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Mansión de Lord Dietter Hockman

En la zona del barrio de las luces, a las afueras, se alza la mansión de Lord Dietter Hockman, un noble adinerado, antiguo coronel del ejercito del imperio que hizo fortuna con botines de guerra y suerte en los negocios.

Dietter tiene varios negocios en la ciudad, el mas importante es que tiene una parte de las fabricas textiles de la ciudad, famosas en el imperio, además de pequeños cabarets y tiendas.

Su mansión es una de las más grandes del barrio de las luces, comprada a mitad de precio a su antiguo dueño, un mercader arruinado, otra muestra más del talento de Hockman para esos asuntos.

No está casado, pero todas las noches alquila los servicios de Anna Fortner, una inteligente y bella cortesana de la ciudad, pese a que ella es reclamada por muchos nobles, Hockman paga mucho y su trato con ella es realmente excelente, no le da ningun problema.

De hecho, los dos años de amistad, han hecho que los servicios de Anna, vayan más allá del deber inicial.

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Es media noche, el noble esta tumbado en su cama, con las sabanas de seda cubriéndole la parte inferior del cuerpo, su torso está desnudo, de piel morena, con pequeñas lineas blancas repartidas por su pecho y hombros, señales de su antigua profesión. Su cuerpo esta sudoroso, por el hecho de las relaciones que acaban de tener.

El suspira y sonrie, mirándola, uno de sus brazos rodean a la mujer que está a su lado, ambos sienten el cuerpo del uno y el otro, tibios y humedos. Dietter aparta cuidadoso y suave el cabello de ella hacia un lado, y besa su cuello.

-Hola...

Dice susurrante, sonriendo levemente, su sonrisa es realmente extavagante, pues su boca se tuerce a un lado en una mueca, eso si, todas sus piezas dentales estan sanas y completas, algo muy raro, por esos tiempos.

Parece que el corazón se le va a salir de lo fuerte que late todavía. Dietter era muy buen amante y se lo demostraba cada vez que se veían, que últimamente eran bastantes. 

Está tumbada boca arriba, totalmente desnuda y con los ojos cerrados, intentando recuperar el aliento.Siente que aparta su pelo y ella ladea la cabeza para ponerselo más fácil, suspira al sentir sus labios en su piel. Sonrie y se gira, poniendose de lado para mirarle bien, apoya la mano en su pecho y sus dedos se enredan jugueteando con el vello que le cubre la parte superior de este.

- Hola.. exhausto..?

Le mira a los ojos y besa su hombro como muestra de cariño. No entra mucha luz por la ventana y aún mantienen una vela encendida que le permite ver bien su cara.

Dietter sonrie mas por lo que ella dice a la par que acaricia su mejilla con el dorso de los dedos indice y corazón, deslizandolos por sus pómulos, dibujado por pequitas que la hacían aun mas bella y baja por su mejilla y cuello.

-Es que sois impresionante...siempre lográis dejarme asi...y con ganas de que sea mañana para repetirlo.

El noble ladea la cara y coloca sus dedos en su barbilla, para que le mire, ladea la cara y sus labios se acercan a los suyos, encontrándose con ellos y fundiendose en un cariñoso beso. Las manos de él acarician el cuerpo de ella con deseo, haciendole saber lo que siente.

-Ummm...me encantaria estar toda la noche con vos aqui...maldito Lord Strauss y sus reuniones nocturnas...haran que me vuelvan loco.

Explica cuando sus labios se separan.

Lord Strauss es un importante miembro de la sociedad de empresarios que regentan la fabrica textil de la ciudad, tiene fama de hombre paranoico, que teme que la competencia que viene de Sturheim, la ciudad vecina, le roben sus ideas para la fabrica.

Se gira para besarle en los labios y termina poniendose encima, quitándole la sábana para que no haya nada entre ellos, queriendo continuar lo que hacia escasos minutos habían terminado. Abre los ojos cuando deja de besarle.

- Otra vez teneis que marcharos?? Voy a terminar odiando a ese hombre..

