Partida Rol por web

Me dolía por Staci, pero expondría las cosas tal como las había percibido. Pero antes de eso, prefería que hablaran todos para ver sus puntos de vista sobre este lugar. Miré de reojo a Xira...

-"Lo que ha dicho Jack es verdad: me prohibió salir del recinto sin su permiso. Antes de exponer mis dudas, prefiero que cada uno de su punto de vista y si se quiere quedar aquí definitivamante."

James miró a su hermano, que parecía bastante más relajado. Tenía el cabello húmedo... al igual que Tess. Eso le hizo pensar y sin poder evitarlo, sumó dos más dos.

-Eh, no, no, yo no he visto nada raro. He estado dando una vuelta por ahí y todo parece bastante normal, aunque la verdad, tampoco he hablado con nadie. Los soldados no suelen ser muy sociables -rápidamente, se giró hacia Tom, Jack y Roan -, disculpadme chicos, digo en general, cuando están de servicio. Son bastante obsesivos y no permiten interferencias.

Entonces miró a Tom, que acababa de hablar.

-¿Pero por qué habríamos de irnos tan pronto?

Y somos la magia, el impulso y el deseo carnal, somos un todo y una nada a la vez que nos permitimos este instante de intimidad. Me dejo llevar por esos besos que desperdigados por la piel, encienden en demasía mientras recorro con la yema de mis dedos sus cicatrices, cada detalle de su espalda que me erotiza de una forma inexplicable. Percibo su erección e intento pegar más mi curvilíneo cuerpo con el suyo mientras los roces se tornan más sentidos, más profundos, casi como si estuviera por clavar las uñas allí mismo. 

La estimulación sobre mis pechos me regala un millar de sensaciones que se esparcen por el cuerpo, notando como mi sexo reacciona a merced de su efecto. No lo puedo evitar y regreso a sus labios cuando separo las piernas para que me sienta allí, tan profundamente como lo desee. Al tacto puede notar calor, humedad y un aroma muy suave de mujer, que se cuela entre nosotros como nota artística, especial. - Ahm... Larry. - digo al morder con suavidad su hombro, tan excitada que mi mano desciende hacia su hombría. 

Noto su dureza y me enloquece, no puedo evitar esa intensidad que me sale por los poros, así que lo acerco hacia una de las paredes para quedar apoyada allí con mi espalda mientras la lluvia del grifo nos mantiene templados. Mi mano comienza a masturbar con suavidad, jugando con su glande y la saliva que compartimos, pequeños movimientos, precisos, inquietos. Vuelvo a mirar sus ojos, con mi cabello empapado y los pezones muy duros. Sabe lo que quiero, lo puede leer desde el roce, mis gestos y esos besos que le regalo. 

Vuelvo a su cuello, dejando una cadenciosa lamida en su piel y sin poder evitar, dejo un mordisco suave, para mezclar esa dulce dosis de placer, dolor y todo lo que nos puede llevar aquello. 

De repente aparezco en la reunión junto a Larry, también con el cabello mojado y un cambio de ropa, algo convencional como short de jeans, una camiseta y unas deportivas. Al escuchar lo que están diciendo, alzo una ceja sin poder evitarlo mientras pongo los ojos en blanco. Aunque quizás entiendo la postura del dueño de casa, no está la situación para arriesgarse, además hace poco que hemos llegado aquí y ya quieren irse. Es surrealista. 

- Pueden tomarse un día al menos para descansar, aclarar la cabeza, darse una ducha y no sé... ¿Comer? - pregunto al abrir los ojos como platos, indignada. - Puedo comprender que el padre de Staci vela por este lugar, pero que no es un sitio donde entras, sales y está todo bien. Debe mantener cierto control sobre el lugar y nosotros, para no exponerlo al ser seguro. Así que soldaditos, cuelguen su pantalón de guerra y relajen un poquito. - respondo un tanto indignada, es mucho lo que tenemos. Allí fuera no hay nada, solo zombies y muerte, al menos porque dejar pasar la oportunidad de dormir una o dos noches en paz. 

Mi madre estaba con Ian, que necesitaba cuidados y estaba claro que no iba a marcharse de allí. Y yo, que la había encontrado, ¿a dónde podía ir, que estuviese mejor que allí?

Teniendo a Keira a mi lado, no había nada más, salvo la seguridad de un lugar.

