Partida Rol por web

John sonrió. Al menos el hombre había disipado su enfado y eso ya era un logro. Estaba seguro de que seguiría con esa actitud mientras no consiguiese exteriorizar sus sentimientos de pérdida pero aquello era algo que no se podía forzar.

- Claro, vaya con Dios - se despidió. - No dude en volver a mí si desea volver a charlar.

Esperó a que se alejara antes de continuar su paseo sin un destino fijo. Tenía la intención de echar un vistazo a toda la propiedad aprovechando la libertad que les habían concedido y su categoría de sacerdote que alejaría cualquier sospecha si le pillaban vagabundeando por allí.

Su intención era hacer un recuento de la capacidad de defensa del campamento, el número de miembros, armamento disponible, víveres y otras provisiones, vehículos, etc...

Después de todo "A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César".

Y ellos tenían todavía ciertas necesidades de equipamiento.

Paseé por la granja en soledad. A veces me detenía a mirar el paisaje soleado, serio, mientras estiraba un poco la espalda dolorida por los esfuerzos del camino. Otras, paraba un instante a mirar los edificios, los abrevaderos, la gente trabajando en aparente armonía. Saludaba a aquellos con los que me cruzaba, intercambiaba experiencias, preguntaba y respondía. Calmada la tensión que generó nuestra entrada, ahora recibíamos un trato amable. Aquel lugar parecía un oasis en el desierto. Me gustaba esa vida rural, nunca necesité grandes metas, ni vivir grandes experiencias para sentirme feliz. Sintiéndome arropado por aquella sencillez tan cálida que desprendía todo el mundo, comenzaba a sentir nostalgia por adelantado al ser consciente de que mañana tendríamos que partir hacia un destino incierto y muy probablemente fatal. 

Arranqué unas hierbas del suelo y me agaché junto a un cerdo con que me topé. Se las dí de comer con una mano mientras comencé a acariciarlo con la otra. Escuché pasos acercarse y alguien me habló. 

- Me llamo Ellen. Eres... Teniente, ¿verdad? ¿No eres muy joven para eso?

La miré y la reconocí, era una de las mujeres que formaba parte del grupo que nos encontró.  

- Bueno, la gente siempre me ha puesto años de menos. Tengo 28 - le sonreí. Pero sí, supongo que he tenido suerte en ese sentido, se me daba bien hacer lo que me pedían que hiciera. Pero luego te terminas dando cuenta de que la práctica es muy diferente de la teoría - me levanté y le ofrecí la mano - Por cierto, me llamo Jack.   

Ibas en el grupo que nos encontró. ¿Nos visteis nada más llegamos?. 

Grace estaba dispuesta a disparar, pero Roan hablaba con seriedad, seguridad en sí mismo, y mucha razón. Por mucho que le costase aceptarlo, pensaba igual que él, aunque en su interior, no estuviese dispuesta a reconocerlo.

-No hay más médicos aquí. Solo Katie, que es veterinaria. No podemos salvar a nadie.

Cuando terminó de hablar, Grace bajó el arma.

Entonces miró hacia las puertas. Estaban entreabiertas. Se acercó a ellas, las cerró de golpe, quedandoos a oscuras, se acercó a Roan y lo besó con furia, dejando que su lengua penetrara entre los labios del médico, y que sus manos empezaran a levantarle la camiseta con desesperación.

Grace estaba hambrienta y se comportaba como si no hubiese estado con nadie en años. Su cuerpo le pedía a gritos un momento de paz para su mente, y ella se lo iba a regalar.

Sin dejar de besarle ni tampoco de quitarle la ropa a Roan, Grace lo empujó hasta llegar uno de los corrales que estaban abiertos y llenos de heno seco, y una vez allí, lo lanzó al suelo.

Entonces, empezó a desnudarse, empezando por la parte de arriba

-Ahora, no hables. Actúa.