Se aparta con cara de decepción, entre sus asuntos y los de ella, nunca puede disfrutarlo tanto cuanto quiere y eso la frustra y mucho. Suspira y se tumba de lado abrazandole.

- Mañana os veré?? Intentaré terminar cuanto antes para poder veros un poco más..

El noble sigue besandola cuando ella se pone encima, acariciaba su cuerpo perfecto con ambas manos, cuidadoso, como si su figura se fuera a romper como porcelana, invitándola a seguir, pero lamentablemente, a ambos se les disipó la pasión cuando sacó el tema, y era normal,  las cosas de negocios de ambos siempre impedían que pasaran la noche juntos.

Dietter, algo dolido, la abrazó y le dió varios besos cortos.

-Lo siento mucho...¿sabeis por que no odio a ese hombre? porque hace bien su trabajo..y eso significa que podré pagar vuestro salario todas las noches..

El noble se incorporó en la cama, sin dejar de mirarla durante unos segundos.

-Os lo agradecería bastante, ya es mucho tormento tener que esperar todo un dia para poder veros. Os iré a buscar antes para llevaros a cenar.

Le dice, apartando por fin la mirada de la bellisima mujer. Se puso en pie, de espaldas a ella. Alargó su brazo, tomando los pantalones de una silla que había no muy lejos, y se los colocó, abrochándolos. Cuando por fin lo hizo, volvió a encararla, a la par que se colocaba una camisa blanca de cuello alto y comenzaba a abrochársela.

-Pasad la noche aqui si no teneis más asuntos que tratar, aunque conociendoos, seguro que tenéis todo vuestro tiempo ocupado.

- Ya sabes que lo del salario lo podriamos quitar.. si dierais un paso más.. Esto se ha vuelto una costumbre y hay.. algo más.. no??

Esto último se lo pregunta tímida, la verdad es que ella está enamorada de él, si no no aceptaría pasar tantas noches juntos y le molestaría tanto que tuvieran que dejar una noche a medias. Cuando él se levanta, ella coge la sábana para taparse, como si ahora si tuviera pudor porque la viera desnuda.

- Mañana acompaño a un banquero a una exposición para que le explique un poco de que trata.. intentaré escaparme lo antes que pueda. Estaré en el ayuntamiento.

Cuando se levanta de la cama se tumba bocaabajo mirandole como se viste, algo tristona.

- Si no os importa me quedaré aqui a dormir, no quiero ir hasta mi casa de noche.. Y no os preocupeis, ya no tengo citas nocturnas, necesito descansar.. y prefiero daroslas a vos..

Le sonrie al verle tan guapo.

- Siempre tan elegante y guapo.. un día de estos, alguna noble con clase, os echará el lazo y os apartará de mi lado. Me alegro que os vayan los negocios bien, deseo que sigan así.. suerte.

Dietter la escuchaba, mientras se colocaba el lazo del cuello de la camisa, aunque el nudo se le queda a medio hacer, porque él se gira justo cuando ella le dice esas cosas.

-¿Formalizarlo dices? me encantaría...pero ya sabes que tu trabajo me hace ponerme muy celoso y no te puedo pedir que lo dejes.

Dije serio, algo melancólico, terminándose el lazo mientras se mira al espejo. Como si quisiera quitar hierro al asunto, cogió la chaqueta y se inclinó hacia ella para darle un beso en los labios.

-Vale...

Sonrio y se incorporó de nuevo, aunque se le escapó una carcajada a medio camino de la puerta cuando oyó lo de la noble.

-Oh si, una mujer interesada por mi dinero, caprichosa y poco atractiva. No gracias, os prefiero a vos.

El noble salió por la puerta, pero luego, pocos segundos después, volvió a asomar la cabeza por ésta.

-Hablaremos de lo nuestro luego..¿vale? Os quiero.

Dijo bajito, como un susurro que solo pueda oir ella, en tono tierno. Luego acabó de cerrar la puerta.

Ese beso le supo a poco.. pero no quería hacer la despedida más dura. Le sonrie, aunque su respuesta a su relación no le gustó mucho, pero en parte tenía razón.

