Partida Rol por web

Roan llegó con el arma en la mano pensando que Eve había sido ejecutada...pero tras ver la escena comprendió que se había quitado la vida, algo que tenía que haber previsto cuando precisamente ayer ella ya había renunciado a la operación.  Agarró una de las sábanas de la habitación* y tapó el cuerpo de Eve.

Sintió mucha tristeza pero una parte de él suspiró de manera muy egoísta: "al menos no se te ha muerto a ti en el quirófano". Apartó ese pensamiento y se acercó a Claire. Se sentó en el suelo junto a ella y le puso la mano en el hombro sin decir nada..sabía que la joven necesitaba tiempo y lo único que podía hacer era ofrecerle una especie de compañía y apoyo que ayudara a reconfortarla mínimamente. Y lo mejor era no decir nada de momento.

 Staci durmió alejada del grupo que se turnaba para cuidar de Eve. De sus compañeros de instituto. Ella no sabía como atender a aquella situación, como lidiar con aquellos sentimientos y mucho menos como hacerse cargo de la deportista en caso de que "despertara en el otro lado". Todo aquel asunto era tan tétrico y morboso que la chica apenas le pudo dirigir la mirada a Eve después de su accidente fatal. Eran tan diferente a las otras muertes... era una muerte lenta, plagada de miseria y falsa esperanza.

 Al despertarse y ver que el grupo estaba debatiendo que hacer, sigue manteniéndose al margen. Ella no tenía razón para entrometerse en las decisiones que se tomaran alrededor de Eve. Sin embargo, el disparo que se escuchó le hizo girar la cabeza para prestar atención a la situación, que terminó con un trágico pero previsible suicidio. El aire abandonó a Staci, que se quedó con la mirada fija en el lugar sin saber como reaccionar.

- Oh Dios... _{oh Dios... ^{oh Dios mío...}}

De repente, Eve empieza a hablar. Tiene un arma en la mano y está... bueno, se ríe como una maldita loca. No entiendo muy bien lo que sucede, pero está dirigiéndose a Claire y entonces, se mete el cañón en la boca y dispara.

Mi boca está abierta, en un grito silencioso de estupefacción. Me agarro a Claire, que grita, desconcertada y asustada, pero no hay nada que hacer. Eve se ha... suicidado, y su cuerpo se desploma, inerte, bañada en un charco de sangre y otros restos. No puedo creerlo, no puedo, y Claire... cae al suelo a mi lado, destrozada.

Cuando empieza a sollozar me echo sobre ella y la abrazo. Ya no podemos hacer nada, pero me siento culpable. Qué fácil es aceptar el destino de los demás, cuando el dolor es tan grande que te lleva a acabar con tu vida. Eve ya no bailará más, ni sonreirá. No sé si puedo digerir todo eso.

Hundo la cabeza junto a la de Claire y no veo a Roan acercarse a nosotras. Se coloca a nuestro lado, pero eso... no nos sirve. Eve está muerta; muerta. 

Y Nikola. Y Hera. Y Ares. 

Y nosotros. Estamos muertos también, aunque aún no lo sabemos.

Roan sabía como hacer llorar a una chica, lo había hecho muchas muchas veces en el instituto y algunas más en la universidad. Pero ahora se encontraba con la situación inversa y no sabía muy bien que hacer ... se supone que los familiares de los pacientes confían en los médicos para estos momentos, pero la verdad es que la gran mayoría del personal sanitario no tenía formación ni habilidades para tratar con los seres queridos del paciente tras la muerte.

Así que Roan habló a las dos muchachas que estaban en el suelo junto a él:

-Eh, tenemos que marcharnos..lo ha hecho por nosotros, para que vivamos, no para que nos derrumbemos... hemos sido unos egoístas al pedirle que se operara cuando ayer dijo que no, lo siento..debí protegerla mejor- habían sido egoístas...especialmente él, que había visto como su paciente había dejado claro que aceptaba su destino y Roan se había empeñado en hacer lo contrario. El zombie que era ahora su profesor de ética médica debía estar riéndose en algún lugar. 

