Partida Rol por web

El final de todo.

02. Hogar

Cargando editor
20/08/2019, 11:28
Grace Markovic

Grace te miró con frialdad, bastante más de lo que esperabas, mientras se vestía. Parecía tener prisa. Había satisfecho su necesidad y ahora, tenía claro que iba a hacer lo que tuviera que hacer. 

Mientras todavía estabas poniéndote la ropa, se giró, fue hacia la puerta, la abrió y llamó a los dos guardias de fuera.

-Qué no salga de aquí bajo ningún pretexto -les ordenó. Después, se volvió hacia ti -. Si necesitas algo para ayudarnos a controlar la epidemia, pídelo. Tenemos un laboratorio básico, pero iremos a buscar lo que necesites. Si esos niños se salvan, vivirás. Si no... les servirás de alimento.

Después salió de la casa, ignorando cualquier atisbo de compasión y todo lo que le habías dicho. Parecía que solo existía una cosa en su cabeza. Los niños.

Cargando editor
20/08/2019, 11:31
Jake

Desde luego que hemos tenido problemas. No somos los únicos que vivimos en esta zona. Existen varios asentamientos más y todos luchamos entre nosotros por controlar la zona. Por eso os he dicho que estáis invitados a quedaros a nuestro lado. Viajar a la ciudad es un suicidio. Aquí tendréis todo cuanto necesitéis... y no estaréis solos, os lo aseguro, y no me refiero solo a tener armas -os dijo, guiñandoos un ojo.

Cargando editor
20/08/2019, 12:32
Larry "Crazy L" Boyd

Me senté al lado de Zach en el comedor y escuché lo que me decía en tono bajo. Si bien era cierto que nos habían dado cobijo, yo tampoco me fiaba demasiado de aquel grupo de supervivientes con los que nos habíamos topado.

-Yo tampoco termino de fiarme de ellos -le respondí a mi amigo, entre susurros-. Pero más nos vale que ellos no se dén cuenta de que desconfiamos. Si de verdad son peligrosos, podrían intentar algo contra nosotros en cuanto vean que no nos fiamos.

Tomé algo de fruta y agua y, mientras comía, no pude evitar acordarme de Eve y del camión con agua que habíamos hallado antes de llegar al hospital. Sonreí amargamente, pensando en si a Mcmillan le hubieran gustado los alimentos que nos ofrecían en esa comunidad.

-¿Tenéis alguna guitarra? -le pregunté a Jake, intrigado-. Yo... tocaba en un grupo antes de todo esto. Era famosete, supongo... -Recordé con amargura los tiempos en los que mi mayor preocupación era el número de groupies con las que me acostaría en una semana. ¡Cómo habían cambiado las cosas!-. Aunque ya eso da igual... Podría tocar para vosotros si aún se siguen haciendo estas cosas...

Cargando editor
20/08/2019, 12:49
Jake

Jake se rió por tu pregunta.

Aquí no tenemos tiempo para esas cosas. No, no hay ninguna guitarra. Si la gente se aburre, coge un martillo o una azada, pero no una guitarra -te replicó. 

Entonces sin previo aviso, empezasteis a sentiros como adormilados. Era como si de repente, todo diese vuelta y únicamente tuvieseis ganas de una cosa.

Dormir.

Vuestros brazos os pesaban y un extraño hormigueo recorría vuestro cuerpo. Era una sensación extraña y desagradable, porque os costaba mantener los ojos abiertos.

-¿Estáis bien, chicos? -preguntó entonces Jake, con una sonrisa en el rostro.

Cargando editor
20/08/2019, 12:58
Larry "Crazy L" Boyd

Ni siquiera tuve ocasión de lamentarme por el hecho de que no tuvieran guitarra alguna en aquella comunidad. Comenzaba a sentir mi cuerpo adormilado, los miembros pesándome y todo daba vueltas a mi alrededor. Era una sensación similar a cuando terminaba borracho o drogado, aunque mucho más desagradable. Sentía que iba a dormirme de un momento a otro.

-Cabrones... -mascullé, entendiendo lo sucedido-. ¿Nos habéis drogado? ¿Qué cojones queréis...?

