Partida Rol por web

No parecía haber mucha gente del pueblo que se pasara por la posada durante la mañana, así que no había mucho trabajo por realizar. Acabábamos de terminar de poner a cocinar al fuego lento la comida para más tarde cuando, saliendo de la cocina quitándome un delantal que había tomado prestado escuche los ruidos del exterior. Mi nariz se arrugo levemente durante un momento, como quien desconfía de alguien o piensa que van a venir problemas. 

Cuando la puerta se abrió ya tenía la vista puesta en ella. El grupo de guardias hizo que mi ceja se alzara curiosa de saber su razón de estar en aquel lugar. Desentonaban bastante con el resto de la gente que habíamos visto en el pueblo. 

Tras que el que parecía el líder se presentara y hablara contesté.- Señor Zolt, ¿Le informó su señor el marques la razón de que requiera nuestra presencia? Algunos de nosotros aun nos encontramos convalecientes después del naufragio no sé si podemos hablar en nombre de todos confirmando su asistencia.- Dije mientras miraba de reojo a Kelgar que ya había respondido en plural que asistiríamos.- También sería bueno saber el nombre de vuestro señor, nuestro anfitrión, para que cuando llegue el momento saber cómo dirigirnos a él.

Mi posición era erguida y mi mirada fija en el jefe de la guardia. Por mi posición en la corte de Helenia estaba acostumbrada a tratar con guardias enviados de otros nobles. Cuando entro Vadik con aire divertido le eche una mirada reprobatoria mientras en mi cabeza una idea ligeramente maligna se gestaba en mi mente.

Después de un pequeño ataque de tos involuntario di unos pasos para acercarme al guardia y volví a hablar.- Si es posible disculpe a nuestro compañero.- Comento mientras mi mano con la palma hacia arriba hacia un pequeño gesto hacia Vadik.- Creo que las costumbres locales no son las mismas que en su tierra natal donde el respeto no debe conseguirse con palabras o rangos.

Tus recados  transcurren sin ningun hecho que sea digno de mencionar así que con los paquetes regresas a la posada  satisfecha de la información recabada en el pueblo, te encuentras en una calle lateral donde puedes ver claramente la posada cuando ocurre un hecho que capta tú atención.

Mientras te acercabas, ves como un contingente de guardias se acercan a la posada y el que parece ser el jefe se acerca a Vadik que se encuentra junto a la entrada fumando y parece preguntarle algo, no estas lo suficientemente cerca para escuchar pero puedes ver como la respuesta de Vadik no agrada al jefe que parece a punto de rabiar mientras que Vadik parece burlarse de él, finalmente parece ignorarlo e irrumpe en la posada junto con los soldados y Vadik le sigue poco despues de apagar la pipa.

Al parecer la rápida aceptación de Kelgar parece apagar un poco el enojo de Zolt  por la actitud de Vadik y escucha el comentario de Lissandra.

---Me tranquiliza saber que muestran más sentido común que su salvaje compañero- dice haciendo un gesto hacia Vadik- Mi señor solo quiere conocer a los forasteros de la isla, nada más, recibió una misiva del alcalde anunciando vuestra situación y  mostró interés, en cuanto a su nombre...todo el mundo lo conoce como el Marques así que pueden dirigirse a él de esa manera sin problema ya que su nombre de pila es un poco raro, Cavalcanti.

---Bien, he cumplido con mi cometido quizas nos veamos  esta noche, sed respetuosos con el Marques- dice mientras hace un gesto hacia los soldados y se retiran de la sala relajando la tensión que reinaba en el ambiente, Vadik acompaña al último soldado hasta la puerta y luego la cierra tras él, tras echar un vistazo como los soldados se marchaban se giro al grupo.

---Alsan y yo no iremos a la cena- anuncia casi de manera tajante  al grupo.

Solo te llega un pensamiento del hombre.

" No son gran cosa, no sé porque mi señor pierde el tiempo con ellos"

Ver un contingente de guardias frente a la posada sería un hecho fortuito o preocupante. Presenciar cómo Vadik parecía mofarse del oficial al mando antes de que los guardias irrumpieran en la posada era preocupante o, directamente, malas noticias.

