Partida Rol por web

Héctor se sentía doblemente confuso. Aún incrédulo por encontrarse ante el fallecido profesor, se ve envuelto en una situación bélica.

¡Pero que demonios...!

Me arrastro por el suelo en dirección contraria al barullo. Intento alejarme y salvar la vida. El grito de "muerte a los rojos" me ha asustado. Aún así algo en mi interior me hace detenerme. Necesitaba saber que todos estaban bien. Me di la vuelta y caminé de nuevo hasta la mesa donde habíamos estado comiendo, que ahora estaba derribada. Me acuclillé detrás de ella y miré a mi alrededor. Pero no se me ocurrió nada que hacer, estaba muy nervioso. Pasé por alto todo lo que me rodeaba y corrí agachado de nuevo intentando alejarme de los disparos.

Cuando estuve a una distancia prudencia, me puse en pie de nuevo y corrí junto al resto de gente que huía, con el orgullo algo dañado...

Tras escuchar las palabras de nuestros enemigos, me llevé rápidamente una servillete a la boca. Si aquello era como el fuego le serviría de ayuda, y también le serviría ir lo más agachado posible. Aun que si se arrastraba iría demasiado lento, así que, corriendo con la espalda agachada traté de largarme de allí sin mirar atrás.

¡No era momento para hacerse el valiente!

Uno de los encapuchados lanza una bomba al medio de la mesa!

¡La granada explota!

Sois devorados por las llamas de la deflagración. Llamas azules y verdes os devoran mientras gritais de dolor...