Partida Rol por web

 Después de hacer la reverencia pertinente me dirijo al altivo rey. 

Señor, en el ultimo mes hemos pasado penurias y batallas luchando contra un grupo de bárbaros que se decían dirigidos por un mago... encontramos un diario que es nuestra prueba. Pero es Elwyn quién podrá contaros con detalle y a la que seguro creereis si de verdad sois un hombre sensato.

- Señor, yo creo que poco puedo decir para convenceros, salvo que afirmo que todo lo que han dicho es cierto.- Ahora, parecía que ante la presencia de Caranthir, Elwyn había perdido la fuerza en sus palabras de las que había hecho gala con anterioridad.-

-Pero, os podemos mostrar el diario. Elladen.- miró hacia el medioelfo.

- Señor, si me permitis.- dijo mientras acercaba su mano a la apertura de su camisa con intención de coger el diario, que aun se encontraba en sus manos ya que se le había olvidado devolverlo a Beren.

El rey asintió.

El medio-elfo sacó lentamente algo de forma prismática rectangular envuelto en una tela, la cual había colocado para que el diario no creciera de tamaño en contacto con su cuerpo y para que también no se degradaran sus escrituras y tapas pos su sudor.

Deshizo los dobles de la tela, y toco de nuevo de forma lenta el diario para que no se tuviera un pensamiento erróneo por parte del rey y de sus guardias de lo que iba a pasar ante sus ojos. Nada mas su suave piel entro en contacto con el libro, este duplico su tamaño en todas direcciones.

Luego, paso las hojas hasta el final, y estas mágicamente volvieron al principio pero sin tener  el mismo contenido escrito en su primera página, y volvió a repetir la acción dos veces más. Ahora que ya estaba entre las paginas que quería, el elfo que había hecho una pequeña doblez en una de las hojas, lo abrió por esa parte.

Por último, extendió los brazos con el libro abierto, con intención de que alguien lo cogiera y comprobara que lo que decían era cierto.

Después de que un guardia le llevará el libro por su orden, Caranthir leyó lentamente su contenido.- Cierto es que pone que la ofensiva del Enemigo es inminente. Pero, como ya os dije Morgoth intenta crear telarañas de mentiras para enredar a sus enemigos y manipular su destino para que le favorezca y hacer sufrir al desdichado.-

Hizo una pausa y prosiguió.- Y si fuera verdad, ¿cuándo atacará?. Mañana, dentro de 20 años. Para alguien inmortal el tiempo es relativo.-

En este turno(de hablar) se pudo distinguir que su  tono había cambiado, ahora era más suave y sus palabras menos ofensivas.

Taurnil tuvo que morderse el labio cuando el rey se dirigió a él de forma despectiva. No le gustaba la forma altiva en la que los habían tratado desde su llevada a esa ciudad, pero tuvo que contenerse por el bien de la misión.

Tragó saliba amargamente para no decirle al rey noldo lo que en realidad pensaba de él y comenzó a hablar con la mayor amabilidad que pudo reunirl.

Mi estimado señor, hay una hoja en ese libro donde aparecen los nombres de todos los enemigos que el Señor Oscuro ha ido reclutando. Suponemos que si ha estado haciendo tal cosa su ataque será inminente.

No entiendo que hacemos perdiendo el tiempo aquí. Añadió en sus pensamientos.

Caranthir rebusco hasta encontrar la hoja, y le echo un vistazo rápido pues ya sabía que iba a decir si existía tal.- Viendo esto último, os concedo el beneficio de la duda sobre la veracidad del diario hasta que mis consejeros y yo comprobemos su autenticidad con total seguridad.

- Nos pondremos a investigar ahora mismo... Gracias por poner en nuestro conocimiento tal hallazgo, ahora os podeis marchar, volved mañana al mediodía para que os diga el resultado sobre su autenticidad- despidió de forma indirecta a los aventureros.

Estaba ya girándose para marcharse del salón del trono cuando dijo.- Ah!, una última cosa. En esta ciudad no hay posadas, por lo que debereis hospedaros aquí, preguntadle al noldo que os acompaño hasta la puerta de esta estancia para que os informe de las habitaciones libres.

Ya me había girado para salir de la habitacion cuando el rey puntualizó lo de las posadas. Frene en seco mi paso y me giré hacia el.

¡¿Que no hay posadas?! ¿¡Pero que tipo de ciudad de locos es esta!? Grito pataleando en el suelo fuertemente dejando oir el eco del golpe, volviendome a dar la vuelta y saliendo de la habitación. Justo antes de pasar por la puerta vuelvo girarme. ¡Pero fabricareís algun tipo de cerveza?! ... señor.

Tratando de mantener la compostura Taurnil habló para el enano moviendo lo más mínimo los labios y sin despegar la vista del rey.

Contente Arzarin, hijo de Dordin. No deseaba pasar la noche al raso fuera del castillo, y además tenía ganas de ver las habitaciones que disponían los noldo, sentía curiosidad por comprobar su hospitalidad.

Los comentarios del enano le sacaron de sus casillas.- Cuida tus palabras cuando te dirijas a mi, enano.- Su última palabra la introdujo de forma despectiva.-

Luego, miro enfadado hacia todos los lados, pero al ver que el resto de la sala permanecía impasible ante sus gritos se calmó.- Tienes suerte de pertenecer al grupo que ha traído tan preciado regalo contra el enemigo, sinoo...- dejo la frase sin acabar, pues si continuaba sabía que sus siguientes palabras o actos serían desproporcionados.

Inspiró una gran bocanada de aire, y aun más relajado.- Esta es una ciudad de grandes sabios y de mejores guerreros. Lo que no sé es si nos quedará cerveza para un enano tan maleducado.-

Elladen se quedo callado ante las ultimas palabras de Caranthir. Hizo una última reverencia y se marcho del salón del trono.