Emelie bufó por lo bajo, mientras se preguntaba si la presencia de Vadik y las posibles ventajas que les podía ofrecer compensaban con creces los problemas que parecía causar. Por supuesto, aquella escena también había apelado a su naturaleza inquisitiva. ¿Qué motivos tenía la guardia para aparecer por allí justo al día siguiente de llegar ellos?

Se acercó hacia un lateral del edificio caminando de forma casual.

No hay ningún guardia en la puerta, así que te acercas hasta colocarte junto a ella para escuchar lo que puedas, desgraciadamente no te llega gran cosa  de lo que hablan ya que no levantan mucho la voz  y estos no se encontrarán cerca de la puerta aún así de llega algunos fragmentos como "guardia personal" "cena informal" "tarde" y algunas palabra sueltas que no parecen tener sentido, la conversación apenas dura un par de minutos y cuando escuchas que se acercan te retiras a una esquina donde puedes ver un grupo de soldados que salen de la posada y se alejan con sus caballos.

Cuando te vuelves a acercar a la puerta puedes escuchar perfectamente que Vadik suelta de manejra tajante " Alsan y yo no iremos a la cena"

Comprensible.- Respondí a la negativa de Vadik de asistir a la cena mientras asentía.- No se por qué, no me huele bien. No suele ser habitual mandar a una patrulla entera para invitar a alguien a una cena.- "Y menos con esas actitudes" pensé para mis adentros.

Además la reacción de Miriam no me había pasado desapercibida así que mi primera pregunta fue dirigida a ella.- Miriam, ¿Que podeis contarnos sobre el marqués? No habíamos oído hablar sobre el. Pensé que el alcalde era el que manejaba todo aqui.

En ocasiones, ponerse en lo peor parecía la mejor opción. Emelie trataba de darle un sentido a las frases y palabras sueltas que escuchó pero, en todo caso, la guardia no había acudido para detenerles por ser sospechosos de lo que fuera que realmente ocurriera en aquel lugar. Esperó desde una esquina a que los hombres de armas se alejasen antes de volver a la puerta. Desde el otro lado, la voz de Vadik aparentaba confirmar su suposición de que les habían invitado a una cena. Aunque el "mensajero" elegido para ello fuera, ciertamente, desconcertante.

Llamó a la puerta antes de abrirla y franquearla.

- ¿De qué cena hablas?¿Y qué has liado ya, buen Vadik, para que la guardia viniera aquí? - Procuró actuar con naturalidad, aunque no se molestó en ocultar cierta sorna para que el aludido comprendiera que su "acusación" no iba en serio.

---Eh,eh,eh, yo no he hecho nada-protesta el joven mirando a Emelie- estaba fumando tranquilamente en la puerta hasta que apareció ese tipejo con aire de superioridad, solo le bajé los humos aunque me hubiera gustado hacerle una cabeza más bajito...odio a los tipos así...

Miriam parece haber recuperado de la visita sorpresa y se apresura a aclararel asunto a la recién llegada.

---El señor de estas tierras os ha invitado a una cena informal esta noche- dice Miriam como sí eso lo explicase todo aunque enseguida aclara- El Marques de Cavalcanti es un anciano noble que vino hace muchos años a la isla desde entonces ha estado invirtiendo el dinero de los impuestos para convertir el pueblo en una ciudad destacable del mapa, Raynond será el alcalde del pueblo pero quien ostenta el poder en la isla es el Marques.

---Y quien acabais de conocer es Zolt, el jefe de la guardia del Marques- dice reflexiva- Es un bruto y se cree el amo del lugar, no sé como una persona de buen corazón como el Marques tiene a su servicio a semejante hombre...en cuanto a la cena, Angelica, segun Zolt es para conoceros puesto que no llegan muchos visitantes a la isla y supongo que tendrá curiosidad.

La explicación de Miriam corroboraba los retazos de información que había reunido. Así que "Angelica" asintió levemente mientras la posadera hablaba. Esa cena podía ser una buena oportunidad para recabar algunas pistas más, puede que incluso descubrir que podía ofrecer aquella isla para que el señor Cavalcanti se tomase tantas molestias por ponerla en el mapa. Pero había algo que hacer para aparentar cierto desinterés...