El acto que hizo la chica me pilló desprevenido. Me dejó estupefacto y sin palabras. La verdad que no me lo esperaba... que una chiquilla tuviera las agallas de hacer eso... tenía que estar muy angustiada por dentro para quitarse la vida sabiendo que tenía una oportunidad de sobrevivir. Me apenaba mucho pero por un lado nos habíamos quitado un lastre.

-"Lo siento mucho chic@s, pero debemos partir ya. Cuando veáis que estáis preparados recoger vuestras cosas y esperar en la entrada. Teniente, recoja lo que le haga falta de la sala de medicinas."

No quería que me vieran como un ogro insensible pero debíamos partir ya, antes de que el sol estuviera más alto. La vida era una jodida basura...

Ver a Eve meterse la pistola en la boca y volarle los sesos había sido de lo más impactante. Incluso después de todo lo que habíamos visto, presenciar cómo una de nuestras compañeras se quitaba la vida de un modo tan gráfico era algo que no desaparecería fácilmente de mi memoria. ¿Cómo podría desaparecer algo así?

-¡Joder! -exclamé, impactado por el suicidio de Eve.

Veo a Tess desmoronarse y, sin dudarlo ni un momento, me aproximo a ella para posar una mano sobre sus hombros. Podría decirle algo, asegurarle que todo saldrá bien, que había sido la decisión de Eve o que incluso era una muerte más digna que verse vencida por un virus o morir desangrada. Sin embargo, las palabras no me salen. ¿Cómo podría asegurar que todo va a salir bien si ni siquiera sé si vamos a sobrevivir al siguiente peligro que nos encontremos?

Acabo de perder los papeles con ese capullo de Donnie y de repente, oigo la voz de Eve detrás de nosotros. Para cuando me vuelvo, ya es demasiado tarde.

-¡MIERDA PUTA! -exclamo, casi a la par que Larry. Todos nos quedamos completamente en trance, aunque las chicas parecen estar mucho más afectadas. Claire se derrumba, Tess se agacha para consolarla y Roan y Larry se mueven para hacer lo que buenamente puedan, aunque no sea mucho.

Lo cierto es que es lo mejor para todos. Iba a morir, estaba seguro, aunque me hubiese quedado con ella para operarla y la hubiera defendido hasta la muerte. Pero en el fondo, incluso ella lo sabía. Pero la rabia era mucho más poderosa. La rabia de no haber dispuesto de tiempo para convencerla de que se quedara, de haber discutido.

-Es culpa nuestra. Es culpa de todos nosotros por discutir, en lugar de hablar con ella. Putos zombies. Mierda de vida -protesté, cogiendo de mala manera la mochila y lanzándola al suelo con fuerza, para a continuación patearla una y otra vez.

Roan tapó el cuerpo de Eve con unas cortinas. Es un bonito detalle. De hecho, él y Claire parecen que han sido quienes más se han preocupado por ella. El resto, esos soldados... joder, los odio.

La vi. La vi salir de la habitación con esos andares torpes y esa inapropiada sonrisa en los labios. Vi la pistola bamboleando en su mano derecha, apenas sujeta con un hilo de fuerza. Pero solo tuve tiempo de abrir cada vez más lo ojos mientras ella decía su últimas palabras y llevaba el cañón adentro de su boca. 

¿Por qué empezaba así el nuevo día?, ¿por qué había ocurrido esto?, ¿qué hubiera pasado si...?

¿Qué hubiera pasado si hubiésemos actuado antes?. Antes de que los zombis consiguieran derribar la puerta de la morgue, en vez de andar discutiendo sobre si intervenir o pasar de largo. Esos minutos, o segundos...quizá a esa niña no la hubieran mordido, puede que sus dos compañeros no hubieran muerto. O puede que hubiéramos muerto nosotros.

Observando las caras de sus amigos mirando el cuerpo cubierto bajo la manta, noté como me empezaban a escocer los ojos. Me puse la gorra con la visera lo más baja que pude y me levanté. 

- Tom tiene razón, debemos irnos ya...   