Keira se unió a nosotras y la verdad es que la chica nos llevó a un lugar que ya hubiésemos querido encontrar antes. No iba a tardar ni diez segundos en quitarme toda la ropa y quedarme completamente desnuda. Tenía la ropa interior tan asquerosa como la de fuera, así que lo primero era lavarme yo y después, todo lo demás.

Cuando vi que Keira se sentaba para quitarse las botas y emitía algunos quejidos, me agaché para ayudarle.

-Espera, déjame a mí. Te vas a hacer más daño si lo haces tu sola -le dije, mientras le ayudaba a desabrocharse y después tiraba con suavidad. 

No eres tan dura como aparentas, ¿verdad?, pensé.

– Esto es más de lo que podemos pedir

 Me giré hacia la tal Katie, expresando lo que sentía en esos momentos.

-Gracias. Es justo lo que necesitábamos. Al menos durante un rato, podremos olvidarnos de todo.

Keira terminó de desvestirse, quedándose solo en ropa interior. Estuve a punto de reírme al ver que también podía camuflarse con ella, pero conseguí retenerme a tiempo. Cuando vi todas sus cicatrices, no me costó demasiado volver a ponerme seria.

Después, mientras ella se metía en el agua, me desnudé completamente y me fui al agua.

– Joder, que fría. Me cago en la…

-Sí, qué esta fría, mierda -le dije, en cuanto el agua tocó mis tobillos. Pero daba igual. Sentir el agua a mi alrededor, poder limpiarme, quitarme el sudor y parecer que todo era normal durante unos minutos, era suficiente consuelo.

Sin perder tiempo, me sumergí y después, empecé a pasarme la mano por todas partes, intentado eliminar cuanta porquería pudiese.

-¿De qué son esas cicatrices? -le pregunté entonces a Keira, al volver a verlas, esta vez, en el agua. Estábamos la una junto a la otra -. ¿Quieres que te de en la espalda?

Ellen estaba sonriente. Parecía bastante más relajada que el resto de gente, a pesar de todo lo que estaba sucediendo, así que habló contigo y te escuchó, como si fueseis dos personas que se hubiesen encontrado por casualidad.

 Por cierto, me llamo Jack.   Ibas en el grupo que nos encontró. ¿Nos visteis nada más llegamos?. 

Ellen negó con la cabeza.

Os estuvimos siguiendo la pista durante un rato antes de sorprenderos en el camino. Hacíais mucho ruido. ¿De qué estábais discutiendo? No es por nada, pero no parece que os llevéis demasiado bien. Incluso me pareció escuchar que no tenéis un líder propiamente dicho. Eso no es muy inteligente. 

Todos parecen tener claro dónde ir, pero yo no me siento con ganas. Tengo hambre y estoy sucio, pero también cansado, así que decido alejarme un poco y explorar la zona. Veo una valla, y también algunos recintos con animales. Es como una granja, lo cual tiene mucho mérito, teniendo en cuenta en dónde nos encontramos.

Pero siento que hay algo extraño, que no termina de cuadrar. No soy muy inteligente, pero cuándo se han visto soldados comportarse como granjeros.

No me gusta.

Claro que no puedo decírselo a nadie. Quién iba a hacer caso al tonto del grupo, con tanto Einstein armado.

Uno de los hombres le indicó a Zach que lo siguiera para llevarle a comer algo. Después de todo lo que habíamos pasado, necesitábamos alimento más que nunca.

Tras pensar brevemente qué hacer, siento que me ruge el estómago. Yo también necesito comer un poco, aunque me dén el peor alimento del mundo, por lo que decido seguir a mi amigo y al sargento para acudir a comer algo. Camino detrás de Highway, con paso vacilante.

-Voy con vosotros -le dije a Zach y al sargento, avanzando junto a ellos.

Me doy cuenta de que, pese a que llevamos casi un día con los militares, apenas sabemos nada de ellos. No es que confíe en este cuarteto, pero al fin y al cabo nos salvaron la vida en la morgue, por lo que lo mejor sería intentar ganármelos. Después de ver morir a los Miller, a Nikola y a Eve, noto que cada vez estamos más solos, y socializar con esta gente puede sernos de ayuda.