En otras circunstancias, me habría lanzado contra el tal Jake y le habría dicho a Zach que le diéramos una paliza entre los dos, pero me encontraba demasiado debilitado como para poder llevar a cabo esa posibilidad.

Cargando editor
20/08/2019, 12:39
Roan W. Hatherwood-Wallpole
Sólo para el director

Roan estaba tirado en el suelo sin decir nada... empezó a vestirse poco después que ella, quien tampoco parecía decir nada. La sorpresa fue cuando lo dejo encerrado... Ni siquiera se había dignado a escuchar sus brillantes propuestas sobre que tenia pensado, todavía embriones, pero tal vez eran el camino.

Para colmo apenas había experimentado con niños, tal vez por eso el comportamiento de la enfermedad escapaba a sus predicciones, lo cual también lo hacia muy interesante. Saco su bolígrafo  y empezó a escribir todo lo que necesitaba mientras el olor de Grace todavía no se había desvanecido:

- El historial medico de los críos, en caso de tenerlo, y si no, lo mas detallado posible preguntando a familiares. Necesito también nombres y datos para identificar a cada paciente.

- Me hará falta al menos muestras de cada uno, de una pequeña parte del tejido, básicamente es por ver como se parecen las cepas y si es el mismo tipo de virus en todos.

- La fecha de cuando fueron mordidos, así como cada fecha en la que fueron "alimentados", espero que con ganado.

- Una cámara frigorífica que los pueda albergar con seguridad, ya que sospecho que el frío y el aislamiento del ambiente donde hay bacterias, gases y otras gérmenes puede ayudar a conservarlos mejor.

- Todo el material de laboratorio que sea posible.

- Esto es lo que necesito al menos para ir preparando que se podría hacer.

- Trajes para los guardias, para que puedan interactuar con los niños sin ser mordidos, ya que pediré muestras como ya he dicho o habra que sacar a uno en concreto.

 

Cuando Roan termino de escribir arranco la hoja que contenía sus peticiones las revisó. Al contrario que otros médicos tenía una caligrafía cuidada... cuando la chiflada de Grace leyera sus peticiones seguramente vendría a preguntar, tenía que prepararse para ese momento... si tan solo tuviera su laboratorio.... Realmente en su vehículo tenia no solo mejor instrumental, sino documentación suya y de otros investigadores del equipo... se arrepentía de haber dejado el Stryker y haber salido por el portón* de abajo como una rata hacia las alcantarillas. Rebusco entre sus cosas y encontró las llaves... para un no militar eran como las llaves de un coche normal, para Roan eran las llaves de su laboratorio y de su condena..si alguien leía a que se había dedicado su grupo de investigación en vez de buscar una cura se iba a enfadar mucho, muchísimo. Las volvió a guardar y llamo a los guardias:

-Entrega esto a Grace - dijo acercándole la nota mientras se tocaba la herida de uno de los arañazos que tenia en la cara... Roan estaba siendo cruel aquí, buscaba mostrar empatía pidiendo nombres, detalles de las vidas de los niños..buscaba mostrar que se preocupaba, pero lo veía difícil, para el esos niños estaban muertos..y desde que nuestro Señor Jesús levanto a Lázaro de entre los muertos nadie había traído de la muerte a otro humano.

Notas de juego

*esos vehiculos tienen una salida inferior que da entre las ruedas, como casi todos xd

Cargando editor
20/08/2019, 13:23
Donnie Canne

El peligro parece haber pasado, pero ahora tenemos otros problemas. Debemos avisar a los demás. No me atrevo a moverme por miedo a que me descubran y miro al padre, que supongo está más curtido que yo en cosas así, por lo que le pregunto.

-¿Qué hacemos, padre? Hay que advertir a los demás. ¡Cualquiera sabe lo que quieren de nosotros! 

Miro a mi alrededor y tras ver que no parece haber nadie, me levanto, manteniéndome agachado. Salir de allí será complicado porque no hay donde ocultarse durante un buen trecho, pero hay que llegar como sea.

-Padre, ¿qué hacemos? -insisto.

Notas de juego

El pobre Donnie es un trozo de pan y no da para mucho.

Cargando editor
20/08/2019, 15:41
Jack Brannigan
Sólo para el director

- ¿P-por qué?, n-no me conoces....

