Partida Rol por web

Contrario a lo que podías esperar, los pretorianos no ponen ningún problema para que ingreses al prostíbulo. Una vez adentro te das cuenta que no se trata de una fiesta privada de Heliogábalo, sino que el Emperador quiere disfrutar con la mayor cantidad de gente posible.

Habias visto a Heliogábalo de lejos, ero no te fue muy difícil reconocerlo cuando lo ves recostado sobre unos cojines rodeado de hermosos efebos. Otros concurrentes se han unido a la fiesta del Emperador y todo está comenzando a tomar el carís de una orgía. Pero desde donde estás ves que en una habitación contigua y con una iluminación más pobre hay una reunión diferente. Cuatro mujeres hablan con un hombre que viste como aristócrata. Las mujeres en su mayoría parecen romanas, pero una de ellas, por su ropaje y facciones viene de oriente.

Estás observando esto cuando un eunuco se acerca y te consulta:

- ¿En que podemos servirte, estimado señor?.

Balbo había tomado aciento y dicho un par de cosas cuando otro romano entro a la estancia. Este se ve un poco más joven que Balbo, aunque también viste como un aristócrata. Mira con mucho interés a todos los esclavos y esclavas que pululan mostrando sus atributos, pero su atención luego se posa en ustedes. El esclavo eunuco de Neferu se acerca a él como lo hizo antes con Balbo y cruzan algunas palabras.

Mientras eso ocurre, Rhea se pasea como una pantera entre ustedes, rodea a Solena y huele su cabello, lo cual incomoda un poco a la chiquilla de Balbo. Luego se acerca a Megara y recorre con su índice la piel de su antebrazo hasta llegar a su hombro, provicándole un estremecimiento extraño; un extraño placerque recorre su cuerpo muerto y que le hace suspirar a pesar de no necesitar respirar.

La sensación desaparece cuando Rhea retira la mano y se pone al lado de Neferu, sonriendo con complicidad. Luego mira al recien llegado y les dice:

- Otro hijo de la noche asoma la nariz por acá ¡No les parece una feliz coincidencia?.

 Sabía que intentar acercarme directamente al emperador resultaría sospechoso, en el mejor de los casos, primero debía de encontrar una manera de ganarme su confianza:

 - Quisiera gozar de la compañía de una chica joven. ¿Que tendéis que ofrecer en este establecimiento en lo referente a juventud femenina, buen hombre?. - Le pregunté amablemente, pero con la autoridad que se espera de un romano.

Balbo se vuelve para mirar al recién llegado justo cuando este estaba hablando con el eunuco de la egipcia, cuando volvió de nuevo su cabeza vio como Rhea se paseaba entorno a él parandose frente a Solena para oler su cabello, cual depredador con una pieza. Observó con interés la reacción de Solena, obviamente molesta y confusa por la extraña reacción de la vampira.

Luego le tocó el turno a Megara, fruncio el ceño al ver como el placer escapaba de sus labios, la mirada cómplice entre la dueña del local y Rhea tampoco le paso inadvertida, jugaban con los romanos en busca de sus flaquezas, o al menos eso le pareció a él.

Espero hasta que Rhea se sentará -supongo que tan solo quería comprobar si mi chiquilla tiñe su cabello con cebo para adquirir ese tono dorado- dijo mirando a la mujer a los ojos con una media sonrisa -no vuelva a acercarse a ella sin mí permiso expreso- advirtió con tono gélido a Rhea.

Volvió a girarse cuando el hombre entró en la habitación, asintió con un gesto de cabeza a modo de saludo, espero a que este se presentase debidamente antes de dar su nombre, pues así lo dictaba la etiqueta.

Escucho las palabras de Rhea -¿una feliz coincidencia? ... no hay coincidencias, solo un plan designado por los dioses, y nuestra felicidad poco les importa- pensó para si.

Ok,oido cocina

El eunuco te hace una reverencia y comienza a hacer gestos con las manos, llamando la atención de las esclavas que pululaban por el lugar. Todas llevan un ligero vestido transparente de gasa qque deja ver las curvas de sus jovenes cuerpos. Las hay de todos las razas, tan jóvenes algunas que ni siquiera han resibido la visita mensual del sangrado, mientras que otras ya son chicas que de seguro han abortado varios fetos con la ayuda de las hiervas que de seguro la dueña del lugar les provee.

El eunuco te dice que puedes elegir a cualquiera o a cuantas desees. Que si quieres privacidad puedes ir a una de los cubiculi confortablemente preparados para tu placer.

Las chicas te miran y sonríen, siendo descaradamente insitantes, de seguro gracias al entrenamiento de su ama. No obstante, lo que te preocupa es que los personajes de la habitación contigua no dejan de mirarte.

Rhea sonríe descaradamente ante la advertencia de Balbo. Es tan descarada que muestra sin pudor sus colmillos al hacerlo, lo que le da aún más el aire de un felino depredador. Luego te dice:

- Tu chiquilla nació con el pelo de oro, pues se lo legaron sus antepasados celtas. Yo simplemente la olí porque su aroma es delicioso.

No n una sombra de arrepentimiento o intención de disculpa en las palabras de Rhea, solo descaro.