El problema de todo llega en que odio a estos cabrones uniformados. No por ellos, sino por mi padre. Me basta con mirarlos para pensar si serán tan cabrones como él. Recordar a mi padre me hace pensar si él y mamá seguirán vivos, en alguna parte de la ciudad. Quizá lograran llegar a un refugio. Al fin y al cabo, me enviaron a pasar la semana con los Miller sabiendo que algo malo estaba sucediendo con ese virus en las grandes poblaciones. Si bien no he tenido mucho tiempo de poder descansar y pensar en ellos, ahora me pregunto cómo estarán. Sobre todo mi madre. Espero que ella esté bien.

En tu exploración por la zona, todo parecía normal. Demasiado normal. La gente recolectaba verduras, cuidaba de algunos animales, unas pocas ovejas, algunas gallinas, y también arreglaba puertas, reparaba tablones, etc.

Era como si la epidemia no existiese en aquel lugar.

Por un lado eso estaba bien, pero por el otro, parecían no tener en cuente el peligro en el que se encontraban.

De vez en cuando veías a algún hombre o una mujer armados con un fusil, escopeta o ametralladora, pero nada del otro mundo. Se movían aleatoriamente por todo el recinto mientras el resto trabajaba y se comportaba con naturalidad.

Habia perdido la esperanza que ocurriera algo asi... le pillo totalmente desprevenido..pero le hizo caso. No dijo nada: ya habia arruinado un par de ocasiones asi por decir alguna tonteria asi que se dejo llevar al principio mientras se desnudaba como podia a la vez que besaba y acariciaba a la fiera que se le habia echado encima: en reflujo de sangre recorrio a Roan e hizo que en segundos se le concentrara lejos del cerebro.

Cuando fue arrojado al suelo aprovecho para dejar alli parte de la ropa que todavia le quedaba. Se arranco las botas como pudo y salto hacia Grace como un leon y empujandola contra la pared de madera que crujio ante la pasion de ambos mientras la besaba. En este mundo hay dos tipos de personas: los que emitian calor o los que emitian frio. Roan era de los primeros: desprendia una calidez muy agradable que empezaba a rodear a Grace conforme se fundian en la penumbra del granero.

Al terminar no dijo nada. El pillowtalk no era lo suyo. Tambien habia aprendido a esto... a estar callado. Decir tonterias en estos momentos multiplicaba por mucho la probabilidad de recibir una torta, que siendo Grace, podria ser algo mas que una torta. Asi que no iba a ser el primero en hablar... para que arruinar el momento?

El tal Jake os condujo a una de las casas. Era como una especie de comedor, con una gran mesa en el centro y sillas para bastante gente. Sin duda, todos los que vivían allí debían comer juntos.

Os indicó que os sentarais y él se fue directamente a otra estancia que parecía ser la cocina, por lo que pudisteis ver al abrir la puerta. La cosa no pintaba demasiado mal.

Al poco de sentaros, apareció una mujer de mediana edad trayendo lo que parecía ser una fuente con algo de fruta y verdura variada. Otra mujer, ésta en la veintena, trajo varios vasos y una gran jarra de agua. Jake entró detrás de ella.

-Comed cuanto queráis. La fruta y la verdura se estropean pronto, así que no merece la pena conservarla mucho tiempo -os dijo, mientras se paseaba por el interior del comedor, como si os estuviera vigilando.

Cuanto veías, entraba dentro de lo que hubieras esperado en un lugar así. Camaradería, precaución y cierta desconfianza con un grupo de desconocidos, pero buen ánimo y trabajo.

Si alguien podía salir adelante era un grupo como aquel.

Caminabas tranquilo, como si fueses un turista, alguien no formaba parte de todo lo que te rodeaba pero que al mismo tiempo, interfería al hacer aparecer miradas de curiosidad en todos con los que te cruzabas.