- No tenemos nada que ponernos para una cena con alguien de tal importancia. Tampoco tenemos tiempo para aleccionar a Ragnhild sobre modales a la mesa. Y luego está Evanora... Quizás si le amordazamos... - Con aquello, se dió la vuelta con fingido aire pensativo y se dispuso a subir a su habitación para dejar las cosas que había comprado.

Estaba perdida en mis pensamientos cuando de pronto oigo mi nombre y mi cabeza salta bruscamente en esa dirección, pero no parece que me estuviera hablando a mí ni que me hubiera llamado.
—Kelgar, ¿qué es lo que quiere este tipo?
Y tras la explicación de mi amigo me quedo atónita, una cena en una casa noble, no me lo puedo creer, ¿por qué invitaría a unos náufragos de pacotilla? ¿querrá ayudarnos?

Agarro entonces a Kelgar del cuello de la ropa y lo zarandeo.
—¡Quiero ir! ¡Quiero ir! ¿Tú irás? No puedo ir sola porque si no no me enteraré de nada y no sabré qué platos pedir. Necesito que vayas.

La explicaciones del tal Zolt y luego de Miriam les hicieron ver la situación. Un ricachón se había establecido en la isla váyase a saber porqué y quería conocerles.
Ah, ya se imaginaba. Seguro que le habían llegado rumores de jóvenes hermosas y quería ver si picaban el anzuelo. Por que seguramente no había mucho para elegir entre las pueblerinas.

Con esa idea en mente, Kelgar fue incordiado por Ragn que parecía loca por ir. Claro que sólo para comer.
¡Que sí, que sí, iremos! A esos ricachones les gustan las chicas refinadas, ya sabes, que se hacen las tontas y le ríen sus gracias...
Bah, seguro que quiere llevarse a la cama a Angie o Lisa... o puede que a ti... ten cuidado... nada de golpes si no es estrictamente necesario... advirtió, siguiendo con tu teoría.

Sea como fuera, supuso que ir acorazado no sería lo que ese imbecil consideraría apropiado, pero al menos la daga se iba a llevar.

Eleve la mira un momento ante las palabras de Vadik de que no le gustaba la gente con aire de superioridad. Quien lo habría dicho, supongo que la gente suelen desagradarle sus iguales.

No tardé el volver la mirada hacia una Miriam que explicaba la situación a nuestra recién llegada compañera. Inconscientemente mi mano se había alzado hacia mi boca y el pulgar se había posicionado entre mis labios de forma pensativa.- Alguien tan importante quizá pueda tener una forma rápida de partir si ocurre algo en la isla ¿no?- Pregunte hacia Miriam viendo una oportunidad de acelerar nuestro pasaje hacia el continente.

-Yo no tengo problema en acudir a la cena, pero no sé si mi condición me lo permitirá. Quizá… Miriam, sabes si en esta isla crecen amapolas? O quiza podria ir a hablar con el doctor que dijo el alcade que teniais, quiza el tengo algo de lo que necesito.- Antes de empezar el viaje no me había preocupado en conseguir material para mis medicinas pensando que podría comprarlo según llegara al destino. Si lo intentaba hacer yo corría el riesgo de no ser suficientemente potente o que no llegara a hacer efecto, pero tarde o temprano iba a necesitarlo.

---Mmmm…la verdad es que creo que tengo unas pocas  en mi habitación, para adornarlas, te las bajaré luego- comenta algo extrañada por la petición, dado la situación actual la mujer os da el día libre para que podáis prepararos bien para la noche.

Así que el resto del día podéis hacer vuestros quehaceres personales, Vadik y Alsan deciden irse a dar una vuelta por el lugar, pero a la tarde regresan y se meten de nuevo en la habitación para no salir en lo que queda de día.

Al atardecer, un carruaje llega a la posada, se trata de un coche negro tirada por un par de caballos, solamente les acompaña un par de soldados y un cochero, los dos primeros os ayudan a subir a los que necesiten y luego se colocan en la parte de atrás mientras el carromato se pone en marcha hacia el Oeste.