Rie cuando le dice lo de la noble y se acomoda en la cama mirandole, ya no con deseo, sino con cariño y ternura. Lo último que le dijo la hizo sonreir ampliamente, ella haría lo que fuera por él.

- De acuerdo.. os quiero.. suerte..

Le lanza un beso con la mano antes de que se marche y despues cae rendida en la cama, suspira feliz y cierra los ojos. Pero pronto el sueño se hace con ella y se queda dormida.

Suena un cristal roto en la noche. ¡Crash!

Te hace abrir los ojos y despertarte alarmada. La habitación está completamente en penumbra, solo un brillo tenue antinatural se entreve por la cortina color blanca de la ventana.

Te acercas poco a poco a la ventana, intrigada, con los pies descalzos, notas los ojos inchados de dormir, y como tu piel se estremece, por el aire ambiental de la habitación, demasiado frío para el calor corporal que tienes de estar en la cama. Corres la tortina, tienes que taparte la boca para no gritar de la impresión:

La ciudad donde vives está en el caos. A lo lejos ves como un edificio se quema, como hay muchas cortinas de humo negro en distintas zonas de la ciudad.

Abre los ojos de par en par y se tapa la boca para no gritar, en poco tiempo el apacible lugar donde vivían se ha vuelto un infierno.

- Dioses.. que ha pasado??? - dice para si misma, está muy asustada.

Mira horrorizada por la ventana cuando se le viene a la mete Dietter.

- Dietter!

Se gira y se pone la ropa, lo primero que ha pillado junto a unos zapatos. Corre por la casa en busca de los sirvientes de su querido Dietter, tiene que saber donde se encuentra la fábrica a donde iba para ir en su busca.

- Elle??? Frank??? Donde estais??? - grita por la casa en su busca.

Elle, una muchacha joven, más que tu, se acerca asustada, pega las manos a las tuyas, notas como tiemblan.

-Menos mal señora...

Dice aliviada, se contiene para no llorar, pero sus ojos dicen que ya lo hizo recientemente.

-Frank a...a..salido...unos hombres querian entrar...y..y Frank ha cogido las pistolas...y los..los ha echado..le dije que no fuera..pero él fue..y aun no ha vuelto...¿¿Que está pasando en la ciudad??

Tras preguntar eso, que por supuesto, no puedes responder, se derrumba y llora en tu hombro.

Elle Henderburg, Doncella de la casa de Lord Dietter.

La abraza y acaricia su pelo tratando de calmarla, aunque ella tambien estaba muy preocupada por lo que estaba pasando.

- Tranquila.. tranquila.. no pasará nada

Dice mientras piensa que hacer, ¿quienes serían esos tipos por los que Frank salió?? Será seguro salir de alli??.

- Vistes a esos hombres?? Como eran?? Tenemos que salir de aqui, hay que ir a buscar al señor.. Sabeis si tiene armas??

Quizás lo más de sentido común sería quedarse en la casa a la espera de que volvieran, pero ella no es capaz de quedarse ahi quieta esperando, quiere saber que es lo que ha pasado.

Consigues que se calme un poco, se separa un poco de ti para mirarte, con los ojos rojos y las mejillas congestionadas.

-Nif Nif...Eran de toda clase..campecinos...gente de este barrio. De todo tipo.

Ella te mira con los ojos brillantes, como si sintiera una gran admiración por ti cuando oye lo que propones.

-Seguidme mi señora...

Elle se recoge el vestido, para no pisarselo, y camina hacia el despacho de Lord Dietter. Abre las dos grandes puertas. Luego te guia al interior, hacia un armario que abre con ayuda de una llave que tenía en su llavero. Allí ves un par de pistolas de llave y un sable  bastante bonito envainado.

-Estas son las armas de mi señor...

La sigue y ve las armas que tiene, coge una pistola y la saca. La mira detenidamente, no habia usado una en la vida,pero más o menos habia visto como se utilizaban. Busca la munición en el armario.

