Partida Rol por web

Los escudos estaban al 57% cuando los lásers acoplados comenzaron a disparar. La primera andanada se perdió en la distancia y no hubo más. Si los tripulantes de la Viento Solar sabían algo de estas situaciones, jurarían que se trataba de una salva de aviso.

La primera reacción de Seldon había sido dirigirse rápidamente a la torreta láser de la nave, pero aquellos disparos de advertencia le habían hecho reflexionar: si respondían al fuego con fuego, terminarían quemándose... ¿quizás sería mejor tratar de abrir un canal? Afortunadamente, no era él quien debía tomar aquella decisión, sino alguien que se encontraba al otro lado de la línea de comunicación. Con un suave toque, abrió su intercom.

Y bien, capitán... ¿les damos o lo hablamos?

-"Darles" pasaría a encabezar mi lista de malas ideas del mes -replicó Sicks, conteniendo la tensión en su voz-. Quédate ahí pero mantén las manos lejos del disparador, no queremos que detecten un desvío de energía a las armas. Ophara, date brío con esos escudos y el resto de la potencia a impulsores. Vamos a jugar el 'gambito del idiota' con estos tipos -añadió con tono sombrío.

Mientras ajustaba los repulsores suborbitales abrió un canal de comunicación exterior y puso su mejor voz de comerciante indignado
-¿Pero qué...? ¡Alto el fuego, demonios! Viento Solar a plataforma, traemos carga valiosa. Permiso para repostar y negociar una venta. Permaneció a la espera de una respuesta.

Las torretas permanecieron en la misma posición amenazante, pero mudas. El canal de comunicación, sin embargo, se llenó de interferencias como si se estuvieran estableciendo filtros superpuestos. Entre todos, al final, se formó una voz que sonó distorsionada, pero que podía entenderse.

- Los de la nave. Ni un movimiento sospechoso o repartimos vuestra "valiosa carga" por las montañas. ¿Quién os envía y con quién queréis hablar?

Aguanta, Syrus, aguanta -se repetía Syrus mentalmente para ni enfocar las armas, aunque ya estaba haciendo todos los cálculos de cabeza, repasando sus dedos instintivamente los movimientos que tan bien había aprendido, eso sí, a unos centímetros de distancia de los mandos.

Seldon empezaba a estar tentado de coger el transcomunicador y soltarles cualquier patraña a aquellos chupatintas; después de todo, tenía una gran experiencia en ello: llevaba años mintiendo y camelándose a media galaxia. Incluso tenía una lista "TOP TEN" de excusas favoritas que a los oficiales les encantaba tragarse... como hacerse pasar por superiores de incógnito en misión especial, por ejemplo.

Claro que aquella voz sonaba un poco más suspicaz que el oficial imperial medio. Igual no se iban a tragar cualquier tontería.

El piloto redujo los impulsores a velocidad de maniobra, manteniendo la distancia con la plataforma para no alterar los ánimos.
Vamos calamariano, esos escudos...

-Somos comerciantes independientes, no tenemos afiliación. Uno de vuestros inquilinos es un cliente reciente y nos gustaría hablar con él; si le gustó nuestra última mercancía ésta le va a encantar. Ah, y dudo que quiera verla "esparcida por las montañas" -añadió casi con cordialidad. Cortó la transmisión a la espera de respuesta y abrió el intercom del Viento:

-Relájate Syrus, los problemas empezarán cuando aterricemos -dijo, intuyendo la inquietud del tirador. Continuó paara todos- Señores, creo que todos hemos vendido nuestra alma en alguna ocasión. Si no es así, ésta será una nueva experiencia. ¿Estáis dispuestos?

-Yipi-yijai-jo, capi. En las calles de Runaster se venden cosas peores, así que por mi no se preocupe -dijo el pandillero de sienes afeitadas. Prefería mil veces un encuentro a golpe de bláster manual que a golpe de láser de artillería. Eso sí, añoraba los días de enfrentamientos callejeros sobre un acelerador, pero no se podía tener todo, habría que conformarse con chamuscar algunos culos brillantes del resto imperial.