La cabeza me daba vueltas, había perdido toda referencia con la granja y toda mi atención estaba dedicada a esos ojos verdes que me miraban con un cariño que no podía entender. 

¿Era real lo que estaba pasando?, ¿era posible que cuando nos encontró ese grupo armado nos atacaran y a partir de ahí todo fuera la ensoñación piadosa del cerebro de un militar moribundo?. El ambiente armonioso de la granja bañado por el sol radiante y una chica guapa ofreciéndome la vida que siempre quise con solo desearlo. ¿El destino me ofrecía ahora esto?, ¿de repente?, ¿de la nada?. 

¿Estaría alucinando?, quizá fuera una extraña insolación por ponerme a hacer turismo a 40º después de tanta tensión y haber bebido poca agua. Pero Ellen me miraba en silencio con las cejas arqueadas, gesto de extrañeza y una sonrisa torcida. Parecía real, como esperando una respuesta. Esa actitud, esos gestos...me recordaban tanto a Claire...

Claire............

- Creo que estoy aturdido, Ellen - otra respuesta estúpida. Necesito refrescarme. ¿D-donde puedo hacerlo?. 

Cargando editor
20/08/2019, 18:54
Keira Hayel

Fruncí el ceño cuando me dijo que fuera con ella, sin saber a dónde quería que fuéramos. Hasta que al instante me tomó de la mano y me llevó a un lugar donde quedábamos ocultas gracias a la vegetación que poblaba aquel lugar. Al llegar a la orilla sentía como colocaba su mano en mi vientre y me empujaba con suavidad, haciendo que me tumbara en aquel húmedo suelo sin poder apartar la vista de sus preciosos ojos. Ya sabía que era lo que ocurría, que era lo que recorría su mente y yo estaba más que dispuesta a hacerlo. En ese momento lo deseaba más que cualquier otra cosa que pudiera imaginar.

Le devolví la sonrisa, bajando la vista a sus dulces labios, cuando entonces sentí como su mano se deslizaba por mi bajo vientre y se abría paso entre mi única prenda hasta notar como sus dedos se colocaban entre mis muslos, sobre aquel calor que momentos antes había intentado apagar.

- Joder, Claire… - susurré mordiéndome el labio, alzando un poco el cuello antes de recibir un nuevo beso. Cerré los ojos con fuerza y comencé a devolvérselo, con pasión y algo de rabia, ansiosa de ella - … uhmf … - hasta que no pude más y un pequeño jadeo se escapó entre mis labios entreabiertos.

Allí tirada, en aquel lugar lleno de desconocidos, con las piernas abiertas mientras sentía como las piedras y la arena se clavaban en mi espalda y en mis nalgas haciéndome algo de daño. Volví a besar sus labios esta vez de forma algo ruda, rodeando su espalda con mi brazo para apretarla junto a mi cuerpo, sintiendo nuestros pechos unidos mientras sentía devorarla. Hasta que de nuevo sus dedos volvieron a provocar que dejase de hacer aquello, que comenzase a respirar con fuerza, jadeando de placer y excitación, provocando que mis labios se acercaran a su cuello y clavara mis dientes en su carne con suavidad antes de volver a gemir junto a su oído.

Arqué la espalda a medida que ella aceleraba en sus movimientos, notando como se deslizaba por toda mi intimidad, tan húmeda y caliente. Mientras yo intentaba ahogar unos sonidos que era casi incapaz de reprimir por completo, atenuándolos como podía para que las demás no me escucharan de aquella forma. Notando como estaba a punto de alcanzar el clímax con sus caricias, sintiendo como todo mi cuerpo estaba deseando hacerlo.

Cuando el momento llegó, sentí como todo mi cuerpo se tensaba, como mi piel se erizaba e incluso los dedos de mis pies se clavaban en la arena con fuerza mientras un gemido de placer se deslizaba entre mis labios. Con las manos en su espalda la herí sin quererlo, clavando un poco mis uñas mientras me entregaba aquel regalo, notando como mis piernas quedaban temblando bajo su cuerpo y mis ojos se humedecían al contemplar su bello rostro. Había acabado jodidamente rápido, pero estaba tan cachonda y llevaba tanto sin hacerlo…

- Claire… - susurré, siendo lo único que podía decir antes de llevar mi mano hasta su cabeza y atraerla hacia mí para volver a besarla.

