Partida Rol por web

-Te has mareado y desmayado, y por lo que parece tienes fuertes dolores que yo te puedo quitar, o al menos te dolerá igual pero te dará mas lo mismo. Con que te des la vuelta ya tengo.

-No sé de que estás hablando, Jack. Pero no tiene ninguna gracia.

Me apoyo en la pared, ayudándome en ella para levantarme. La cabeza aún me daba puñaladas, pero ya no eran tan fuertes como antes. Aunque sí me mareaban un poco.

-Siento haberte molestado con esto, pero sobreviviré.

-Eso, tu sigue jugando, levántate y vuelve a caerte. ¿qué demonios te pasa hoy?

Me di la vuelta y escuchaste un sonido parecido a "plic plic"

-¿ya estás preparado?

Me alejé un poco. En aquellas condiciones, no era rival para él. 

-¿Preparado para qué?

El dolor se clavó tras mis ojos, obligándome a tomar aire lentamente.

-No me pasa nada. 

Me giré de golpe esgrimiendo algo entre la penumbra. Nathan tenía la vista borrosa y aun no podía ver nada bien, mas que algo alargado terminado en metálico de mi mano:

-Pero quieres estarte quieto, así te va a doler mas...

Me recorría un sudor frío, y mi cuerpo estaba helado. El dolor seguía ahí, pero embotado por aquella sensación. De repente, se sentía como tres años atrás. Sólo podía escuchar el sonido de mi respiración y la sangre golpeando mis oídos. 

Antes de que me diera tiempo a pensar, agarré una lámpara cercana y se la lancé. Me deslicé sobre la cama, intentando alcanzar la puerta, pero el dolor me provocó naúseas, y me tambaleé, golpeándome la cabeza contra la pared. Me apoyé con firmeza y abrí la puerta.

Veo como se arrastra por la pared, coge un lámpara y me la tira a los pies cuando corre como un niño asustado hacia la puerta y la abre.

En ese momento bajo el brazo con fuerza y le clavo la inyección que tanto parece aterrarle en la nalga derecha mientras le digo:

-¿Estás loco? rompiendo el mobiliario del señor Erickson, que somos sus invitados y esta no es una fiesta universitaria donde se pueda destrozar todo. No sabía que tenias tanto miedo a las inyecciones. Me daría vergüenza con tu edad.

Lo agarro del cinturón por la espalda y cierro la puerta con el pie mientras lo dirijo otra vez a la cama.

-Ahora a la cama mientras te hace efecto. Se inyecta vía intramuscular para que haga efecto mas rápido. Sólo son calmantes, espero que te vaya bien. En diez minutos estarás perfecto otra vez.

Respiro con pesadez. Intento recordar dónde estoy. Noruega... No Nueva York, Noruega. Sigo esforzándome en respirar.

-Tengo que salir...

El dolor se hizo más agudo. Supuse que lo que me dio Jack tardaría en hacer efecto. La cabeza me daba vueltas. 

-Tengo que salir... 

Intentó calmarse, pero no podía. Había pasado un tiempo desde la última vez. Intentó moverse, pero Jack se lo impidió. 

Enganche a Nathan de la pechera con ambas manos y le dije:

-¿por qué has de salir? ¿a dónde has de ir con tanta prisa? No ves que a duras penas te tiene en pie. Espero que no te pongas enfermo y tenga que cuidarte, porque lo haría como si fueses un caballo con la pata rota.

Tenía que salir... Comencé a notar como el cuerpo era más pesado.  Tenía el corazón en la boca, y cualquier intento de huir era inútil. Me tambaleé hasta la ventana, abriéndola. El aire frío me calmó un poco. Por suerte, en aquella parte, la casa no daba al acantilado. Usando toda la fuerza que poseía, levanté mi cuerpo y salí por la ventana. Mi cuerpo golpeó la hierba con dureza, pero era un bajo, por suerte. Sino, me habría abierto la cabeza. 

Pero mi cuerpo ya no daba más de sí. No distinguía la realidad del recuerdo.

-Maldito seas, Wulf.

Me quedé ahí, como un peso muerto, sin poder moverme, pero el aire golpeaba mi cara. Podía escuchar a Jack saltando por la ventana.

Salto al césped y agarro a Nathan de las manos para que se esté quieto y no intente darme un puñetazo.

-¿Wulf?¿quién es Wulf? Estás dando el espectáculo y me está entrando vergüenza ajena.