Poco a poco fuiste alejándote de la zona en donde había más gente hasta llegar a lo que parecía ser el final del campamento, y entonces, una mano aparecida de la nada te tapó la boca desde la espalda y te hizo retroceder. Al mirar de reojo, viste que se trataba de uno de los chicos, ese al que llamaban Donnie.

Le tapé la boca al padre y cuando me miró y vio quién era, le dije que no hiciese ruido, con mi dedo índice. Después, le indico que me siga con cuidado, agachándose, y lo llevo fuera del recinto, entre la vegetación.

-Disculpe que le haya asustado, padre, pero es que no sabía a quién acudir y al verlo, he pensado que era mi oportunidad. He visto algo que... bueno, será mejor que se lo enseñe.

Le llevo lejos del campamento y al poco de caminar, se empiezan a escuchar gruñidos y sonidos de animales. Eso fue lo que me atrajo en un primer momento. Retiro unas cuantas ramas y entonces vemos una especie de hoyo profundo, excavado artificialmente y guardado por un par de hombres armados. En el fondo hay varios lobos como el que nos atacó en el hospital, unos seis, hasta donde puedo contar.

-Hace poco estuvimos en un hospital y nos atacaron lobos como esos -le dije en voz muy baja -. No sé para qué, pero parece que los están criando o algo así.

Aquella chica nos conduce hasta la rivera de un río que teniendo en cuenta en donde hemos estado, me parece el paraíso.

-¡Guau, esto es genial! -exclamo, viendo que Keira y Claire no pierden el tiempo en empezar a desvestirse. Claire ayuda a Keira con la bota; se nota que todavía le duele el pie, y después se desnuda completamente.

La verdad es que no me lo espero, aunque lo entiendo. Estamos sucias y la ropa está peor, así que me encojo de hombros y esperando que no haya ningún mirón, la imito. Me quito toda la ropa y me la llevo conmigo al río.

-Ufff, está helada -le confirmo a Keira, que se queja por lo mismo, y a Claire, que también dice algo parecido -. Pero me da igual. Ahora mismo me bañaría en el ártico con tal de quitarme toda la mugre que llevo encima.

Entonces me lanzo a nadar. Hace mucho tiempo que no lo hago y se siente maravillosamente. Es verdad que tengo frío, pero qué demonios. A saber cuándo podremos volver a hacer algo así.

-Staci, ¿no te animas? -le pregunto. Parece que todavía se lo está pensando.

Cuando Claire se acercó a mí para ayudarme, no pude evitar mirarla extrañada con el ceño fruncido, sin saber por qué lo hacía. No me había portado bien con ella, ni con el resto de los universitarios que nos habíamos encontrado y en cambio ella había venido en cuando me había quejado por el dolor que aún sentía. Eso me hizo soltar un suave suspiro y llevar la vista hasta su rostro, viendo lo guapa que era, con esos ojos azules y los rasgos afilados. Así que no dije nada, tan solo me limité a dejarme ayudar.

Una vez en el agua, me puse de espaldas a las demás chicas mientras me aseaba con mis propias manos. Viendo de nuevo el color de mi piel oscura bajo toda la sangre seca y la suciedad. Estaba fría, pero se agradecía. Poco a poco incluso el cuerpo se iba a acostumbrando a esa temperatura y aquello me hizo dudar un instante. ¿Tan malo sería encontrar algo así?, una cabaña en el bosque sin nada ni nadie alrededor. Cuando entonces la voz de Claire llamó mi atención.

- Uhm… pues… - la miré por encima del hombro, solo que esta vez no dirigí mi vista a su rostro, sino a su cuerpo que se veía de forma borrosa entre las olas que la corriente del agua formaba. Tragué saliva y alcé la vista, antes de volver a mirar al frente notando como mis mejillas se encendían con suavidad – Algunas son de cuando era una niñata y me metía en peleas con los chicos del instituto. Las otras son de cuando serví en Libia y en Sudán, estuve más de un año en el extranjero entre todas las salidas. Algunas son de los alambres de espino, otras de los escombros y por suerte ninguna de bala.