Roan  se levantó a por la mochila de Claire y se la acercó sentándose de nuevo al lado de ella:

-Nos tenemos que ir, meteremos los restos de Eve en la morgue y nos marcharemos-dijo mientras le dejaba la mochila en la cara- arriba hay una sala con suministros médicos, acompáñame y toma lo que consideres que pueda ser imprescindible; los demás te necesitan Claire

Roan también la necesitaba, tal vez no viviría mucho y la cantidad de médicos que quedaba en el mundo era irrisoria.. no iba a dejar que su "pupila" se quedara en posición fetal mucho tiempo más.

Después de lo que había ocurrido y la actuación de sus amigos, ya poco había que hacer allí. Aquel hospital había sido una puta pesadilla, desde el momento en el que habíamos entrado. ¿Por qué no pasamos de largo? Ahora tendríamos menos problemas y menos gente de la que encargarnos. Si para ellos la unión era la fuerza, para mí era todo lo contrario. Yo ya había estado ahí fuera antes, combatiendo a esos putos moros que querían hacer explotar nuestro país, y sabía que nuestro nuevo equipo nos llevaría a la tumba dentro de poco.

– Daos prisa, Roan – dije mientras cargaba mi mochila a la espalda, sin mirar a nadie de los que había en la sala – Tenemos que aprovechar las horas de luz, así que será mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes.

Ya equipada comencé a caminar hacia la puerta para salir de allí. Tratar con gente nunca había sido lo mío y menos con niñatos, más cuando había sentimientos de por medio. Como lo odiaba. Para mí todo era superficial, unas cervezas, unas risas y como mucho contar algo de tu vida. ¿Pero este tipo de mierdas? Que va, no quería ni hablar de ello, esa era la mejor forma de olvidar las cosas. Dejarlas pasar de una puta vez y no darle más vueltas al asunto.

Así pues salí de allí, todavía con cuidado por si alguna de esas criaturas había entrado por la noche. Aunque seguramente después del disparo ya se nos habría echado encima después de haberlo oído.

Claire no estaba bien, pero una parte positiva de la desgana y la profunda tristeza que le afectaban era que hizo lo que Roan le pidió sin rechistar. El grupo entero se puso en marcha en silencio, después de que Roan, Tom y Jack trasladasen el cuerpo de Eve a la morgue y Claire y Roan recogiesen algunos suministros.

El sol se estaba alzando y un nuevo y difícil día se abría ante ellos, los silenciosos, que avanzaban en fila india con pasos lentos y dubitativos ante el encuentro de su destino.

Al alejaros del hospital, muchos sentisteis que habíais dejado una parte de vosotros allí dentro, con todos aquellos muertos, algunos sin nombre, otros... demasiado conocidos.

Keira marchaba delante, decidida a dejar atrás el pasado porque para eso estaba, pero los demás aceptaban de forma diferente las cosas, o simplemente no la aceptaban. 

Amanecía.

Abriste los ojos y tuviste que cerrarlos rápidamente porque el sol, ese condenado sol, te estaba dando directamente en ellos. Era un nuevo día en el nuevo infierno del nuevo mundo y tú tenías algo que decir.

En realidad, vagabas por los campos sin saber muy bien a dónde ir. La ciudad, la civilización, con todos aquellos que la habían condenado a lo que era en aquellos momentos, no estaba demasiado lejos. En la otra dirección solo había el salvajismo y un camino seguro hacia la nada.

Pero algo llamó tu atención. Eran ruidos de pisadas, gente caminando y hablando. Era además un grupo nutrido, que se movía con lentitud por el camino, una decena de personas.

Algunos parecían soldados y tenían armas. Otros eran... muy jóvenes, chicos y chicas; objetivos fáciles.

Oculto entre los matorrales, aún no te habían visto.

No te han visto, no te han visto, no te han visto, te dijo una voz. Mejor que no lo hagan. Son demonios, pero sí, quizás se arrepientan. Es su oportunidad. Solo tú puedes salvarles, con la vida o con la muerte. La muerte es pureza, redención, salvación. La vida es una condena de la cual solo hay una manera de escapar.

Acabando con ella.

Sálvalos. Mátalos. 

