Partida Rol por web

El anticuario siguió a los demás, quedando por detrás de Mike y mirando el oscuro pasillo por donde se había internado Jazlyn, no vio aquello de inmediato pero el olor fue lo primero que noto y enseguida mirando por encima del hombro del policía abrió los ojos como platos al contemplar la escena, el mismo Frederik fue lo primero que pensó sin que se le pasara por la cabeza.

-Agente...no creo que esto sea solamente un ajuste de cuentas-susurro el anticuario hiperventilando al ver toda aquella sangre que recorría el suelo de la cocina, su cabeza sintió bastante miedo pues era la primera vez que veía algo así en su vida y era una persona tan pacifica que nunca había estado en una pelea o algo parecido, el corazón le latía a mil solamente de pensar que la persona que había echo aquello podía ser peligrosa, incluso que podía seguir en la casa.

Ingemar se quedó paralizada durante unos largos segundos. Miraba el charco, que era de sangre, sus zapatos en él, el charco, sangre, sus zapatos, el charco, sangre... el aroma la mareó, o quizá fue el saber de lo que se trataba. En los laboratorios había visto muchas veces sangre, de animales. Pero no en semejante charco, en una casa, en un faro, en un islote, tras un naufragio...

El pulso se le aceleró, y cuando Mike se acercó a ella, se aferró a su brazo, como si buscara, de algún modo, contagiarse de su temple. Estaba pálida y respiraba un poco agitada. Pero enseguida pasaría lo peor.

Enseguida, cuando pudo, soltó el brazo de Mike, giró para no mirar hacia la cocina y dio unos pasos hasta salir del charco. Se quitó los zapatos y anduvo descalza hasta donde estaban las botas para verificar si eran de su talla.

Recién ahí se dio cuenta de que los demás estaban hablando, haciendo cosas y, quizá, mirándola con cierta preocupación. Pero sonrió para demostrar que era fuerte.

Jazzlyn miró asqueada el charco de sangre sobre el que Ingemar se encontraba, arrepintiéndose de haber descubierto la fuente de aquel olor a hierro que, segundos antes, la había asaltado.

Deseando dejar atrás aquella imagen, y desoyendo el consejo de Mike de permanecer todos juntos, la artista se internó en el estudio, esperando poder encontrar en él algo que la distrajera.

Un vez dentro, comenzó a echar un vistazo a los diferentes dibujos y esbozos que allí se encontraban, esperando mantener la mente ocupada.Incluso, quién sabe, pudiera ser que alguno de ellos le permitiera encontrar la inspiración que buscaba.

En la casa no se oía nada más que la presencia de aquellos temerosos hombres y mujeres. Ni siquiera cuando la visión de la sangre provocó un largo silencio, no parecía haber anda ni nadie allí. Solo sus propios pasos y sus voces apagadas.

Un primer vistazo a la cocina, desvela que hay un fregadero con unos platos sucios y una olla,

una mesa con tres sillas y tres puertas: una conduce fuera, otra da al pasillo y la última, al estudio.

En la esquina más alejada hay un fogón de leña; en la chimenea contigua hay una tetera que aún está caliente.

Una de las sillas está rota en el suelo, y a su lado hay un pequeño charco de sangre.

El estudio contiene tres sillones, situados más o menos en el centro de la habitación. Además de la puerta que da al pasillo, hay otra junto a los sillones que conduce a la cocina. En cuanto al mobiliario, además de los asientos, hay una mesa a la izquierda de la puerta del pasillo y un secreter en la pared que da al exterior, cerca de la puerta de la cocina. Ambos tienen su respectiva silla de madera al lado. La del secreter esta tirada en el suelo;

La mesa contiene varios libros sobre cuentos marítimos, un libro sobre aves, un manual de reparación para el faro, una pipa y una bolsa de tabaco, unos prismáticos, una libreta, lápices, acuarelas, pinceles y papel.

Te das cuenta de que investigar todo eso en detalle sería mucho trabajo para una persona, el secreter y el escritorio tienen sus propios cajones, así que de momento te centras en las pinturas que están la vista.

Sobre la mesa hay lo que parece ser una pintura a la acuarela recién terminada junto a un montón de pinturas similares. Esta muestra una ventana, donde una figura oscura de ojos grandes mira desde el otro lado del cristal. La ventana se identifica claramente

como la misma que hay junto a la mesa del artista.