Hubo un silencio en la comunicación, agredido tan solo por unos pequeños ecos de estática. En realidad, no fue tan pequeño, pero finalmente dio paso de nuevo a la voz hosca.

- Independientes, ¿eh? No haréis mucho dinero identificandoos así. Yonsy os ha reconocido, así que os daré un protocolo de aterrizaje y ya sabéis el resto. Después de que se abran las compuertas dejad el cacharro en el hueco donde pone un 4 bien grande. No os salgáis de los márgenes o no os garantizo que no os llevéis un rallajo.

Las compuertas se abrieron.

-Muelle de atraque 4, recibido; iniciamos maniobra de aproximación. Viento Solar fuera -replicó el piloto en un tono tan formal que habría enorgullecido a un capitán de fragata aduanera. Con la comunicación cerrada masculló -Unos modales propios de lo más granado de Nar Shaddaa. Ophara, si eres tan amable haz un barrido de 360º con los sensores, quiero saber qué nos vamos a encontrar al salir.

Se dirigió a sus compañeros:
-Diría que ha ido bastante bien. Seamos diplomáticos, poned vuestra mejor cara de sabacc. Si las cosas se tuercen el pico de oro de Seldon puede enderezarlas; si se tuercen del todo, Wynny y Mynny harán los coros.
Hizo aterrizar el carguero limpiamente sobre el gran "4" de la plataforma.

-A Wynny y Mynny les gusta destacar en el coro, pero no cantar solas, ¿eh? -comentó el "bláster veloz" intentando recalcar que no quería que el peso de un tiroteo recayera únicamente sobre sus hombros.

Pronto se unió con el resto del grupo, sus pistolas bien ceñidas a sus fundas, preparadas para ser utilizadas si hiciera falta. Su expresión era de concentración a la vez que de seguridad, pero ellos que le conocían sabían que en cuanto estuvieran ante otros parecería despistado, casi hasta ausente, como un pandillero que se acaba de tomar algo que no debería haber tomado, lo que, junto con su aspecto general "descuidado" (en realidad cuidadamente descuidado) le daba una falsa confianza a sus adversarios. Los imperiales se guían mucho por las apariencias, así que aquello siempre podía resultar una baza.

La nave quedó perfectamente centrada. La tripulación del Viento Solar salió por la rampa de acceso donde se encontraron con un hangar lleno de piezas de repuesto y de naves a medio desmontar.

Ni los mecánicos, de especies tan dispares como trandoshanos, rodianos, humanos, twi´leks, etc, como los droides, prestaron mucha atención a la presencia de los recién llegados.

Justo antes de que pensaran que habían pasado completamente desapercibidos, llegó un individuo que os resultaba vagamente familiar. Se os acerca con una expresión de cómica sorpresa por encontraros allí.

- ¡Que me maten varias veces! ¿Se puede saber por qué venís aquí? ¿Es que se equivocaron al daros el cambio? Entre profesionales, no es cortés ir siguiendo a quienes ya han cerrado un trato. Podríamos pensar que hay intereses poco honestos en ello.

Syrus se fijó en que el individuo, pulcramente vestido, llevaba en el cinto dos pistolas blasters que también parecían haber pasado por un repaso de chapa y pintura. Por cómo se movía, estaba claro que era zorro viejo. Una fina cicatriz le surcaba el carrillo derecho, ascendiendo hasta rodear el ojo y perderse entre la mata de pelo negro.

-Ualaaaa, que de mecánicos... -dijo Syrus comenzando con su farsa de no enterarse apenas de nada, como si fuera bobalicón. A veces hasta costaba entender que realmente no lo era tanto... Bueno, al menos sí que tenía el beneficio de la duda. Pero sus entrenados ojos de "guardaespaldas" habían tomado buena cuenta de las armas del viejo zorro que les había venido a recibir, antes incluso de que comenzara a hablar. Al fin y al cabo había venido recto hacia ellos.

Sicks puso ojos en blanco ante el falso asombro de Larysun para seguirle la broma y dirigió la mirada al recién llegado meneando la cabeza, como diciendo "discúlpale, siempre es así". Confiando en que su compañero estaba completamente alerta adoptó una postura tan relajada y poco hostil como le fue posible.