Miro hacia las ventanas para ver si alguien nos observa.

Nathan agarra la lampara y se la tira a Jack en la cabeza, haciendole un pequeño corte. Mientras Jack se recupera del inesperado lamparazo, Nathan salta por la ventana y se queda tumbado en el cesped, Jack salta detras de él y lo inmoviliza para que no vuelva a herirlo

Escuché la voz de Jack muy cercana pero no captaba bien sus palabras debido a mi estado. Noté como alguien me agarraba las manos. Ya no me sentía acorralado, aunque aún me dolía la cabeza. Respiré con tranquilidad antes de abrir los ojos. Jack sangraba por un corte en la cabeza. Me levanté lentamente y con dificultad a causa del sedante.

-Jack... -conseguí que me soltase las manos. De todas maneras, ya no estaba histérico ni era una amenaza.- Ya estoy... Mejor... Supongo.

Cerré el ojo que dolía más. Debía dar una imagen bastante lastimera.

-¿Qué decías, Jack?

Saqué un pañuelo limpio y le limpié un poco la herida. Parecía que iba a llover, aunque sería un milagro si conseguía levantarme.

-Sal, que me haces daño -aparté su mano bruscamente de mi herida leve mientras nos incorporábamos.

-Vaya escenita, me has tirado una lámpara y llamabas a un tal Wulf. Espero que no estés tomando drogas.

Apreté mi herida y miré mi mano como tenía un poco de sangre.

-Maldito seas, se te va al olla. Mañana le diré a Eli que te compre un test de drogas y te observaremos durante un tiempo. Ahora acuéstate que después iremos a cenar con el señor Erickson, y a ver si nos deja dormir en la casa que se quemó. Aun podré hacer algo si no me tiras mas cosas. Llegas a romperme las gafas y aun estaría dándote patadas en el suelo.

En ese momento, mi cara se puso más pálida. Wulf... Recuperé la compostura.

-No tomo drogas. -añadí con un gruñido. La sola insinuación me ofendía. Pero yo no me comportaba así. Sería mejor que estuviera en silencio mientras volvían.

Hice memoria de las cosas que habían ocurrido. La escena había sido el desencadenante del episodio. Maldito fuera Jack por no ser claro. Tragué saliva antes de guardar el pañuelo. A pesar de ello, le debía una disculpa.

-Lo siento, Jack. -sólo vocalizar ya le costaba.

-Ya, ya, lo que tu digas... un día pruebas los porros y al otro no tomas drogas. ¿quién mierdas es ese Wulf? si es tu camello dile que sintetice mejor el tema.

Me coloqué delante del espejo del baño y examiné mi corte:

-Maldita sea, ahora como explico esto en la cena.

Abrí el grifo y con papel higiénico comencé a limpiar la herida.

-Las disculpas a la doncella que limpiará todo este desastre. -guardé la jeringa para que no pensasen peor de Nathan.- espero que no fuese muy cara, porque si preguntan la has roto tu.

Me senté en la cama, escuchando sus gruñidos y el sonido del grifo. Quería derrumbarme, dormir y no despertarme en varios días. Pero eso es de nenazas. 

-¿De verdad quieres saberlo?

Me levanté, y busqué el botiquín que debía haber allí. Esas cosas siempre debían estar en el baño. Saqué un poco de desinfectante y comprobé que también había aguja e hilo. 

-Siéntate, porque no puedo tenerme mucho en pie. Y dudo que puedas coserte tú mismo.

Volví a sentarme en la cama, esperando a que apareciese.

Cierro el grifo, ya tenía la herida mas o menos bien y salgo del lavabo:

-Si quieres contármelo si, si no, no.

Salgo y lo veo en la cama sentado:

-A lo mejor te voy a dejar coserme a ti en tu estado, además, tampoco me has hecho tanto. Mas bien fue como si un mono me tira algo y me da sin querer. Y no pienso sentarme contigo en la cama. Sólo falta que entre alguien y nos pille ahí haciendo manitas o a saber que quieres que hagamos. Sólo te falta chupar le hilo para pasarlo por la aguja y causarme una infección.

Suelto un gruñido. No estaba para bromas. No aquel día.

-Siéntate de una vez. 

Dejo de gruñir y respiro hondo. Ahora mismo no tenía demasiado autocontrol.

-Siéntate, por favor.