Partida Rol por web

Me quedé de piedra al oír su contestación.

-"No, no puedo autorizar eso."

 ¿Que no me iba a dejar salir? Mi cara se puso rígida, un rictus que no presagiaba nada bueno. No sabía ocultar muchas veces mi enfado o frustración y se me notaba en la cara. Esta era una de esas veces.

"... y ese vehículo que ha traído es muy importante."

O sea, que lo que de verdad le importaba era el stryker...

"... este nuevo estilo de vida."

 Me sonó bastante raro cuando dijo esas palabras.

"... mientras esté aquí, acatará mis órdenes y esperará a que yo decida cuándo salir y para qué."

Eso fue el culmen de la charla. Sus últimas palabras resbalaron por mis oídos. Me levanté despacio del sillón y avancé dos pasos hacia él. Debía elegir bien las palabras, no quería que los demás pagaran las consecuencias de mis actos. Lo que me sacó de quicio más aún, fue escuchar a Roan darle la razón a este tipejo. Mi mirada hacia él no fue la de un amigo precisamente. Habíamos acercado un poco las posturas de camino al stryker, pero volvíamos al principio de conocernos.

-"Tranquilo, no insistiré más. Le estamos todos muy agradecidos de acogernos, como ya le he dicho antes. Si nos disculpa, ahora iremos a descansar un poco. Estamos agotados del viaje y nos vendrá bien relajarnos."

Salí de la habitación prácticamente rígido y echando humo por las orejas. Andé un poco, despacio y pensativo, hasta que vi que Cameron se fue y no había nadie de su entorno al lado.

Esperé a que se fuera Cameron y no hubiera nadie de los suyos alrededor. También a que se fuera Roan, esa zerpiente traicionera. Seguí a Jack, le di un golpecillo en el hombro y cuando se giró y me miró, le indiqué que no hiciera ruido y me siguiera. Los dos fuimos en busca de John, al cuál localizamos no muy lejos de donde estábamos. Le indiqué que nos siguiera y salimos al patio, a una zona en la que estuviéramos solos.

-"Bueno, qué os parece lo que habéis oído. A mí no me cuadra lo del submarino y el hundimiento del barco. ¿Para qué y por qué? Si hubieran querido frenar la infección hubieran tirado un pepino desde un avión y listo. Para qué decir lo de la evacuación y luego hundir el barco. No tiene sentido. Además, ¿ahora somos prisioneros o esclavos de este tipo? Yo, desde luego, no me voy a quedar aquí... diga él lo que diga. No se qué opináis vosotros, pero no me va a suceder como en la granja. Tampoco quiero quitarles el refugio a los demás. Aquí pueden sobrevivir e incluso medrar. No quiero que por mi culpa se vean involucrados."

Mi cabeza bullía de tanto pensar. Necesitaba un descanso para poder ordenar las ideas y pensar con claridad.

-"Que esto quede en secreto entre nosotros tres, no me fío ni de Roan. Mañana por la mañana reunámonos con todos los demás y preguntemos qué quieren hacer. Dependiendo de las respuestas, se lo contaremos a unos o a otros. Cuanto menos sepan mejor para ellos. Vayamos a descansar ahora y valorar todas las opciones. Puede que esté equivocado y este sitio sea la panacea a todos los problemas actuales, pero hay algo que no me gusta. Por cierto, John, guarda tú las llaves del stryker. Sólo yo se conducirlo, así que si quieren quitárnoslo vendrán a registrarme a mí. Si las tienes tú, no las encontrarán."

Le di las llaves y me dispuse a ir a descansar a la habitación que se me hubiera asignado. Por el camino, si veía a alguien de nuestro grupo, le comentaba lo de hablar mañana a primera hora.

 Antes de bajar y volver con los demás, Carla detiene a las dos chicas y les cuenta cosas que para Staci eran difíciles de creer. O podría creer en ellas, pero no inmediatamente. La chica prodigio conocía a su familia, y si bien sabía que sus padres podían ser irracionales en muchas de las cosas que hacían, jamás se los hubiera imaginado como gente a temer.

- Carla, ¿qué dices? Lo más estricto que Papá ha sido es cuando te cortaba las tarjetas de crédito. No me lo puedo imaginar como una figura autoritaria. Y hay hombres de la milicia aquí: ellos mantendrán a Papá a raya en caso de que se le suban los humos a la cabeza. Además... ¡acabo de llegar, Carla! Allí afuera es mucho peor de lo que pueda pasar aquí adentro. Simplemente... démosle tiempo.