Al principio de forma suave, pero cada vez más rápido, más profundo, mientras mis manos tomaban sus costados y empezaba a girarla para que cayéramos de lado, antes de buscar ponerme yo un poco encima de ella. De nuevo me quedé mirándola un instante y sonreí, para entonces acercarme y entregarle un tierno beso en la barbilla, después otro en el cuello, después otro en la clavícula, después otro entre sus pechos… bajando poco a poco…

Cargando editor
20/08/2019, 19:42
Tom Highway

Empecé a sentirme raro y entonces lo comprendí, nos habían drogado. Alguna mierda de somníferos o algo de eso. Como puedo me levanto de la silla e intento salir del comedor para avisar a mis compañeros. No se si tendré tiempo, antes de que la droga me haga efecto del todo. Pero por intentarlo que no quede.

- Tiradas (1)
Cargando editor
20/08/2019, 19:57
Claire Anne Majorino

Cuando me eché sobre ella, sabía que el suelo no sería un problema. La experiencia me decía en cuanto sintiéramos la "comezón", lo que menos nos preocuparía serían las piedras o las ramas que pudiéramos clavarnos y solo nos concentraríamos en nosotras. Así que dejé que nuestros cuerpos dictasen el ritmo y en aquellos instantes, el mío deseaba el de Keira. Quería que se sintiera embriagada por mí y después, dejarme llevar por ella.

Su aliento hizo que la lujuria me envolviese y solo con oír mi nombre en sus labios, todo mi cuerpo se estremeció, como si se tratase del beso más húmedo y profundo que me hubieran dado nunca. Sus gemidos resonaban a mi alrededor, haciéndome olvidar en dónde nos encontrábamos, ocultando el cielo y el sol, el tiempo y el momento.

Con una mano acaricié su vientre y después, ascendí para rodear uno de sus pechos, mientras continuaba moviendo mi mano entre sus piernas. Mis dedos apretaban sin dureza y descendían y ascendían lentamente. Su humedad me envolvía tanto que ya me estaba volviendo loca incluso antes de que la sintiera con mi pierna y sus uñas se clavaran en mi espalda.

Pero fue su boca lo que acabó por destrozar mi resistencia. Sus dientes chocaron con los míos en el ímpetu por adentrarse más en mí, al tiempo que sus brazos me empujaban hacia ella, haciendo que mi mano se aplastase y la penetrase sin esfuerzo y sin compasión. Mis dedos se adentraron en la locura al ritmo del pulso acelerado y el hambre insaciable, y los únicos sonidos que oía era la respiración entrecortada de ambas.

No quería dejar de mover mis dedos ni tampoco deseaba dejar de sentir su lengua junto a la mía, y ambas comenzamos a gemir sin control. Nada ni nadie en el mundo podría haber evitado que los músculos entre mis muslos vibraran y me moviese arriba y abajo, ni tampoco que ella abriese sus piernas para rodearme la cintura y facilitarme el paso.

Y mientras nos movíamos como una sola, ninguna de las dos necesitábamos palabras para expresar lo que sentíamos. Ambas estábamos viajando precisamente a donde necesitábamos, empujadas por nuestra soledad, acompañadas por la incomprensión del mundo que nos rodeaba, y felices de que nuestros cuerpos supieran entenderse a la perfección, a pesar de ser aquella la primera vez.

Su cuerpo se tensó desde la punta de los pies hasta el cuello y yo estiré el mío al mismo tiempo. Sus uñas se clavaron mucho más en aquel momento, pero el dolor era solo el preludio de lo que estaba a punto de experimentar. Sentía mi carne hinchada y no dudé en arquear hacia abajo mis caderas para sentirla y abandonarme al fuego que me consumía. Era el momento final, el suyo y el mío, y lo sentí como si el tiempo se hubiera detenido solo para nosotras.

Cuando hubimos terminado, sus ojos parecían estar llenos de lágrimas, y mi nombre resonó de nuevo entre sus preciosos labios.