Fue al mencionar si quería que me limpiase la espalda cuando sentí un leve nudo en la garganta. Joder, ni que fuera una puta cría virgen a la que tocan por primera vez. Estaba acostumbrada a ver a otras tías desnudas en el ejército. Pero hacía tanto que no follaba con nadie, que no podía evitar esa sensación. Por lo que me limité a mirarla y asentir un par de veces, tomando mi pelo y echándolo hacia delante para dejarle mi espalda descubierta.

- ¿Y tú…? – le pregunté, aunque no solía interesarme en los extraños, tenía curiosidad por saber más de ella – Entonces estabas estudiando medicina en la universidad, ¿verdad? ¿Cómo es eso, la universidad? Yo nunca… me alisté en el ejército en cuanto tuve oportunidad de hacerlo.

Aquel fortín parecía bien diseñado, no cabía duda. Ciertamente parecían estar preparados para lo que el Señor le tenía preparado a la humanidad.

Si tan sólo fueran más religiosos. Un poco de fé es lo que les hace falta y...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una emboscada. Su primer impulso fue zafarse, morder, huir... pero al ver de quién se trataba el grito de alarma murió en su garganta antes de salir.

- No te preocupes hijo mío - contestó. Aún no sabía los nombres de todos. O si los había oído había sido tan sólo una vez y aún se hacía un lío. - Muéstrame.

Siguió al chico lejos del campamento y contempló a aquellos animales con expresión pensativa.

Desde luego no podría ser más apropiado. Lobos para un pastor...

- ¿Crees que los crían como perros guardianes? Quizás alguno se escapó y os atacó, no sé...

John dudaba. No era un experto en animales ni mucho menos pero algo le decía que hubiera sido más juicioso criar perros. Seguro que alguno quedaba vivo y siempre eran más de fiar que unos lobos. A no ser que...

- ¿Piensas que los crían para "cazar" a otras personas? ¿Por qué harían eso en lugar de entrenarlos contra los... "otros"? - Aún se resistía a llamarlos por el nombre que usaban los demás.

En el agua, no parecía que hubiese diferencia alguna entre nosotras. A pesar del escaso contacto que habíamos tenido, y las continuas demostraciones de Keira para ir por su lado o nuestra para funcionar de otra forma, allí de pie, parcialmente cubiertas por el agua, era como el resto de nosotras.

A mí me parecía que estaba más cansada, y no solo físicamente, de lo que parecía dispuesta a reconocer. Noté también como me miraba, y no precisamente a los ojos, sino la parte de mi cuerpo que estaba sumergida y después, el resto. Podía sentir su hambre... al igual que yo sentía la mía.

Cuando empecé a frotarle la espalda, también me di cuenta del leve temblor que había experimentado, pero hice ver que ni siquiera lo había notado. Aquello era una nueva versión de "preliminares", adaptada al momento que vivíamos.

-Por lo que me cuentas, no has parado ni un instante desde que tenías edad para correr, ¿eh? -le comenté en respuesta a la breve historia de sus heridas. Al contrario que yo, ella había tenido que abrirse un hueco en la vida y luchar para conservarlo, se notaba en su mirada, además de en sus cicatrices.

¿Y tú…? Entonces estabas estudiando medicina en la universidad, ¿verdad? ¿Cómo es eso, la universidad? Yo nunca… me alisté en el ejército en cuanto tuve oportunidad de hacerlo.

-Mi madre, doña soy-una-gran-cirujana, me empujó a meterme en la universidad y a olvidarme de lo que yo quería hacer. Quería que fuera un clon suyo, toda una especialista en la materia, neurología. El problema es que a mí cuando me empuja en una dirección, procuro siempre ir en la otra, así que estado haciendo lo-que-me-ha-dado-la-real-gana. ¿Resultado? Me llevo fatal con mi madre y no he terminado el tercer curso. Soy así de gilipollas. No solo arruino mi vida, sino también la de los demás.

