Partida Rol por web

Tras el susto de sentirse atrapado y sin salida, cosa que muy bien aun pudiese sucederle, agradeció la presencia de otras zonas que poder explorar. Al poco llego a una encrucijada, con tres posibles caminos, tendría que recorrerlos todos, así que lo mismo daba por cual comenzar.

Avanzó hacia el este, pasa a la sección 262. 

Avanzas por el corredor y pronto te encuentras con una blanquinosa telaraña que cubre por completo el paso. Te preguntas qué criatura puede tejer una telaraña de este tamaño mientras observas los gruesos filamentos.

Pronto llego a un lugar en el que una enorme telaraña cortaba el paso, aquello habría sido el trabajo de una o mas enormes arañas, que podrían ser terribles enemigos. Tras dudar como proceder, le prendió fuego con la antorcha apartándose para no resultar quemado.

Pasa a la sección 170. 

Usas la antorcha para incendiar la telaraña y los gruesos filamentos arden con rapidez, creando un humo blanquecino. Inhalas sin poder evitarlo el gas y sientes un fuerte escozor en los pulmones. Tosiendo, te inclinas hacia delante, cuando un leve tintineo se escucha en el pasadizo. El repiqueteo se acerca con rapidez mientras tratas de incorporarte, pero los gases tóxicos apenas te permiten mantenerte en pie. Una enorme araña aparece entonces por el corredor. El monstruoso ser ocupa por completo el estrecho pasillo, con su abultado cuerpo cubierto de una pelambrera negra. Las alargadas patas se mueven a gran velocidad sobre la piedra del suelo mientras las oscuras fauces, chorreantes de un viscoso líquido verde, se abren para atacar. Aturdido por los gases, debes luchar contra la araña.

Tan pronto terminaron de arder las enormes telarañas, emitiendo gases que dificultaban su respiración, escucho unos pasos que se acercaban rápidamente a donde estaba. Una enorme araña se le venía encima. Con su puñal y la antorcha trató de mantener las distancias, pero sin desaprovechar la oportunidad de hundir su puñal en la criatura.

Pero esta era muy rápida y además tenía una dura cutícula, nada fácil de atravesar con el puñal. 

Os esquivasteis muchas veces, observando los movimientos de cada uno. El combate iba a ser duro.

No estaba cómodo con aquel puñal, y los gases le habían mareado, aun así, logró evitar la mayor parte de los ataques, pero no todos. El combate continuó, y tras unos primeros buenos golpes, vinieron otros que era mejor olvidar. Aquel enfrentamiento era realmente complicado para Runiel, trató de concentrarse en evitar los ataques de la enorme araña.

Poco a poco ibas cortando la dura piel quitinosa de la araña gigante, de la cual salía un líquido espeso y maloliente. El combate se recrudecía y ambos luchabais con denuedo.

El combate se le estaba haciendo eterno, si bien el no era bueno con el puñal, y aun menos en la situación en la que se encontraba, la araña de momento tampoco estaba logrando atravesar sus defensas. Trató de ser más preciso en sus ataques, pero la mayoría quedaban como meros roces en aquella dura cutícula de la enorme araña. 

Poco a poco, herida tras herida, lograste vencer a la gran araña sin recibir apenas alguna herida.

De un espadazo, revientas el blando estómago de la araña, que se desploma en el suelo. De sus tripas surgen centenares de diminutas arañas que corren en todas direcciones y desaparecen por grietas y agujeros de las paredes. Asqueado, compruebas que la criatura te ha mordido con sus mandíbulas en el brazo. Miras la supurante herida y adviertes que tu piel empieza a adoptar un malsano tono morado. No tienes dudas de que te ha envenenado. Es un veneno de acción lenta, pero que a la larga es mortal.

El corredor desciende una suave rampa para terminar muchos metros más allá en una amplia sala de alto techo. Las paredes están recubiertas de telarañas, que penden en gruesos tejidos hasta el suelo. Varios agujeros y pasadizos están taponados por los blancos filamentos y un insoportable hedor impregna el aire. En el otro extremo de la sala, desparramado sobre la piedra, descubres la forma de un esqueleto, vestido con ropas de tonos castaños que reconoces como élficas. Los huesos han sido devorados y la calavera de vacías cuencas yace a un lado separada del resto del cuerpo. A su lado hay una mochila y un par de espadas. Supones que se trata de un aventurero que también fue apresado por la maldad del bosque y conducido hasta estas ruinas.

Con sumo sigilo, cruzas la sala hasta el cadáver. Un examen más cercano confirma que es un explorador elfo, muerto no hace mucho pero cuyo cadáver ha sido roído por completo. Abres la bolsa y en su interior encuentras una cuerda en buen estado y un polvoriento libro, que casi se deshace entre tus dedos al cogerlo. En su portada ves escrito en grandes caracteres élficos 'Vida del rey Ahe, último señor de Dalannast'. Supones que se trata de un libro sobre el monarca elfo, pero es imposible leer nada en él, así que dejas el libro en el suelo. Examinas entonces las dos espadas, comprobando que son muy ligeras y manejables, aunque sin nada de especial.

Te dispones a dejar la estancia, cuando un repiqueteo resuena en lo alto. Alzas la mirada para ver surgir de diferentes agujeros y pasadizos negras formas que caminan por el techo de la sala. Son arañas gigantes, que descienden por las paredes a gran velocidad o se dejan caer colgando de sus filamentos. Contemplas con horror sus abultados cuerpos de alargadas patas, cubiertos de una espesa pelambrera negra. Las arañas se acercan a ti, haciendo chascar sus mandíbulas de las que chorrea un líquido verdoso.

Al final acabó con la enorme araña, aunque la herida que le había causado, era más grave de lo que parecía, estaba envenenado. Tomo su poción de curación y la uso, aunque solo había sufrido un arañazo, aquel veneno podría acabar con su vida. Vio el cadáver de un elfo, se acercó y cogió un libro, cuerda, y una de sus espadas. De repente, unos ruidos le indicaron de que había muchas más arañas, y se dirigían hacia donde estaba. Sin tiempo que perder echo a correr, tratando de alejarse de aquel horrible lugar. 

Trata de huir, pasa a la sección 248. 

Sales corriendo hacia el pasillo antes de que las enormes arañas te rodeen. Sin embargo, una de las criaturas se desprende del techo colgando de un hilo y cae ante ti, cerrando el camino hacia la salida de la estancia.

Cuando ya estaba dejando atrás a las arañas, de repente una se deslizo hasta el suelo, bloqueando su ruta de escape. No podía quedarse a combatir con ella, o rápidamente sería rodeado, y ese sería su final, así que se lanzó a gran velocidad para tratar de pasar entre sus patas, y alcanzar la salida de aquel lugar.

Pasa a la sección 174.

Sin detener tu carrera, te lanzas entre las largas patas de la araña.

A toda velocidad se lanzó entre las patas de la enorme araña. Estuvo a punto de tropezar con alguna de ellas, pero aunque justo, logro pasar.

Éxito, pasa a la sección 288.