Partida Rol por web

Finalmente el ascensor se detiene y abre sus puertas. Os encontrais en una especie de almacén que parece haber sido reformado como sala de reuniones. Hay amplias mesas y decenas de sillas distribuídas aleatoriamente por la sala. Una barra de bar, que rápidamente reconoceis como la que aparecía en la grabación que os entregaron, ocupa una de las esquinas, mientras que al otro lado del almacén la oscuridad reinante parece dejar intuir la forma de una escalera metálica que asciende hasta la segunda planta. Desde donde estais sólo podeis ver el interruptor de la luz.

Consigo ver un interruptor de la luz y lo enciendo. El lugar parece el mismo que el de la grabación. ¿ Debe estar ahí ? intento mirar a todos los lados pero solo veo cajas y sillas. Me acerco a la barra de bar para investigar.

Encendeis la luz.

Una grotesca escena se abre ante vuestros sorprendidos ojos. Pese a que algunas mesas, las más cercanas al ascensor, están intactas, al otro lado de la sala muchas están destrozadas o tiradas por el suelo: perforadas por agujeros de balas o semicalcinadas. Tras la barra del bar, muchas botellas están también horadadas, su líquido vertido sobre el suelo. Hay un enorme boquete en la pared, de un tamaño sobradamente superior al de una persona, por el que pueden verse los exteriores del edificio, un angosto y oscuro callejón por el que varios gatos famélicos rebuscan enre los cubos de basura.

Alguno de los felinos, más osado que sus congéneres, ha entrado en el almacén y se encuentra lamiendo un enorme charco de sangre sobre el que está tendido el cadáver de un hombre. Algunos cadáveres más salpican aquí y allà el suelo de la sala y parece claro que uno es el del Dr. Heimrich.

Al encenderse la luz, un gélido escalofrío recorrió todo mi cuerpo. La dantesca visión que teníamos delante me sobrecogió de tal manera que por un momento quede paralizada. Intenté gritar, pero me resultaba imposible, estaba totalmente paralizada, no podía articular palabra ni sonido alguno. 

Intente reaccionar con todas mis fuerzas, pues quería averiguar que es lo que allí había pasado. ¿Quien había sido capaz de llevar a cabo tal masacre? Entre los cadáveres me pareció distinguir al del Dr. Heimrich... parece que habíamos llegado tarde. Por un momento me derrumbe. Había puesto todo mi empeño en asistir a aquél burdel, aun sabiendo que al entrar aquí me perjudicaba seriamente si quería seguir siendo una ciudadano modelo. Las pocas esperanzas que tenía de resolver todas mis dudas, de hablar con alguien referente a mi pasado, a las dudas, a todo aquello que no cuadraba, acababan de desvanecerse en un segundo. No podía dejar de pensar en las palabras que el Dr. Heimrich nos decía en la grabación... quizás, si hubiéramos llegado antes, él seguiría con vida...

No podía dejar de atormentarme por lo sucedido en aquella sala. Habíamos puesto en peligro a toda esa gente y ahora estaban muertos por nuestra culpa. Si no nos hubiéramos demorado tanto, seguramente ahora estarían todos vivos...

Aún atormentada por todos esos pensamientos, trate de recorrer la sala. Quizás había alguna cosa que me llamara la atención. Ahora mismo, no se si por miedo o por que otra razón, solo encontraba fuera de lugar aquél enorme agujero en la pared, que daba a un callejón. 

Tras unos minutos, que se me hicieron eternos, me dirigí a Hyun-jung Han, con voz seca y cortante: ¿Que te parece, proseguimos por el piso superior, o examinamos el callejón?

Necesitaba encontrar respuestas, ya fuera con su ayuda o sin su ayuda. No pensaba quedarme de brazos cruzados, había mucho trabajo por hacer y poco tiempo.

No puede ser, hemos venido aquí para encontrarlo muerto ! ¿ es una trampa ? Me pongo en alerta por si tengo que defenderme.

Justo en ese momento a Nada le pareció escuchar un ruido que provenía de un lateral. Al girarse repentinamente vió a un hombre parapetado detrás de una mesa y que os esta apuntándo con un arma.

- Tenéis 30 segundos para identificaros y si vuestra explicación no me convence os pienso dejar como un puto coladero.

Os fijais en él, es un joven chino de aproximadamente unos 30 años, podeis notar como el chico está tan nervioso como vosotros, lo que hace que pueda disparar a más mínimo indicio de hostilidad. Os parece que es el único superviviente que ha quedado de allí.

Me acerco a las sillas, me siento en una y digo:

- Es mejor que te calmes o te vas a hacer daño. Mira, simplemente nos habían convocado y ni sabemos que ha pasado aquí. Así que mejor baja ese arma y dinos quien eres tu.