Continué frotando durante un rato, mientras mi mente viajaba un instante a la vida que había llevado con mi madre y la cual sabía que jamás regresaría.

Miré también hacia atrás para ver en donde estaba Tess. Se había ido a nadar alejada de nosotras. Staci parecía estar pensándose todavía si meterse o no y no veía ni rastro de la chica que nos había traído hasta allí. 

-Oye, ¿puedo hacerte una pregunta personal?

Al sentir la suavidad de sus manos acariciando mi espalda, sentí también como mis músculos se tensaba en un pequeño espasmo. Mientras intentaba recuperar el control respirando con profundidad y me quedaba allí parada, escuchando su voz. Introduje mis manos en el agua y las alcé pasándolas por mi pelo, tratando de continuar limpiándome sin saber cuánto tiempo nos dejarían disfrutar de aquella libertad simulada, sin tener que preocuparnos más que por aclarar nuestros cuerpos.

Solté una suave risa cuando me contó aquello de su madre, cómo había guiado su vida. En parte la envidiaba por tener una familia que se preocupase de ella, aunque fuera de esa forma, pero también comprendía lo que significaba querer buscar la libertad y ser tú misma.

– Supongo que cada una lo afrontó a su manera – dije con un tono divertido, buscando mirarla por encima de mi hombro, con una sonrisa dibujada en los labios – Como has dicho: yo corrí, o más bien huí de mi vida, en cambio tú te rebelaste contra todo lo que querían imponerte a la fuerza en vez de dejarte vivir tu vida – me encogí un poco de hombros, mirando de nuevo al frente – Puede que seas una gilipollas, pero al menos puedes ser tú misma sin que te importe una jodida mierda lo que coño piensen los demás.

Puede que fuera una jodida tontería, pero lo echaba de menos. Últimamente todo había formado parte del rollo militar, nada de juergas ni descansos, ni “otras” cosas. Pero yo no era siempre así, todo lo contrario. Me encantaba acabar tan borracha que perdía el sentido en cualquier garito de rock o metal, despertarme con tías sin saber ni siquiera su puto nombre, o reírme de cualquier tontería que me dijeran. Lo echaba de menos.

Cuando me preguntó si podía hacerme una pregunta personal me hizo sentir curiosidad y yo no solía tener demasiados tapujos para hablar de mí, o al menos de lo que no era mi pasado familiar. Así que asentí, comenzando a girarme, buscando quedar ahora con ella frente a frente para que pudiera verme.

– Dispara, vamos, no te cortes – respondí, mirándola esta vez a los ojos.

Aquella chica me estaba contagiando su sonrisa por momentos a medida que hablábamos. Me recordaba a Claire en eso. Ella siempre tuvo....tiene (no quería pensar en ella en pasado) esa habilidad, de forma natural consigue refllotar una parte ociosa y divertida de mi que solo ella conoce, y que sin ella tiende a hundirse. 

Agradecía esta conversación reparadora después de tantos días de discusión. 

Os estuvimos siguiendo la pista durante un rato antes de sorprenderos en el camino. Hacíais mucho ruido. ¿De qué estábais discutiendo? No es por nada, pero no parece que os llevéis demasiado bien. Incluso me pareció escuchar que no tenéis un líder propiamente dicho. Eso no es muy inteligente.

- Si, bueno, supongo que fue una estúpida decisión mía. Pero tampoco lo había cuando se supone que era yo, por mi rango, ya sabes, no he sido capaz de hacer que confíen en mi. Y seguir las órdenes de alguien en quien el grupo no confía es casi peor que no tener uno. Hemos cometido errores por pararnos a discutir que han costado la vida a varios de los jóvenes que nos acompañan, Ellen...

- ¿Y qué me dices de ti, puedo preguntarte como llegaste a esta comunidad?.