Caminaba en silencio abriendo el camino, sin querer confraternizar con nadie y todavía molesta con las decisiones que mis compañeros habían tomado. No estaba de acuerdo con que fuera nuestro trabajo encargarnos de esos niñatos, pero así habían acabado las cosas. En mi mente deambulaban un montón de ideas, como la de largarme de allí yo sola y que les dieran a todos los demás, pero también me daba miedo no encontrar a nadie y pasar el resto de mis días como una jodida ermitaña viviendo en mitad de la nada.

Iba cargada con las pocas cosas que nos quedaban del día que se fue todo a la mierda. Ya casi no me quedaba munición, nada de explosivos y la comida era cada vez más escasa. Pero lo que tenía pensaba guardarlo para mí sola. Aunque aquello no quitaba que fuera dirigiendo la mirada por el límite del bosque para ver si veía algún mordedor o un animal que pudiéramos cazar. Yo nunca lo había hecho, no había rastreado jamás ni me había dado por matar animales indefensos. Esas cosas eran más del creído de Roan.

- ¿Recordáis qué era lo que decía la señal de evacuación? – pregunté mirando hacia atrás un instante, llevando la vista por encima de mi hombro.

Llevaba un mapa doblado en una de mis manos, el que usaba para guiarnos a través de aquel bosque. Pero realmente no sabía hacia dónde íbamos. Puede que fuera una trampa como bien Roan había dicho, o quizá no. Pero necesitábamos averiguar de qué se trataba antes de continuar.

Todos caminamos en silencio, quizás rememorando todo lo que nos ha ocurrido, pero sufriendo aún lo de Eve, que es bastante difícil de digerir.

Pero al menos, estamos intentando pasar página. Eve nos habría detenido y con ese pensamiento en positivo, sabiendo que lo hizo, no solo por ella, sino también por los demás, es con el que continúo mi camino con cierto ánimo. La supervivencia es difícil, y no solo porque haya que ser un buen tirador, sino porque resistir a todo lo que nos sucede va mermando nuestro aguante.

- ¿Recordáis qué era lo que decía la señal de evacuación?

-Sí. Decía que había atascos, que la gente estaba saliendo del país y que a finales de semana saldría un grupo hacia un refugio. Hoy es miércoles, creo (ya he perdido la noción del tiempo) así que debemos darnos prisa. 

Miro hacia atrás, instintivamente. La radio la llevaba Nikola, así que se quedó en el hospital. Lástima no haberla cogido. Nos habría resultado útil.

La barba y las malas experiencia ocultaban la juventud de Roan quien caminaba cerca de Claire. La había dejado sola un tiempo para darle espacio y no agobiarla: él no conocía mucho a Eve pero ella sí y no había nada que el teniente pudiera hacer para devolverla a la vida..o sí, a la "vida"... pero no como antes.

Aprovechó para acercarse a Keira:

-¿Qué tal tienes el tobillo?- la cabo iba en primer lugar, ya debería haber tenido el tobillo bien, pero quería asegurarse.

Aprovechó para indagar sobre la señal cuando Keira preguntó. Interpeló a los "vaqueros" con quienes más o menos iba congeniando...incluso Larry le había dado una cerveza, primero habló a Zach quien había contestado:

-Eh váquero, ¿no dijeron ningún punto concreto de evacuación?, y Larry, si por casualidad pudiéramos escuchar esa señal por el walkie sería interesante - Roan sospechaba que la emitían cíclicamente, así que en alguna frecuencia estaría siendo emitida continuamente y quizás con el walkier podrían escucharla.

Roan era menos Roan hoy, no parecía tener tanto orgullo ni tantas tonterías, aunque era como un volcán durmiente que tarde o temprano volvería a estallar.

Dios, te doy gracias por haber podido ver un nuevo día.

John nunca pensó que el apocalipsis fuera a ser un camino de rosas pero tenía que reconocer que no estaba preparado para aquello.

Desde El Incidente, o como él solía denominarlo: desde que Dios dio un puñetazo encima de la mesa, había visto como el diminuto pueblo que le había acogido los últimos años desaparecía en un pandemónium de confusión y caos. No lo había querido creer en un principio y por ello pedía perdón cada día. Había sido como Santo Tomás y había tenido que ver para creer. No, no volvería a dudar de Él nunca más.