El trayecto dura aproximadamente una hora, y cuando llegáis podéis ver una gran mansión de aspecto gótico de dos pisos que se alza en un acantilado dejando como única entrada la puerta principal, el cochero detiene el coche delante de la puerta y mientras os ayudan a bajar un hombre trajeado sale y se acerca a vosotros.

---Caballeros, damas- dice haciendo una reverencia- Permitirme daros la bienvenida a la Mansión del Marques, por favor, pasad- dice mientras hace un gesto a modo de invitación, al entra os encontráis en un pequeño hall con varias puertas en cada lado.

---Todavía están preparando el comedor para recibirlos, así que les rogaria que esperasen unos minutos en la sala de invitados hasta que esté todo listo- dice de nuevo haciendo una inclinación y un gesto hacia la puerta de la izquierda a modo de invitación.

Por muy informal que fuera la cena, "Angelica" no estaba conforme con ninguna de las dos opciones que tenía. Presentarse ante alguien tan importante con ropa de viaje y una gabardina reforzada parecía tan inapropiado como hacerlo con un vestido de campesina. Era difícil evitar que el peso de la educación recibida no se hiciera notar en algo tan simple como elegir la vestimenta adecuada para causar la impresión correcta. Y aquella desazón le acompañó durante todo el viaje hasta la mansión.

Sólo la visión del edificio, con sus altas y estilizadas agujas y recargados tejados, como si estuvieran surcados por espinas de piedra, y sus ventanales elevados y estrechos, alzándose sobre un acantilado, logró apartar aquellos pensamientos para centrarse en el momento. La elección del lugar para construir la mansión le pareció arriesgada pero no tuvo mucho más tiempo para valorarla. Un sirviente, tal vez el propio mayordomo (o incluso pudiera tratarse de un chambelán), había salido a recibirles mientras bajaban del carruaje.

Tampoco le importó mucho. El interior de la mansión podía darle más pistas que su fachada, por lo que estudió disimuladamente la decoración, prestando especial atención a la presencia de retratos y a las efigies pintadas en ellos. El número de tales cuadros, como la apariencia y pose de los retratados, podía darle una idea del linaje Cavalcanti y de la impresión que tenían de sí mismos. Para ello, caminó por el hall con paso lento y comedido en dirección a la sala de invitados que les indicaba.

Ya que le interesaba estudiarla con más detenimiento antes de que les llamasen al comedor, decidió quitarse algunas "preocupaciones" primero para poder concentrarse en inspeccionar la habitación.

- Buen Kelgar, por favor, recuérdale a Ragnhild que los aperitivos y entremeses pueden cogerse con los dedos, los dedos y no las manos, si no tienen un cubierto o banderilla que los acompañe. Y una vez en la mesa, utilice los cubiertos en orden, empezando por los exteriores y hacia los interiores conforme se vayan sirviendo los platos. - Esperaba que con aquel simple consejo, la norne pudiera pasar por alguien mínimamente civilizado hasta el final de la velada. Acompañó la explicación con los gestos apropiados.

Después de que Miriam me diera las flores pase gran parte de la tarde encerrada en la habitación intentando realizar aquello de lo cual tenía más teoría que practica. Tenía ciertas dudas de que acabara funcionando, pero ya lo probaría más adelante. Cuando quise darme cuenta el sol ya estaba bajando y tenía que arreglarme. No puso mucho interés en ello, todo rastro del vestido rasgado durante el viaje había quedado abandonado en la playa. 

El traqueteo del coche tirado por caballos durante una hora ocasiono que en algún que otro momento algunas nauseas aparecieran, las cuales calmaba intentando fijar en mi mirada algún punto en la lejanía de la noche. 

En cuanto llegamos a la sala de invitados no tarde en dar uso del mobiliario sentándome para descansar. No mostraba mucho interés en decoraciones o el aspecto del lugar. Hacia escaso un dia pensaba haber escapado de todo aquello y ahora me encontraba en la misma situación. Mi mirada desfilo entre mis compañeros y mi ceja se enarco cuando mi compañera explicaba como usar los cubiertos.- Angie, por la manera que ha tenido el marques en invitarnos, creo que estará acostumbrado a los modales de…- Hice una pausa pensando como catalogar a Ragnhild hasta que encontré algo que podía servir.-… “aventureros” probablemente tenga más problema con su falta de comunicación que con sus modales en mesa.- Di un pequeño suspiro, a no ser que la Norne intentara cortar la carne con su espada no debería haber problemas.-Kelgar, sé que no es responsabilidad tuya, pero quizá en el tiempo que estemos atrapados en esta isla tu amiga agradezca que la enseñes algo de latín. Le servirá cuando nos separemos y sigamos nuestro camino.