-Yo me quedo. No vamos a estar más seguros en otro lugar de lo que estamos aquí, pero loo que si es cierto es que me parece mal que no os permitan salir. De todas formas, ¿para qué querías hacerlo? ¿Qué pensabas descubrir ahí fuera que no hayamos visto ya? -le pregunté a Tom, para volverme después hacia Jack -. ¿Y por qué dices que huele mal? ¿El qué?

Inconscientemente, apreté todavía más la mano de Keira, que estaba sentada a mi lado, en el borde de la cama.

Uno a uno fueron exponiendo su idea de lo que querían hacer. La mayoría quería quedarse, como era lógico. Prefería que así fuera, deambular por la ciudad era exponerse a un peligro constante.

-"Claire, no me cuadra lo que me ha contado el padre de Staci, por eso quería salir. Para comprobar por mí mismo si era cierto o no. Pero se ha negado a dejarme salir, aparte de decirnos que ahora él nos da órdenes y, más o menos, se queda con el stryker. Veo normal que nos pida colaboración para poder quedarnos aquí, hay que cumplir con ciertas cosas, pero no tiene que ser el que decida qué quiere hacer cada uno. Si yo me quiero ir, no tiene potestad para prohibírmelo y menos, apropiarse de un vehículo que no es suyo."

Miré a todos en general.

-"El tema de la reunión era para poneros sobre aviso de esto y para decidir qué es lo que quiere hacer cada uno. Hemos llegado a un sitio relativamente seguro y veo normal que la mayoría de vosotros se quede. Yo lo haría. Pero no voy a quedarme aquí. Voy a salir y voy a averiguar qué pasó de verdad en el puerto, en la evacuación. También quiero ver si queda algún tipo de ejército por la zona y reengancharme con ellos. Hay más gente ahí fuera que necesita nuestra ayuda. El que quiera acompañarme que lo diga ahora. Mañana por la mañana, Staci, hablaré con tu padre y le diré que me marcho, y me llevo el stryker. Espero que no se oponga. Si lo ves conveniente, habla con él y coméntaselo. Si tengo que salir por la fuerza de aquí, lo haré, lo siento."

Era un mensaje duro, pero ya estaba dicho.

 Lo que se veía claro en aquella reunión era que el deseo del irse o la inconformidad provenían más que nada de dos personas: Jack y Tom. Era entendible puesto que a los soldados se les había negado la posibilidad de moverse libremente, cuestión que el resto del grupo no había explorado todavía. Pero Staci se encontraba con grandes dudas sobre si ceder al pánico sobre las intenciones de su padre o verlo como algo razonable a lo que estaba haciendo.

- Tom, si vas a salir... permíteme que esté presente cuando se lo digas a mi padre. No lo conocen bien, pero Cameron es un hombre al que le cuesta confiar. De hecho, me sorprendió ver tanta gente en nuestra mansión apenas llegamos. Debe creer que tienes contactos afuera y solos estás aquí para recolectar información, o alguna idea conspiranóica de ese estilo. Por lo que si yo estoy contigo en la charla, abogando por ti... seguramente no haya problemas. Yo seré lo que le de certeza a mi padre de que no hay ningún inconveniente en dejarte ir.

 Era difícil desconfiar de la capacidad de racionalidad de su padre. Pero que no dejara salir a la gente y no les permitiera usar sus vehículos era una "bandera roja".

- A parte de Jack y Tom... ¿alguno más tiene intenciones de irse? Mi hermana había dicho algo de querer irse, pero creo que ahora esta indecisa...

Mi turno.

-Yo me voy... pero no para explorar. Mi familia ni siquiera se encuentra en esta ciudad, ni mi novia... Claire... así que no tengo nada en este lugar. Entiendo que lo principal para nosotros era llegar a un sitio seguro y que la mayoría necesitaba descubrir si sus familias estaban o no con vida, pero una vez cumplido ese objetivo, debo seguir con el mío. Lo siento, chicos, pero ha llegado el momento de separarnos.

Sabía que quizás sería una sorpresa, pero había cumplido con creces y no esperaba llegar con vida. Sin embargo, si algo había aprendido de aquel viaje era que el compromiso y el honor podían ser suficientes como para justificar un viaje, por muy loco que fuese. Aquellos compañeros habían mostrado ambas cosas. Ahora me tocaba a mí demostrarlo, pero con los míos.

La hermana de Staci se puso en pie rápidamente.