Había sido testigo de la escalada creciente de agresividad, de pecaminosidad... Lujuria, Envidia, Pereza, Ira... Todos los pecados capitales se habían extendido como fuego en un socarral hasta convertir sus queridos Estados Unidos, y por ende la Tierra entera, en la nueva Sodoma.

Arrepentíos y suplicad el perdón solía decir en aquel entonces, durante los días en que la gente no sabía qué hacer. Nadie le había escuchado pero la culpa sólo era suya. No había sabido transmitir el mensaje. Había que innovar.

Pronto hubo una distinción. La humanidad se dividió en dos grupos. Por un lado las ovejas descarriadas sin pastor. Corrían de un lado para otro sin saber qué hacer ni a dónde ir. A esas tenía que dirigirse e iluminar su caminio con su consejo. Debían volver a Dios y así Dios les tendería su mano. Por otro lado estaban los muertos. Aquellos que habían salido de sus tumbas y esperaban volver a reunirse con el Todopoderoso. Bien, a esos no había más que facilitarles el reencuentro.

Pronto no hubo nadie a quién salvar. Ni muertos ni ovejas. Y John había salido del pueblo guiado por Sus Palabras.

Hay más ovejas. Búscalas.

Llevaba tres días en aquel bosque infestado de insectos y otras formas de vida menores que le recordaban el sufrimiento de Cristo cuando vagó por el desierto. Era una prueba así que no cabía quejarse pero John se quejaba. Después de todo ser hombre es ser imperfecto. Y ser imperfecto permitía cagarse en la puta por la cantidad de mosquitos y otros bichos que había por allí.

Su estómago rugió. Si al menos hubiera algún gusano que llevarme a la boca. Pero ni agua tenía.

Y entonces las vio.

Vaya, ovejas con fusiles de asalto. Esto es nuevo...

Estábamos en marcha de nuevo.

Como aquella canción de Willie Nelson, otra vez en la carretera, solo que éramos muchos menos de los que habíamos salido de la casa Ares y Hera. Recordé la fiesta, el alcohol, el desenfreno... Aquellos días en los que mi mente no tenía que pensar en otra cosa que no fuese qué iba a desayunar a las cinco de la tarde y si iba a mezclar whisky con vodka o me iba a lanzar directamente a por la ginebra.

Aquel beso con Hera, que la había dejado sin respiración, y aquel juego estúpido que fue el preludio del fin. Cómo habían cambiado las cosas en dos días.

Miré hacia atrás. No iba la última. Tessa marchaba a mi espalda, como si me protegiese. Me parecía que no acababa de fiarse de mí, de que hiciera alguna tontería como perderme y olvidarme de todo. No estaba dispuesta a hacerlo, todavía no, pero se me había pasado por la cabeza. 

Mi mano me temblaba. Otra vez. Algún día dejaría de hacerlo, estaba segura.

Sí, cuando estés muerta.

Sonreí con amargura. Daba igual el cuándo. Solo importaba seguir adelante como fuera. En la punta de lanza, como suelen decir, aquella cabo que iba por su cuenta, que funcionaba como un ejército en sí misma, aunque en su interior yo había visto que tenía mucho más. Al pensarlo, me removí, incómoda. Cómo nos traicionaban nuestras emociones, y de qué manera reccionábamos. Algunos con enfado; otros nos sentíamos morir; y finalmente, unos cuantos se aislaban en sus universos particulares. ¿Cuántos universos caminaríamos allí, en la misma fila, pero llevando nuestras propias vidas? ¿Dos, cinco... diez?

Qué más daba.

¿Estábamos allí, no? Íbamos en la misma dirección, si es que eso significaba algo.

Oí como hablaban de la evacuación. Pufff, ni que fúeramos a llegar. Quizás uno o dos, pero el resto... no lo conseguiríamos, fijo. 

Miré de nuevo atrás. Tess me observaba con preocupación. Staci también. No me gustaba eso. Odiaba ser el centro de atención si no era en mitad de una fiesta. Odiaba que se preocuparan por mí.

-Eh, Larry. ¿Te quedan más cervezas? -le pregunté para romper el hilo de mis pensamientos. Menos pensar y más beber.