Partida Rol por web

Enarco un ceja.

-Fuiste tú el que sugirió el McDonalls. Si no te gusta, ¿por qué lo sugieres?

Desgraciadamente, no había batidos allí. Me había dado antojo de uno.

-Usualmente se acompaña para las comidas picantes. Pero se ha generalizado... Así que es verdad que lo llaman Cuarto de Libra... ¿Te gusta Tarantino?

Echo un trago a mi bebida. Por alguna razón, creía que Jack sería de los que ven películas de serie B.

-Lo dije porque es barato y conozco tu economía, y seguro que te hacía ilusión venir. Es como esto,  los italianos salen de Italia de vacaciones, ¿y a a dónde van a comer? a una pizzeria. La próxima vez escogeré mejor el restaurante, y se te quitará el hambre de golpe al ver los precios.

Metí casi la mitad de la hamburguesa en la boca:

-Tarantino, pufff, malísimo director. Para las últimas películas que ha hecho casi se podría haber estado quieto en su casa. la de los nazis malísima, además de que no tiene lógica ni por donde pillarla. Sólo sale este rubito que tanto gusta a las chicas, mmm, Brad algo. Y la de Django, ¡por favor! el vaquero negro que busca venganza, cuando en esa época no podían ni beber de un abrevadero de caballos sin que los embrease un pueblo entero.

Me metí el último pedazo en la boca y me senté apoyando la espalda en la pared mientras miraba a la gente pasar.

-Mira esa tipa el trasero que tiene, debe ser habitual de este restaurante.

Solté un quejido lastimero. 

-Al contrario de lo que piensas, no soy un tacaño. 

Suelto un gruñido antes de escuchar su soliloquio sobre Tarantino. En parte había acertado... No las habría visto si no tuviera algún tipo de interés. 

-Hace siglos que no voy al cine. No me gusta estar en una sala llena de desconocidos, por muy grande que sea la pantalla. -eché una discreta mirada a donde miraba Jack.-No está tan gorda. Ni siquiera tiene una minimotocicleta... O un carrito de golf. Hasta que no has visto tres carritos de golf en el McAuto, no has visto a alguien gordo de verdad.

13 de octubre de 1992. Martes 10:00 de la noche

Recogeis el coche de Nathan, el cual ya tiene las cadenas de nieve puesta, después de cobrarle $100 poneis marcha hacia Oslo. Llegáis en la noche por lo que encontrais la clínica de rehabilitación. Volveis en la mañana después de pasar la noche en un hotel. Vais a recepción y preguntais por Helga

- Lo siento, la señora Engtelbrecht no tiene autorizadas las visitas

Miro a  la enfermera/recepcionista, me bajo las gafas a la punta de la nariz y le digo muy serio:

-Y claro, si yo tuviese a una enfermera tan guapa y simpática como tu, tampoco querría tener ninguna visita mas durante todo el día para no quitarme l sabor meloso de tu conversación de la boca durante toda la noche...

Permanecí estoico ante el ligoteo de mi compañero. Era la primera vez que veía su despliegue de habilidades lingüísticas... Sin insultar a nadie en el proceso. Decidí dejarle proceder y a su vez, poder comprobar como se movía en aquellas aguas. Desvié la mirada de la recepcionista, intentando pasar lo más desapercibido posible para que nuestro amigo lo tuviera más fácil.

- Me alegro que lo comprenda, pero sigue sin recibir visitas. Buenos días- dijo de forma tajante la recepcionista

-¿Seguro que no se puede hacer ni una excepción señorita?

Pongo cara de gatito tipo Schreck

- Veré que puedo hacer- dijo la recepcionista marchandose por un pasillo, a los dos minutos os hace una señal para que la sigais, os lleva a una habitación, donde está sentada en un sillón una mujer mayor

- ¿Querían hablar conmigo? Soy Helga Engtelbrecht

Sorprendentemente, lo había conseguido. Quizás tuviera más sorpresas de las que yo mismo pensaba. Estar en aquel lugar me recordaba a mi madre, que estaría en la librería. Hacía mucho que no hablaba con ella.

-Mi nombre es Nathan Summers, y mi compañero es Jack Tripper. Hemos venido a hablarle sobre un artículo que escribió hace algunos años. Sobre la "Casa Vieja" de Rorvick.

Al ver al despojo humano en el sillón, hago un gesto con la mano a Nathan para que pase delante mio.

Parecía que yo intentaba aguantar la respiración en aquel sitio lleno de viejos enfermos. Sin  sentarme y quedándome casi que en la puerta me crucé de brazos a esperar.

Un gesto de dolor invadio el rostro de Helga

- Los Erikson- recordó Helga mientras su mirada se perdia en la legania, la mujer ante vuestros ojos tenía casi setenta años, estaba casi esqueletica, su pulso temblaba y la mayor parte del tiempo parecía ausente

Aproveché un momento en el que la mujer no estaba mirando para reprender con la mirada a Jack. Le habría dado un codazo si no supiera que haría una escena... Como una mujer.

-Usted lo investigó, y el señor Gaede nos ha dicho que debíamos hablar con usted. ¿Qué puede decirnos sobre los Erikson y lo que ocurrió allí?

Di un paso adelante y cerré la puerta sin hacer apenas ruido. AL parecer la anciana recordaba algo y puede que fuese de utilidad.

- Tuve que vencer una fuerte resistencia política para poder continuar con mi investigación, la niña era la heredera directa de la fortuna Erickson. El tío era un hombre melancólico y bastante depresivo...- Helga se quedo un rato callada parecia pensativa, pero de pronto veis que está ausente, empieza a gimotear y llorar, hablando de su marido y su hijo, empieza a ponerse histerica a gritar mientras llora. Un celador y varias enfermeras fueron a atenderla

- Deben irse- les pidió la enfermera mientras le inyectaba un tranquilizante a Helga

Me mordí el labio de frustración.

-Vámonos, Jack.

Sería mejor dejar a aquella pobre mujer. Lamentaba que aquello hubiera acabado de aquella manera, pero al menos teníamos una pista para continuar... Erickson... Era un apellido común. Tendrían que indagar más.

-Maldita vieja chocha...

Camino hacia fuera y espero a que me abra alguien la puerta para no tocarla mientras voy comentando:

-Erickson y rica. Supongo que no tendrá nada que ver con los móviles. Puede que nuestro amigo sepa algo de ella, o incluso internet.

Llamé a Elijah mientras saliamos...

- ¿Si?- contesto Elijah cuando su teléfono sonó