- Sabeis usar alguna de ellas??? Coged una y llevaremos el sable por si lo necesitan.

Coge algún bolso para meter dentro la munición que pueda ya que con su vestido no puede guardar nada.

- Vendreis conmigo verdad?? No me gustaria dejaros sola aqui..

La mira preocupada.

Elle tiembla, coge una pistola y carga el sable con la otra mano.

-No..no se mi señora..yo no soy tan valiente como vos..

La sirvienta siempre te ha admirado, ha pensado que tu has llegado a cosas que ella solo podría soñar. La sirvienta se acerca a una pequeña bolsa y te la ofrece, metiendo un saco de polvora negra luego.

Abre la pistola y comprueba por donde debe echar la pólvora. Se lo enseña.

- Observa bien.. y haz lo mismo que yo. No te voy a obligar a disparar.. solo hazlo cuando estes en peligro, vale?

La mira a los ojos, diciendola que va enserio, no quiere dejarla sola porque pueden hacerle cualquier cosa, estando juntas les es mas fácil defenderse y encontrarles.

Le muestra como carga el arma, lo llena de pólvora y se guarda el saquito una vez tienen ambos cargados. Y le explica como tiene que disparar.

- Estás lista??

-S...Si...creo que puedo hacerlo...

Te responde tartamudeando. La mujer se seca las lagrimas con un pañuelo, y luego recarga como bien puede el arma, aunque parte del polvo se le cae por el suelo.

La sirviente avanzo por la casa, abrió la puerta principal y miró a ambos lados.

La ciudad estaba como siempre a esas horas: solitaria, con una niebla tétrica, solo se podía ver un poco las luces lejanas de las lámparas de aceite.

La sirvienta bajó las escaleras apuntando temblorosa con la pistola al frente, al llegar al suelo, casi resbaló, pero pudo agarrarse a tiempo a una valla.

-¡¡¡Ahhgg!!

Chilló, mirando al suelo. Allí habia un charco de sangre que se extendía hacia el interior de un callejón, cuyo final no podía verse por la niebla.

La sigue corriendo y cuando la ve caer al suelo la intenta poner en pie, pero observa horrorizada la cantidad de sangre que hay.

- Tranquila.. tranquila.. shh..

La deja sentada en el escalón y siente como su piel se eriza pensando en quien podría ser el que se ha desangrado de esa forma.

- Espera un momento.. no os vayais..

Está temblando, siente como sus piernas flojean, en la vista había visto tanta sangre junta. Se va acercando poco a poco hacia el callejón, siente la necesidad de averiguar quien es. Su corazón se acelera y respira con fuerza, lleva en la mano la pistola.. por si necesita usarla.

Te acercas despacio hacia el callejón, de lejos escuchas como la sirvienta trata de pedirte que no vayas, pero no le haces caso, pues tu instinto te pide saber de quién es esa sangre...te pide saber si tus peores miedos se confirman. La niebla te envuelve, se corta a tu paso, te acaricia tu piel con su toque gélido.

Tus pasos suenan contra las losas de piedra "toc, toc" no se oye nada a tu alrededor, salvo eso.

Por fin llegas a lo que parece el final de la calle, pues reconoces la fachada de la mansión de Lord Edenburg.

"Toc, Toc, Tosh.."

Tu nuevo paso suena distinto, agachas la cabeza...y puedes ver como has pisado sangre y visceras. Aguantas para no soltar un grito. Una nueva sensación te hace temblar, sientes como algo humedo te cae en la mejilla, y luego otro, sabes lo que es, pero te niegas a comprobarlo, no puede ser la lluvia, porque es más espeso y pesado; levantas la cara lentamente y lo confirmas...

Ves como hay un hombre colgado del muro por los pies que se alza ante ti, despellejado, con el vientre abierto, cuyo fondo ves oscuro, falto de organos internos, posiblemente sean esos que acabas de pisar. Las ropas que hay en el suelo, destrozadas, son inconfundibles: las de Frank, el sirviente de Lord Dietter.