Partida Rol por web

Miranda se va relajando mas y mas, lo cierto es que estaba muy tensa

-mm, tienes buenas manos, ni me acuerdo de la ultima vez que me dieron un masaje así-

Responde maquinalmente una consulta del ordenador e inclina la cabeza dejandote ver mejor su nuca

-¿que me apetece? pasar una semana en una playa soleada, bebiendo piñas coladas y nada mas. Hace demasiado que no me voy de vacaciones-

Bastante tensión se había acumulado en su cuerpo, pero se estaba relajando con facilidad, pareciera que su  cuerpo casi lo necesitara, así que en cuanto comenzó a inclinar su cabeza comencé a besar su cuello con suavidad -Vacaciones, tiempo libre, bueno, ciertamente aquí no podrás ir a una playa o tomar el sol, aunque me encantaría verte en bikini, pero si que podemos pasar un buen rato- mencioné mientras mis manos comenzaban a pasar por sus caderas

Escuchó con atención a la señorita, no solo en sus palabras y se podría decir que más de lo que fuese natural o necesario. A pesar de ello notó el comentario de Saoiri, aunque de momento no tenía mucha relevancia; luego quedaba despedirse de ella y Abioye agitaba la mano y una sonrisa, pero justo cuando ella menciona el comer Abioye también se da cuenta de que tenía mucha hambre, pero las emociones y la impresión de estar en un nuevo lugar ¡y fuera de la tierra! lo habían tenido totalmente distraído de ello.

La doctora se ofrece a ir por algo de comer, pero Abioye en un acto un poco atípico para lo que se esperaría de él da un paso al frente y dice -permitame ayudarle con eso, no me sentiría cómodo dejándole esa labor solo a usted.- no estaba seguro si le dejarían accesar a los mismos lugares que a la señora, pero ahí estaba su intento de ayudar.

Cuando llegaron a la habitación de Saori Ken quiso despedirse de ella, esperaba que hubiesen habido habitaciones mixtas, no le apetecia separarse de sus nuevos dos amigos, se contento con quedarse con Abioye.

-Buenas noches Saori.

Despues de llegar a su habitacion y ver que Abioye se ofrecia a ayudar a la psicologa le dijo: Si no te importa voy dejando mis pertenencias en la habitación

Al ver a Shouji llegar a la habitación detras de mi, solo se me ocurre decirle: -Que dia mas loco fue este- Sin tener alguna emoción que resaltase en particular pues había tenido mas que solamente sus momentos malos, también hubo buenos momentos.

-Que tal te fue a ti con Scarlet?- Me desplome sobre mi cama, ya habian sido demasiadas horas de pie y corriendo de aqui para alla.

-Señor Parrish quieto, aquí no podemos hacer esas cosas- pero pese a lo que dice no hace ningún ademán de detenerte, mas bien arquea un poco mas el cuello dandote mejor acceso

-creia que la nuestra era una relación profesional- su mano toca tu pierna y empieza a subir hasta tu muslo, estando sentada de espaldas a ti es imposible que la mano suba mas. Mueve un poco sus caderas en un movimiento que parece que te invite a seguir y a la vez hace que el borde de su falda suba descubriendo sus rodillas

La doctora parece sorprendida por el ofrecimiento de Abioye y parece considerarlo, pero al final niega con la cabeza

-colarte en la cocina en tu primer día aquí no le sentaría nada bien a tu historial, pero gracias por el ofrecimiento Abioye, eres muy gentil-

¿Se ha sonrrojado un poco? es dificil decirlo con esta semipenumbra, el caso es que se da la vuelta y se apresura pasillo abajo, media hora mas tarde os trae unos sandwiches y se marcha sin decir palabra

- mientras no afecte nuestro desempeño laboral no veo el problema de tener una relación más íntima, además, la fraternización entre los miembros del personal facilita la comunicación y el trabajo en equipo- respondí a su argumento para después apartar la silla del ordenador y hacer que ella quedara frente a mi para poder besarla, evitando que siga intentando responder, al mismo tiempo, bajando mis manos por su cadera hasta sus muslos

- Vaya que si, Nathan - .Respondo agotado, había tenido demasiadas emociones por hoy y no era el único que estaba cansado a juzgar por mi compañero que prácticamente se derrumbaba en su cama.

Me recosté dejándome caer en mi cama, mientras le respondía:- Pues, no estuvo mal… aunque lo de los gases quizás… hizo que todo se saliera de control -.

- Y,¿a ti, que tal te fue? - Formulo mientras me relajo un poco.

-Justamente creo que los gases fueron el problema, quizas lo de la droga es solo una tapadera- Mencione en respuesta a su comentario pero cuando pregunto por como me había ido realmente no sabía bien cuales serían las palabras correctas a responder, pero algo si le podía decir con claridad.

-Bien...Estamos saliendo con Andrea...así que genial.-

Miranda suelta alguna protesta mas, pero no se resiste en lo mas mínimo y cuando empiezas a besarla te responde entreabriendo la boca y sacando la lengua

-es usted un demonio señor Parrish-

Miranda actua de forma pasiva dejandote llevar la iniciativa

-que curioso, yo mismo pensaba que usted lucía como un ángel- respondí a su última protesta mientras la llevaba empujando la silla de la oficina hasta mi habitación, pensaba que tal vez pudieramos terminar esto en un lugar más cómodo, aunque en el camino mis manos se apoyaron sobre sus pechos suavemente, acariciando y amasandolos con delicadeza

Miranda rie por el obvio piropo, pero cuando te la llevas hacia la puerta se pone en pie

-no puedo irme con esto a medias. El Doctor Spencer se pondrá como loco si esto no está acabado mañana por la mañana-

Como atraido por sus palabras el ordenador emite un pitido y una ventana se abre pidiendo que Miranda introduzca algunos datos. Ella se apresura a introducirlos

-va a ser mejor que dejemos esto para otro momento doctor Parrish, estoy muy ocupada-

-Está segura? bueno, si no hay más remedio...- le dije mientras la acompañaba de vuelta al ordenador acariciando suavemente su espalda y su trasero con una pícara sonrisa - aunque en realidad me ha dejado bastante... impresionado- le susurré mientras le hacía notar mi ya obvia erección

Miranda acaba rapidamente lo que ha de hacer en el ordenador mientras mueve un poco el trasero como para notarte mejor. Luego se pone en pie y se gira hacia ti, ahora estáis muy cerca el uno del otro

-vaya, si que he tenido efecto en usted- su mano se posa en tu paquete y tantea un poco tu tamaño

-en este estado no debería irse a dormir, es malo para la salud- se muerde el labio como indecisa sobre que hacer a continuación y finalmente se arrodilla y empieza a bajarte la bragueta

-bueno, a ver que podemos hacer-

La dejé arrodillarse antes de ayudarla a sacar mi miembro de su prisión de tela, al parecer mi táctica había resultado y bastante bien, ahora solo quedaba disfrutar mientras mis manos acariciaban la cabeza de Miranda, guiando su boca hasta la punta de mi pene que estaba ya ansioso de recibir su atención