-Eh, Jack, yo voy contigo. No pienso quedarme aquí ni un minuto más. Staci, me da igual lo que pienses, pero papá maneja esto como si fuese una prisión y ya estoy harta. Quiero salir de aquí. Quiero cambiar de sitio y buscar una vida normal, no una cárcel de la que no pueda salir. Y si eres inteligente, tampoco te quedarás.

Keira no dependía de nadie, y ahora solo quería estar con Claire, pero aquello era una auténtica mierda. Después de todo lo que habían pasado, ¿de verdad iban a separarse? No conocía a aquella gente, pero sí a los que tenía delante, a la mayoría al menos, y podía confiar en ellos. Y si...

-Claire, tu madre está aquí sana y salva. Creo que deberíamos continuar. Después de todo, puede que el padre de Staci nos ea tal y como nosotras creemos. Sé muy bien lo que es estar bajo las órdenes de alguien y no te dejan hacer una puta cosa, así que ¿por qué no buscar nuestro propio lugar, en lugar de tener que depender de otros? Tu madre tiene su propio camino y tú deberías tener el tuyo.

Y antes de que respondiese, se acercó a ella y cogió su mano.

-Pero si no quieres irte, me quedaré contigo. Para mí eres lo único que existe, así que pase lo que pase, decidas lo que decidas, donde vayas tú, iré yo. 

Era una locura querer salir de aquel sitio después de lo que habían pasado. John lo sabía pero también había visto y escuchado al padre de Staci y seguía sin tenerlas todas consigo.

Aquí hay algo raro que no me da buena espina.

Estuvo a punto de levantar la mano cuando Staci preguntó si alguien más querría irse pero no lo hizo. Miró al sargento y luego al resto de jóvenes que habían conseguido encontrar un sitio en el que quedarse. No les culpaba. A él le gustaría hacer lo mismo pero... no lo haría.

Los caminos del Señor son inescrutables, lo que es otra forma de decir que todo esto es una mierda.

El sacerdote deseaba poder quedarse. Deseaba querer quedarse. Cobijo, comida, seguridad... Aún no se creía que fuera a elegir volver a salir allá afuera, con todos esos muertos paseando por allí.

Así que permaneció callado con la espalda apoyada en una de las paredes y sin dejar de mirar las caras y las expresiones del resto. Quería ver cómo terminaba todo aquello sin llamar demasiado la atención.

- Yo me quedaré, la verdad que acabamos de llegar y si ya algunos quieren salir de este recinto a investigar, ¿investigar qué?, estoy seguro que el señor Philippi hace de vez en cuando salidas para traer víveres, enseres, pero no cuando nosotros queramos, hay unas normas en esta casa y unos líderes y es normal que haya que someterse. Por otra parte si hemos traído un tanque es claro que no quieran que lo perdamos, si vamos por hay solos, lo más seguro es que dejemos la pieza militar en algún sitio abandonado por falta de gasolina o porque nos hemos metido en una calle llena de zombis. Sería perder algo muy valioso, estoy seguro que el señor Philippi querrá hacer salidas con el tanque pero seguras, antes cerciorándose que las vías donde vamos a transitar estén despejadas. Estoy seguro Tom que te dejarán a ti conducirlo incluso aquí poder hacer el mantenimiento, quizás te hagas un buen mecánico. Pero irnos ahora que hemos encontrado algo estable y seguro... no solo para nosotros sino también para los miembros que vienen con nosotros, algún niño y otro asistido y no pueden estar en un autobús sin rumbo fijo, aquí tienen lo que necesitan, y si tenemos que salir para conseguirle más saldremos, estoy seguro. Comentó Roan con decisión pues veía una temeridad abandonar aquel palacio para embarcarse hacia una aventura sin rumbo ni final.

Escuchar mi nombre por boca de Tessa en medio de aquellos instantes fue placentero y aún más excitante me resultó sentir cómo mordía con suavidad mi hombro, excitada mientras su mano descendía hasta mi miembro ya erecto. Ver cómo masturbaba mi pene con semejante deleite y pasió no hacía sino excitarme más, hinchando el glande al máximo con cada movimiento que realizaba.

Sus ojos se clavan en los míos y veo en ellos un claro deseo sexual. Su rosado cabello mojado, sus pezones duros, la blanca piel perlada por el agua de cucha. Tessa se veía como una clara invitación a la lujuria y cada beso, cada caricia, cara sutil mordisco, no hacía sino llevar mi excitación aún más allá. Aquel suave mordisco supuso el claro detonante para que yo pasara a la acción.