 Staci no dio crédito a lo que Carla contaba. Era difícil creer que, al momento de reencontrarse con su familia, ya volvían a surgir los dramas familiares que a la chica prodigio siempre le incomodaron. Simplemente se remitió a bajar por las escaleras, para finalmente comer algo.

En esos momentos donde la calma se hace presente, es cuando uno cae en la cuenta de todo lo que ha vivido y pese a haber sido poco en cuestión de tiempo, si que agota la mente, el corazón y el alma. Por esa razón ante la cercanía que ahora me resulta deliciosa, surge aquel roce que ahora mismo es compartido mientras el agua juega con nosotros, al deslizarse con descaro cuando nos miramos a los ojos. 

Su mano acaricia mi cabello que ahora está empapado y aquel susurro en la cercanía del oído, me impulsa a morder mi labio inferior. Excitada, loca por este chico que desde el primer momento me ha conquistado. - Yo también te quiero. - respondo en un susurro que termina en un suave jadeo cuando es su boca la que recorre la piel de mi cuello mientras nos abrazamos allí debajo del grifo. Podría decir que es una pausa a todo, una que ambos necesitamos para seguir, para avanzar en este duro camino que tenemos por delante. 

La yema de mis dedos ahora caminan por su espalda, en un roce que acompaña el suave andar del agua. Arde al tacto, me mata el vibrar erótico del roce y me pego más a él, tanto como puedo. Busco sus labios, solo para perderme en la inmensidad de un beso, en el fortuito encuentro de nuestras lenguas mientras danzan al unisono su propia canción. Hoy soy suya, él es mío, y pese a que el mundo se puede ir al cuerno, con tanto zombie pululando, apuesto al amor. A esto que siento en mi corazón. Lo abrazo con mayor intensidad, solo que tras aquel roce cruel de nuestros labios, desciendo por su cuello, con mi lengua, suavemente. 

La cena de la noche se produjo en silencio. Staci estaba feliz de sentirse de nuevo entre los suyos, pero el resto, no lo tenía tan claro. Seguramente por eso, Jack pasó la orden de reunirse aquella misma noche, en uno de los dormitorios, para decidir qué era lo que debían hacer.

No todos estaban dispuestos a ir, pero al menos, lo que se decidiese, saldría por una mayoría, si es que eso todavía significaba algo para algunos de ellos.

Había miradas desconfiadas, pero también un agotamiento profundo. Y había que tomar decisiones.

El dormitorio de las chicas empezó poco a poco a llenarse. Los rostros de cansancio, dieron paso poco a poco a gestos de confusión y sobre todo, tensión. No todos los que estaban allí pensaban igual y lo sabían. No todos iban a continuar el mismo camino, y lo sabían.

Al final parecía que la reunión no se iba a celebrar por la mañana, sino esta misma noche.

-Cuanto antes, mejor.

Después de asearme un poco, me dirigí a la habitación que me habían dicho. No sabía encontrarla, pero al ver a alguno de mi grupo dirigirse a ella supe que iba bien. Al final llegué, entré y me puse al lado de la puerta, con la espalda apoyada en la pared. Esperaría a que estuvieran tod@s antes de cerrar la puerta.

-"Si no os importa, enchufad ese radiocasete y poned música. No quiero que lo que hablemos aquí lo escuche alguien ajeno."

Había conseguido descansar varias horas seguidas, junto a Keira, y ni tan siquiera me había molestado en bajar a comer. De hecho, antes de entrar en el dormitorio bajé a preguntar si tenían algo de fruta y cogí un par de piezas. Con eso bastaría por el momento, porque sentía que lo que necesitaba era descansar, más que otra cosa.

Para mi sorpresa, nos dijeron que Jack había convocado una reunión aquella madrugada, así que allí estábamos. Supuse que era para aclarar las cosas, pero de repente me sentí incómoda estando en aquel lugar, en secreto, en lugar de hablarlo públicamente. Además, al mirar a Tom y a Jack, me parecía que no tenían muy buena cara.

-A ver, pero se puede saber a qué viene tanto jodido secreto. Me parece que tenéis manía persecutoria o algo así. Aquí estamos seguros, ¿no? Entonces, ¿a qué viene esta reunión súper-secreta? -pregunté, cansada, hastiada y confundida. 