Al revisar las acuarelas bien ordenadas, una imagen te llama la atención. Muestra la espesura cercana, ya que se ve el faro y un par de los otros edificios pequeños. En la oscuridad del sendero que conduce hacia la espesura, aparece la silueta de un hombre. A diferencia de la primera pintura, esta tiene fecha: 14 de febrero de 1926. En la libreta hay un tosco boceto de esta acuarela fechado del día anterior. No hay ningún boceto para la primera pintura.

A todos sus compañeros les afectó la visión de la sangre, pero a él, no. Espero que no asustarles con mi forma de proceder, pero no es la primera vez que veo esto. El tacto del brazo de Ingemar le pareció bastante agradable, y tenía unos brazos fuertes. Una pena que se haya ido a cambiar de calzado. Luego reparó en Frederick, que le había comentado sus preocupaciones al oído. Parecía bastante agitado y afectado por lo que acababan de ver.

- Tranquilícese, amigo -le dijo con la intención de calmarlo-. Voy a intentar examinar la escena del crimen para obtener más información. Conmigo aquí están a salvo, le doy mi palabra.

En ese momento, Mike observó que Jazzlyn se iba al estudio. Bueno, dejémosla que se tome su tiempo. Se giró hacia la cocina y ahí vio a Ingemar con las botas del pescador.

- Le quedan estupendas, querida -dijo riéndose con la intención de animarla un poco.

Ahí entró en la cocina esquivando el charco y se dispuso a examinar los detalles de aquella pelea con la silla.

Tras escuchar las palabras del Policía, Frederik se quedo más tranquilo y su semblante se relajo lentamente, mientras se fijaba en que las señoritas se dirigían hacer otras cosas como Ingemar que se cambio de zapatos por unas botas debido a que aparte de que estaban mojados se habían manchado de sangre, y Jazlyn había caminado hacia el estudio.

-buena idea señorita Ingemar, si no nos cambiamos de zapatos y nos secamos lo antes posible cogeremos una pulmonía-comento felicitando a la señorita Ingemar por su ocurrencia, después se dirigió al Policía y pregunto-¿puedo ayudarle en algo, Mike?

Ingemar agradeció que sus compañeros de catástrofe fueran tan ocurrentes. Cálidos, diría, incluso el policía. Para él era normal ver sangre humana, pensó.

-Gracias, -dijo mirando a Mike-, y es verdad, Frederik -dijo mirando al anticuario-, no lo había pensado por eso realmente. -Y murmuró:- no lo había pensado y ya.

Poco a poco se le iba acomodando todo, las ligeras náuseas se retiraban aunque el aroma a sangre seguía allí, y en su cabeza se ordenaban las cosas. Miró a los dos hombres en la cocina, y vio que la artista no estaba.

-¿Jazzlyn? ¿Dónde...? Iré a ver dónde está, no conviene que nadie ande solo en... -miró el charco de sangre.

Enseguida, retomó el pasillo hacia el estudio, en busca de la otra mujer del grupo.

Jazzlyn agradeció perder de vista aquel charco de sangre e internarse en aquel abarrotado estudio.

Dedicó unos instantes a estudiar la distribución de la habitación, pasando la mirada sobre la gran cantidad de tomos,  pinceles, lápices y demás objetos que allí se encontraban, para, finalmente, centrarse en las acuarelas situadas sobre la mesa, y en el peculiar contenido de una de ellas.

- Vaya, sí que tiene imaginación la persona que vive aquí - dijo, de forma jocosa, al observar la figura de ojos grandes que aparecía asomada a la ventana, en un intento de alejar el sentimiento de incomodidad que dicha figura le generaba.

Una vez dicho sentimiento se hubo disipado, la joven artista suspiró y se centró en examinar con más detenimiento aquellas obras. Quería mantener la cabeza ocupada para evitar que la imagen de aquel charco de sangre, y la de Ingemar sobre él, volviese a su mente.

Cual fue su sorpresa al ver que la mujer de pelo cobrizo entraba en el estudio, buscándola.

- ¡Ingemar! - exclamó, con una visible y amplia sonrisa - ¡No sabes lo que me alegro de verte! ¡He encontrado algo que me gustaría enseñarte! -

Frederik se acercó a la cocina y mientras Mike hablaba en voz alta, explicándole lo que veía, él intentaba hacerse su propia idea de la situación.

—Mire aquí, señor. Parece que alguien uso la silla para defenderse, y la puerta está abierta, además el agua todavía está caliente. Es posible que el guarda del faro haya sobrevivido, quizas esté escondido... o... puede que la sangre sea suya y quién siga vivo sea su atacante... ¿qué piensa usted? 