- Claire…

Estaba a punto de decir el suyo cuando colocó su mano detrás de mi cabeza y me empujó hacia ella. Su beso fue poderoso, más hambriento incluso que todos los anteriores, descontrolado y lleno de furia. Y yo se lo devolví. Abrí la boca tanto que supe al instante que al día siguiente tendría unas jodidas llagas que me estarían molestando tres días, pero en aquellos momentos, nada me importaba, salvo satisfacer mis ansias y las suyas, sentirla dentro de mí y hacerla explotar de placer.

Con habilidad, Keira me giró para que yo quedara, esta vez, de espaldas al suelo, y entonces, inesperadamente, se detuvo. 

Una mirada serena, un beso en la barbilla, otro en el cuello, y a continuación... el sabor de mi piel en sus labios, cada vez más abajo, más abajo...

-¿Sabes... lo que... vas a... conseguir... ver...dad? -conseguí decirle, con la respiración entrecortada, gimiendo, y cuando sus labios llegaron a mi clítoris, jadeando exageradamente. Mis manos se dirigieron directamente a su cabello y mis dedos se enredaron entre ellos como si jamás fuesen a soltarlos.

El ritmo de Keira fue subiendo y yo levanté las caderas, invitándola a la penetración, aunque su boca estaba haciendo tan buen trabajo que dudaba que fuese a tener tiempo de algo más. Sentí sus dedos acariciando el calor entre mis muslos y los latidos de mi propio corazón en ellos, esperándola.

Reuní las fuerzas suficientes para tirar de su cabello y conseguir alzarle la cabeza un instante. Deseaba mirarla directamente a los ojos, que sintiera lo que sentía yo, que experimentara la misma felicidad que en aquellos instantes me embargaba, y que hacía que para mí, todo lo que no fuera ella hubiese dejado de existir. Y después, tras aquellos dos o tres segundos de mirada fija y poemas sin palabras, la solté y me dejé llevar hasta el final.

Esta vez fui yo quien apretó con fuerza su cuerpo contra el mío, mientras mis piernas temblaban, hasta que la oleada de excitación descendió y todo mi cuerpo se relajó.

Desconocía cuánto tiempo había pasado desde que la había empujado contra el suelo, si se había tratado solo de unos minutos o por el contrario, habían sido varias horas, pero por primera vez en muchísimo tiempo, no me importaba una mierda.

Me coloqué de lado, tiré con suavidad de ella para tener su boca junto a la mía, y la besé de nuevo, esta vez, con cariño, dejando que mis labios aplastasen a los suyos sin demasiada fuerza, pero sí con decisión, mientras la abrazaba y acercaba su cuerpo al mío.

-No ha estado mal, la verdad, pero espero que mejores con la práctica. Soy muy exigente, ¿sabes? -le dije en tono de broma -. Además, como soldado, entenderás la importancia de tener un buen entrenamiento. 

Sonreí. Era imposible no hacerlo en aquellos momentos, estando con ella; sencillamente, imposible.

Cargando editor
20/08/2019, 20:32
Zach Barnes

A mi lado, veo que Tom y Larry comienzan a dar muestras de estar como dormidos y de costarles moverse, y Larry, da en el clavo.

Cabrones... ¿Nos habéis drogado? ¿Qué cojones queréis...?

Yo mismo empiezo a sentirme mareado, como cuando he tenido un mal viaje y no tardo en desplomarme encima de la mesa. Veo como Tom se pone en pie y camina, intentando salir de allí pero lo último que veo es que ese tal Jake se pone en mitad.

-Esto... es una... mierda -logro decir, antes de caer.

Cargando editor
20/08/2019, 20:35
Jake

Jakie sonríe cuando ve al soldadito intentando escapar. Apenas tiene que esforzarse para ponerle la zancadilla y que caiga al suelo, y en cuanto se desploma, camina entorno a vosotros, sin que podáis moveros, a medio camino ya de la inconsciencia.

-Ha sido bastante fácil, ¿verdad? Creo que con ellos tendremos para mucho tiempo -oís, antes de terminar de perderos en la oscuridad.

Cargando editor
20/08/2019, 20:38
Ellen

La tal Ellen no te quitaba los ojos de encima, pero sobre todo, parecía observarte con muchísimo interés. Además, tu confusión incluso acrecentó su preocupación por ti. Se acercó, entrelazó sus dedos con los tuyos y tiró de ti con suavidad.

-Ven conmigo -te dijo en un susurro -. Mi casa está aquí mismo.