Había pensado mucho sobre cómo me sentía y no se lo había dicho todavía a Keira, pero creía que el hecho de haber encontrado a mi madre y alcanzar un lugar, en teoría, tranquilo, era algo tan inesperado que no había conseguido asimilar aún. De hecho, la palabra que mejor me definía en aquellos instantes era... vacía. Así me sentía.

Y ahora todo aquello de la reunión, que venía a crearme más inquietud. Joder, a ver si decían ya lo que les estaba rondando por la cabeza y lo zanjábamos todo.

En la reunión también se coló la perrita Xira, que había estado dando vueltas por todas partes, pero que finalmente se había acostumbrado a rondar cerca de Diana o Tom, así que como ambos estaban allí en aquel momento, la pequeña cocker spaniel entró de las primeras y se tumbó encima de la cama.

No se me pasó por alto que Xira entró corriendo detrás de Claire y se subió a la cama de un salto. Metí la mano en el bolsillo lateral del pantalón y toqueteé unas chuches muy jugosas y blanditas. Después de la reunión habría que sacarla a pasear y jugar un poco con ella. Ya estaba imaginando los juegos a los que la iba a hacer partícipe: corre corre que te pillo, la presa del muñeco, lanzamiento de pelota...

John había vuelto a salir para examinar más concienzudamente el perímetro. No quería dejar nada a la improvisación.

Se hallaba contemplando la puerta delantera por la que habían pasado unos minutos antes cuando le sorprendió la llegada de Jack y Tom. Hizo un gesto de asentimiento cuando el sargento le hizo la señal para que les siguiera y les acompañó a una zona apartada del patio.

- A mí tampoco me da buena espina - respondió. No estaba acostumbrado a expresar sus pensamientos de aquella manera y en voz alta pero eran tiempos confusos. - Por un momento me ha dado la impresión de que nos quedábamos sin el Stryker.

Si le asombró que le confiaran las llaves del vehículo no lo demostró. Tomó las llaves y las puso a buen recaudo en uno de los bolsillos de su chaqueta. Sin embargo no mencionó a Roan. Esperaba que las palabras de Tom no resultaran ser ciertas pero no quiso opinar sobre el tema.

Diana había estado tranquila tras la ducha y zamparse un buen plato caliente. Aquello parecía una escena fuera de lugar, estar tranquilos y sin preocupaciones aparentes de supervivencia. Sabía que no era todo oro lo que relucía pero al menos tenían unos muros protectores que podían llamar refugio seguro. Aún así parecía que no todo el mundo se sentía a gusto allí, como la muchacha antes que les había estado hablando. Cada uno llevaba cada situación de forma distinta y había gente que no sabía estar encerrada entre paredes. En opinión de Diana salvo unos pocos el resto es que no habían visto o no eran conscientes de lo que el mundo se había convertido al igual que los monstruos que ahora eran sus seres queridos. Se imaginó a su hermano arrastrándose por el suelo convertido en un monstruo viviente con las piernas rotas pero la mandíbula aún moviéndose. - Lo tenía que haber encontrado y rematado, al menos se había merecido poder estar en paz.

- Creo que me siento como Claire, nos han acogido y ofrecido más de lo que el mundo actual puede ofrecer. Es un oasis en medio de un desierto de muertos con ganas de comernos. A cambio hemos quedado en un cuarto separado. - Diana se encontraba sorprendida por aquella situación. Pero aún así no quería sacar conclusiones precipitadas y esperaba que alguno de ellos pudiera justificar la situación. Se acercó al perro, y medio abrazado continuó acariciándolo, era su soporte principal para poder seguir cuerda. 

Tom parecía un buen hombre aun siendo soldado, parecía tener un lado más tierno de lo que mostraba. 

Roan se acercó al lugar de la reunión, ya no era un secreto era un murmullo constante, así que bueno no tenía nada que perder por ver qué opinaban los demás de la mansión de la familia de Staci. Así que se metió en el cuarto y se puso a un lado para no entorpecer. Allí vió a la gente que iba entrando, hasta el perro, que Tom supo mimar. Por ahora Roan se había mantenido como siempre con su semblante sonriente, enseñando sus dientes blancos, mirando a los demás con un gesto amigable. Intentando ver la conclusión de aquella reunión aunque él ya lo tenía bastante claro.