Busqué sus labios mientras mis manos rodeaban sus caderas y la hacía retroceder hacia atrás, con la espalda quedando apoyada contra la pared de la ducha, atrayendo después su cuerpo hacia el mío. Tomé con suavidad su pierna derecha, alzándola mientras mi mano se deslizaba por su trasero, primero acariciándolo y luego dándole una pequeña nalgada, no muy fuerte. Con una pierna flexionada quedaba en una posición perfecta, mientras mis labios la besaban y mordisqueaban en la boca, cuello y hombros. Mi miembro entró en ella con bastante facilidad, primero introduciéndolo con suavidad, aunque en apenas unos segundos comencé a dar rítmicas embestidas que iban aumentando en intensidad.

-Me vuelves loco... -alcanzo a decirle al oído, mientra le doy un ligero mordisco entre el cuello y el hombro.

Escuché a mi hermano. Él no había visto nada raro cuando había estado dando una vuelta por el recinto, por lo que, ¿por qué teníamos que preocuparnos por aquellas personas?

-Creo que estáis sacando las cosas de quicio -dije, apoyando la postura de quienes querían quedarse. Mi tono se volvió entonces un tanto burlón-. A ver, que está muy bien eso de jugar a Resident Evil y estar todo el rato sobreviviendo a los zombies, pero este sitio está bien. Es seguro, tiene recursos para sobrevivir, tenemos armas, comida, agua... Y encima el jefe es el padre de Staci. ¿De verdad estamos debatiendo sobre irnos de aquí? ¿Y cuál es la alternativa? ¿Salir y morir? ¿Subirnos al yate de algún idiota rico que se dejase las llaves puestas e irnos al Caribe? Tenemos un refugio. Hagamos que esto dure. Además -miró a Tessa con un cariño infinito en sus ojos-, tengo motivos más que suficientes para no querer arriesgar más la vida fuera.

Hubo sin embargo dos sorpresas en las decisiones. Por una parte, Roan decidía quedarse, mostrando que, a pesar de haberse vuelto más callado, seguía siendo el tiempo racional de siempre. La segunda, la mayor sorpresa, era que Carla, la hermana de Staci, había decidido abandonar el refugio familiar. Eso sí que era extraño.

-¿Por qué quieres marcharte? -le pregunté a la chica, arqueando una ceja-. No sabes lo que tienes y por eso no te importa perderlo. Durante parte de mi vida, tuve una mala relación con mi padre. Lo quería, coño, claro que lo quería. Pero siempre pensé en él como en un sargento, alguien a quien no debía obedecer e ir contra sus normas. Cuando empezó el apocalipsis, me di cuenta de lo mucho que me importaba. Daría lo que fuera para que mi padre estuviese aquí, conmigo, y que toda mi familia estuviera junta. Pero murió. Le mordieron dos días de que pudiera llegar hasta él. -El recuerdo de lo sucedido era doloroso, y era la primera vez que hablaba de lleno con alguien. En esos instantes no me importaba que los demás supieran lo que sucedió-. Tú tienes a tus padres y a tu hermana. No habéis perdido a nadie. ¿Merece la pena renunciar a tu familia por querer ser la hija rebelde? Si esto es una prisión, quédate y cambia este lugar tú misma.

La cosa estaba decidida por mi parte. Había preguntado si algun@ quería acompañarme por cortesía, la verdad es que prefería que se quedaran. Jack lo había descrito perfectamente, los habíamos traido hasta aquí y ahora debíamos recorrer cada uno nuestro camino. Lo de Roan no me sorprendió lo más mínimo y de Keira me lo esperaba. Había encontrado una cosa por la que luchar y había abandonado hace un tiempo todo vestigio de su pasado militar, ya no era un marine.

-"Bien Staci, entonces hablaré con tu padre, contigo presente. Mañana por la mañana iremos a decírselo, estate lista. Espero que atienda a razones. A todos los demás, espero que os vaya muy bien en este lugar. Jack y yo partiremos por la mañana, así que si alguno no quiere quedarse, que esté preparado para el viaje."

Era todo lo que iba a decir por esta noche. Corto y conciso. Me acerqué a Xira y le tiré sobre la cama las chuches que tenía en el bolsillo. No jugaría con ella después. Al pasar al lado de la cabo, me paré y me despedí.

-"Bueno Keira, esto es un adiós. Hemos pasado muy buenos momentos, aunque muchas veces eras peor que un grano en el culo. Espero que te vaya todo bien, cuídate."