Efectivamente, a unos metros estaba la que parecía ser su casa. Entrasteis en lo que parecía ser directamente un salón-cocina-comedor, con un pasillo al fondo y varias puertas a lo largo del mismo.

-¿Quieres beber algo, tomar algo de fruta? -te preguntó, con aquella voz que prácticamente parecía provenir de un sueño -. Quizás prefieras echarte un momento. Mi dormitorio está al fondo del pasillo.

Cargando editor
20/08/2019, 20:54
Keira Hayel

Mis labios se deslizaban por su cuerpo, perfecto y suave, entregándole pequeños besos a medida que descendía por la calidez de su piel. Un pequeño roce en su cuello, entre sus turgentes pechos, en su marcado vientre; cada vez más cerca del tan ansiado tesoro que deseaba poseer. Puede que aquel acto imprevisto no fuese más que eso, un encontronazo de dos chicas perdidas en una mierda de mundo, que quizá mañana alguna de las dos estuviera muerta, que quizá ella no querría volver a repetirlo. Por lo que no pensaba en nada más que en disfrutar y hacer que ella disfrutara, en sentir su cuerpo contra el mío, en degustar el sabor de su intimidad y recordarlo cada noche de soledad.

Sus palabras me provocaron esbozar una sonrisa pícara, mirándola tan solo un instante alzando una ceja antes de volver a bajar la mirada, para entregarle un nuevo beso que acariciaba su femineidad. Para entonces comenzar, rodear sus muslos con mis brazos y centrarme solo en ella, se lo merecía. Aplastando mis labios sobre los suyos, notando el calor que desprendía así como su afrodisíaco sabor cada vez que mi lengua invadía aquel carnoso valle. Lo recorrí por completo, abriéndola para mí, succionando con cuidado su excitación antes de volver a besarla y continuar con aquel delicioso juego. Notando como sus caderas se alzaban en busca de algo más profundo.

Al sentir como tiraba de mi cabello, como me apartaba de ella, sentí un vacío que no quería tardar en llenar. Pero entonces, su mirada hizo que todo me diera igual. Aquellos ojos azules, profundos y llenos de sentimientos, tan necesitados de caricias y afecto como lo estaban los míos. La miré fijamente durante unos segundos, deseándola todavía más, deseando que aquel puto momento no terminase nunca. Estar con ella… las dos. Desnudas y amándonos para el resto de los días.

Cuando de nuevo hundí mi rostro entre sus muslos lo hice con más pasión de la que podía recordar haber puesto jamás. Me introduje dentro de ella usando mi tan solo mi lengua, impregnándome con su sustancia mientras profundizaba en aquel beso. Siendo cada vez más rápida, embriagada por el sonido de sus gemidos, que resonaban en mi mente una y otra vez volviéndome completamente loca, hasta que el momento llegó…

Dejé que su cuerpo se relajara y entonces volví a besarla, esta vez con ternura y no por lujuria, enamorada del momento que acabábamos de vivir juntas. Comenzando a ascender deslizando mi cuerpo entre sus piernas hasta que nuestros rostros volvieron a quedar a la misma altura, uniéndonos en un beso cargado de sentimientos, todavía con los labios húmedos de su propio sabor.

Serás cabrona – pronuncié entre risas ante su comentario, sin poder separarme de ella, mirándola a los ojos fijamente – Entonces la próxima vez tendrás que ser tú la que baje a comerme el coño, a ver si eres capaz de enseñarme algo – dije de forma un poco bruta, lanzándome a sus labios esta vez para morderla y tirar con suavidad un segundo.

Allí entrelazadas, no quería marcharme, no quería estar en otro lugar que no estuviera ella. Sabía que no podíamos aguantar aquel momento para siempre, pero no quería hacerlo. Deseaba conocerla más, saber quién era de verdad, las dos solas sin putos muros que nos separasen entre medias.

