia su atención cuando ella se adelantó.

Mientras ella cogía las mantas agarré la comida para acercarla a lo que parecía ser nuestro rincón, claro ella tenía a su Terence… bueno, ya veríamos cuando todo se tranquilizara.

Me senté de nuevo esperándola para comer.

 Volví junto a Guillaumé y me senté junto a el y le miré a los ojos - no habéis vuelto a decir nada - le dije. 

 Había estado dándole mil vueltas a todo lo sucedido - Guillaume, ¿sabías que Zafira y ese hombre ...? - quise saber, no sabía si Guillaume se había casado por amor o como en mi caso, por obligación.

- Quizás no soy muy hablador – bueno si no se hubiese dirigido al soldado le abría agradecido yo lo que trajo.

De pronto sacó el tema de Zafira, me sorprendió con eso – Algo sabía… - aunque dejó su pregunta tan a mitad que no sabía muy bien ni a que había respondido.

 Asentí - Todo esto es ... tan confuso, ¿porque? porqué no podemos vivir bien sin mas - negue  - Estoy cansada de llorar, estoy cansada de cerrar los ojos y desear que nada pase - le miró fijamente - Voy a luchar - me puse en pie - No puedo dejar que ese estúpido crea que por ser mujer o por que el es rey puede hacer conmigo y con mi reino lo que quiera, me niego - estaba convencida de mis palabras

No tenía una respuesta para lo que decía, me gustaría pero no.
Se levantó impetuosa y yo me levanté para consolarla.
La abracé - Sí me dejas estaré a tu lado - suspiré y besé su cuello - os amo, contad conmigo por favor
Tomé su mano - tenéis que comer algo, no quiero que caigáis enferma - le propuse sentarse de nuevo para tratar de tomar algo

 Mire a Guillaume - Claro que os dejaré estar a mi lado si vos así lo deseais pero no me parece ... correcto porque ... - tragué saliva - No mereceis estar encerrado aquí ni ... que vuestra vida corra peligro por mis imprudencias y mucho menos quiero que os dañen - acaricie su rostro - Pero os amo y no quiero veros sufrir y si algo saliera mal ... - bajé la cabeza y le abracé

- No tengo hambre, tengo el estomago cerrado - murmuré cerrando los ojos y apoyando mi cabeza contra el

Suspiré - Si es correcto, es lo correcto desde hace unos años y no me importa estar aquí encerrado si al fin conseguimos que nuestro destino esté unido – trataba de que dejara de verlo todo tan oscuro, había que centrarse en el futuro

- No podemos dejar que esto nos ahogue para siempre – acuné su cabeza que reposaba contra mi pecho – dejemos de lamentarnos, al menos eres la luz que me ilumina en este calabozo

- Haced un esfuerzo y comed al menos un bocado, hacedlo por mí, os lo suplico – la giré y levanté su rostro para que me mirara y entonces la besé con todo mi amor, un beso profundo y sentido, tratando de demostrarle que al menos aún nos teníamos

 No sabía que decir, que el estuviera a mi lado me ayudaba mas de lo que el nunca podría imaginar.

 Iba a contestar cuando calló mis labios cno un beso tan lleno de amor que sentí que iba a desmayarme porque ni Terence, queriéndome tanto como el me quería ... me besaba con tanto sentimiento y eso era porque ahora, el sentimiento era mutuo entre Guillaume y yo.

 - Te amo - susurré cuando tome aire para respirar - Te amo - repetí con el corazón en mis labios, entregándoselo en otro beso donde quería dejarle claro todo lo que sentía por el y todo cuanto el significaba para mi

El tiempo era más lento que si hubieran estado en un lecho tibio y cómodo fuera de esa maldita celda pero no había mucho por hacer, sin embargo tenerse y entregarse a aquellos besos era lo más saludable, luego del maldito desengaño. Terence quizás lo pasaría mal cuando supiera lo del bebé pero seguramente también estaría contento por ella, pues no tendría que atarse a él sabiendo que amaba a Guillaume. El guardia dio su última ronda, pronto pudieron escuchar sus ronquidos a pesar del gran portón que daba a las mazmorras se cerrara. La soledad habría sido abrumadora si no hubieran estado juntos.

Sonreí al recibir sus besos y sus palabras, me causaron tal impresión que me entró un escalofrío, respondí a sus besos como sólo puede alguien que ama de verdad, me llenaba el alma con ellos.

Acuné su rostro en mi pecho y al escuchar aquellos ronquidos – No os merecéis que “os ame” en un lugar como este, no la primera vez, os merecéis un lecho de pétalos de rosa y el que el mejor de los perfumes inunde el ambiente, pero al menos puedo ofreceros el calor de mi cuerpo, las caricias de mis dedos y todo mi amor por vos, descansemos juntos y disfrutemos de tenernos