En el trayecto hasta la puerta, el medioelfo hizo un gesto con su mano hacia sus compañeros, y de forma que no se pudiera ver desde la posición del rey, indicandoles que le siguieran.

Por su mente una sóla idea le pasaba.- Lo mejor será que nos vayamos antes de que Caranthir cambie de opinión al respecto de los comentarios de Arzarin, o que otro diga algo inapropiado.-

A Taurnil se le colmó el vaso de su paciencia con los noldor tras las últimas palabras de su rey.

Pretó su puño con fuerza para contenerse de tomar medidas desproporcionadas y dió un solo paso hacía el trono de Caranthir. Entonces su voz sonó tranquila y respetuosa, pero no obstante reprochante.

Disculpeme la osadia, mi Señor. Dijo tratando de que su voz sonara calmada y no aparentar que fuese llevada por un impulso del momento. Qué pusieran en duda la valía de su amigo tan solo por patalear un poco y hablar toscamente como cualquier enano era lo que les faltaba tras haber sido insultados y desprestigiados nada más llegar con ayuda para su reino. Pese a ser conocedor del mal caracter de Caranthir, Taurnil no pudo contenerse más.

Pero mi buen amigo Arzarin a pesar de sus brutos modales es un buen compañero y un magnifico guerrero, tal vez sea algo brusco y diga lo que piensa sin pensar en las consecuencias que puedan acarrear sus palabras, pero le garantizo que su valía está por encima que la de muchos de los que habitan este reino. Por muy nobles que sean estás paredes. Miraba directamente a los ojos del rey sin que sus palabras le temblasen manteniendose firme en el sitio.

Hemos llegado aquí con nobles intenciones y con un importante objeto que desvela los planes del Enemigo, y desde que hemos cruzado las puertas de su reino hemos sido tratados como si fuesemos mensajeros de Morgoth pidiendo la claudicación del gran Caranthir. Taurnil nunca pronunciaba el nombre del Enemigo, pero espero que al hacerlo chirriase en los oidos del rey y darle así mayor efecto a sus palabras. El desprecio que vos habeis usado contra nosotros aún ha sido mayor que el que han usado vuestros subordinados, y me duele profundamente, pues vos sois un legendario rey. Negó con el dedo. No esperaba tal cosa de vos.

Y no olvide, mi señor, que el diario que le hemos traido no es un presente, si no un prestamo que no dudaremos en llevarnos de esta ciudad a manos más hospitalarias. Seguro que Thingol nos hubiese recibido como Emisarios de la Esperanza y apuesto a que los bardos cantarían canciones que nos regocijaran tras tan ardua tarea de conseguir ese diario.

Taurnil estudió el efecto que sus palabras tenían en el rey mientras las pronunciaba y en ningún momento alzó una voz más que otra. Después añadió:

Tal vez este humilde Moriquendi no sea tan digno de Aman como los Eldar, pero aún no ha perdido el juicio. Hizo uso de la palabra Moriquendi a posta, ya que contaban que Caranthir la había usado para insultar a Thingol.

Después se reverenció ante el rey y se dispusó a marcharse con los demás.

Caranthir ya iba a salir del salón acompañado de varios de sus guardias reales por una puerta lateral, que había al final de este, cuando las palabras de Taurnil llegaron hasta sus oídos.

Los más observadores pudieron discernir que una sonrisa se dibujaba en su cara, pues para él no habían pasado desapercibidas algunos sustantivos utilizados y lo que quería buscar con su uso . Sin perder la compostura ni girarse, dijo.- Tus palabras son dignas de un orador. Las consideraré en mi alcoba cuando piense en frío.

Luego siguió caminando, tras su paso la puerta fue cerrada por uno de los guardias.

Reran, que ya abandonaba la sala antes de que Taurnil contestase al rey se quedó parado en la puerta y al oír la respuesta del rey antes de irse y ver que Taurnil aún seguía allí mirándole se acercó al elfo.

Vamos Taurnil, no le des más vueltas, ya conocemos los modales de Caranthir y no merece la pena.

Tras salir del salón, todos se dirigieron directamente hacia la misma pequeña  habitación de antes. El noldo seguía ocupado con un montón de papeles. Cuando alzó la vista para descansar un momento y los vio, el elfo ahora mucho más educadamente preguntó.- ¿Qué deseais?-

Deseamos descansar en nuestrso aposentos. Dijo malhumorado el silvano. Si es que finalmente decidis alojarlos en algún sitio.

Quería hablar con sus compañeros en privado, tenía malas vibraciones en aquel sitio y quería saber la opinión de los demás.

En los primeros instantes, el noldo se quedo estupefacto por la petición y el tono de esta. Luego, reflexionó, sacando la conclusión finalmente que su rey les habría dicho que hablaran con él sobre el tema después de su exposición sobre el asunto de Morgoth.- Así que os quedais unos días...Esperad un momento.-

Aparto varios papeles y libros de su mesa antes de encontrar el adecuado, se paso otro rato mirando las habitaciones que estaban libres en el edificio principal de la fortaleza, y contestó.- Sólo tenemos dos habitaciones libres. Una para una sola persona y en la que se encontraría más a gusto una mujer...- miro a Elwyn-..., y otra con dos camas.-

Hizo una pausa para pensar donde se podría alojar el resto.- Los demás tendreis que mirar si tienen camas libres en los cuarteles de la guardia.-

- Entonces, ¿quienes de vosotros se alojarán en este edificio?- preguntó.

- Yo no tengo ningún inconveniente en hospedarme en la primera habitación de la que habeis hablado.- respondió Elwyn.