¿Por qué no podemos quedarnos aquí…? – pregunté con un suave suspiro, mientras deslizaba mi mano por su espalda, abrazada a ella, haciendo formas inventadas con mis dedos sobre su aún mojada piel – Sé que soy una borde y puedo llegar a ser una jodida imbécil. A veces me siento tan cansada, que no puedo evitar… – cerré los ojos con fuerza, mordiéndome el labio tratando de soltarme y ser como de verdad quería ser con ella – Joder, solo quiero decir que esto ha significado algo para mí, no solo ha sido follar o… – empecé a reírme, solo de pensar que a aquellos momentos habían sido bastante cortos, al menos por mí parte, y terminé mirándola con una sonrisa en los labios – Estoy aquí, siempre que me necesites.  

Cargando editor
20/08/2019, 21:14
Claire Anne Majorino

Tuve que lanzar aquella carcajada. Keira, a quien ya empezaba a conocer mejor incluso que a mí misma, me hacía reír cada vez que se dejaba llevar por aquella manera suya de decir las cosas.

-Es un trato. La próxima vez, bajaré yo, y te demostraré toooodo lo que puedo hacer contigo y cuánto soy capaz de hacerte sufrir antes de liberarte -le dije, sin dejar de mirarla, después de responder a su mordisco con otro igual sobre su labio inferior -. Comprobaremos cual de las dos tiene mayor resistencia.

No podía decir aquello de tras tempestad venía la calma, porque las dos éramos tormentas en su más pura esencia y aquel momento no era calma ni por asomo; era el ojo del huracán y sabía que más allá de él, la tormenta continuaría agitando nuestras vidas.

Pero era nuestro momento. Sus ojos me observaban como si quisieran adentrarse en ellos para conocer lo que sentía y todo lo que pensaba y yo hacía lo mismo, porque deseaba que me encontraran. Sentí su pierna por encima de la mía y entonces me pegué todavía más a ella, si es que eso era posible.

– ¿Por qué no podemos quedarnos aquí…? Sé que soy una borde y puedo llegar a ser una jodida imbécil. A veces me siento tan cansada, que no puedo evitar… Joder, solo quiero decir que esto ha significado algo para mí, no solo ha sido follar o… Estoy aquí, siempre que me necesites.  

-¿Siempre que lo necesite? ¿Y si te necesito... siempre?

De acuerdo, eso había salido demasiado cursi, directamente de la fábrica de Crepúsculo, pero es que... maldita sea, en ese momento era así como me sentía. No deseaba moverme, apartarme de su lado ni que ella se alejara del mío. Quería continuar sintiendo la suavidad de su mano deslizándose por mi espalda y deseaba seguir acariciando sus musculosos glúteos, mientras miraba de reojo su cuerpo, que por otro lado, me parecía deliciosamente excitante.

Keira pareció ir a contestar, pero y no le di tiempo. En lugar de eso, coloqué mi dedo índice, todavía cubierto por su aroma, sobre sus labios.

-¡Shhhhhh! ¡No respondas, tonta! Pase lo que pase, te prometo que siempre estaré contigo. Cuando estemos con los demás puedes insultarme lo que quieras que no me molestaré, porque sé que el fondo, estarás deseando abrazarme con todas tus fuerzas... y que cumpla nuestro trato en cuanto pueda -le dije, sonriéndole juguetonamente, antes de darle un beso rápido, un mordisco en el cuello, y un segundo beso, más pausado, deslizando nuestros labios, abriendo la boca para saborear su corazón y acariciar su alma.

Cargando editor
20/08/2019, 21:34
Katie

-Eh, vosotras. Será mejor que vengáis aquí -os dijo Katie desde la orilla. Había perdido de vista a las otras dos chicas, pero no quería que le ocurriera lo mismo con esas dos, y para asegurarse, os apuntó con un arma.

Era extraño, porque de repente, parecía como si toda la amabilidad que había mostrado, hubiese desaparecido de repente.

-Venid enseguida si no queréis acabar para siempre en el río. Y ya que estamos, ¿dónde están las otras dos? ¿No estaban con vosotras?

Cargando editor
20/08/2019, 21:36
LA REDIRECTORA

Mientras os olvidabais de todo, la verdad es que a vuestro alrededor no había más que tranquilidad. Desde donde estabais, nadie os podía ver, pero si levantabais la cabeza, sí que se podía distinguir el río y al moveros ligeramente, os disteis cuenta de que estabais solas.

Tess, Staci... no aparecían por ninguna parte, al menos que pudieseis ver desde allí.