El hall en el que os hallais tiene algun cuadro, aunque ninguno de personas sino de paisajes bastante bellos de distintas regiones, en uno hay una enorme sabana donde se dibuja una montaña con nieve al fondo, otro es un valle lleno de flores que provocan un estallido de vivos colores, una ciudad de piedra blanca en la que al fondo se divisa construcciones en forma de pirámides,etc.

La sala donde os hace pasar es un poco más pequeña aunque mucho más acojedora, se trata de una sala de aspecto gótico con una gran chimenea donde brilla un alegre fuego, hay cómodos sillones para sentarse y en este caso no hay cuadros ya que estos estan sutituidos por estanterias forradas de libros  y algunas vitrinas donde hay toda clase de objetos.

---Les ruego que esperen aquí, cuando esté todo listo vendré a por ustedes, sean pacientes- dice vuestro guia antes de cerrar la puerta tras de si y dejaros cierta intimidad.

Haciendo lo mejor que pudo para pasar el rato, Kelgar se preparó para la cena con lo mínimo que pudo. Eso era despojarse de su voluminoso espadón y quitarse su armadura que de hecho no llevaba en esa aldea tan pacifica.

Entre sus ropas se escondió una daga, costumbres de un norteño acostumbrado a que las cenas terminaran con gente bebiendo más de la cuenta y liándose tanganas.
El carruaje y la forma de la mansión en sí le parecieron que buscaban intimidar por su aspecto algo tétrico y oscuro.
Pero sin decir nada asintió hasta que Angie y Lisa comenzaron a decirle que vigilara a Ragn... parecía que se creían que era su hermanita o algo así.

Kelgar asintió algo perezoso y le explicó el asunto de los canapés y el uso de los cubiertos.
Bah, son chorradas de pijeras que se aburren y pierden el tiempo inventando reglas absurdas... le dijo para terminar la explicación.

Ya estamos en ello, Ragn ha aprendido ya bastantes palabras en el tiempo que llevamos en la isla. Comer, más, cenar... miró a Lisa y se encogió de hombros ...bueno, es que ella me pidió saber esas palabras. Ya irá aprendiendo... añadió con una sonrisa.

En la sala de espera Kelgar se sentó en uno de los sillones, pensando en cómo sería una vida apalancado en una mansión así. Seguro que se terminaría aburriendo, pero un tiempo de prueba podría ser interesante.
Sobretodo si tenía sirvientas de buen ver...
Y alcohol para pasar el rato. Hablando de eso, el rata no les había dado ni un vaso de agua...

Sin decir nada, Kelgar observó la habitación en busca de cosas llamativas.

—¡Sé comportarme, no soy un animal! —le reprocho a Kelgar cuando me explica las cosas—. Y no pienso separarme de esta espada, me acompaña a todas partes y donde me pidan que la deje, pues me quedaré fuera en el carro y los espero. Eso sí, me traen una vianda con algo de lo que les hayan servido.

Sigo enfurruñada durante el viaje, pero poco a poco se me quita cuando vamos llegando y pienso en qué nos servirá el tipo este, más que el motivo de la invitación. Estando como estoy, lo que me viene manteniendo de buen humor es el poder probar platos nuevos, pero pronto eso ya no será una novedad y empezaré a desesperar, espero ya haberme podido ecapar de esta isla para entonces.

Mientras esperamos allí trato de comunicarme con Liss y con Angelica para probar qué tanto he aprendido, que no es poco para el escaso tiempo que estuve en ello.
—Bonïtø pelø —le digo sonriente a la peliblanca, cuyo rasgo me ha llamado particularmente la atención desde que la vi en el dirigible y hace rato le he querido preguntar—. ¿Pør ké blankø?