 Staci se sienta en la punta de una de las camas, atenta a lo que los demás fueran a decir. No sabía muy bien de que iba la reunión, pero podía suponer una o dos razones por las cuales algunos miembros del grupo estuviesen nerviosos. Prende la radio para que la música ahogue un poco los murmullos de la gente en la habitación. Lo que menos quería es que llegase gente de la casa pidiendo explicaciones.

- ¿Estáis... estáis preocupados por la forma en la que mi papá lidera este lugar?

Hasta ese momento en la reunión, aunque aún quedaba gente por aportar comentarios, no había abierto la boca. Prefería que fuese el sargento quien lo hiciese, dado que tenía más experiencia que yo. Pero la pregunta de Staci me supo mal. No se trataba de algo personal, sino de lo que habíamos sentido hablando con él.

-Staci, tu padre... intenta proteger a todos los que están aquí, pero no estamos seguros de que nos esté contando todo tal y como sucedió. Además, le ha prohibido a Tom marcharse con el Stryker a investigar y eso no nos ha gustado. No debería impedirnos salir cuando quisiéramos ni tampoco utilizar el vehículo que nosotros mismos trajimos. Lo siento, Staci, es... algo huele mal en todo esto y no sabemos qué es.

Y ahora mismo, me siento como un prisionero, pensé, sin decirlo en voz alta.

Sentir los dedos de Tessa recorriendo mi espalda desnuda y mojada provoca una creciente sensación de placer en mi cuerpo mientras nuestros cuerpos son bañados por el agua de la lluvia. Nuestros labios se juntan, envueltos en un pasional beso y nuestras lenguas se entremezclan. Era una sensación maravillosa, ajena a los zombies, a los locos de la granja y a cualquier peligro que pudiera acecharnos fuera del cuarto de baño. Percibo cómo los labios de la pelirrosa descienden por mi cuello, recorriéndolo con la lengua, y mi excitación va a más.

Mis manos rodean el pequeño cuerpo de blanca piel rosada de Tessa, atrayéndolo hacia mí, recorriendo su espalda desnuda. Luego, mis dedos recorren sus senos turgentes y mojados, acariciándolos con suavidad, para acto seguido comenzar a posar mis labios sobre ellos, recorriendo su pecho con suaves besos que buscaban estimularla. Por la cercanía de nuestros cuerpos podía percibir con claridad mi creciente erección. Los besos recorren ahora los hombros de Tessa, ascendiendo hasta su cuello, mientras mis manos agarran sus senos y posan las yemas de los dedos sobre sus pezones.

En medio de los besos, dirijo una mano entre las piernas de Tessa, posándola sobre el sexo de la chica, recorriéndolo, a la vez que sigo colmando a la pelirrosa con besos por su cuello y hombros, bañados por el agua de la ducha. Todo el estimulamiento es suave, sin pretender hacer el menor daño a Tessa, casi como se temiera que fuera a romperse de un momento a otro. Estaba acostumbrado al sexo rudo con mis fans, pero Tess... ella era diferente. Y quería que aquella experiencia fuera perfecta.

Quienes me vieron en la reunión sin duda estarían viendo una versión mucho mejor que Larry que la que habían presenciado después de salir del cine. Estaba duchado, con el cabello aún un tanto húmedo, luciendo ropa nueva y mucho más relajado, tranquilo, como si no recordara nada del horror que había vivido. Además, al sentarnos, había permanecido al lado de Tessa, agarrando su mano con fuerza, como si ella fuera lo único que me mantenía estable y tranquilo, sin preocupaciones.

-Pero, ¿cuál es el problema con el padre de Staci? -pregunté, sin dudarlo-. ¿Que no le gusten los militares? ¿Que no se fíe de unos recién llegados? Todo eso es normal. Estamos en el apocalipsis. No sabemos qué cojones puede haberle pasado a él y a los suyos en estas semanas o qué han podido vivir. Creo que estáis volviéndoos un poco conspiranoicos. Démosle una oportunidad a este sitio -Miré a James, mi hermano, sabiendo que él tampoco se fiaba del padre de Staci. Su palabra era importante para mí, por lo que necesitaba saber si había buena razones para su desconfianza horas después-. James, cuando te fuiste antes..., ¿viste algo sospechoso?