Era muy parco en palabras, no sabía despedirme de la gente. El ejército me había convertido en un tipo frío y sin corazón. Abrí la puerta y salí de la habitación en pos de la mía. Iba a dormirme ya, quizá la última vez en una cama y en relativa seguridad.

En ese momento en que parecía que todo había quedado aclarado, una voz rompió el silencio creado tras las palabras de Tom.

-Creo que te estás despidiendo demasiado deprisa de todos -dijo el padre de Staci, que estaba entrando en la habitación sin apenas hacer ruido y en aquel momento, cerraba la puerta -. Sabía que estabais aquí. Soy un hombre con las orejas muy largas -comentó, sonriendo.

-Me temo que estáis todos equivocados. Staci, cariño, no soy un ángel, pero tampoco un demonio. Y si no te permití que te fueras con el Stryker, era para usarlo nosotros. Este lugar... está condenado.

Larry es dinamita pura y no me corto al notar como se recrea conmigo, siendo su mirada y esas manos tan ávidas de experiencia el punto hacia la atracción, hacia el centro de un abismo erótico que pienso conocer con él. Por esa razón los besos se incrementan mientras percibo con mi mano su situación. Me vuelve loca esos arrebatos que tiene, la forma en que me quedo contra la pared a merced de su voluntad mientras el grifo nos empapa a los dos. Rápidamente alzo la pierna y siento la nalgada, es suave pero me pone en demasía ya que percibo ese cosquilleo en mi sexo que advierte la necesidad de él, sólo para sentirlo desde una profundidad que anhelo. 

Un gemido escapa de mis labios mientras una de mis manos se dirige a su cuello, quiero provocarlo, que esto sea un disfrute de a dos y nos marque un precedente. Cuando quiero acordar su glande roza mi hinchado coño y cuando al fin ingresa en mi, la sensación es explosiva, haciendo que apriete un poco más el cuello mientras lo beso de forma voraz, salvaje y con unas ganas tremenda de darlo todo. El ritmo lo inicia Larry, es una delicia y más aún esas palabras que profesan algo que compartimos. Lo miro a los ojos, vuelvo a besar esa boca y ofrezco un poquito más de presión. Se siente muy fuerte, una delicia a los sentidos y quiero más. 

Acompaño con mis caderas, buscando que golpee mi cérvix con su embestida mientras la mano que se encuentra en la espalda, pasea en toda su extensión. La sensaciones me tienen en el abismo eterno de lo erógeno, haciendo que los jadeos, o el sonido acuoso de mi sexo, sea la constante en este momento. Los mordiscos me matan, yo también hago lo propio y no me corto en absoluto, esto es algo impulsivo, fascinante. 

- Pues, explique la situación o cuales son las reglas de este lugar. Está a cargo y antes de que se arme un lío tremendo aquí, es mejor hablarlo. ¿No? - digo al Padre de Staci tras haber escuchado todo lo que los presentes han dichos, es un poco difícil pensar que existe un lugar mejor que este y tanto como Larry, yo también tengo razones de peso para querer quedarme. Así que tras esa pregunta/afirmación, desvío la mirada hacia mi novio para quedarme junto a él mientras llegan las respuestas. 

Muchas veces me cuesta entender a las personas, no es por falta de empatía, es que tras todo lo vivido, el volver a lo mismo es escalofriante de solo pensarlo. Así que en mi está, querer conocer todas las posturas más allá de que tengo la mía forjada. Aún así como el Padre de Staci se ha puesto tan directo, pues, mejor ir a la fuente y nos sacamos las dudas todos. Al menos para saber si la paranoia, el anhelo o la desesperación es algo real o una mera razón para no encontrar la calma en una situación tan caótica. 

El padre de Staci miró a Tess y después al resto de vosotros.

-No queda comida en toda la ciudad, ni tampoco aquí. No hay para todos. Así que en cuanto aparecisteis, lo supe. Nos iríamos con vosotros. De lo contrario, no tardará en haber problemas. Solo yo tengo la llave de la despensa, pero en dos días, todo el mundo lo sabrá.

Entonces, se acercó a Staci y Carla.

-Envíe a vuestro hermano para que preparase el terreno y buscase un barco. A pesar del riesgo, es la mejor opción. Y creo que será mejor que nos marchemos esta misma noche, ya que estáis discutiéndolo ahora.