Por su lado, el recién llegado está inpeccionando la mercancia, ya que han traido ante él a las chicas más jóvenes del burdel.

 Inspecciono con ojo experto, ignorando, aparentemente, las miradas de los demás, decantándome por una de las más jóvenes. Después de todo, ya que vengo aquí, mejor probar algo que no tengo en casa...

 Al centrarme en las niñas, observo cada una de ellas con atención, buscando cual elegir o si me decanto por todas...

No mostraba pudor alguno, poco o nada le importaba el resto o al menos esa impresión daba, caprichosa e irreverente rayando la mala educación, todo aquello contrario a los valores que forjaron Roma como imperio, un cáncer por desgracia cada vez más frecuente en estos días o al menos así lo veía él.

-Supongo que no pretendes faltarme al respeto con tu actitud, ¿estoy en lo cierto?- dijo con tono grave a Rhea.

Balbo no está dispuesto a que se le faltara el respeto. El era un Optimate y Rhea era una vampira sin abolengo. Ni siquiera tiene el orgullo de declarar su clan abieramente. No obstante, Solena intenta atenuar lo ácido del momento y le pone la mano a Balbo en el hombro y le dice:

- Tranquilo, querido. Solo bromea.

Rhea agradece el gesto de la chiquilla con una reverencia y se reclinó en su sitio sonriendo y pasando la lenua por sus colmillos.

La mirada desafiante del Posidonio se esfumó con tan simple gesto, miro a su chiquilla, se quedo allí durante un tiempo, en el plácido azul de sus ojos.

Volvió a hablar más calmado -no he venido aquí a intercambiar puyas,ni ha recibir bromas-paseo su mirada por los presentes, dejando clara su postura.

Dicho esto volvió a centrar su atención en el resto de los asistentes, su pregunta no había sido respuesta, o al menos no con palabras, el placer los había llevado allí y la egipcia era quién se lo administraba en pequeñas dosis, en cuanto al vástago recién llegado su dosis de esta noche consistía en dos chicas jóvenes.

Sintió el ligero temblor de la mano de Solena, y el miedo en sus ojos, eso le dio mucho que pensar, aunque la conocía de hace poco, sabia que no era fácil asustarla, se había enfrentado a la perspectiva de una muerte brutal y sucia con entereza, más aún había conocido a un antiguo augur Lasombra, personajes siniestros temidos incluso por los suyos.

Debía averiguar de que se trataba y de paso tranquilizar a su chiquilla, por lo que decidió apartarse por un momento de la reunión para hablar con ella a solas.

-Disculpadme un momento, pero mi chiquilla necesita alimentarse- dijo a los presentes -Neferu,¿teneis la bondad de recomendarnos un esclavo sano para ello y proporcionarnos una habitación?- dijo mirando a la egipcia.

Se levantó del asiento y luego tendió la mano a Solena, para dirigirse a una habitación y esperar allí junto a ella al esclavo o esclava.

Rhea sin duda era exotica, unica, una vastaga interesante, antes de responder al Posidonio, Rhea realizo sus movimientos osados, que desperto el malestar de Balbo, ante eso una sonrisa se dibujo en mis labios, el simple tacto de su dedo indice en mi brazo, provoco que le mirara a los ojos casi con mirada complice...tras la exotica bienvenida de Rhea a los Lasombra, Balbo reaccionaba protegiendo a si chiquilla...Debilidades...bien Rhea, entre miradas complices con Neferu escuche atenta el descargo de Balbo ante la actitud de nuestra querida Rhea...

Me acerque a la osada vastaga (Rhea) y cogi su rostro con delicadeza desde el menton, la mire a los ojos, acariciando con mi pulgar su piel...La reputación de lugares como este es conocida y aqui los limites no existen, si no les parece adecuada la bienvenida de Rhea, estan en toda la libertar de ir a un lugar de vuestro agrado, por lo demas sus acciones no ofenden, al contrario...Se giro y miro a Balbo...Respondiendo a su pregunta...comparto vuestro interes en este sitio, Thot Neferu es la mejor complaciendo a sus clientes...incluso puede llegar a convertirse en una adicción este Lunapar...Finalizo con una sonrisa, manteniendo la mirada fija en los ojos de Balbo, Solena era hermosa, pero Megara tambien resaltaba entre los presentes...

Las palabras de la hasta ahora callada Megara llamaron la atención de Balbo, se paro en seco justo antes de salir de la habitación, se giró ligeramente para mirar a la mujer directamente.

-Cuidado, sois tan esclava de vuestras palabras como de vuestros actos-advirtió levantando un dedo -por vuestras palabras se podría deducir fácilmente que no acatáis el gobierno del senado eterno, sus leyes imperan en todo el imperio, este lugar incluido,si no os gusta sois libre de marcharos a los confines de este donde los barbaros os darían una cálida bienvenida- dijo emulando su respuesta -cuidad vuestra lengua so pena de llegar a oídos de quién no debe ... un senador por ejemplo- dijo mirándola directamente.

-Complaced vuestros oscuros deseos entre tanto nos ausentamos, tal vez así podamos hablar como vástagos civilizados- dijo saliendo de la habitación.