Cargando editor
20/08/2019, 22:08
Staci Philippi

 Staci terminó de sacarse la mugre de encima y rápidamente salió del agua. No perdió tiempo en disfrutar de la misma o nadar o alguna otra cosa por el estilo, puesto que en ese momento no encontraba mucha paz en ninguna de esas actividades. Simplemente se retiró del río para quedarse en la orilla, esperar a que su ropa se seque y volver a vestirse. Mientras esperaba que sus compañeras hicieran lo mismo, se limitó a contemplar el agua cristalina y el ambiente del bosque; intentando tapar su angustia con la belleza de la naturaleza.

 Al llegar Katie de forma tan brusca y amenazante, Staci se paró y fue con ella inmediatamente. Ante la pregunta de la mujer, Staci no pudo hacer más que encogerse de hombros: realmente no había estado prestando atención a lo que habían estado haciendo Claire y Keira. Apenas había estado pendiente de lo que Tessa hacía en el agua. Con una mirada distraída, la chica prodigio se desvinculó de la responsabilidad de responder esa pregunta.

- N-no lo sé... no deben haber ido lejos, supongo...

Cargando editor
20/08/2019, 22:55
Keira Hayel

Me quedé fija en sus ojos, con una estúpida sonrisa en los labios mientras escuchaba sus palabras hablando de qué ocurriría la próxima vez que tuviéramos relaciones. Aquello me hizo reír de nuevo con ganas, quería hacerlo, reír con ella a carcajadas… estaba feliz, joder. Por primera vez desde que toda esta mierda había comenzado y todo había sido gracias a una puta pregunta retórica. Lo que me llevaba a preguntarme: ¿Tanto se me notaba en la mirada que la deseaba?  

Pero entonces, cuando me preguntó si me necesitaba para siempre, la sonrisa se desvaneció de mi rostro y tragué saliva. Detuve mis manos en su espalda y abrí mis labios para darle una respuesta, pero esta se vio cortada por sus palabras y su dedo, acallándome por completo. Haciéndome de nuevo reír ante algo que sabía que era verdad, para después volver a entregarme su afecto a forma de besos.

Basta ya… para – dije entre risas y suaves besos en los labios como respuesta a los suyos, todavía totalmente pegadas cuerpo con cuerpo – ¿Sabes cuánto tiempo hacía que no follaba con nadie? Demasiado, así que para de una puta vez o acabaré otra vez cachonda por tu jodida culpa – la aparté entonces empujándola un poco, mientras apoyaba una mano en el suelo y levantaba algo mi cuerpo, todavía apoyada con la cadera en el suelo.

Al hacerlo solté un suave quejido, notando como algunas piedras y ramitas se quedaban pegadas a mi cuerpo y caían por su propio peso, dejándome las marcas en la piel algo manchada por la tierra húmeda. Bajé la vista hasta su cuerpo y por primera vez la observé sin pudor, fijándome en ella, en cada curva, en cada peca, en cada lunar… mordiéndome el labio contemplando su excitante belleza. De una forma que todavía poder sentir el sabor de su cuerpo entre mis labios, haciéndome desear volver a probarla de nuevo.

Pero también me hizo fruncir el ceño levemente, preguntándome cuanto tiempo había pasado desde que nos habíamos ocultado para liberarnos mutuamente. Miré un poco entre las ramas para ver si veía a las otras chicas o a la mujer que nos había guiado hacia el lugar, pero no vi nada más, tan solo el río fluyendo con aquel sonido repetitivo y relajante.

¿Y las chicas? – pregunté, bajando la vista entonces hacia Claire, con algo de preocupación. Seguíamos estando en un campamento desconocido, sin saber qué clase de gente había allí y habíamos bajado tanto la guardia que… no quería pensar en lo peor – Volvamos, quizá se estén preguntando dónde estamos o… será mejor que estemos todas juntas.

Me puse en pie y tras ello le tendí la mano a Claire para ayudarla a hacer lo mismo. Que puto asco. No quería hacerlo, no quería irme de aquel rinconcito, no quería volver a ver a Claire vestida… era perfecta así, completamente desnuda. Pero aquella no era la realidad.

Así que vamos, espabila de una puta vez – le dije en plan borde, con un tono serio, antes de soltar una suave risa – No pueden haberse ido muy lejos.