-Tranquilízate amigo, no era nuestra intención alterar la paz de vuestro hogar -dijo con una mirada significativa a su alrededor-. Es más, creo que nos aproximamos en un vector despejado en cualquier línea de sensores para que nos vierais venir desde bien lejos. Seguro que os hemos tomado completamente por sorpresa -añadió con un leve toque de sorna.
Con un tono más moderado añadió:
-En cuanto a los intereses poco honestos... depende de a quién preguntes -su voz se volvió casi conspiratoria-. En nuestro viaje de regreso dimos con una mercancía que no podíamos dejar pasar la ocasión de ofreceros. Y vuestro amigo enmascarado me pareció sobradamente inteligente para aprovechar una buena oportunidad.

- ¿Oportunidad? Esta sí que es buena. ¿Mi amigo enmascarado? Chicos, me parece que me dais más importancia de la que tengo. Yo trabajo por encargo, a tanto el paquete. No me apego demasiado a un cliente y ésta es, de hecho, la primera ocasión en la que repito. Yo de vosotros no jugaría con él. Le he visto ordenar la muerte de niños que apenas "pasaban por allí" para asegurar la discreción de un trato. Eso sí, es muy pulcro en los negocios y extremadamente cumplidor...en fin. No pienso ponerme en contacto con él, sobre todo porque no tengo capacidad directa para hacerlo, pero sí conozco a quien podría ayudaros. Es un maldito twi´lek llamado Crom´ha´ta. Un tipo sibilino y bastante despiadado también.

Claro que, si la carga es suficientemente interesante, también podría dar con alguien menos peligroso para hacer un buen trato...

Yonsi sonrió con un aire de tipo verdaderamente encantador.

Crom'Ha'Ta, se repitió para sí mismo el joven ladronzuelo. Bien, ya tenían un nombre. Ahora solamente era cuestión de preguntar a las personas adecuadas; con discreción y algunos créditos, no habría problemas. No estaba seguro de que fuera buena idea dar mucha más información a aquel tipo; después de todo, se dedicaba a su mismo negocio, y rancor no come a rancor... pero tampoco era cuestión de mostrarle un bocado demasiado apetitoso.

- Jefe, ví a tomar algo. Vuelvo en ná más qu'n momentico.

Dando un paseo por la estación, Seldon se dirigió hacia la taberna con la intención de ver qué más podía averiguar de aquel twi'lek.

Ese tipo lo ponía nervioso. Se le notaba alguien experimentado, un zorro viejo. Esa clase de personas no era previsible y siempre trataba de tener un as en la manga (o dos, o más). Sin duda los traicionaría a la menor posibilidad si conseguía con ello algún beneficio. Y nosotros no presentábamos mucho reto que dijéramos. Con gente como esta había que encontrar un entorno adecuado... y hacerle cantar de plano. Pero claro, en un sitio así podía ser difícil y bastante peligroso. Ahora, todo el mundo va al baño, eso está claro también.

Así, el señor Larysun le dirigió una mirada intensa y escrutadora al individuo, pero sólo duró unos segundos y rápidamente apartó la mirada para seguir con su farse, procurando que no se le pudieran leer las intenciones en esa cabeza semi-rapada suya.

Por la cara de Sicks se podría creer que consideraba genuina la sonrisa de su interlocutor.

-Somos comerciantes; buscamos créditos, no problemas. Pero si cada vez que oímos "peligro" diésemos media vuelta no estaríamos en este negocio -dijo con absoluta cortesía-. En cuanto a nuestra mercancía, es la mejor: información.
Ya sabes lo delicada que es, volátil como gas tibanna y se degrada con rapidez al contacto con el aire. Y como los buenos vinos, no todos los paladares aprecian su auténtico valor. Dado que esta información atañe en particular al arma -usó el término como al descuido- que trajimos para vuestro cliente, seguramente sea la cosecha idónea para él.

Hizo una pausa para dejar que las implicaciones calaran en la mente de Hawo y respondió a Seldon de forma despreocupada.

Cita:

-No rompas nada, chico. -Devolvió su atención a Yonsy- ¿Decías que puedes dar con un comprador aún mejor...?
Su sonrisa reflejó la de Hawo.