También encontro con su buen ojo un pequeño cuchillo afilado, parecía lo único útil que había en toda la cocina. El ataque debió ser muy rápido porque a nadie le dio tiempo a usarlo por lo que parece.

El detective había pasado por alto algunas obviedades cuando algo en la sangre le llamo la atención. Escuchaba atentamente las explicaciones del anticuario, y tenía razón en todo lo que observaba.

Además, la sangre estaba fresca, era seguro que no llevaba más de una hora, pero eso no era todo, estaba absolutamente seguro de que esa no era sangre humana.

Ingemar llegaba al estudio y Jazzlyn que llevaba allí un tiempo le mostró unas acuarelas extrañas para que les echara un vistazo, mientras pudo ahcerse una idea de todo lo que había en el estudio.

El estudio contiene tres sillones, situados más o menos en el centro de la habitación. Además de la puerta que da al pasillo, hay otra junto a los sillones que conduce a la cocina. En cuanto al mobiliario, además de los asientos, hay una mesa a la izquierda de la puerta del pasillo y un secreter en la pared que da al exterior, cerca de la puerta de la cocina. Ambos tienen su respectiva silla de madera al lado. La del secreter esta tirada en el suelo;

La mesa contiene varios libros sobre cuentos marítimos, un libro sobre aves, un manual de reparación para el faro, una pipa y una bolsa de tabaco, unos prismáticos, una libreta, lápices, acuarelas, pinceles y papel.

Te das cuenta de que investigar todo eso en detalle sería mucho trabajo para una persona, el secreter y el escritorio tienen sus propios cajones, así que de momento te centras en las pinturas que están la vista.

Sobre la mesa hay lo que parece ser una pintura a la acuarela recién terminada junto a un montón de pinturas similares. Esta muestra una ventana, donde una figura oscura de ojos grandes mira desde el otro lado del cristal. La ventana se identifica claramente

como la misma que hay junto a la mesa del artista.

Al revisar las acuarelas bien ordenadas, una imagen te llama la atención. Muestra la espesura cercana, ya que se ve el faro y un par de los otros edificios pequeños. En la oscuridad del sendero que conduce hacia la espesura, aparece la silueta de un hombre. A diferencia de la primera pintura, esta tiene fecha: 14 de febrero de 1926. En la libreta hay un tosco boceto de esta acuarela fechado del día anterior. No hay ningún boceto para la primera pintura.

 Jazzlyn observa con su mirada crítica las pinturas, las sensaciones que provocan las acuarelas son perturbadoras.

Una mirada experta y profunda sugieren que fueron hechas, sobre todo la última, la que muestra una figura en la msima ventana frente a la que estáis ahora mismo, de forma precipitada, sin esmero, sin un esbozo previo, como si quisiera captar el momento antes de que se esfumase, cómo cuando se pinta sobre un animal salvaje y apuras los trazos sabiendo que se va a escapar en cualquier momento.

Ahora también las mira con otros ojos Ingemar, buscando con su mirada científica algo que llame su atención.

A Mike le convenció la explicación de Frederik. Tiene sentido, sí, pero esta sangre... Aquello le parecía fuera de lugar, puede que fuera la cantidad o su textura, pero aquella sangre no le parecía humana. 

-Muy buena reconstrucción de los hechos, Frederik -le dijo al inglés con expresión de admiración-. Siento si le ha parecido que le ignoraba, pero juraría que esa sangre no es de una persona. Esto me escama, todo me confirma la sensación de que algo raro está pasando aquí. Me lo dice mi intuición, y no suele fallarme.

Decidió hacer una nota mental de este hecho. Era un método que le funcionaba en los casos y que aprendió durante su formación. Luego se giró a Frederik y le dijo:

-Deberíamos ver cómo van las damas, a ver si pueden arrojar algo de luz sobre este asunto. Hecha la sugerencia, se dirigió hacia la puerta contigua a la cocina, la que daba al estudio, para revelarles lo que sabía y compartir hallazgos. Siempre con el ojo puesto en la puerta que daba al exterior de la cocina, no sea que el atacante o el atacado decidiera volver...

La bióloga se acercó caminando con lentitud, como si cada paso fuera una fuente de posibles sorpresas no gratas. Pero no miraba el suelo. Sonrió ante el saludo de Jazzlyn y llegó junto a ella, para mirar lo que quería mostrarle.

-No conviene andar solas en una noche así, menos después de... bueno, la sangre y... en fin, ¿qué querías que viese?